BLASCO IBÁÑEZ, Vicente

Entre naranjos (1900)

En Obras Completas, T.I., Ed. Aguilar, Madrid 1972.

TEMA

Es una historia de amor entre rural y cosmopolita, donde las pasiones, los celos, la sensualidad materialista y un cierto platonismo, conviven en lucha sucesiva y permanente, con avances y retrocesos.

TONO GENERAL DE LA NOVELA

Hay un denso espíritu naturalista: se refleja en el determinismo ambiental que pesa sobre los personajes también. Hay un sensualismo en la naturaleza, en consonancia con el erotismo manifiesto en las relaciones de los protagonistas.

PERSONAJES

Los protagonistas son Rafael Brull, diputado por Alcira, hijo único de una familia renombrada en el pueblo. Su padre había sido cacique del pueblo, más temido que querido por los lugareños, de carácter fuerte y mujeriego. Las descripciones de este personaje revelan un naturalismo próximo a la escuela francesa de Emile Zola.

El personaje femenino está encarnado en Leonora Moreno, cantante que interpreta obras de Richard Wagner en sus actuaciones por Europa. Es hija del Dr. Moreno, médico ateo y materialista, que profesa las ideas evolucionistas de Darwin y su única fe radica en la ciencia. Personaje bohemio, admirador de Beethoven, se traslada con su hija al ambiente artístico de Milán, donde se desenvuelve su vida en tertulias con poetas, entusiastas de la música, gentes de mala condición, etc. En ese ambiente decadente se educa su hija. Al fin éste muere en la penuria y en la soledad, al ser abandonado por su hija que huye con un galán.

ESTRUCTURA

La novela consta de tres partes. La primera está dividida en seis capítulos, en los que se narra la llegada del joven diputado, Rafael Brull, a Alcira, tras su reciente elección en Madrid, sus antecedentes familiares, la presencia de una madre dominadora, doña Bernarda, presentada con rasgos peyorativos: enérgica, ambiciosa, avara y cuyas creencias no están fundadas en una profunda religiosidad. También se remonta a la distancia de los Brull: se habla del abuelo y del padre de Rafael (capítulos I y II). En el capítulo III se centra en el personaje principal: Rafael, desdibujado sicológicamente, prototipo del decadente de primeros de siglo y primer encuentro con Leonora y su criada Beppa en el episodio de la ermita. En el capítulo IV se centra en el padre de Leonora: el Dr. Moreno. En el capítulo V se describe una de las frecuentes crecidas del río a consecuencia de las lluvias torrenciales; se hace alusión a una tradición popular, que consistía en sacar en procesión a San Bernardo para que cesase la crecida. Devoción popular que esta descrita con cierta ironía. En el capítulo VI el autor se centra en la figura de Leonora: describe su físico, su sicología, sus éxitos como intérprete de La Walkyria de Richard Wagner.

La segunda parte consta de siete capítulos. En ellos no hay elementos importantes de resaltar. Se intensifican las relaciones de los protagonistas. Leonora cuenta su vida azarosa, desde que se trasladó con su padre a Milán, sus actuaciones como cantante famosa por Europa, sus relaciones amorosas con finales desgraciados, etc. Los capítulos IV, V y VI son de un intenso carácter erótico que raya en lo obsceno. En el capítulo VII preparan ambos la huida de Alcira a Valencia, pero al llegar a esta ciudad, le sale al encuentro D. Andrés, amigo de la familia Brull, el cual le insta a que regrese al pueblo. Así lo hace abandonando a Leonora.

La tercera parte consta de tres capítulos. En los primeros se narra el regreso de Rafael Brull a su trabajo como diputado del distrito de Alcira, su matrimonio con Remedios del que había tenido tres hijos. Su vida transcurre ahora entre sus deberes familiares y profesionales, con una posición holgada, pero sin embargo no es feliz. En el capítulo tres vuelve a encontrarse casualmente con Leonora, con quien trata de reanudar relaciones, pero aquella se burla despreciándole.

VALORACIÓN LITERARIA

1. Utilización de una técnica descriptiva impresionista por los juegos de luz y color, al estilo de la utilizada por el pintor Sorolla en sus cuadros de la playa valenciana.

Veamos algunos ejemplos:

"...en el fondo sirviendo de límite a esta apoteosis de luz y color en mediterráneo..."

"Sobre las capas de estos aparecía la casa blanquecina bajo la luna, brillando como plata los canales del tejado y los antepechos de las ventanas" (p. 647).

Es muy lograda la descripción de la llegada de la primavera valenciana:

"Cubríanse de hojas tiernas los esbeltos chopos que bordeaban el camino: en los huertos, los naranjos calentados por la nueva savia, abrían sus brotes, preparándose a lanzar, como una explosión de perfume, la blanca flor del azahar, en los ribazos crecían entre enmarañadas cabelleras de hierbas las primeras flores" (pp. 637-638).

En otras ocasiones la Naturaleza, transcrita por el novelista, con mayúscula, nos hace pensar en el tópico del locus amoenus, renacentista. Veamos una cita:

"Reinaba el gran silencio de la Naturaleza dormida, ese silencio compuesto por mil ruidos que se armonizan y funden en majestuosa calma: susurro del agua, rumor de las hojas, misteriosas vibraciones de seres ocultos" (p. 643).

2. El valor dado a las sensaciones, recurso característico del Modernismo, que a veces logra juegos sinestésicos de gran belleza literaria. Vemos algunos ejemplos:

"El azahar como olorosa, nieve, cubría los huertos y esparcía su perfume por los callejones de la ciudad. Al respirar se mascaban flores" (p. 645).

En este caso la sinestesia consiste en la fusión de una sensación olfativa y otra gustativa.

O esta otra en que asocia una sensación auditiva con otra olfativa:

"Parece que el campo habla con la luna y el eco de sus palabras son estas olas de perfume" (p. 648).

Las sensaciones más predominantes son, como podemos observar, las olfativas. Son continuas las alusiones a los aromas de las flores, de los huertos, de las naranjas.

3. Otros elementos de su estilo, en el que advertimos un acercamiento a la estética modernista son: una búsqueda de efectismo a través del recurso abusivo a la comparación, el uso frecuente de la metáfora, repetición de los mismos esquemas sintácticos como sintagmas preposicionales con función de modificadores del sustantivo.

4. Las frecuentes alusiones a Wagner manifiestan la estrecha relación que existe, a fines de siglo, entre las distintas artes. Wagner es el maestro admirado, mitificado, que pretendía dominar el mundo a través de la música. Por eso se pregunta Federico Delclaux[1]:

"Puede un director de orquesta dirigir el corazón humano, la sociedad y la historia? ¿Puede una melodía sustituir a una religión? Quedaba al siglo XIX, centuria del desmesuramiento en todo, la monstruosidad de este superlativo musical osado por Wagner"[2].

VALORACIÓN DOCTRINAL

Toda la producción narrativa de Vicente Blasco Ibáñez y concretamente esta novela, podemos incluirla dentro del Naturalismo rezagado al movimiento francés, promovido mucho antes por Emile Zola. No en vano se le ha denominado a aquél el Zola español. Este naturalismo está visto en Blasco Ibáñez desde la problemática regional.

Entre naranjos es la novela más representativa de las que siguen el costumbrismo regional. Su naturalismo reside más en el tono general de la obra que en el estilo.

Hay un influjo del medio ambiente sobre las pasiones de los personajes — en el fondo, una lucha brutal de instintos primarios — que encuadra perfectamente en el determinismo fisiológico de la escuela francesa. Y ese denso determinismo pesa sobre los habitantes de Alcira, a través del paisaje, de las costumbres, del ambiente político, de la educación recibida, etc.

Las relaciones entre Leonora y Rafael, seres decadentes, egoístas, están impregnadas de un intenso erotismo que rayan en lo obsceno (capítulos IV-V-VI de la 2ª parte). Viven al margen de toda moralidad.

Evoca el novelista un mundo en decadencia: el ambiente caciquil de Alcira, la hipocresía de los diputados, la degeneración de dos seres que no buscan la felicidad más que en goces de tipo sensual y, como tales, terminan hastiándose el uno del otro. Queda puesta así de manifiesto la vaciedad de sus vidas y la lógica consecuencia de quienes sólo buscan la felicidad en lo material y viven al margen de toda norma moral.

Crea el autor una atmósfera de barroquismo sensorial enrarecida, donde el espíritu se ahoga. La tendencia del autor se orienta a recrear situaciones eróticas y a subrayar el aspecto sensorial de la realidad.

La nota que más merece ser destacada en la novela, son los paisajes valencianos, captados a plena luz.

 

                                                                                                             M.A.A. (1983)

 

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[1] DELCLAUX, Federico, El silencio creador, Ed. Rialp, Pamplona 1969, p. 335.

[2] El Wagnerismo es una corriente que se difundió mucho en la segunda mitad del siglo XIX y pretendía volver a la mitología. Adoptaba ante la música y las artes en general, una actitud de misticismo religioso, próximo al promovido por el movimiento prerrafaelista inglés.