DESNOS, Robert

Nouvelles Hébrides et autres textes (1922-30)

Gallimard, Paris 1978

En este conjunto, Desnos incluye una "novela", un ensayo sobre el erotismo, un conjunto de textos y artículos que el autor publicó en distintos periódicos y revistas, una crónica sobre la literatura dada y surrealista, textos de sueños y artículos sobre cine. Se divide pues el libro en seis partes de muy distinta especie. El periodo que recoge el título, 1922-1930 es más o menos el tiempo que perteneció el autor al movimiento surrealista.

En la introducción Desnos habla un poco de su pertenencia al movimiento surrealista y cómo los problemas llegaron en 1927, cuando se iniciaron las discusiones sobre si debían o no afiliarse al Partido Comunista. En particular por su decisión de dedicarse a la literatura y al periodismo —pues como queda de manifiesto en este libro, fue asiduo colaborador de distintas revistas— no sólo porque le gustara, sino como medio de ganarse la vida. Por ello Desnos es tachado de "individualiste, littéraire et mondain"[1] (p. 9).

Penalités de l'Enfer ou Nouvelles Hébrides (novela original de 1922), es un libro extremadamente erótico, violento, muy influido por Sade y muy desagradable. En él están presentes, quizá como en ningún otro autor, las características surrealistas del sueño, el inconsciente y los juegos con el lenguaje.

El ensayo sobre el erotismo consta de varias partes. En el prefacio una frase nos aclara la intención del autor: "La morale n'implique que la recherche de la connaisance de l'homme. Elle comporte donc en soi l'étude complète des facultés sexuelles, sans condamnation ni apologie autrement que dans la application d'une éthique aux nécessités de la vie. (... ) Toute philosophie est incomplète, dont la morale ne contient pas une «ÉROTIQUE»"[2] (p. 108).

Luego define: "L'érotique est une science individuelle. Chacun en résout à sa mesure les questions secondaires et n'est d'accord avec ses pareils que pour constater l'insolubilité des questions éternelles dont nous ne nous lasserons pas de proclamer l'existence"[3] (p. 110).

Cita los avatares del erotismo a lo largo de la historia: Apuleyo, Petronio, Suetonio, Louÿs, Bernardin de Saint-Pierre, Gilles de Rais... Se detiene más adelante en el Decameron, Rabelais, L'Aretin, Ronsard, el Roman de la Rose. Un capítulo especial merece el Marqués de Sade. Su admiración hacia él llega a ser ingenua en frases como: "Il nous paraît plus intéressant de noter qu'il fut, plus que probablement, la cause de la prise de la Bastille"[4] (p. 132). En general sin embargo centra su influencia en lo puramente literario: "C'est qu'en effet l'oeuvre du marquis de Sade est la première manifestation de l'esprit moderne. (...) Cette influence ne se borne d'ailleurs pas à l'esprit mais encore à la forme"[5] (p. 133).

Pero retornando el tema de su influencia erótica comenta: "Du point de vue érotique, l'oeuvre de Sade est une oeuvre supérieurement intellectuelle, (...) elle est une création d'un univers absolument nouveau" (p. 133). Y además: "Moraliste, de Sade l'est plus que tout autre. Tous ses héros sont hantés par le désir d'accorder leur vie extérieure et leur vie intérieure"[6] (p. 134).

Entre los escritores contemporáneos destaca que "l'oeuvre entière d'Apollinaire est un témoignage d'amour"[7] (p. 144).

En la tercera parte están reunidos los textos publicados por Desnos mientras formaba parte "oficial" del surrealismo, entre 1922 y 1927. La mayoría están publicados en Littérature, revista que crearon Breton y Soupault. Son muy variados. Hay descripciones de sueños, sesiones de hipnotismo, "calembours", textos de escritura automática, compuestos por él solo o con colaboración, artículos de crítica, respuestas a encuestas, etc. Ejemplos de todo lo que suponía la actividad surrealista, que no tienen más interés en general que el experimental y anecdótico.

La parte siguiente (escrita en 1927) cuenta hasta cómo ha sido la evolución de dadá-surrealismo hasta ese momento. Además de los datos, de sobra ya conocidos por la historia de la literatura, son interesantes las reflexiones personales que hace Desnos al respecto. Es curioso notar que tiene un espíritu muy analítico y le gusta ir señalando las líneas generales que escriben la historia. Por ejemplo, distingue netamente dentro del surrealismo "les différentes tendances de l'esprit:

        I. La Révolution dans l'esprit

        II. La Révolte individuelle

        III. La Révolution sociale

— le curieux sophisme de la révolution ne pouvant être que comunisme"[8] (p. 290). Luego las explica con más detenimiento.

En otro momento explica: "Alors que le mouvement Dada avait accompli la rupture entre les littérateurs et les poètes, le surréalisme entre les «intelligents» et les «sensibles», voici que, coup sur coup, deux questions se posent qui vont approfondir encore la fossé infranchisable qui les separe:

        1º) la question Dieu

        2º) la question Révolution"[9] (p. 286)

Su estilo exagerado y grandioso en su concepción de la historia se ve de igual manera en sus análisis de personajes. De André Breton dice: "Breton occupe ainsi au carrefour de la poésie et de la morale moderne la place d'un sphinx de la légende. Rares sont ceux-là qui ont pu résister aux impitoyables interrogations qu'il pose et l'on peut dire qu'être l'ami de Breton est un des honneurs moraux du temps et que beaucoup qui ont sombré dans une irrémédiable déchéance ne donnent plus pour excuse que le fait d'avoir été, fut-ce un jour, son ami"[10] (p. 297). Lo que no impide que aparezcan también en el contexto notas muy humanas: "Il est juste de reconnaître qu'à cette époque de leur vie les dadaïstes, qu'on représentait volontiers comme des jeunes «fils à papa» (...) vivaient chichement, consacrant le peu d'argent qu'ils obtenaient à soutenir leur entreprise, et ne mangeaient pas tous les jours"[11] (p. 339).

La quinta parte, titulada La Place de l'Étoile, está dedicada a Breton. En ella Desnos hace una narración en la que sueño y realidad se mezclan. Una narración "tópica" ("surrealísticamente tópica") de muertes, sueños, fantasmas y amor.

Por último encontramos los artículos escritos entre 1928 y 1930. Son de carácter más periodístico, aunque no dejan de lado lo literario. La mayoría son críticas de cine. Entre otras están las de Un chien andalou: "Est-ce n'est pas le moindre mérite d'une pareille production que de mettre l'homme en face d'un lui-même dépouillé, écorché, autopsié sans pitié"[12] (p. 444). También escribe sobre Fantomas, Nosfératu le Vampire y otros. Es muy duro el artículo que titula "Troisième manifeste du surréalisme", en el que critica sin piedad a Breton y al surrealismo.

Moralmente creo que se trata de un libro en general nada recomendable. Además del erotismo fuerte y violento que recorre toda la obra, está el problema del acendrado odio del autor por la religión, cuyos términos utiliza como insulto en numerosas ocasiones. Estas características, si bien están presentes de una manera más evidente en la obra de creación, no están ausentes en la obra crítica, que es de todas formas mucho más "legible", y donde podemos encontrar artículos o análisis sin problemas desde el punto de vista ético.

 

                                                                                                              R.F.U. (1996)

 

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[1] individualista, literato y mundano

[2] La moral implica solamente la búsqueda del conocimiento del hombre. Comporta por lo tanto en sí el estudio completo de las facultades sexuales, sin otra condena o apología que la aplicación de una ética a las necesidades de la vida. Toda filosofía cuya moral no contenga una «ERÓTICA» está incompleta.

[3] la erótica es una ciencia individual. Cada uno resuelve a su medida las cuestiones secundarias que le atañen con respecto a ella y no se pone de acuerdo con sus semejantes más que para constatar la insolubilidad de las preguntas eternas cuya existencia nunca nos cansaremos de proclamar.

[4] nos parece aún más interesante destacar que fue, más que probablemente, la causa de la toma de la Bastilla.

[5] en efecto, la obra del marqués de Sade es la primera manifestación del espíritu moderno. (...) Además, esta influencia no se limita al espíritu sino que afecta también a la forma.

[6] desde el punto de vista erótico, la obra de Sade es una obra intelectualmente superior (...), es la creación de un universo completamente nuevo. Moralista, Sade lo es más que ningún otro. Todos sus héroes están poseídos por el deseo de conciliar su vida exterior y su vida interior.

[7] la obra entera de Apollinaire es un testimonio de amor.

[8] las diferentes tendencias del espíritu: I. la revolución del espíritu, II. la revuelta individual, III. la revuelta social, —el curioso sofisma de la revolución que no puede ser más que comunista.

[9] así como el movimiento dadá había cumplido la ruptura entre literatos y poetas, el surrealismo entre los «inteligentes» y los «sensibles», he aquí que, sin detener la marcha, se plantean dos problemas que van a profundizar aún más el foso infranqueable que les separa: 1º) la pregunta sobre Dios, 2º) la pregunta sobre la revolución.

[10] Así, Breton ocupa en el cruce de la poesía y la moral moderna el lugar de una esfinge de leyenda. Son raros los que han podido resistir a las implacables preguntas que plantea y se puede decir que ser amigo de Breton es uno de los honores morales de este tiempo y que muchos que se han sumergido en un irremediable fracaso no dan otra excusa que el hecho de haber sido, aunque fuera un día, sus amigos.

[11] justo reconocer que a esa época de su vida los dadaístas, que se veían como jóvenes «hijos de papá» (...) vivían como podían chichement, utilizando el poco dinero que conseguían a sostener su empresa, y no comían todos los días.

[12] no es el menor mérito de una producción como esta el haber enfrentado al hombre cara a cara de un consigo mismo dépouillé, écorché autopsiado sin piedad.