FLAUBERT, Gustave

L'Éducation sentimentale. Histoire d'un jeune homme (1869)[1].

En esta historia quizá lo menos importante es la acción, centrándose el relato en las reacciones y sentimientos de los protagonistas. Dentro de su género, el realismo, tiene importancia la descripción de los acontecimientos sociales durante los cuales se desarrolla la vida del protagonista (Fréderic): 1840-1867, aunque este encuadre histórico-social es tan sólo el telón de fondo, no el tema principal.

CONTENIDO

A) Primera parte

I.1. El 15 de septiembre de 1840, el joven de dieciocho años Fréderic Moreau toma el barco para regresar de París a su casa en Nogent. Vuelve después de haber visto, enviado por su madre, las posibilidades de heredar a un tío suyo. En el barco queda deslumbrado por una pasajera, Marie Arnoux, que viaja con su marido y con su bebé. De vuelta a casa, donde la relación con su madre es más bien tensa, recibe la llamada de un viejo amigo, de baja extracción social, Charles Deslauriers, con quien conversa.

I.2. Deslauriers le da consejos para triunfar en París, animándole a introducirse en casa de M. Dambreuse, político que controla la zona de Nogent a través del viejo Roque. Le sugiere también convertirse en el amante de Mme. Dambreuse y, una vez que haya triunfado, aprovechar su influencia para situar a su amigo, Deslauriers, en un puesto adecuado. Durante la conversación se hace alusión a los católicos "que están todavía en el siglo XII".

I.3. Vuelve Fréderic a París para estudiar. No entabla relaciones con los Dambreuse, ni logra que se fije en él Mme. Arnoux, en quien sigue pensando y a quien ve, tras haber localizado la tienda de su marido, "L'Art Industriel". En primavera, parece estar menos triste, prepara sus exámenes, que hace de forma mediocre, y vuelve a Nogent. Tras las vacaciones, de nuevo en París, abandona su alojamiento y toma otro, perdida la esperanza de ser invitado por los Dambreuse y extinguida —al menos aparentemente— su pasión por Mme. Arnoux.

I.4. Se describe la vida en las calles de París. Refleja el ambiente de discusión entre proteccionistas y partidarios del libre cambio. Aparecen dos nuevos personajes: Hussonet, periodista bohemio, a quien Fréderic conoce en la calle y traba gran amistad con él; y Pellerin, pintor de quien es cliente y amigo M. Arnoux.

En las conversaciones entre los nuevos conocidos aparece como normal el hecho de que los hombres a los que se hacen referencias tengan amantes. Aparecen también descritos los ambientes de la sociedad parisina, en los que se desarrolla el resto de la novela.

Deslauriers llega a París, a casa de Fréderic, el día en que éste ha sido invitado a cenar por M. Arnoux. Tras los saludos, el protagonista acude a casa de M. Arnoux, que le presenta a su mujer, quien le reconoce del viaje en el barco.

I.5. Recoge una larga conversación en torno a las mujeres, donde destaca la opinión del republicano doctrinario Sénécal, quien afirma que "la prostitución es una tiranía y el matrimonio una inmoralidad".

De nuevo los exámenes, en los que Fréderic suspende. Mme. Arnoux marcha a casa de su madre, que se encuentra enferma, y Fréderic pregunta todos los días a M. Arnoux por la marcha de esta enfermedad. A la vuelta de Mme. Arnoux, logra acompañarla hasta una tienda a la que iba de compras.

Fréderic llega a la conclusión de que no convertiría a Mme. Arnoux en su amante, "maldiciendo a Dios y acusándose de cobarde". Piensa que de todas formas debe buscar una "compañera". Vuelve a su casa, de vacaciones, y su madre le da cuenta de la precaria situación económica en que se encuentra, y de sus deudas con Roque.

I.6. Fréderic traba amistad con Louise, la joven hija de Roque, y se va acostumbrando a la vida de Nogent sin que las noticias de París le afecten visiblemente.

En este periodo de tiempo se producen dos acontecimientos: la visita del tío Barthélemy, de quien se espera heredar, y la efectiva llegada de la herencia, tras la muerte del tío. Fréderic decide volver a París en busca del triunfo. El capítulo termina con la despedida de Louise Roque, que ha madurado en estos años, y que entre sollozos parece no atreverse a decir a Fréderic algo que tenía intención de comunicarle.

B) Segunda parte

II.1. Llega a París. Los Arnoux han cambiado de negocio: ahora tiene una pequeña fábrica. Reencuentra a los viejos amigos. M. Arnoux le conduce a la casa de una cortesana, de dudosa reputación, Rose-Annette Bron, también conocida como Rosanette o "La Maréchale".

En esta casa, resulta significativo el detalle de que un antiguo maestro de coro inicie burlescamente la bendición de la mesa, y que esto hiera la sensibilidad religiosa de algunos asistentes, entre ellos de M. Arnoux.

II.2. Fréderic, con parte de la herencia, compra una casa en la rue Rumfort. Asiste a recepciones ofrecidas por los Dambreuse, visita a los Arnoux, e invita a sus amigos a su nueva vivienda.

Sigue frecuentando las visitas a Mme. Rosanette, notando una extraña sensación al relacionar estas visitas con las que hace a casa de los Arnoux para contemplar a Marie: cada mujer —tan distinta de la otra— y cada ambiente le recuerda al otro.

Deslauriers le pide dinero para sostener la financiación de un periódico político que edita Hussonet. Fréderic sigue buscando una vía para triunfar. Acude a M. Dambreuse. Se describe el ambiente superficial y mundano de una recepción en casa de éste.

Clémence Vatnaz, una señorita que también ha tenido relaciones con M. Arnoux, cuenta a Fréderic algunas historias sobre Rosanette, y le empuja a que delate a Mme. Arnoux las infidelidades de su marido. Pero cuando llega a casa de los Arnoux, abrigando esta insidia, se encuentra con una pelea conyugal a propósito de la infidelidad del marido. Mme. Arnoux, manteniendo la dignidad de siempre, quita importancia a la discusión, de la que el visitante puede haber oído algo.

II.3. El autor narra el comienzo para Fréderic de una existencia miserable, al haberse convertido en un verdadero parásito de la casa de los Arnoux. Fréderic continúa deslumbrado por Marie, y vierte insidias entre los esposos con el propósito de lograr que se separen. Pero el matrimonio, a pesar de todo, se mantiene unido.

M. Arnoux pasa apuros económicos y pide un préstamo a Fréderic, quien le entrega el dinero que previamente había prometido a Deslauriers, que desea poner en práctica sus ideas revolucionarias. Este se enfada al verse defraudado.

Los negocios de M. Arnoux parecen ir de mal en peor y Mme. Arnoux pide a Fréderic que intervenga ante M. Dambreuse para librar a su marido de una grave dificultad económica. Fréderic accede.

Visitando la fábrica de M. Arnoux, donde su mujer se ha trasladado con el hijo, Fréderic observa el comportamiento despótico del subdirector de la fábrica, Sénécal. Un diálogo con Mme. Arnoux y la actitud de ésta le hacen de nuevo perder toda esperanza de hacer mella en su virtud.

II.4. Se entrevista con "La Maréchale" y acude con ella públicamente a una carrera de caballos. Hay una comida en casa de Cisy, otro amigo de Rosanette, quien hace una alusión desfavorable a Mme. Arnoux, lo que provoca el desafío entre Fréderic y Cisy.

En las preocupaciones previas al duelo, Fréderic entra en una iglesia en la que se celebraba el "mes de María", pero se ve incapaz de rezar, pues los cultos religiosos sólo le inspiraban "sensación de funeral".

Sale victorioso del duelo, sin que llegue a matar a Cisy gracias a la intervención de M. Arnoux, que había acudido al lugar creyendo que el desafío ha sido en defensa de su nombre.

Hussonet publica una insidiosa crónica del duelo en su periódico Le Flambard. A propósito de ésta, hay una polémica en casa de los Dambreuse.

Fréderic rehace su amistad con Deslauriers, regresa a Nogent y se plantea un posible noviazgo con Mlle. Louise Roque.

II.5. Deslauriers abriga pensamientos de envidia con relación a Fréderic al que cree amante de Mme. Arnoux. Decide ir a visitarla, contándole el proyecto de matrimonio de Fréderic y Louise. Mme. Arnoux no reacciona como él esperaba.

Mientras tanto, en Nogent continúa el noviazgo de Fréderic y Louise, que está muy enamorada de él. Mme. Moreau presiona también a su hijo para que se case con tan rica heredera —y saldar las deudas con M. Roque—, aunque anteriormente tenía prejuicios por la diferencia de clase social.

Fréderic recibe correo de París y se deja ganar por la "nostalgia del boulevard". Busca una excusa y prepara la partida.

II.6. A su vuelta a París, recibe una invitación de "La Maréchale" a cuya casa acude. Visita también a Mme. Arnoux, quien se muestra emocionada cuando Fréderic desmiente una futura boda. Comienzan así una relación amorosa entre ambos. Mme. Arnoux se marcha al campo y Fréderic la sigue. Allí logra una cita con ella. Sin embargo, el hijo de Mme. Arnoux enferma gravemente y ésta no acude. Fréderic, que desconoce la causa de la incomparecencia a la cita, despechado vuelve a París y se va a vivir con "La Maréchale".

C) Tercera parte

III.1. Se describen graves disturbios en París. Fréderic y M. Arnoux comparten la compañía de "La Maréchale", por lo que aquél llega a pensar que sería ventajoso si Arnoux muriese. En una conversación Rosanette le confía que desea encargar una Misa para que "dé suerte a su amor". Más tarde se marchan juntos a Fontainebleau.

Lee en la prensa que su amigo Dussardier ha caído herido durante los disturbios, y vuelve a París en su socorro. En la alcaldía se comenta la muerte, durante la revuelta, del arzobispo de París.

III.2. Los acontecimientos más importantes de este capítulo se pueden reducir a una nueva "soirée" en casa de los Dambreuse, el encuentro de Mme. Arnoux y Louise Roque, y el descorazonamiento de ésta —que ha venido con su padre para buscar a Fréderic— al verse desdeñada.

III.3. Rosanette va ligándose cada vez más a Fréderic, a quien cuenta que M. Arnoux ha caído en las redes de una obrera de su fábrica, "La Bordelaise". Fréderic se entrevista de nuevo con Mme. Arnoux y es interrumpido por la aparición de "La Maréchale". Cuando más tarde aquél le recrimina su irrupción, ésta le anuncia que va a tener un hijo.

A esta situación se añade el comienzo de relaciones adulterinas entre Fréderic y Mme. Dambreuse. La valoración que Fréderic hace de sus relaciones es perfectamente cínica: "le pareció que entraba definitivamente en el mundo de los adulterios patricios".

III.4. En las relaciones con Mme. Dambreuse, se insinúa en Fréderic la desilusión de los sentidos. Se describe la agonía y muerte de M. Dambreuse, reseñando la fortuna que deja, que iría a parar a manos de Fréderic si desposa a la viuda de Dambreuse. En la ceremonia fúnebre, destaca el autor la ignorancia religiosa de los asistentes, visible hasta en su desconocimiento de las posturas en los actos litúrgicos.

Se pierde el testamento de M. Dambreuse. Fréderic lleva una doble vida: duerme en casa de "La Maréchale" y pasa el día con Mme. Dambreuse. Sus aspiraciones electorales en la zona de Nogent fracasan. No sabe cómo deshacerse de Rosanette. Arnoux, envejecido, se dedica ahora al comercio de objetos religiosos. Rosanette tiene problemas económicos y sufre un embargo. Deslauriers vuelve a Nogent e informa a la madre de Fréderic, Mme. Moreau, y a Louise Roque de la vida que aquél conduce en París. Muere el hijo de Rosanette. Fréderic se entera —por Pellerin— de que Arnoux, por nuevos y graves problemas financieros, proyecta el exilio.

III.5. Fréderic se plantea que le hacen falta 12.000 francos para evitar el exilio de M. Arnoux o resignarse a no poder ver nunca más a Marie Arnoux. Los consigue de Mme. Dambreuse, pero llega tarde: la familia Arnoux se ha marchado. Después, Mme. Dambreuse se entera, a través de terceros, del destino del préstamo. Fréderic rompe con Rosanette. Acude con Mme. Dambreuse a la subasta de objetos de los Arnoux en la que aquélla compra un cofrecillo. Fréderic la abandona, vuelve a Nogent y llega para contemplar la boda de Louise Roque y Deslauriers. Regresa a París. Dussardier cae muerto por un policía durante unos disturbios callejeros.

III.6. A finales de marzo de 1867, a la caída de la tarde, estando Fréderic solo en su apartamento, se presenta Mme. Arnoux. Salen para dar un paseo. Cuando vuelven y ella se quita el sombrero, ve que su cabello es ya blanco. En el coloquio, Marie Arnoux le comunica que siempre le ha amado, y se despide.

III.7. La novela termina con la conversación sobre los recuerdos de estos años entre Fréderic y Deslauriers, que han vuelto a ser amigos.

VALORACIÓN LITERARIA

Las opiniones sobre la calidad de esta obra son contrastantes: Henri James afirmaba que "leerla es como masticar ceniza y serrín"; Andé Gide la reducía a "la epopeya de la mediocridad"; George Sand la aprobaba como "base del realismo literario".

Se señala como uno de sus méritos el haber sabido mantener el equilibrio entre la exposición de sentimientos, muchos de ellos autobiográficos, y la descripción del contexto social de una larga época histórica de la vida de una ciudad.

La novela actúa el deseo de Flaubert de reconstruir con precisión histórica el pasado (resaltado en la meticulosidad de los datos históricos, geográficos, de itinerarios, etc.), sin descuidar la descripción "en presente" de los hechos sociales de la vida parisina de esa época (revolución de 1948, cambios sociales y políticos, revueltas callejeras, movimientos de masas). Y a la vez, paralelamente, sin desentonar, se narra la existencia cotidiana de diversos personajes de forma fluida, con un estilo lento, lleno de matices líricos y románticos.

La técnica de la novela es la del autor-narrador que, en la práctica, no es omniscente: conoce algunos aspectos del interior del protagonista y lo demás lo deduce por lo que "ve" a lo largo de las acciones que se suceden.

Se trata, en definitiva, de una novela de la escuela realista francesa del siglo XIX, que participa de los méritos y limitaciones estéticas de la misma.

VALORACIÓN DOCTRINAL

El autor no alaba ni condena las situaciones, sean personales o sociales. Simplemente se limita a describir los hechos, poniendo en boca de los personajes diversas y contrapuestas opiniones, tanto en lo religioso, como en lo social o en lo político. Su realismo, aparentemente neutral, se adapta a la constatación de lo que es "natural", dentro y fuera de la conciencia, sin plantear juicios valorativos.

En esta "naturalidad" residen los inconvenientes morales de la novela. Se describe todo lo que sucede o se desea que suceda, se revela la hipocresía de unos y la sordidez manifiesta de otros, pero no se pretende la crítica social o ética de las actitudes de las personas sino tan sólo reflejarlas: revolucionarios, demócratas, realistas, republicanos, adúlteros, superficiales, ignorantes, arreligiosos, explotadores, etc.

Siguiendo este criterio de supuesta neutralidad-realista, se relata una época, un lugar, una sociedad, en la cual lo "normal" y ordinario es vivir inmoralmente. El drama de Fréderic (el protagonista) es quizá ese deseo de ser "natural", de mimetizarse: si los ricos triunfan por cualquier medio, él no tiene inconveniente en emplearlos, se consideren honestos o no. Si los burgueses acomodados tienen una amante, él no ha de ser menos. Si los convencionalismos sociales son apariencias útiles, él ha de comportarse hipócritamente. En este sentido puede decirse que es una novela amoral.

 

                                                                                                                M.O. (1980)

 

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[1] Se sigue la edición Oeuvres Complètes, vol. II, Seuil ("L'Integrale"), París 1964, pp. 8-163. No se debe confundir esta obra con la del mismo título, publicada en 1845, cuyo argumento trata de la amistad de Jules y Henri.