GUEVARA,Ernesto (CHE)

Che. Teor’a y acci—n

Ed. Extempor‡neos, MŽxico, 1972.

CONTENIDO DE LA OBRA

Este peque–o libro intenta Ñsegœn los propios editoresÑÇmostrar a Ernesto Che Guevara en su dimensi—n m‡s pura: la de un ser humanoexcepcionalÈ. Con ese objeto, recogen unas impresiones sobre su persona de tresguerrilleros compa–eros suyos en Cuba y Bolivia, dos de ellas vestidas a modode entrevistas y otras dos de relato; tres poemas en su honor; unas notas sobrela personalidad literaria del guerrillero argentino muerto en Bolivia, y, porœltimo, cuatro ensayos del propio Che. No puede esperarse, por tanto, encontraren este folleto una exposici—n sistem‡tica de las ideas marxistas y ni siquieradel comunismo cubano, sino m‡s bien Ñy esa es la intenci—n del t’tuloÑ mostrarla correspondencia existente entre el pensamiento de Guevara y su vida.

 

El ’ndice es el siguiente:

 

Recuerdos del Che

Educ‡ndonos en la lucha, por elcapit‡n Harry Villegas (Pombo)

La emboscada de la Higuera, porBenigno; El combate del Yuro

Yo no sab’a quiŽn era el Che, porOscar Eid

Poemas al Che, Che Comandante,por Nicol‡s GuillŽn

Che, por Samuel Feijo—

Che vivo, por Angel Augier

 

EL CHE ESCRITOR

Notas preliminares sobre el Cheescritor, por JosŽ Antonio Portuondo

Guerra de guerrillas: un mŽtodo,por Ernesto Che Guevara

Pr—logo a Guerra del Pueblo,EjŽrcito del Pueblo (1964)

El socialismo y el hombre en Cuba(marzo 1965), texto dirigido a Carlos Quijano, semanario Marcha, Montevideo

Contra el Burocratismo (febrero1963)

 

1. Recuerdos del Che.

Toda esta primera parte del libro est‡ orientada aensalzar la figura del Che.

Aparece como un hombre rodeado de todas las virtudes querequiere un l’der: reciedumbre, fortaleza, generosidad, optimismo a todaprueba, etc. Se le describe como duro y, al mismo tiempo, paternalista con sussubordinados, justo, enŽrgico consigo mismo y con los dem‡s.

Menci—n aparte merece su consideraci—n sobre el trabajo:lo fundamental, tanto en la sociedad como en la guerrilla, es luchar contra elocio. Anima a combatir la dejadez y la poca diligencia en el cumplimiento deldeber.

Sin embargo, lo que m‡s se resalta es su papel deeducador, de constructor: procuraba dar a sus hombres una estructura definida,necesaria para el revolucionario, educ‡ndolos duramente a base de sacrificio yesfuerzo; hab’a que crear un hombre nuevo. Por esono desaprovecha ocasi—n para formar a su gente, elevando tambiŽn el nivelcultural de los guerrilleros, aœn en las circunstancias dif’ciles y adversas dela guerrilla; de ninguna manera pod’a justificar una posici—n c—moda oconformista ante el estudio: hab’a que adquirir este h‡bito. As’, en elreducido espacio de una mochila guerrillera, siempre hab’a lugar para una o dosobras cl‡sicas de marxismo, o bien, biograf’as de hŽroes nacionales y manualesde geograf’a del pa’s.

En esta misma l’nea, y tratando de evitar una deficienciade la revoluci—n cubana Ñninguno de los dirigentes del EjŽrcito Rebelde ten’asuficientes bases culturales y nivel pol’tico para ocupar cargos y,consecuentemente, comet’an errores: Çeso no nos puede pasar a nosotrosÈÑ,estableci— a su llegada a Bolivia el estudio obligatorio para los guerrillerosde unas cuantas materias (econom’a pol’tica, historia, matem‡ticas superiores yun idioma, preferentemente ind’gena).

Por otro lado, consideraba necesaria una disciplinaconsciente para lograr los objetivos de la guerrilla.La disciplina Ñsegœn el CheÑ es un elemento imprescindible en la vida de todoser humano: es una manifestaci—n de todas las normas que rigen la sociedad.Pero, adem‡s, Žsta debe ser consciente; toma de conciencia de la necesidad deser disciplinado. Siendo la guerrilla un lugar id—neo para formarrevolucionarios, debe existir la obediencia a una serie de normas de conducta.

La norma que m‡s trataba de inculcarles Ñdice uno deellosÑ era la de evitar el robo: el socialismo es incompatible con este vicio;de modo que quien fuera capaz de tomar lo que era propiedad de la comunidad,deb’a recibir como m’nimo el fusilamiento.

El jefe guerrillero se daba cuenta, sin embargo, de quela gente no siempre toma conciencia de las normas disciplinarias en formaespont‡nea, y eso hac’a necesaria la elaboraci—n de una serie de mecanismos, enocasiones jur’dicos, que determinen el castigo de los transgresores. De estaforma, la disciplina se establece para garantizar los derechos que tiene todauna colectividad ante una situaci—n determinada.

TambiŽn esta semblanza da cuenta de los rasgossentimentales del Che. As’ se dice que la inmensa mayor’a de sus conversacionesgiraba alrededor de temas familiares. En concreto, se preocupaba de las fechasde los acontecimientos de familia.

Por œltimo, se le considera el producto m‡s acabado deFidel. El mismo lo consider— su maestro, quien hizo madurar su esp’riturevolucionario.

Cambiando de tema, y a prop—sito de la actuaci—n del Cheen Bolivia, resulta interesante la relaci—n que se establece entre Žl y CamiloTorres. Se dice que en otros lugares puede haber sucedido que mientras loscomunistas ten’an al Che como factor ideol—gico, los cristianos Ñpara no versemarginadosÑ ten’an a Camilo Torres; en Bolivia llegaron a Žste, y han visto lasposibilidades del cristianismo en la revoluci—n, a travŽs del Che: Çllegamos aCamilo por el CheÈ.

2. El Che escritor.

El Che es considerado por Portuondo como un cl‡sico,debido a la forma en que emplea la lengua y a ser un maestro del pensamientorevolucionario. Es lœcido y todas las palabras que emplea est‡n perfectamentemedidas.

En sus escritos se refleja ÑdiceÑ su sentidouniversalista, su carencia de fatuidad, una aceptada subordinaci—n a una obra ya una jefatura unidas al orgullo leg’timo de servir a la construcci—n de unmundo nuevo.

El tema principal que encontramos en sus obras es elaniquilar el imperialismo.

3. Guerra de guerrillas: Un mŽtodo.

El Che intenta en este ensayo expresar sus ideas sobre laguerra de guerrillas y la forma de utilizarlas concretamente.

Se–ala que, ante todo, es un mŽtodo para lograr un fin:la conquista del poder pol’tico. No es cierto ÑcontinœaÑ que este tipo de luchase contraponga a la lucha de masas, margin‡ndolas; la guerrilla sin el apoyodel pueblo est‡ condenada al fracaso.

La guerrilla es la vanguardia combativa del pueblo, quellegado el momento tomar‡ el poder.

Analizando las bases para la guerrilla en AmŽrica,considera que la experiencia cubana sirve para cualquier pa’s latinoamericano,cuyas aportaciones fundamentales muestran que:

1¡ Las fuerzas populares pueden ganar una guerra contrael ejŽrcito.

2¡ No hay que esperar a que se den todas las condicionespara la revoluci—n; el foco insurreccional puede buscarlas.

3¡ En la AmŽrica subdesarrollada, el terreno de la luchaarmada debe ser fundamentalmente el campo.

El ejŽrcito estructurado y equipado para la guerraconvencional resulta impotente ante la lucha irregular de los campesinos quecombaten en su propio terreno. Adem‡s, las masas les ir‡n apoyando cada vezm‡s, aunque la lucha inicial sea soportada por nœcleos reducidos decombatientes.

En cuanto a las condiciones, se–ala dos tipos:

Subjetivas:

el factor conciencia, la organizaci—n y la direcci—n; pueden acelerar o frenar la revoluci—n segœn su grado de desarrollo.

Objetivas:

firmeza en la voluntad de lograr el cambio y los cambios de fuerzas en el mundo. Tarde o temprano en cada Žpoca hist—rica, al madurar estas condiciones objetivas, las subjetivas se dan y la revoluci—n se produce.

Todos los pa’ses de AmŽrica, por la situaci—n de loscampesinos, est‡n en v’as de que se produzca la guerrilla.

La revoluci—n ÑcontinœaÑ puede ser pac’fica o violenta,dependiendo no de los revolucionarios, sino de las fuerzas reaccionarias de lavieja sociedad que se resisten al nacimiento de la nueva, engendrada por lascontradicciones que lleva en su seno aquŽlla. Citando la 2» Declaraci—n dela Habana, dice que en muchos pa’ses de AmŽrica larevoluci—n es inevitable; se trata de un hecho determinado no por voluntadalguna, sino por Çla espantosa condici—n de explotaci—n en que vive el hombreamericano, el desarrollo de la conciencia revolucionaria de las masas, lacrisis mundial del capitalismo y el movimiento universal de lucha de lospueblos subyugadosÈ.

Habiendo establecido que la guerrilla es un medio, pasa aver si el fin se puede obtener por otro distinto de la lucha armada. Acepta quela lucha pac’fica puede lograrse mediante movimientos de masas que obliguen algobierno burguŽs a entregar el poder. Pero viendo en concreto la situaci—n deAmŽrica; la crisis de poder en algunos pa’ses; y, por œltimo, ciertascondiciones subjetivas, concluye que existen hechos objetivos que impulsan alas masas a desatar acciones violentas contra los gobiernos burgueses. Lasacciones violentas se producen porque las dictaduras burguesas transcurrendentro de ciertos marcos de legalidad que se han adjudicado ellas mismas.Cuando las masas presionan, son capaces incluso de violar esa legalidad creandomayor tensi—n en las fuerzas del pueblo. Luchar porque esa legalidad burguesase restaure, es luchar por volver al orden dictatorial preestablecido. Por estoes necesario plantearse de ra’z el problema del poder revolucionario.

Ante la situaci—n de rebeld’a de las masas, la dictaduraatacar‡ y entonces no s—lo se podr‡, sino que se deber‡ usar la violencia; citaa Lenin: Çy para acabar con esa explotaci—n (del hombre por el hombre) nopodemos prescindir de la guerra, que empiezan siempre y en todos los sitios,las propias clases explotadoras, dominantes, opresorasÈ; y tambiŽn: Çquienadmite la lucha de clases no puede menos que admitir las guerras civiles...È;todas las grandes revoluciones lo confirman. Negar las guerras civiles uolvidarlas ser’a caer en un optimismo extremo y renegar de la revoluci—nsocialista.

Concluye as’ que no se debe temer el uso de la violencia,aunque Žsta debe desatarse exactamente en el momento en que las condiciones delpueblo hayan encontrado las condiciones m‡s favorables.

Respecto al modo como han de surgir los l’deres queconduzcan la revoluci—n, se–ala que todos los hombres son producto de lahistoria, de manera que los l’deres surgir‡n de la guerra misma.

Advierte a continuaci—n sobre dos momentos de peligropara la lucha armada. El primero surge en la etapa preparatoria cuando la guerrillano puede convertirse en mero receptor de los ataques enemigos; debe atacar,poniendo al descubierto a la dictadura tal cual es, con todo su aparato defuerza. El segundo, cuando los guerrilleros comiencen a cansarse y puedanentonces aceptar maniobras acostumbradas por los burgueses: elecciones, l’deresfalsos, golpes de estado. Todo esto se evitar‡ si los l’deresmarxistas-leninistas son capaces de ver con claridad las implicaciones delmomento y movilizar al m‡ximo las masas.

Para finalizar, expone los motivos por los cualesconsidera que, en las condiciones actuales de AmŽrica, la guerrilla es lo m‡sconveniente:

¥   Hayque destruir al ejŽrcito opresor, medio usado por el enemigo para mantenerse enel poder. Para conseguirlo es necesario crear un ejŽrcito popular.

¥   Lasituaci—n general del campesinado latinoamericano y el car‡cter cada vez m‡sexplosivo de su lucha contra las estructuras feudales.

¥   Elcar‡cter continental de la lucha.

Hay que tener en cuenta ÑafirmaÑ que la guerrilla formaparte de una gran acci—n pol’tico-militar y por eso no puede haber errores, nipol’ticos Ñque frenar’an su desarrolloÑ, ni militares Ñque la aniquilar’anÑ. Suobjetivo es acabar con el adversario.

Por œltimo, a–ade que no sabe cu‡nto durar‡ la lucha,pero que se puede predecir su advenimiento y su tiempo, porque es resultado decuestiones hist—ricas, econ—micas y pol’ticas inevitables, cuyo rumbo no sepuede torcer.

4. El Socialismo y el Hombre en Cuba.

Este ensayo sale al paso de la afirmaci—n Ñsostenida comoargumentos en la lucha ideol—gica contra el socialismoÑ de que este sistemasocial, al menos en su per’odo de construcci—n, se caracteriza por la abolici—ndel individuo en aras del Estado.

Che Guevara dice no pretender su refutaci—n desde unabase meramente te—rica, sino exponer la experiencia cubana agregandocomentarios de ’ndole general.

Afirma que durante el proceso de preparaci—n, el hombreera un factor fundamental: a Žl se confiaba, individualmente, el Žxito o elfracaso de una tarea determinada.

M‡s adelante, en la guerrilla, cada hombre fue actor dehechos notables, sin otra satisfacci—n que el cumplimiento del deber, yposteriormente, ya en marcha la revoluci—n, tambiŽn se han visto actos de valory sacrificio excepcionales.

A prop—sito de esto, y sin darle mayor relieve, apuntauna idea interesante: Çencontrar la f—rmula para perpetuar en la vida cotidianaesa actitud heroica es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto devista ideol—gicoÈ.

Al solucionarse definitivamente, en julio de 1959, lascontradicciones aparecidas ese a–o, surge Ñdice GuevaraÑ en la historia de laRevoluci—n Cubana, con caracteres n’tidos, un personaje: la masa, ente multifacŽtico, pero no la suma de elementos de la misma categor’aque actœan como reba–o. Es cierto que siguen sin vacilar a sus dirigentesÑcontinœaÑ, pero porque han sabido interpretar cabalmente sus deseos, susaspiraciones, y porque han luchado sinceramente por el cumplimiento de laspromesas hechas.

As’, la masa sigue obedeciendo y luchando.

Admite que, vistas las cosas superficialmente, parecer‡que tienen raz—n los que hablan de la supeditaci—n del individuo al estado. Surespuesta es que resulta dif’cil entender, para quien no viera la experienciade la revoluci—n, la estrecha unidad dialŽctica existente entre el individuo yla masa, donde ambos se interrelacionan, y entre la masa, como conjunto deindividuos, y sus dirigentes.

Por contraste ÑdiceÑ, el ejemplar humano, enajenado,tiene un invisible cord—n umbilical que le liga a la sociedad en su conjunto:la ley del valor.

Pasa despuŽs a definir al individuo constructor delsocialismo en su doble dimensi—n (doble existencia, le llama) de su ser œnico ymiembro de la comunidad. Lo primero que dice de Žl es que se trata de unproducto no acabado; su conciencia est‡ da–ada por las taras del pasado, y hayque modificarlas, tanto por el influjo que ejerza la sociedad Ñdirecta eindirectamenteÑ como por un proceso de autoeducaci—n al que el individuo sesometa. Tarea dif’cil, porque debe competirse contra el pasado, y porque,contra lo que Marx pensaba, el sistema no salta por sus propiascontradicciones, sino por factores revolucionarios.

Se–ala la necesidad de elegir el instrumento adecuadopara movilizar a las masas y construir el comunismo. Apunta que debe serfundamentalmente de ’ndole moral, sin olvidar una correcta utilizaci—n delest’mulo material, sobre todo de naturaleza social. Piensa que en momentosdif’ciles es f‡cil potenciar los est’mulos morales, pero para mantener suvigencia es necesario desarrollar una nueva conciencia.

Para conseguir dicha conciencia se utiliza un mŽtodosemejante en su inicio al proceso de formaci—n de la conciencia capitalista,pero a–adiŽndole Ña diferencia de la otraÑ la certeza de la esperanza.

No se trata simplemente de un proceso de educaci—nindirecta Ñpresi—n ejercida por la masa que ya la va haciendo suyaÑ, sino,sobre todo, directa a travŽs del aparato educativo del estado. Proceso ÑpiensaŽlÑ consciente.

As’, los hombres se van incorporando a la sociedad y vansiendo motores de la misma, de tal manera que la meta no es nunca algoindividual, sino la sociedad del hombre comunista.

Por otro lado, a pesar de la importancia dada a losest’mulos morales, el hecho de que exista la divisi—n en dos grupos principalesindica Ñsegœn el CheÑ la relativa falta de desarrollo de la conciencia social.Es por eso necesario que la masa sea sometida a est’mulos y presiones de ciertaintensidad: dictadura del proletariado.

Para lograr el Žxito total de esta misi—n educativa, esnecesario adem‡s crear instrumentos revolucionarios, que adjudiquen el premio oel castigo a quienes cumplan o atenten contra la sociedad en construcci—n.

Siendo consciente de su lucha, la masa hace la historiacomo conjunto de individuos que lucha por una misma causa. As’, el hombre en elsocialismo, a pesar de su aparente estandarizaci—n, es m‡s completo, porqueparticipa m‡s.

Con todo lo anterior, aparece un nuevo concepto detrabajo y de salario: cesa la Çmercanc’a hombreÈ y surge una cuota por elcumplimiento del deber social; los medios de producci—n pertenecen a lasociedad, y la maquinaria es la trinchera donde se cumple el deber. El hombrecomienza a verse retratado en su obra: es una emanaci—n de s’ mismo, unaaportaci—n a la vida comœn. As’ el hombre produce sin la necesidad f’sica devenderse como mercanc’a.

A pesar de esto, todav’a existen aspectos coactivos deltrabajo: se produce bajo la presi—n del medio porque al hombre le faltarecrearse espiritualmente ante su obra: esto se lograr‡ con el avance tŽcnico ycon la creaci—n del hombre nuevo.

Tratando de hacer m‡s clara la distinci—n entre necesidadmaterial y espiritual, alude Guevara al arte. Critica el arte capitalista porno ser autŽntica expresi—n de libertad; admite, sin embargo, que el arte cubanocomunista tampoco es plenamente arte. Para que pueda haberlo es necesario crearal hombre nuevo, al hombre del siglo XXI, un artista verdaderamenterevolucionario.

Por œltimo, dice que el verdadero revolucionario est‡guiado por grandes sentimientos de amor; tanto es as’, que no se puede pensaren un revolucionario sin esa cualidad. Pero se trata de un amor a los pueblos:el revolucionario Çno puede descender con su peque–a dosis de cari–o cotidianoa los lugares donde el hombre comœn lo ejercitaÈ (hijos, mujer, etc.). De estaforma, ninguna preocupaci—n familiar puede distraer al revolucionario, queacostumbra a su familia a comprenderlo y a luchar por sus ideales.

As’ es la vida del revolucionario, que paga puntualmentesu cuota de sacrificio, consciente de recibir el premio en la satisfacci—n deldeber cumplido.

5. Contra el burocratismo.

Una vez terminada la etapa guerrillera, la revoluci—ncubana tuvo que crear unos aparatos administrativos, que permitieron alburocratismo desarrollarse con fuerza.

El Che se–ala que este mal no nace con la sociedadsocialista ni es un componente obligado de la misma, sino que su aparici—nobedece a lo que Žl llama Çpecados originalesÈ heredados de la administraci—ncapitalista, y de tres razones m‡s:

1.» Falta de motor interno: falta de interŽs delindividuo por rendir un servicio al estado y por superar una situaci—n dada. Sebasa ÑdiceÑ en una falta de conciencia revolucionaria o bien en el conformismoante lo que est‡ mal.

2.» Falta de organizaci—n: mŽtodos inadecuados pararesolver problemas.

3.» Falta de mŽtodos tŽcnicosdesarrollados para tomar decisiones justas y en poco tiempo.

Como soluciones plantea:

¥   Modificarel estilo de trabajo: jerarquizar los problemas y distribuirlos para que losorganismos competentes los resuelvan;

¥   simult‡neamente,liquidar las faltas de motivaci—n, mediante la educaci—n continuada, paraexplicar las tareas concretas y eliminar a los par‡sitos;

¥   capacitaci—nde los trabajadores, convirtiendo al pa’s en una gran escuela.

El Che se da cuenta de que cuando exist’a o ha existidoel peligro de la invasi—n extranjera, todo el pa’s trabaja: la producci—n nodecae, el absentismo desaparece y los problemas se resuelven con rapidez.

Por eso, en tŽrminos de motivaci—n ideol—gica, concluye:Çdebemos hacer carne en nuestros trabajadores, obreros, campesinos o empleados,que el peligro de la agresi—n sigue pendiente sobre nuestras cabezas, que nohay tal situaci—n de paz y que nuestro deber es seguir fortaleciendo laresoluci—n d’a a d’a, porque, adem‡s, esa es nuestra garant’a m‡xima de que nohaya agresi—nÈ.

Para garantizar que esto se cumpla ÑterminaÑ es necesariodelimitar las responsabilidades de cada funcionario, establecidas lo m‡sr’gidamente posible, de manera que su incumplimiento lleve consigo sever’simassanciones.

VALORACIîN CRêTICA

Dejando de lado las dos primeras partes del libro(Recuerdos y Poes’as), en los que simplemente se–alamos la escasa calidadliteraria de los mismos y el empe–o por crear una leyenda de la figura del Che,pasamos a se–alar algunos elementos de los escritos de Guevara.

El Che no es un pensador, ni lo que podr’amos llamar unintelectual de izquierdas; es un guerrillero de extracci—n universitaria y, porello, con la suficiente formaci—n humana para expresarse simplemente con ciertacorrecci—n. Resultan infundados los esfuerzos de Portuondo por mostrarlo comoun Çcl‡sicoÈ de las letras y del pensamiento revolucionario.

Habiendo captado, a lo largo de sus a–os de universidaden Buenos Aires, Guatemala y m‡s adelante en MŽxico, las ideas fundamentalesdel marxismo, trata de ponerlas en pr‡ctica, principalmente en lo que serefiere a la guerra de guerrillas: El tema lo domina m‡s por experienciapersonal y por sentido comœn, que por elaboraci—n te—rica, como ponen demanifiesto las poqu’simas citas que hace de las obras fundamentales marxistas,que apenas utiliza como argumentos de autoridad.

La expresi—n de esas ideas no siempre resulta clara ycoherente, con parŽntesis demasiado largos sobre ideas colaterales quedificultan seguir el hilo del discurso iniciado. En algunas ocasiones, el hilose rompe y no se recupera en ninguna parte.

Al ser estos escritos una especie de ensayos, arenga Ñy aveces diatriba contra ciertos errores del rŽgimen marxista cubanoÑ, no vale lapena hacer ninguna cr’tica de fondo a sus ideas, porque Žstas y lasconclusiones que saca se hunden al derrumbarse los conceptos que les han dado origen(cfr. en este sentido, Introducci—n general, yrecensiones a Lenin, El Estado y la Revoluci—n,Marx, El capital,  etc.).

Parece interesante resaltar, sin embargo, que Guevara seda cuenta de algunos errores surgidos en el caso de Cuba comunista. Pero comoest‡ tan fuertemente convencido de la validez del comunismo, no los achaca alsistema, sino que busca su causa en lo que llama Çpecados originalesÈ, esdecir, errores arrastrados del sistema capitalista. Lo m‡s curioso de lasituaci—n es que Žl mismo Ñaunque se considera totalmente revolucionarioÑ no seencuentra exento de ellos: la prueba es que inventa, tratando de solucionareste problema, una especie de Çconversi—nÈ que da como resultado un hombrenuevo, que lavado y purificado de los errores anterioreslleva a cabo la Revoluci—n, o al menos intenta ponerla en marcha.

Desde esta perspectiva, cualquier error o puntoincoherente en el comunismo pr‡ctico es atribuido a la falta de madurezrevolucionaria, y nunca al sistema. Y cuando en el caso concreto de no poderdemostrar ni te—rica ni pr‡cticamente c—mo en el sistema socialista no se dauna supeditaci—n del individuo al Estado, acude al argumento nada Çcient’ficoÈÑusando su terminolog’aÑ de que s—lo puede entenderse viviendo la experienciade la revoluci—n; a la vez que se ve en la necesidad de personificar a la masa.

Es consciente, por otro lado, de que el comunismo fr’o noencaja con la mentalidad latina Ñaunque piensa superarlo con el hombrenuevoÑ y m‡s en concretocubana, se–alando como causas la falta de conciencia revolucionaria y lamotivaci—n interior. Echa mano entonces de dos elementos: por un lado el amor ypor otro el temor (motivos morales los llama). Pero se trata de un amorpeculiar: no es el amor de un hombre comœn a su familia, sino el dirigido a lacomunidad social.

Lo œnico que consideramos interesante de estos escritoses el conocimiento de las t‡cticas empleadas por los focos guerrilleros. A suluz es posible interpretar algunos acontecimientos actuales de violencia ysubversi—n.

J.B.G.

 

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