LAWRENCE, David Herbert

Mujeres enamoradas

Editorial Alianza, 3ª ed., Madrid 1985, 455 pp.

(t. o.: Women in Love)

CONTENIDO

1. Resumen de los diez primeros capítulos

El capítulo I, "Hermanas", ofrece una descripción ambiental básica del lugar en el que viven las dos protagonistas femeninas de la novela, Úrsula y Gudrum, en su casa de Beldover, pueblecito inglés en le región de las Midlands dedicado a la minería. Según parece, Úrsula y Gudrum pertenecen a la clase media, mantienen ciertas aspiraciones culturales (Úrsula es maestra en la escuela local) y artísticas (Gudrum es pintora que ha vivido temporadas en Londres y es conocida por los comentaristas de arte), aunque las dos son conscientes del rechazo de la aristocracia de la región.

El capítulo I termina presentando un acontecimiento social que conmueve a los modestos habitantes de Beldover: la boda de una de las hijas del magnate y todopoderoso dueño de las minas de Beldover, el Señor Crich. Las dos hermanas Úrsula y Gudrum no han sido invitadas y contemplan la ceremonia de lejos, con cierto resentido desdén al no figurar entre las clases altas.

El capítulo II, titulado "Shortslands", va dedicado a describir al resto de los personajes que protagonizarán la novela. Después de la boda, los invitados acuden a la recepción y comida que se celebra en la señorial casa de los Crich. Las conversaciones se centran en torno a Gerald Crich, apuesto y rubio joven heredero de la fortuna y prácticamente el director actual del negocio familiar, que discute de lo divino y de lo humano con su íntimo amigo Rupert Birkin, intelectual, inconformista, rebelde, librepensador y encantador en sus modales. Según parece, los enfrentamientos dialécticos entre los dos amigos se convierten en principal diversión de aquel ambiente selecto pero aburrido. Hermione, que mantiene relaciones con Birkin, joven atractiva que pertenece a la aristocracia, se irrita violentamente contra su novio, respecto al que se debate en sentimientos de amor y odio simultáneos e incontrolados.

En el capítulo III se describe un breve, pero significativo episodio: el encuentro de Birkin, que visita la escuela del pueblo y entabla conversación con la maestra, Úrsula, que acaba de terminar su clase. Allí se reúne más tarde con Hermione, su novia, y se produce uno más de los violentos choques entre los enamorados. Úrsula asiste al encuentro, cortado por Hermione con superioridad clasista, al hacer referencia a que la maestra es una asalariada:"Estará deseando merendar —dijo Hermione dirigiéndose a Úrsula con benevolente amabilidad— todo el día trabajando...

"Bruscamente, él dejó de hablar. Úrsula sintió un espasmo de profundo enojo. Birkin, con gesto serio, se despidió como si ella ya no existiera." (p. 42). Queda así trazada la rivalidad entre Úrsula y Hermione a causa de Rupert Birkin.

El capítulo IV sólo sirve para matizar el choque entre las dos hermanas, Úrsula y Gudrum, y las clases poderosas, representadas por los Crich (Gerald) y Hermione. Paseando por el bosque, los grupos se encuentran, y Hermione, como haciendo un favor a seres inferiores, las invita a pasar unos días en su mansión. Úrsula, enojada, concluye: "Así que, lo único que hay que hacer, es despreciarlos a todos sin dejar uno." (p. 48).

Los capítulos V, VI, y VII son, una larga sucesión de escenas situadas en la vida bohemia londinense en la que prueban fortuna los dos amigos Rupert Birkin y Gerald Crich. Ambos se integran en un grupo de personas excéntricas, bullidoras, en las que se mezclan artistas, intelectuales y jóvenes rebeldes en vida de promiscuidad amorosa y veladas nocturnas, que sirven a cada cual para expresar sus criterios sobre el hombre, la vida, la muerte, el sexo, la religión, de modo violento y agresivo. A través de las conversaciones, Rupert Birkin brilla por sus ocurrencias, amargura, escepticismo y convicciones materialistas. La experiencia no es buena para ninguno de los dos amigos, que abandonan pronto aquel género de vida.

El capítulo VIII se titula con el nombre de La mansión de Hermione Roddice "Breadalby", donde se va a celebrar una reunión en la que participan un selecto grupo de personas invitadas de la buena sociedad salvo las dos hermanas Brangwen, Úrsula y Gudrum, que son una concesión a la bondad y condescendencia de Hermione, dispuesta a examinar de cerca a las dos jóvenes.

Durante los días de estancia en "Breadalby" van a ocurrir numerosos episodios de distinto tipo. Unos son corteses y educados, otros violentos y otros divertidos. Hermione y Rupert Birkin discuten acaloradamente, una y otra vez, tanto en privado como ante los demás. Úrsula percibe la tensión entre los dos y siente interés hacia Birkin, aunque, dadas las circunstancias, se cuida de expresar sus sentimientos. La reunión finalizará casi trágicamente. Hermione, dejada en ridículo una y otra vez por su novio, Birkin, cegada por el odio y la desesperación, le ataca repentinamente, deseando matarlo. Al hacerlo, siente un placer morboso que el novelista acentúa: "Una terrible sensación de voluptuosidad corrió por sus brazos. Luego, velozmente, en una llamarada que inundó su cuerpo, como un rayo acuoso, hizo caer aquella piedra de joyería con toda su fuerza golpeándole en la cabeza" (p. 98). Birkin recibe el golpe y queda conmocionado, logrando evitar un segundo ataque. Acto seguido, abandona la casa, y escribe una carta de despedida a Hermione, con la sensación, compartida por los dos, de que su relación ha quedado interrumpida.

Los capítulos siguientes, IX y X, describen dos episodios marginales, sólo con la intención de mostrar el carácter de Gerald y su naciente amistad con Gudrum. En el cap. IX, Gerald hace delante de las dos hermanas una demostración de doma, montado sobre una yegua alazana de raza árabe, a la que maltrata hasta hacerle sangre, con escándalo y enfado de Gudrum. En el cap. X, Gerald sorprende a Gudrum pintando en el campo y admira sus trazos y sentido del arte. Nace entre los dos jóvenes el inicio de una relación, apenas insinuada.

2. Resumen de los capítulos XI al XX

Ya han quedado dibujados los componentes del relato, situaciones y personajes que a continuación se desarrollan, hasta el desenlace dramático final. Las relaciones entre los dos amigos, Gerald Crich y Rupert Birkin, con las dos hermanas Brangwen, Úrsula y Gudrum, se irán estrechando, hasta llegar al amor, si bien entendido de muy distintas maneras.

El capítulo XI narra el primer encuentro a solas entre Úrsula y Birkin. Es una escena bucólica, junto a un lago, con breve excursión a una pequeña isla, en la cual charlan los dos de temas trascendentes y, aunque no están de acuerdo, simpatizan. Y tanto que, al final del paseo, Birkin invita a Úrsula a acompañarle hacia la nueva casa que se está habilitando en un antiguo y romántico molino junto al lago, al mismo tiempo que le anuncia su ruptura con Hermione.

El capítulo XII narra la reunión en el viejo molino, donde coinciden Hermione, que viene con el pretexto de ayudar a Birkin a amueblar su casa, y con Gerald que la acompaña. Los cuatro intercambian opiniones, en particular Hermione y Úrsula, que se muestran de acuerdo en criticar las excentricidades de Birkin.

El capítulo XIII muestra el progresivo acercamiento entre Birkin y Úrsula, cada vez más claro. Los dos se encuentran a solas en la casa donde vive Birkin en la ciudad. Intercambian criterios sobre la vida y el amor, al mismo tiempo que Birkin le ofrece su amistad, o, quizá, algo más íntimo:"Si queremos llegar a conocernos, tenemos que jurarnos fidelidad eterna. Si vamos a entablar una relación, incluso de amistad, tiene que haber algo definitivo, irrevocable". (p. 134). La escena termina con una franca declaración amorosa de los dos jóvenes, que parecen ya comprometerse con seriedad.

El capítulo XIV, titulado "Fiesta en el lago" (pp. 143 a 178, es uno de los más largos, dramáticos y trascendentales de la novela.

Los Crich, como todos las años, celebraban una gran fiesta en el lago próximo a su propiedad, utilizando embarcaciones de diversos tamaños, incluso de vapor, donde los invitados merendaban, tomaban el té o bogaban en lanchas de remos. Úrsula y Gudrum fueron invitadas y se emparejaron desde el principio con Birkin y Gerald Crich, iniciando de forma pública unas relaciones más estrechas que las de simple amistad. Las dos hermanas parecían haberse enamorado de los dos amigos, como lo muestran los episodios de amor narrados con cierta delicadeza. En lo más bucólico de la escena, se oyen gritos desgarradores. Diana Crich ha caído al agua, ya de noche, y un joven que se zambulle a salvarla tampoco vuelve a la superficie. Pasados unos minutos parece evidente que los dos han muerto.

Al amanecer del día siguiente, se encuentran los cadáveres, de modo que la familia de los Crich sufre una conmoción y la pena invade a todos los invitados a la fiesta, especialmente, Úrsula y Gudrum sufren al ver el dolor de Gerald, hermano de la joven ahogada.

El capítulo XV sólo narra una visita fuera de programa que Birkin dedica a Úrsula durante una tarde de domingo. En su ambiente familiar, Úrsula se encuentra un poco extraña, si bien los sentimientos que unen a los dos jóvenes se confirman.

En el capítulo XVI, Birkin, enfermo, es visitado por su amigo Gerald, cambiando impresiones con él sobre sus problemas familiares, tras la muerte de Diana. Salen a relucir sus respectivos romances con las hermanas Brangwen, de modo que los dos jóvenes acaban por confesar su enamoramiento por Úrsula y Gudrum. Acto seguido, y de modo extraño, se declaran también su amor entre ellos. Es un episodio oscuro, ambivalente, de una homosexualidad no descrita que, posteriormente volverá a afirmarse. Hablan del "pacto de sangre" de los antiguos caballeros germanos. Consideran que ellos también deberían unirse con una promesa formal. Birkin contemplaba "el problema del amor y de la eterna conjunción entre dos hombres. Desde luego, esto era necesario... amar a un hombre con pureza y plenitud. Por supuesto que nunca había dejado de amar a Gerald, sin admitirlo ni por un momento..." (p. 193).

El capítulo XVII, titulado "El magnate de la industria", se dedica a contar la historia de la familia Crich en general, y de Gerald Crich en particular, desde su infancia, hasta el momento en que sustituye a su padre al mando de la empresa familiar de minería, sometiendo a los obreros, y aplicando nuevas técnicas de explotación que lograron sacar a la empresa de la crisis en que la había hundido el anciano señor Crich.

El capítulo XVIII describe la introducción de Gudrum en el hogar de los Crich como profesora particular de la pequeña de la familia, Winnifried, a la que da clases de pintura. Gudrum es muy bien acogida, disfruta del cariño del enfermo señor Crich y de las atenciones que le dedica el enamorado Gerald Crich.

El capítulo XIX, titulado "Claro de Luna", plantea ya directamente la propuesta de matrimonio que Birkin hace llegar de modo oficial, primero al padre de Úrsula, y poco después a la misma joven directamente. La respuesta fue evasiva, sin aceptar el compromiso, pero tampoco desechando el ofrecimiento de Birkin. No obstante, lo cierto es que el enamorado quedó un tanto violento y decepcionado.

El capítulo XX, titulado "Gladiadores", nos muestra al deprimido Rupert Birkin que va a contar a su amigo Gerald el problema amoroso que le embarga. Los dos se confían sus problemas, y como resultado, sienten fortalecida su amistad, hasta el punto de que se produce una escena, otra vez, extraña, ambigua y de fuerte carga homosexual. Los dos amigos juegan a entrenarse en lucha jiu-jitsu, se despojan de sus vestidos y se esfuerzan hasta que caen exhaustos. Birkin expresa su idea del amor a Gerald, afirmando que nunca lo ha sentido de modo satisfactorio: "He ido detrás de las mujeres y me he entusiasmado con algunas. Pero nunca he sentido amor. No creo haber sentido tanto amor por una mujer como lo siento por ti..." (p. 259).

Sin embargo, a pesar de estas palabras, aquí termina la relación entre los dos amigos, sin que lleguen a mayores efusiones ni prolonguen sus inclinaciones desviadas.

3. Resumen de los once últimos capítulos:

El relato llega a su final, cuando las dos parejas de enamorados van aclarando sus sentimientos y tras un complicado proceso interior deciden unir sus vidas. Birkin y Úrsula, lo harán de un modo serio y definitivo, mediante el matrimonio, Gerald y Gudrum entienden el amor como sentimiento informal, sin ataduras, de modo que vivirán juntos sin aceptar otro compromiso.

El capítulo XXI, titulado "Umbral", sitúa a Gudrum integrada ya plenamente en la familia Crich, ya que sus clases de dibujo con la pequeña Winnifried han sido un éxito. El anciano señor Crich, gravemente enfermo y a las puertas de la muerte, toma cariño a la joven Gudrum y Gerald se siente cada vez más atraído hacia ella.

En el capítulo XXII, con el título "De mujer a mujer" se enfrentan duramente las dos rivales por el amor de Birkin, Hermione y Úrsula, que se intercambian duras frases, incluso en presencia de Birkin, por lo que Úrsula, más emotiva, queda en desventaja, y muy airada, abandona la reunión violentamente.

El capítulo XXIII, con el título de "Excursión", describe un largo encuentro ocurrido entre Birkin y Úrsula, que se inicia bajo muy malos presagios,con una pelea de enamorados, borrascosa y violenta, para finalizar con la escapada de los dos jóvenes,que pasan la noche juntos en el automóvil de Birkin, viviendo horas apasionadas en las que se describe la relación sexual como algo místico, al margen de cualquier norma de tipo moral que los dos personajes ni se plantean. El acto se describe con frases intelectualizadas y falsamente poéticas, sin excesivos detalles, pero con densa carga de erotismo bucólico.

El capítulo XXIV vuelve a la mansión de los Crich, donde después de una larga agonía muere el señor Crich, dejando a Gerald sumido en la confusión y el dolor. Corre a consolarse con Gudrum y, por la noche, de forma inopinada, se introduce en casa de la joven, sube a su habitación y pasan la noche juntos.

El capítulo XXV, titulado "Matrimonio o nada", muestra a los dos amigos, Birkin y Gerald, en abierta discusión sobre el matrimonio, cuyo sentido ninguno de los dos alcanza. Birkin afirma:"No me interesa el matrimonio legal, sea cual fuere. Es sólo una simple cuestión de conveniencia..." Y algo después añade: "Todo el mundo emparejado, cada pareja metida en su casita, velando por sus propios intereses y cociéndose a fuego lento en su rinconcito es la cosa más repulsiva del mundo" (pp. 331 y 332)

En el capítulo XXVI, muy breve y sin importancia, Birkin y Úrsula deciden casarse y legalizar su situación, después de superar las dudas y el escepticismo exhibido por Birkin en el capítulo anterior.

El capítulo XXVII viene dedicado a narrar la boda de Birkin y Úrsula, sus primeras impresiones en el nuevo hogar y la especie de felicidad naturalista que les embarga. Una vez casados, Gudrum visita a su hermana y discuten sobre el plan elaborado por Gerald de emprender juntos un viaje a Innsbruck, a la estación de nieve. Los cuatro pasarían allí una encantadora temporada de descanso. Gudrum, aunque le gusta el proyecto, al no estar casada, se indigna con lo que considera desfachatez de Gerald.

En el capítulo XVIII, el proyecto se realiza, y las dos parejas, por separado, deciden acudir a su cita en Innsbruck. Úrsula y Birkin son los primeros en llegar, y se les ve muy felices, mientras que Gerald y Gudrum ya sufren las primeras dificultades, aunque son poco importantes. Se describen idílicas escenas: en la nieve, episodios amorosos reflejados con lirismo que no logra ocultar la fuerte carga de sensualidad que llevan implícita. El amor entre Gerald y Gudrum es expresión de un instinto animal que se degrada progresivamente, aunque se mantiene vivo mientras dura la atracción física entre los dos.

El capítulo XXX, titulado significativamente "Sepultado en la nieve" cuenta cómo el amor de Gerald y Gudrum muere y, al mismo tiempo, muere también Gerald, al final de una dramática escena de celos, violencia, odio y pasión, que sirve al novelista para reflejar todo su confuso mundo de ideas y sentimientos contrapuestos.

El capítulo XXXI, "Acto final", supone una recapitulación de todas las dudas y angustias planteadas a lo largo del relato sobre el amor, sus clases, modos y sentido de la relación entre hombres y mujeres, sin olvidar el amor entre los hombres. Birkin añora a su amigo y se siente truncado por su muerte, ya que eso le impedirá lograr la plenitud del amor. El diálogo final con el que concluye la novela, es bastante significativo. Úrsula, ya de vuelta a Inglaterra, pregunta a Birkin: "¿Añoráis a Gerald?. —Sí— dijo él . ¿No te basta conmigo? —le preguntó—. No —dijo él—. Me basta contigo en cuanto que eres una mujer. Pero necesitaba un amigo, tan eterno como tú y yo somos eternos. Para alcanzar la plenitud, la verdadera dicha, necesitaba también la unión eterna con un hombre: otra clase de amor." (p. 452)

VALORACIÓN LITERARIA

La novela resulta demasiado extensa para la escasa entidad del argumento y lo limitado de la acción, muy lenta y reducida en el tiempo. Se alarga de modo innecesario y tedioso en largas discusiones filosóficas que pone en boca de Birkin, de Gerald, de Hermione y hasta de Úrsula y Gudrum, las menos calificadas social y culturalmente.

El estilo narrativo de Lawrence brilla en descripciones de la campiña inglesa, de ríos y lagos, atardeceres y mañanas luminosas o nubladas. Ruidos, olores y colores adquieren considerable viveza, alegrando una acción que demasiadas veces resulta reiterativa y de escaso interés.

Las meriendas campestres y paseos también sirven para mostrar el lirismo poético, a veces un tanto bucólico y artificioso, que Lawrence prodiga en sus novelas. No faltan episodios en que los personajes gozan en contacto con la naturaleza y sienten una especie de alegría animal, que les hace despertar los sentidos y disfrutar de la vida.

También es acertado el reflejo del ambiente rural inglés, en una pequeña localidad provinciana sometida al poder de la rica familia, a la que se respeta tanto como, en el fondo, se odia. La aristocracia se muestra fría, egoísta y cerrada en sí misma, aunque también aparece como una clase muy culta, inteligente y mejor preparada para captar la belleza, el arte, la literatura y la filosofía.

La técnica narrativa es minuciosa, detallista en algunos aspectos y descuidada en otros, por lo que, en su conjunto, la novela resulta desigual, falta de coherencia. Los caracteres de los personajes están bien trazados en líneas generales, aunque la misma complejidad de la trama, con escenas contradictorias, cambios bruscos de opinión, y episodios melodramáticos, explica la falta de adecuación de algunos comportamientos, que no se adaptan a las opiniones pregonadas por dichos personajes.

El deseo de demostrar planteamientos ideológicos, sobre el amor, la sociedad, el individuo, el matrimonio, obliga al autor a forzar situaciones de modo artificial, como ocurre con las escenas finales entre Gudrum y Gerald, opuestas a lo que se podría esperar del modo de ser anterior de los dos protagonistas.

En su conjunto, la novela resulta densa, reiterativa, de difícil lectura, exceso de filosofía de café, argumentos simplistas y planteamientos complejos, que siembran inquietud por la gran cantidad de interrogantes suscitados, quizá, con el propósito de aumentar su confusión al no dar nunca respuestas convincentes.

VALORACIÓN DOCTRINAL

El novelista D.H. Lawrence plantea en "Mujeres enamoradas" el problema del amor humano, como un sentimiento que es evidente, general, inevitable, pero al mismo tiempo conflictivo y fuente de graves perturbaciones para los hombres y las mujeres que se ven sometidos a su influjo.

Así, los personajes centrales del relato se muestran en principio, escépticos al amor y, mucho más, ante el matrimonio, que aparece muchas veces ridiculizado, distorsionado y presentado como refugio de gentes adocenadas y sin horizontes. Este criterio es común a los protagonistas, aunque no siempre se muestren coherentes con sus convicciones. Por ejemplo, la joven Gudrum considera:"Con matrimonio o sin matrimonio, el amor hay que tomarlo en la forma en que se encuentre... Tengo la seguridad de que una amante es más probable que sea fiel que una esposa precisamente porque es amante, dueña de su amor..." (p. 273). Y, sin embargo, más tarde le achacará a su amante, Gerald, no haberse casado con ella, le será infiel y causará, indirectamente, su muerte

El amor queda resumido, no en el sexo, sino en la sensualidad, entendida como una fuerza difusa, naturalista, entre el lirismo bucólico y la salida "libre" de un instinto "liberador". Lo sensual y voluptuoso es exaltado como algo noble, ya que no implica expresión física, puesto que puede ser imaginario, como de hecho lo es muchas veces según reacciones propias de los protagonistas

Las situaciones no es que vayan contra una moral objetiva, es que prescinden por completo de normas (p. 31), a las que considera inútiles y perjudiciales para hombres y mujeres. Respecto a la religión, apenas se registran algunas alusiones marginales, a veces guasonas, pero sin concederles la menor importancia.

Con tales planteamientos, parece claro que el matrimonio queda fuera de su dimensión familiar y hasta social, sin admitir ninguna proyección en los hijos, a los que para nada se refieren los personajes, salvo para presentarlos negativamente.

El amor se resume en puro recibir satisfacción y no dar nada a cambio. Así lo expresa Birkin a su enamorada Úrsula: "Solamente se puede seguir el impulso, tomando lo que tienes delante, sin tener que responder por nada, sin que se pregunte nada, únicamente cada uno tomando según su deseo primario" (p. 135).

Concebido así, el amor humano completo, que logra la satisfacción del instinto, necesita el resultado de la doble experiencia, sensual, con la mujer y también con el hombre. De ahí los sentimientos ambivalentes que perciben los dos amigos, Gerald y Birkin, atraídos el uno hacia el otro al mismo tiempo que mantienen relaciones íntimas con sus respectivas enamoradas. Tales sentimientos ambiguos de corte homosexual están presentes de forma, intensa y amplia en los episodios de las pp. 194, 197 y en casi todo el cap. XX, titulado "Gladiadores" (pp. 250 a 260).

Como lógica consecuencia, un odio irracional, ciego y arrollador invade muchas veces las relaciones de los protagonistas que se persiguen con increíble crueldad,y se hacen daño sin motivos suficientes, sólo por placer. Birkin, en un arranque, grita: "Odio, odio, lo que la gente quiere es odio y nada más que odio. Aborrezco la humanidad, ojalá que desapareciera de la faz de la tierra..."

Todos estos planteamientos, que a veces recuerdan los principios básicos expresados por Freud, de considerar el instinto de odio (destrucción) y del sexo como los básicos del hombre, se intercalan sin demasiado orden coherente, pero con la suficiente fuerza expresiva como para que capten el interés de personas poco formadas, e, incluso de lectores con cierta formación moral y cultural, a los que puede inducir seriamente a error.

N.B.: los capítulos menos molestos son los nn. I, IV, XI, XII, XV, XVII, XVIII, XIX, XXI, XXVI y XXVIII. Parece que no ofrecen graves inconvenientes —aunque sí tienen algunos pasajes cortos desaconsejables por su crueldad o naturalismo (cfr. la apostilla correspondiente a esos capítulos en la recensión)— los cap. IX y X.

 

                                                                                                           R.G.L-E. (1989)

 

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