LEROI-GOURHAN, André

Los cazadores de la prehistoria

Editorial Argos Vergara, 1ª ed., 1984, 157 pp.

CONTENIDO[1]

INTRODUCCIÓN

Las especies aparecieron en el planeta en épocas muy anteriores a los testimonios orales y escritos. Uno de los fósiles más antiguos encontrados es llamado "Augustine" (porción de mandíbula perteneciente a un paleocantropo encontrado en la cueva de Arcysur-Cure). En la introducción desarrolla imaginariamente lo que podría ser la vida de esos neandertales.

La cultura actual tiene su base en la del s.XIX y ésta en la de los siglos precedentes; así, remontándonos indefinidamente llegamos a la Edad de bronce, al Neolítico, a la Era del Reno y nos preguntaremos ¿y antes?. Había cazadores, pero no se parecían a los hombres de hoy. Los más antiguos son descritos como variedades de monos superiores que sufren una lenta evolución. "Nuestro mundo clásico no tiene más que unos años de antigüedad, pero para prepararlo el hombre había trabajado durante al menos dos millones de años".

1. CÓMO SE ESCRIBE LA PREHISTORIA

"La tierra es un libro maravilloso", más difícil de entender que los pergaminos; en éstos, sin embargo, sólo se contiene una pequeña parte de la Historia. Hace poco más de un siglo que los prehistoriadores se dedicaron al estudio de la tierra.

Registro de los archivos de la tierra

La superficie sufre distintas alteraciones:

— erosión: degradación por el viento, el hielo y el agua.

— sedimentación: los productos de la erosión se depositan en capas sucesivas.

Cuando los primeros hombres aparecen en nuestro planeta los continentes y mares eran semejantes a los actuales. La erosión actuó no de manera regular sino depositándose más en las grietas, etc, que a su vez luego volvieron a ser erosionadas.

"Los emplazamientos prehistóricos se sitúan en los lugares en los que los sedimentos han subsistido por milenios sin mayores alteraciones".

Las capas de sedimentos se encargan de cubrir los restos, que muchas veces son trasladados de nuevo. En ninguna parte existe un texto completo de la aventura humana.

Los yacimientos prehistóricos

Son aquellos sitios en los que ha vivido el hombre, y que, en mayor o menor medida escaparon a la acción destructora del tiempo. No todos tienen el mismo tipo de documentos y para interpretarlos hay que ponerse en la mentalidad de los que vivieron entonces, lo cual no siempre es fácil.

Los más frecuentes son:

— Capas recientes: año 2000 a.C.: en los que se encuentran principalmente huesos, trozos de metal, alfarería y objetos de piedra y madera. Sobre todo, los huesos son de animales y muy pocos humanos.

— Capas del 8000 a.C.: hay objetos semejantes, pero en vez de metal se encuentran objetos de piedras talladas y pulidas.

— Era del Reno: se encuentran objetos de hueso, piedras talladas, osamentas de animales y algún hombre.

En todo caso, los huesos son más escasos porque suelen ser reabsorbidos por la tierra.

Tipos de yacimientos

Los más frecuentes son los que se sitúan en los aluviones de los cursos de las aguas y en los grandes depósitos de limos pluviales y calizas. La mayor parte de ellos se destruye por la labranza, etc.

Cuevas y abrigos también son frecuentes. Forman una especie de "caja que protege los enclaves prehistóricos". Para la ciencia su protección es tan importante como la de los manuscritos.

Las turberas y lagos conservan mejor los objetos de madera, hojas, granos, etc. Gracias a ello sabemos algo de los primeros campesinos.

Las capas recientes pueden conservar sepulturas, cimientos de construcciones, hornos. Un ejemplo de ello son los dólmenes y menhires.

El desciframiento del manuscrito: las excavaciones

Han de realizarse capa por capa, desenterrando lentamente lo que se encuentra y dejándolo en el sitio encontrado hasta descifrar su sentido. Sólo después pasaremos a la segunda capa. "La excavación es una verdadera disección del suelo".

A diferencia de un manuscrito, sólo se puede leer una vez el texto original, pues en cuanto se remueve y cava la tierra, lo que no ha sido transcrito con sumo cuidado está perdido.

Cada pieza se estudia por separado: el especialista en tipología estudiará los objetos fabricados por el hombre y los comparará con piezas descubiertas anteriormente. El antropólogo recibirá los huesos humanos para establecer a qué tipo racial pertenecen. El paleontólogo se ocupará de los restos de animales, distinguiendo su especie y si fueron matados por el hombre o murieron allí. El palinólogo extraerá muestras de tierra para buscar polen fosilizado. El geólogo recogerá tierra trazando la historia de la sedimentación y erosión. El geomorfólogo procederá a la reconstrucción del paisaje de la época. El botánico y el físico recogerán los gramentos de madera carbonizada.

Por otra parte, nunca se excava más que una parte del yacimiento y se guardan todos los datos estudiados y sus pruebas para su estudio por científicos posteriores.

Cómo se emplea el texto

Tenemos una serie de informaciones pobres porque son sólo materiales; no sabemos nada acerca de sus ideas, etc. La técnica entonces será coordinar todos los documentos que poseemos de cada época, comparar las épocas entre sí, y confrontarlos con los hechos equivalentes en el mundo actual.

2. LOS CLIMAS Y LA NATURALEZA

A principios del S.XIX el naturalista Cuvier —geólogo catastrofista— analizando los huesos que encontró bajo tierra, probó que pertenecían a animales de especies extinguidas; reconstruyó los animales y aseguró que vivieron en un medio de frondosa vegetación y en condiciones muy distintas a las actuales.

Cuando Boucher de Perthes y sus discípulos demostraron que había hombres en Francia desde comienzos del cuaternario y que convivían con elefantes y rinocerontes, chocaron con los escépticos acerca de tanta antigüedad del género humano.

Excavaciones posteriores descubrieron la existencia de una fauna compuesta de renos, bisontes, zorros polares y bueyes almizcleros. Pronto se impuso la idea de que el hombre fue contemporáneo de ellos.

La evolución de los climas se caracteriza por cambios periódicos: sucesivos recalentamientos y enfriamientos. En Francia, las diferencias de menos de diez grados sobre las medias anuales de temperatura bastaban para modificar completamente la extensión de los glaciares y la posición de las especies animales y vegetales. El cambio de temperatura conlleva un cambio de lluvias que hace que la erosión sea más rápida. Así, "las diferencias climáticas se inscriben, por decirlo así, automáticamente en las capas de sedimentos".

Las capas y los periodos glaciares

Si descienden las temperaturas, los glaciares se extienden. Los Alpes, Pirineos y norte de Europa se recubren de una capa de hielo. Como éste contiene mucha agua, hace que descienda el nivel del mar. El curso de los ríos para llegar al mar es más largo, se acelera y arrastra los escombros en el valle.

Pasado un tiempo, la temperatura sube, los glaciares se funden, el nivel del mar se eleva; el río se frena lentamente y deja a su paso parte de los aluviones formando grandes planicies. De nuevo se da un enfriamiento, el mar desciende, se acelera de nuevo el río y las planicies aluvionales quedan como unas terrazas suspendidas por encima del cauce del agua. Cada terraza corresponde a un periodo de clima más cálido: interglaciar. La costa guarda el testimonio de esos movimientos bajo la forma de antiguas playas.

Como en la realidad no se sigue este esquema teórico, sino que —por ejemplo— hay derrumbamientos, etc, los historiadores discuten cual es el número de periodos glaciares y de oscilaciones climáticas Sin embargo, hay acuerdo sobre la existencia de cuatro grandes glaciaciones que son bautizadas por cuatro pequeños afluentes del Danubio donde las huellas fueron estudiadas por primera vez: Günz, Mindel, Riss y Würm. Se compararon en su estudio las terrazas con las playas marinas para establecer una correspondencia.

El tiempo que dura la glaciación Riss, el interglaciar Riss-Würm y la glaciación de Würm, quizás unos 200.000 años, corresponde al periodo de desarrollo de los hombres de Neanderthal y el homo sapiens.

El testimonio de las plantas

Los granos de polen resisten a la destrucción. Indican el clima de la época en que se depositaron, pues las plantas solo viven en determinados climas. Revelan asimismo el aspecto de los paisajes correspondientes, lo que nos lleva a precisar las condiciones de vida de hombres y animales.

Los animales

Antes de la glaciación de Würm sólo existen datos muy generales. Al final de la era terciaria en Europa hay gran variedad de animales, aunque no hay un clima tropical. ¿Por qué sobrevivieron en África y no en Europa?. Porque en África han pasado de un clima tropical al ecuatorial, que no es una oscilación mortal para los animales. En Europa el hombre —cazador— se distribuye por todas partes, mientras que en África, deja grandes zonas deshabitadas. Los animales del periodo interglaciar Riss-Würm estaban bajo climas comparables a los actuales: "1º: La fauna boreal, compuesta en particular por los renos, los mamuts y los bueyes almizcleros. 2º: La fauna del bosque y la estepa septentrional compuesta por alces, mamuts, rinocerontes lanudos y bisontes. 3º; La fauna de los bosques y las estepas templadas, con sus caballos, bueyes y corzos. 4º: Hacia el mediterráneo los mismos animales sumados a los elefantes antiguos, los rinocerontes de Merck, los gamos y los asnos".

Han transcurrido más de 100.000 años y, sin embargo, la mayoría subsisten y quizá el responsable de la desaparición de los demás sea el hombre, ya que los animales grandes son fácil blanco para los cazadores. Los pequeños mamíferos —ratones, etc— casi no se han alterado. Las variaciones climáticas inciden en la distribución de las especies vegetales y esto también influyó en las migraciones animales.

El verdadero rostro del pasado

Reuniendo todos estos restos trazaremos el rostro; gracias a la radioactividad y a los paleontólogos y geólogos llegamos a ver que los primeros antropoides llegan al millón o incluso a los tres millones de años.

3. LOS HOMBRES

Los restos de esqueletos son escasos: los de los hombres más aún porque son más frágiles y además había muchos menos hombres. Por otra parte, los restos nunca están completos y hasta la glaciación de Würm no hay prácticamente restos.

Rasgos: frente huidiza, y morro prominente. Cuando se descubre el hombre de Neanderthal se creyó intermedio entre el gorila y el hombre contemporáneo. Después se encontraron seres más antiguos. En lugar del gran simio que progresivamente adquiere posición vertical, se encontraron unos hombres de cerebro pequeño, pero bípedos: los australopitecos, cuyos restos son de 3 millones de antigüedad. Andaban erguidos y fabricaban utensilios. Coexistieron con un andrópido del que se ha hallado un cráneo: el "homo habilis". Su cerebro está más desarrollado y sus utensilios son más evolucionados.

Líneas generales de la evolución humana

En la era primaria ciertos vertebrados abandonaron su medio marino, adquirieron pulmones y respiraron en el aire, convirtiéndose en cuadrúpedos. Los habitantes de la tierra firme se distinguieron en dos ramas: anfibios y reptiles.

La era secundaria fue la de los grandes reptiles; junto a ellos vivían otros más pequeños, semejantes a los mamíferos actuales, que dominaron durante la era terciaria. Lentamente se diferencian en carnívoros, herbívoros, etc. Hay también especies que, partiendo de troncos distintos, adquieren caracteres muy similares, aunque después se extinguieron. Por esto, también es difícil precisar entre los fósiles humanos los que tendieron a la forma humana y los que la consiguieron.

Entre los mamíferos que evolucionaron hacia las especies actuales están los primeros representantes de los primates, dotados de dentición para todo uso, cinco dedos, talla pequeña y esqueleto polifacético. Igual que las especies evolucionan en direcciones diferentes: dientes, pezuñas, etc., sin embargo en el primate no ocurre así, salvo en el aumento del volumen de su cerebro. Con él, utiliza de modo óptimo un cuerpo que no está dotado para ninguna acción en particular, sino para todas en general. No todos los primates siguen esta vía con resultados positivos (cfr. critica del anexo).

A mediados de la era terciaria aparecen los primeros representantes de las formas superiores de los primates: los antropoides, los australopitecos y los antrópidos.

Los antropoides terminan hoy en el gorila, el chimpancé, el orangután y el gibón: con fuerte desarrollo del cerebro, actitud semi-cuadrúpeda y caracteres propios de los simios.

En 1924 se descubrió en Sudáfrica el primer australopiteco, con un cerebro proporcionalmente más desarrollado que el de los antropoides y su dentición es muy semejante a la del hombre. Andan erguidos.

¿Hombres o gorilas?: los antrópidos

Se llaman así todos los primates fósiles que no sólo andan erguidos y tienen un cerebro desarrollado, sino que además, fabrican utensilios y transmiten los procedimientos de su fabricación. Se dividen en: arcantropos, paleontropos, y neantropos.

Los más antiguos miembros de la familia de los hombres: los arcantropos (homo erectus).

Por orden de descubrimiento: el pitecantropo de Java, el sinantropo encontrado cerca de Pekín y el atlantropo en Argelia. En Alemania se encontró la mandíbula de Mauer. Se los ha denominado prehomínidos, pero es preferible el término arcantropos: "los más antiguos miembros de la familia de los hombres". Conocían el fuego y fabricaban utensilios. Su cerebro es el doble de un gorila pero menor que el nuestro. Sus dientes y fisonomía también son intermedias.

Los últimos primitivos: los paleoantrosos

A diferencia de los anteriores son muy numerosos. De capacidad craneana como los hombres actuales, incluso muchos contienen caracteres del homo sapiens.

Frecuentaron las cuevas. El grupo más importante y conocido es el de los hombres de Neanderthal. Eran hombres (es discutible) y tenían un sentido humano de la creación técnica.

El hombre de Neanderthal

Por su cuerpo no se diferenciaba mucho del hombre actual. De aspecto macizo y miembros cortos y musculosos. Abultamientos supraorbitales. Su capacidad cerebral es de 1.600 cm3, frente a los 1.500 del hombre actual. Su caja craneana era rebajada y su rostro carecía de pómulos. Los dientes tenían la misma forma general que los nuestros, pero mucho más grandes.

Se han encontrado numerosos restos en yacimientos de Europa y Asia. "Uno de ellos había sido colocado sobre un lecho de flores, testimonio emocionante de los sentimientos de sus compañeros".

Costumbres: sin sentido de la comodidad. Conocían el arte de la matanza (se ve en las huellas de los restos de huesos de caballos, etc.). Fueron enterrados por sus semejantes: indicio de preocupaciones de orden religioso. Tendían a coleccionar curiosidades (conchas, etc.) indicio del sentimiento artístico.

Su desaparición y aparición de los neantrópos no fue radical sino que coexistieron a lo largo de un centenar de miles de años. Su contraste se observa fundamentalmente en el cráneo.

        Palecantropos                         neantropos

 Protuberancias supraorbitales           Sin ellas. Reborde cortante

 Órbitas grandes y circulares            Órbitas bajas y rectangulares

 No presenta fosa canina                 Fosa canina

 Dentadura fuerte                        Dentadura evolucionada

 Bóveda craneana rebajada                Bóveda normal

 Occipital aplanado                      Occipital abombado

La desaparición del paleantropo se debe a múltiples causas, entre las que quizá el homo sapiens tiene una responsabilidad directa, pero sin duda menos decisiva que las causas naturales.

La sucesión homo habilis-homo erectus-homo sapiens tuvo como consecuencia la eliminación del término "Pithecus" (simio), que servía de etiqueta a criaturas que ya estaban en la hominización (cfr. crítica).

Nuestros semejantes: los neantropos

La distinción de razas se remonta muy atrás en el tiempo.

4. LAS OBRAS

Sabemos que en cada periodo existieron seres humanos diferentes a nosotros. No vamos a distinguirlos ahora por la forma de sus cráneos, sino por sus obras, ya que la creación es un distintivo de la humanidad. Cada generación hereda lo de la anterior, agregándole algo nuevo.

Para describir de forma completa las civilizaciones es necesario distinguir:

 — medios de subsistencia del hombre: caza, pesca, recolección;

 — medios de protección: vestimenta, vivienda;

 — organización social;

 — preocupaciones religiosas o artísticas.

Hay testimonios directos: por ejemplo la forma del tallado de los sílex, que precisa el desarrollo técnico alcanzado.

Y testimonios indirectos: en una cueva de acceso difícil, la pintura oculta de un mamut, busca el misterio, indicio de pensamiento mágico o religioso.

Tampoco los testimonios directos son claros, porque no sabemos en qué forma se usaban los elementos que encontramos. Hoy se estudia —para saberlo— las huellas dactilares. Tampoco se puede decir que sean meras hipótesis, sino con cierta lógica (cfr. valoración crítica). Por ejemplo, si aparecen conchas agujereadas podemos deducir que tenían importancia los adornos personales. Las comunidades asimismo serían pequeñas, ya que vivían de la caza, y un reno sirve para alimentar a pocas personas.

5. NACIMIENTO DEL ÚTIL

Según las estaciones, se alimentaban de distintos frutos. Probablemente primero cazarían pequeñas presas: encontrar alimentos era fácil. La mandíbula de Mauer nos da idea de que sería una criatura más evolucionada que los pitecantropos, pero menos que el hombre de Neanderthal. De musculatura de masticación poderosa, aunque escasa en cuanto a la animación del rostro. Sus dientes eran de todo uso, de hombre.

Carecemos de pruebas de que este hombre tallaba instrumentos, ya que no han aparecido junto al fósil. Cabe presumir que lo haría, ya que los pitecantropos y los sinantropos que poseen un aparato masticador más primitivo, sí tallaban la piedra.

Si el hombre de Mauer tallaba sílex, empezaría fracturando un guijarro para lograr un filo cortante. En resumen "Europa occidental, al comienzo del cuaternario, en los tiempos de la fauna cálida antigua, estaba habitada por hombres, uno de los cuales, al menos (cuya mandíbula hemos encontrado) era un paleoantropo primitivo. Estos hombres tallaban sus instrumentos siguiendo la técnica elemental de los sílex de Abbeville y Clacton".

Las técnicas primitivas

Percutiendo con una piedra un trozo de sílex, salta una lasca de filo cortante —lasca clactoniense—, suficiente para desollar una presa o para montar una maza.

Útiles sobre núcleos

Golpeando un trozo de sílex por ambos lados, se obtiene una punta: "hacha de mano". Esta operación exige, por parte del que la ejecuta, una decisión: seleccionar dónde va a golpear, dosificar la fuerza de los golpes, etc. Utilizan la misma técnica, que se transmiten por tradición.

6. LOS PRIMEROS ARTISTAS

Durante el duro periodo glaciar de Mindel,los animales desaparecieron en gran parte. En cuanto al hombre, no sabemos nada, y sin embargo, sigue empleando los mismos útiles que sus antecesores.

La vida de los arcantropos y los paleoantropos

Antes se estudiaban los restos preferentemente con una excavación vertical de los estratos, lo que empobrece la información, reduciéndola al objeto correctamente ubicado por orden cronológico, pero casi despojado de toda otra información.

En cambio, las excavaciones que dejan los vestigios en su lugar para registrarlos debidamente con fotos, etc., permiten poner en evidencia las estructuras antes de destruirlas. En este sentido el autor cita su experiencia personal en la cueva de la Hiena, donde reconstruyeron la posible forma de vida de Augustine: sus comidas, hábitat, etc. A propósito de esto, menciona la posibilidad de que existiera entre estos hombres la antropofagia.

La industria achelense

El progreso varía según una raza u otra y según las materias primas con que cuentan (ej. rocas). Empezaron a estudiar los productos tallados en Saint-Acheul, en el Somme. Tallaban los sílex hasta obtener una forma almendrada, con filo rectilíneo, y que constituye una forma eficaz y equilibrada a la vez. En esta nueva talla se utilizan gestos y utensilios nuevos, prueba de que existe inteligencia.

Las puntas triangulares y las lascas levallois

A pesar de los progresos, el bifaz sigue siendo pesado, poco preciso y lento de fabricación. Con nuevos golpes se consigue una punta triangular de filos más cortantes que el bifaz. además tiene mejor rendimiento económico: se obtienen en mayor cantidad de la misma materia prima. También cabe conseguir una hoja fina de sílex: levallois. Observando los sílex tallados se tiene la impresión de que el arte ha comenzado su evolución: estética funcional.

7. LOS ÚLTIMOS PRIMITIVOS

Hasta la glaciación de Würm, las cuevas son invadidas por el agua, por lo que se conservan muy pocos restos. En la primera parte de la glaciación, Francia está poblada por los neandertales. En pueblos más cálidos hay formas más evolucionadas.

Evolución de la glaciación:

— Cuadro 1º: clima templado, paisaje como el actual, muchos caballos y bueyes. Augustine y su familia se instalan en la gruta.

— Cuadro 2º: frío intenso. Renos en cantidad, zorros polares. La cultura musteriense se instala progresivamente.

— Cuadro 3º: frío menos intenso. Hay renos, pero caballos en mayor cantidad. Aparecen los jabalíes y el clima seco.

— Cuadro 4º: llueve. Se deshiela y rezuma agua. El lodo cubre los estratos superiores. El hombre está en sitios más secos.

— Cuadro 5º: vuelve el bosque. Hace buen tiempo. Escasean los renos. Los hombres trabajan la madera. Cazan con boleadoras (lazos rematados en piedras). Coleccionan curiosidades. Primer destello cultural de los paleoantropos, influidos sin duda por el homo sapiens.

— Cuadro 6º: confusión. Los techos de las cuevas se desploman. Es la muerte de la gran civilización musteriense.

— Cuadro 7º: sobre los restos se cobijan los últimos primitivos; su industria es miserable. Vuelve el frío.

— Cuadro 8º: frío extremo. Reaparecen los renos y zorros polares.

La vida de los neandertales

Francia estaba poblada durante los cuadros 2, 3, 4 y 5. Clima húmedo y frío. Población relativamente densa, miles de utensilios juntos abandonados.

Son paleoantropos, de poco atractiva apariencia física, aunque con capacidades técnicas plenamente humanas. ¿Conoció las actividades religiosas y artísticas? Se vieron progresivamente llevados a forjarse unas creencias que los protegieran del miedo a la muerte o a creer que participaron en la revelación divina (cfr. versión crítica al final). Tales preocupaciones otorgan parte de humanidad.

Los datos son poco numerosos, pero muy precisos. Enterraban a sus muertos e incluso con un cierto ceremonial. Coleccionaban piedras raras o conchas fósiles: comienzo de las actividades simbólicas del pensamiento humano.

Existía un lenguaje rudimentario. La forma de la cara y las marcas de los músculos de la lengua nos dicen que los movimientos de la palabra eran más toscos que en la actualidad. Conocían la familia como unidad básica. "El grupo social les proporcionaba la abundancia de caza en el territorio accesible a los cazadores".

Los actuales habitantes de la tierra del Fuego, Australia, con un clima semejante de frío y humedad a la glaciación de Würm nos dan idea de cómo vivirían los hombres de Neanderthal: pequeños grupos. Caza y pesca son su alimentación. En épocas de escasez se alimentaban de plantas silvestres y animales de pequeña talla. Vivían en chozas semiesféricas de ramas y hojas. De pequeña resistencia al frío, se cubrían por una piel cuadrada, en forma de poncho. Tenían el material doméstico mínimo: cestas, arpones, guijarros...

A medida que disponen de materiales distintos, perfeccionan la técnica, por ejemplo con astas de renos... Cuando se hizo difícil llegar a las canteras de sílex a través del bosque, trabajaron sobre las mismas tallas una y otra vez. Los instrumentos son cada vez más variados. Lo nuevo es el uso de las boleadoras.

8. LA ERA DEL RENO

En la segunda parte de la glaciación de Würm, aparece el homo sapiens sapiens y se desarrolla la civilización de la era del reno, unos 40.000 años antes de nuestra era. Midiendo la radioactividad de carbones y huesos mediante el carbono 14 se ha retrocedido los límites de los tiempos históricos unos cincuenta mil años.

Después del periodo de frío húmedo que hubo de soportar el hombre de Neanderthal, el clima se atemperó. En la segunda parte de la glaciación, el clima se tornó seco y muy frío. Predominan los renos. Hay mamuts y rinocerontes lanudos... Abundan los carnívoros, sobre todo el lobo. El paisaje se asemejaba a la Siberia actual: aspecto ártico, alterna la tundra —líquenes— con la taiga pantanosa —pinos y abedules—. Se multiplica la caza mayor, aumentan los salmones y las truchas: ofrece por tanto abundantes recursos de caza y pesca.

Los paleoantropos que vivían todavía en Francia vieron llegar las grandes manadas de renos y cazadores de aspecto más humano que iban tras ellas. No sabemos cuáles fueron los primeros contactos entre ambas humanidades, pero el hombre de Neanderthal desaparece definitivamente.

El homo sapiens sapiens

Los recién llegados no eran todos semejantes entre sí. Coexistían el hombre de Cro Magnon, de gran talla (1.80 cm.), cráneo alargado y cara corta. Aparecen otros distintos, pero el más conocido es aquel. Rompe con las formas precedentes: bóveda craneal elevada, pequeño reborde orbital, órbitas cuadrangulares, nariz estrecha, mentón desarrollado. Parece que las grandes masas raciales dominan cada una un continente. Europa —y sobre todo Francia— durante el Paleolítico superior "estuvo habitada por hombres, un poco diferentes entre sí, pero ya tan próximos a nosotros que podemos considerar que con ellos comienza verdaderamente la humanidad actual".

El sílex en láminas

En la era del reno o Paleolítico superior, existen varias corrientes culturales: el chatelperroniense: transición entre el musteriense y el Paleolítico superior. El auriñaciense que corresponde a los hombres del Cro Magnon. Comienza el arte figurativo abstracto. El gravetiense: forma parte del conjunto perigordiense. El solutrense: puntas de sílex en forma de hojas de laurel. El Magdaleniense, última fase del Paleolítico superior. Desaparece el mamut, el rinoceronte y el reno. Y el epipapelolítico: transición al Mesolítico.

Con el laminado de los sílex se consigue un salto importante en su producción, en el aprovechamiento de la materia prima y en que permiten un transporte más cómodo. El inventor pudo ser un paleoantrópido, pero el difusor es el homo sapiens. Los instrumentos típicos de la era del reno son: los buriles —instrumento para trabajar el hueso, especialmente las astas de los renos— y el raspador —para limpiar las pieles—.

Otras materias primas: la piedra blanda

Se empieza a trabajar. Hay pocos muebles, pero numerosos grabados y esculturas sobre las paredes de las cuevas.

La madera

No se conservan objetos, pero poseemos testimonios indirectos de su existencia, huellas en forma de muesca o contorno convexo, resultado de trabajar la madera.

El hueso, el asta de reno, el marfil

Hasta la era del reno son poco trabajadas.

Las pieles y los textiles

Por las huellas dejadas por los cuchillos de sílex en las articulaciones de los renos sabemos que desollaban a sus animales. Usaban sus pieles, aunque no sabemos cómo. Aparecen también agujas de coser, punzones de hueso y grandes huesos de mamut que debían servir como mesas de trabajo para cortar los vestidos, porque están rallados en todos los sentidos por cortes de sílex. Para coserlos empleaban fibras vegetales o tendones de reno o cabra montés. Las pieles de osos y hienas debían de servir de alfombras o mantas.

Metales, cerámica

El metal como tal no es usado en la era del reno. No se ha descubierto ni un sólo fragmento de alfarería. Los pedazos de tierra cocida encontrada fueron producto del calor de los fuegos en el suelo circundante.

Las corrientes culturales: el chatelperroniense o el perigordiense antiguo

Los hombres pertenecían a tipos humanos diversos y su civilización tampoco es uniforme.

El Perigordiense tiene lugar inmediatamente después del periodo de transición que siguió a la civilización musteriense. Utilizan las lascas; más adelante las láminas o puntas de Chatelperron. Son como hojas de cuchillo. Los objetos de hueso son relativamente poco abundantes, pero aparecen punzones y puntas de azagaya cortas o planas o cilíndricas.

El Aurinaciense

Presenta un método diferente en fabricación de útiles de sílex. Se combina con el anterior.

El Gravettiense o Perigordiense reciente

Se caracteriza por laminillas de dorso abatido rectilíneo de algunos centímetros y por numerosos buriles planos. Comienzan los grabados y pinturas.

El Solutrense

Su característica más notable es la "punta de hoja de laurel" tallada por medio de retoques planos sobre ambas caras. No sabemos si lo utilizaban como flechas, porque no sabemos de la existencia de arcos. En cualquier caso, se usaba el propulsor: vara con un gancho donde encaja la base de la azagaya. Se podía lanzar. No se sabe si se trató realmente de una nueva civilización o de la utilización de una nueva técnica.

El Magdaleniense

En su principio se distingue poco de los dos primeros. Evoluciona su industria produciendo piezas muy pequeñas. Produce muchos propulsores y bastones agujereados (se usaban para dar forma a las azagayas previamente calentadas).

Existen también grandes arpones para la pesca. Aparece el arte y la religión. Se encuentran cavernas recubiertas de pinturas, animales y signos y sepulturas llenas de objetos funerarios y de ocre. El florecimiento artístico se extingue completamente en el momento en que termina la glaciación de Würm.

9. CÓMO SE VIVÍA EN LA ERA DEL RENO

La caza y la pesca

Las ramas más empleadas parecen ser venablos, azagayas y arpones. Es posible que existieran armas de madera como mazas, boomerang, pero no existen pruebas.

Se usan durante el magdalaniense los arpones, fijos a una correa para tirar de la presa, pero era un instrumento solo útil en el agua. Sabían también tender trampas a los animales. No cabe duda de que conocían el lazo y la red, pero carecemos de pruebas. La utilización de troncos requiere material de carpintería para portarlos, y no ha aparecido en ninguna de las excavaciones.

No se ha resuelto el problema de cómo cazarían las grandes piezas. Se cazaban muchos pájaros, aunque no sabemos cómo: con la mano o quizá con piedras lanzadas con honda.

La recolección

De frutos, granos, brotes tiernos y raíces tuvo gran importancia. Conocemos las plantas gracias a los pólenes fósiles de la época: bayas silvestres, setas, corteza interna de pino, plantas de tubérculos o bulbos... Servían de apoyo durante la estación templada, pero sin caza ni pescado no hubieran podido subsistir.

Comienzos de la agricultura y ganadería

No conocían la domesticación de animales ni la agricultura. Algunos grupos humanos seguían a las manadas de renos salvajes para asegurarse subsistencia alimenticia. Es la etapa previa a la domesticación. En cuanto a la agricultura, es posible que comenzara por la escarda de la vegetación espontánea.

La búsqueda de minerales

En las regiones donde abundaba el sílex no había problema. En otras partes era difícil: los sitios se conocían por tradición. Parece que periódicamente se llevaban a cabo expediciones para buscar cantidades de materia prima indispensables para la vida del grupo. Sin duda, también existía un verdadero comercio. La presencia de objetos como cristales, conchas, etc., parece que tenían un valor mágico, y al estar tan difundidas, demuestra que realizaban a veces grandes desplazamientos.

La cocina

No existe ningún recipiente ni cuchara. Quizá existieran de madera, pero no se han descubierto; o quizá comieran los alimentos sin cocerlos. Hay quienes piensan que hacían como ciertos indios de la actualidad: colocar dentro de los cazos hechos de cortezas piedras calientes; o quizá con una cocción directa sobre las brasas.

El vestido

De los útiles de costura descubiertos se deduce que confeccionaban su indumentaria con pieles. Su naturaleza y forma es desconcertante. Las imágenes, estatuillas y pinturas representan a las mujeres desnudas y a los hombres con una especie de hocico, y con frecuencia tocados con una cornamenta; ¿serían cazadores disfrazados o acaso héroes mitológicos? El autor opina que no nos interesa saberlo.

La casa

Las viviendas al aire libre eran más numerosas que las de las cuevas. Se cree hoy que se construían a la entrada de una caverna o bajo el techo de una cueva. También existían viviendas circulares apoyadas en defensas de mamut clavadas en el suelo y cubiertas por pieles, placas de corteza o pellas de tierra.

También había cuevas acondicionadas lo mejor posible. Para evitar la humedad solía desparramarse una capa de piedras pequeñas que formaba un embaldosado. Sobre ella se acumulaban pequeños deshechos: adornos estropeados, desperdicios de comidas, etc. La vida se concentraba a la entrada de la cueva donde se colocan los hogares. El combustible es escaso: se encuentran pocas cenizas vegetales y muchos huesos de reno calcinados. Servían de cocina y fuente de iluminación y calefacción. Cuando las brasas estaban ardiendo se cubrían de piedras, formando así un calefactor. Se conocen también lámparas magdalenienses: piedras huecas embadurnadas con grasa, dentro de las que se quema una mecha. También tenían antorchas de enebro. Así llegaban al fondo de las cuevas y ejecutaban sus frescos.

El arte y la religión

Los documentos con que contamos son aquellos objetos que escapan de la simple utilidad práctica y en los que no podemos discernir qué hay de mitológico y qué de artístico:

— el ocre rojo que se encuentra en casi todas las sepulturas y que no es necesario para la inhumación de un cadáver.

— los grabados sobre arpones (inútiles de por sí).

— las conchas y dientes perforados.

— las estatuillas de mujeres, pinturas y grabado del fondo de las cuevas.

Distinguir si pertenece al arte, religión o a la magia "plantearía problemas filosóficos difíciles".

Los hombres del Paleolítico superior es seguro que tuvieron un sistema de creencias muy desarrollado, expresado en imágenes simbólicas tomadas del mundo de la caza. El emplazamiento de las figuras tiene importancia. La naturaleza y número de los animales representados responden a principios que no pueden expresarse si no. Las obras de las grutas decoradas no son cuadros de caza: responden al sentido de una mitología. Los signos geométricos también aparecen: bastones o ganchos, triángulos, óvalos, sin duda cargados también de simbología.

El ocre

Es un material común en las regiones de suelo calcáreo donde se encuentran las cuevas. Su tinte varía del amarillo al rojo y marrón, y depende que se emplee crudo o calcinado. Es uno de los colores de base empleados en las pinturas. Hemos hallado fragmentos de ocre tallados en punta como si fueran lápices. Muchas otras cosas eran embadurnadas de rojo: quizá también pintaban sus cuerpos. En las sepulturas a veces aparece el esqueleto sumergido bajo una caja de ocre y teñido de rojo: sin duda tenía un significado religioso que desconocemos si se refería a la sangre o a la vida. También aparece a veces extendido sobre el suelo de las viviendas: quizá era un signo de riqueza o simplemente cumplió una función técnica en la preparación de las pieles.

Los muertos

En Europa se han encontrado varias decenas de sepulturas: a veces el muerto es colocado en posición encogida y otras extendido. Siempre existe una fosa. Normalmente es enterrado junto con sus adornos: un montón de conchas sobre la cabeza, collares y objetos de hueso y silex.

Esto supone que tienen miedo de ser contaminados por la muerte, que se teme una venganza del difunto o que se le dota de un equipamiento para el otro mundo. Reviste carácter religioso: creencia en la otra vida. La protección dada a la cabeza indica que no se considera que el cadáver esté privado definitivamente de las facultades del vivo.

Los objetos decorados

Encontramos centenares de azagayas, arpones, y propulsores grabados y esculpidos con figuras que, a menudo, representan animales. Quizá estén rodeadas de un hálito mágico. Cabe también que el artista trabajara sólo por placer.

Los objetos decorados se dividen en los de uso prolongado y los precarios. Estos últimos llevan una decoración geométrica simple, mientras que aquellos están en bajorrelieve y muy cuidados. En unos las formas animales son elaboradas y en otro son abreviadas consiguiendo formas análogas a los jeroglíficos.

Las cavernas santuarios

Las cuevas decoradas hasta el presente que se han descubierto son unas ciento cincuenta. Todas están en Francia y España y alguna en Italia. Son variadas en forma y dimensiones. El último punto en que la luz natural es visible es importante: allí comienzan los grabados y pinturas rupestres. No necesariamente debe esto estar relacionado con pensamientos metafísicos, sino para salir de la caverna en caso de quedarse sin luz.

10. EL FIN DE LOS TIEMPOS INMEMORIALES

La última glaciación ha terminado. Al clima frío continental le sucede el templado atlántico actual. Aquí termina el Paleolítico (antigua edad de piedra). Tiene lugar a continuación el neolítico (nueva edad de piedra), y entre medias de ambos el Mesolítico. Este dejó en Francia muchas menos huellas. Los grandes acontecimientos se dan en el Báltico. Hacia el año 3000 antes de nuestra era las civilizaciones neolíticas se apoyan sobre la agricultura y la ganadería. Entre 2500 y 2000 a.C. aparecen los primeros objetos de cobre en Francia, muy pronto seguidos por los de bronce.

"El Paleolítico por sí solo representa toda una era de la humanidad. Desde los arcantropos que tallan choppers hasta el homo sapiens sapiens que cubre con frescos las paredes de las cuevas de Lascaux, a través de los cambios climáticos y humanos, transita la misma corriente". "Los tiempos históricos no representan más que unos pocos minutos en la larga duración de la humanidad".

El autor termina su libro con la siguiente frase: "Hacer prehistoria para satisfacer una curiosidad sobre el traquetreo de guijarros y huesos rotos sería vano, pero aprovechar lo que sabemos acerca de aquellos tiempos remotos para comprender mejor qué es el hombre, es con seguridad algo así como rendir homenaje a los miles de millones de seres muertos que transmitieron a sus sucesores el secreto de la fabricación del bifaz, hasta el día en que estos decidieron, un poco precipitadamente, que se habían convertido en hombres sabios".

VALORACIÓN CIENTÍFICA

Introducción

Evolución equivale a despliegue de potencialidades, a cambio, etc., sin embargo este término se usa con frecuencia con un significado biológico: indicando la procedencia de unas especies vivas de otras. Sobre todo actualmente significa que la realidad múltiple tuvo un origen más simple e indiferenciado. Desde los principios de las filosofías presocráticas hay indicios de esta tendencia, así Anaximandro decía que el origen del mundo estaba en el agua.

Historia del evolucionismo

En 1809 Lamarck expuso la idea básica del "transformismo": los seres vivos se originan por un proceso de evolución, de transformación de unas especies en otras. La causa es la adaptación al medio en que viven: así desarrollarían más los órganos más utilizados. Es clásico el ejemplo del cuello de la jirafa presuntamente desarrollado en su afán de alcanzar frutos de árboles altos.

Darwin recogió (1874) esta teoría, pero mantuvo que la causa sería más bien la selección natural: sobreviven los individuos de la especie mejor dotados. Se nota en él la influencia de Malthus. Tuvo serios problemas cuando se desarrolló la genética —leyes de Mendel— que afirma que los caracteres genéticos permanecen estables y se transmiten por mecanismos independientes del ambiente y del soma.

En 1930 surgió el neo-darwinismo, que es una teoría sintética que explica la evolución como una síntesis de mutaciones genéticas al azar con la selección natural. Se darían así transformaciones graduales.

Más tarde, Gould y Eldredge admiten el evolucionismo transformista pero no las explicaciones gradualistas del neo-darwinismo. Las mutaciones serán relativamente rápidas, aunque todavía no se conoce cómo han sucedido. Desarrollan la teoría del "equilibrio puntuado".

Hoy la genética aporta datos que apoyan un proceso evolutivo biológico. La evolución es un hecho, aunque hay distintas opiniones acerca de sus causas.

El problema básico del transformismo es que las presuntas transformaciones son en su mayoría irrepetibles y por tanto escapan al control experimental.

Creación y evolución

El evolucionismo ateo postula la procedencia de una originaria materia inanimada. Si la vida en cambio no ha surgido mediante procesos puramente químicos, hay que admitir la intervención de causas superiores.

El elemento del azar

Sin embargo, la existencia de Dios y su acción sobre lo creado son realidades que están en un plano distinto al de la ciencia experimental y no pueden ser negadas por ella.

Fred Hoyle —famosa figura de la astrofísica— se negaba a aceptar que las leyes físicas y astronómicas fueran producto de la casualidad. El orden natural, en el fondo, es incompatible con un planteamiento de ateísmo auténtico porque la ciencia sin orden no existiría y ¿cómo puede haber orden sin inteligencia?.

Gran parte de las confusiones en la cuestión de la causalidad provienen de imaginar a Dios como un relojero que, de vez en cuando, ha de intervenir para poner a punto el reloj. Entonces, si se descubre que el reloj marcha bien sin tocarlo, parece que la acción de Dios es superflua.

Taylor dice que la selección natural sólo explica algunos aspectos de la evolución y muchas cosas parecen contradecir que se haya producido por azar. Parece afirmar cada vez más que en la evolución existe un plan definido.

Recurrir al azar en las combinaciones es poco serio. Grasse, que también es evolucionista, advierte de este peligro: ¿cómo se van a originar organismos tan sincronizados y complejos a base del azar?: Tiene que haber mecanismos internos que expliquen la evolución simultánea en distintas especies en el mismo sentido.

Además, según el neo-darwinismo, las mejoras en la evolución resultan de los cambios genéticos al azar, sobre los que se da la selección. Es evidente por otra parte que la selección se da sobre lo que ya existe, no se crea. Por tanto, la selección tiene un cierto papel en la evolución, pero su papel no es principal.

Los seres vivientes, sus órganos, propiedades, etc. están subordinados a un fin. Si se reconoce su existencia es que existe un plan, necesariamente trazado por esa Inteligencia. Considerar que en el momento preciso surjan casualmente mutaciones que satisfagan una necesidad concreta y que sean las óptimas entre las posibles, es elevar a la categoría de ley el milagro.

Esto se complica mucho más cuando se llega al hombre ¿como se llegarían a formar 2.000 enzimas esenciales para la vida?. Más difícil aun es explicar las muchas cualidades que posee el hombre, como los impulsos morales y religiosos que no se relacionan con la supervivencia.

Grasse dice que, al negar la existencia de Dios, se recurre a un sustituto: el azar. Voltaire —que era anticlerical— escribió: "Hay que taparse los ojos y el entendimiento para pretender que no hay ningún designio en la naturaleza, y si existe un designio, hay una causa inteligente: existe Dios".

Hablamos de la existencia de un milagro cuando un ser realiza acciones que están totalmente por encima de sus posibilidades. Por tanto, el funcionamiento "racional" de los seres irracionales por lógica nos lleva a afirmar la existencia de un ser inteligente que los ha concebido, ya que si no, hablaríamos de una "capacidad milagrosa" de aquellos seres. Pero, como decíamos al principio, la finalidad en último término es un concepto filosófico, la ciencia no puede dar una solución en términos científico-experimentales.

Una alternativa falsa

No existe la alternativa evolución-creación, como si fuesen dos posturas entre las que hay que elegir. Basta advertir que el problema de la evolución se ha de abordar mediante el método científico experimental, mientras que la necesidad de admitir la creación divina responde a razonamientos metafísicos.

¿Qué es la creación?: la producción de algo a partir de la nada. Las teorías evolucionistas estudian el origen de los vivientes a partir de otros, pero siempre queda por responder cuál es la causa última de la existencia. Además, en el caso del hombre se añade otro problema: lo espiritual no puede emerger de lo material. Por eso cuando el evolucionismo hace afirmaciones sobre la autosuficiencia del universo, la procedencia del espíritu de la materia, etc., se sale fuera del ámbito científico-experimental, pues se trata de afirmaciones filosóficas.

Evolución y origen del hombre

En cuanto al origen del hombre, su estudio se basa en fósiles, cuya procedencia es dudosa. Cita M. Artigas en su libro "Las fronteras del evolucionismo", el caso de unos restos hallados del llamado "hombre de Granada", presunto antecedente del hombre actual, al que se le calcularon un millón trescientos mil años, y del que de pronto, en 1984, se dijo que podían pertenecer sus restos a un burro. El tema quedó pendiente.

Los hominoides abarcan, junto al hombre, a los antropoides como el chimpancé, el gorila y el orangután. La tarea de reconstruir el árbol filogenético de cada especie es difícil: primero por el carácter parcial y fragmentario de los fósiles y segundo porque los fósiles muestran seres tan característicos y especializados que es prácticamente imposible afirmar con seguridad que son los verdaderos antecesores o descendientes en el árbol buscado.

Actualmente, más que el eslabón perdido hay que hablar de "pequeños trozos conocidos de posibles eslabones". El homo erectus por ejemplo parecería conectar con el homo sapiens, pero no se sabe cómo. En cambio, el hombre de Neanderthal mucho más reciente y conocido, y que tenía una capacidad craneal que llega a superar a la actual, no suele considerarse como antecesor nuestro (en contra de lo que piensa L. Gourham).

La filosofía cristiana no niega que el hombre descienda del mono o de otros animales. Las dificultades surgen cuando lo que se pretende afirmar es que el nombre es sólo un animal, aunque más inteligente y más  evolucionado, como dice Gould; cuando sólo se trata de una diferencia de grado, y no esencial.

Perdida entonces la base que fundamenta la dignidad de la persona como ser espiritual y criatura de Dios, sujeto por tanto de derechos inalienables, sólo queda un utilitarismo en el que la fuerza y el poder tienen la última palabra, no sólo en la práctica, sino también en la línea de los principios.

Tenemos experiencias evidentes de las realidades materiales, pero ¿y de las espirituales? Son, si cabe, las más frecuentes, la idea de si algo esta bien o mal, la abstracción de los conceptos, etc. El análisis de la experiencia exige admitir que el hombre está compuesto de espíritu y materia, formando una unidad. Desde el punto de vista filosófico es difícil explicar que, de algo inferior, surja algo "esencialmente" superior. El Magisterio sin embargo, no excluye esa posibilidad, recalcando el hecho de que un cambio esencial requiere la intervención de Dios. Esto suele excluirse en las hipótesis de los evolucionistas, que lo consideran simple resultado de determinadas fuerzas y condiciones naturales.

Según Wallace la inteligencia humana no puede ser efecto de la pura evolución y requiere una intervención divina especial. Lo explica diciendo que el cerebro de los hombres primitivos les permitía ir más allá de lo exigido por la adaptación selectiva, por tanto ésta fallaba en el caso del hombre. Gould en cambio dice que el cerebro, producido por la selección natural para unos objetos determinados adaptativos, puede tener otras capacidades adicionales no probadas directamente por la selección. No se da cuenta de que con su razonamiento reconoce que el hombre posee capacidades que van más allá de todo condicionamiento material.

Las pruebas del evolucionismo y sus objeciones

Las pruebas de la existencia de la evolución son:

a) la paleontología: estudio de los restos fósiles, únicos testigos directos. Supone muchos conocimientos de anatomía, porque los restos encontrados son muy parciales y hay que interpretarlos para deducir las características.

La geología histórica intenta ordenar en el tiempo esos fósiles y dotarlos de edad. A su vez, pone las bases fundamentales de la geocronología en los fósiles. Hay el peligro de caer en un círculo vicioso en el que se apoyan mutuamente sin que se establezca claramente la base de la demostración.

Es indudable por otra parte el avance que supone el uso de los métodos radioactivos, aunque sólo se pueden aplicar a épocas relativamente próximas y están sometidos a errores.

b) La anatomía y la fisiología estudian los órganos de los seres vivos, sus funciones. La existencia de órganos con distinta forma y función, aunque con estructura común probaría que tienen un mismo origen; y la existencia de órganos con idéntica función, aunque con estructura y origen distinto, probaría la evolución convergente (ej. alas de murciélago e insecto).

En cuanto al origen, se supone que es la evolución; sin embargo, hay dos casos —el de los ojos y los oídos— que todavía hoy son un misterio para los científicos. Además, las supuestas transiciones de un grupo a otro —por ejemplo de reptil a ave— constituye un verdadero problema.

c) la paleontología, la anatomía, la fisiología, la bioquímica y otras ciencias —Etología, que estudia la conducta de los animales— colaboran en estos estudios.

El problema más importante es el de la explicación del tránsito de la célula procariota (bacterias) a la célula eucariota (con núcleo celular que contiene cromosomas).

Conclusión

La insistencia en afirmar que existe un evolucionismo lleva al planteamiento de la alternativa "o evolucionismo o nada". Sin embargo, en la ciencia experimental la única alternativa válida es la de proceder o no con rigor científico y por tanto afirmar lo cierto como cierto y lo hipotético como hipótesis. Bajo el término general de evolucionismo se agrupan demasiadas cuestiones distintas y de valor científico diferente. Primero, habría que distinguir la microevolución o transición a formas vivientes muy próximas y semejantes y la macroevolución que relaciona entre sí seres bastante diferentes. Esta última sigue siendo un enigma y explicarla como una suma de microevoluciones no pasa de ser una hipótesis por demostrar.

Doret afirmaba que "en la ciencia hay dos modos de detener el progreso: invocar el misterio o persuadirse de que se ha encontrado la solución. Es más estimulante medir el camino recorrido y reconocer nuestra ignorancia a fin de buscar los medios para superarla".

VALORACIÓN DOCTRINAL

Evolucionismo y cristianismo

El cristianismo respeta los conocimientos auténticos de la ciencia experimental. La investigación científica no entra en conflicto con la revelación divina, porque Dios es el autor de la naturaleza y de la razón humana y no puede contradecirse. Por tanto, cuando se dan conflictos es porque: o bien se afirma como científico algo que no lo es, o bien se toma como perteneciente a la revelación divina lo que no está realmente contenido en ella.

Por eso, como el evolucionismo es un problema científico, no afecta en sí mismo a la fe cristiana. Solamente surgirá un conflicto cuando las hipótesis vayan en contra de verdades afirmadas por la revelación; en este caso, se tratará de afirmaciones pseudocientíficas, que van más allá de lo permitido por el método experimental.

Alcance de la revelación divina

Las verdades reveladas tienen el fin de mostrar el camino de la salvación, no de enseñar ciencia. La creación es una verdad explícitamente revelada por Dios y definida infaliblemente por la Iglesia: el mundo ha sido creado de la nada, no por necesidad, sino libérrimamente.

El Génesis es histórico, aunque está redactado de forma literaria. Sin embargo, no caben dudas sobre la verdad de ciertos aspectos: "la creación de todas las cosas hechas por Dios en el principio del tiempo; la peculiar creación del hombre; la formación de la primera mujer del primer hombre; la unidad del género humano; la felicidad original de los primeros padres en el estado de justicia, integridad e inmortalidad; el precepto puesto por Dios al hombre para probar su obediencia; la transgresión del divino precepto por sugestión del demonio bajo la forma de serpiente; la expulsión de los primeros padres de aquel primitivo estado de inocencia y la promesa de un Reparador futuro" (respuesta de la Pontificia Comisión Bíblica sobre el carácter histórico del Génesis, 30.XI.1909).

Pío XII, hablando sobre el evolucionismo, afirma que el alma ha sido creada inmediatamente por Dios de la nada. Quizá el cuerpo humano puede ser que evolucionara de una materia prima preexistente; cabe admitir esto, valorando las distintas opiniones y siempre que se obedezca al juicio de la Iglesia. Sin embargo, no es válido el poligenismo: la existencia de "varios adanes", porque existe un único padre y un único pecado original.

Por otra parte, si se admite que existe una evolución, se ha de aceptar que existe una creación previa (la materia no es eterna) y que, además, Dios sustenta en el ser y en la actividad a todos los seres que existen.

En definitiva, la Iglesia considera opinable la existencia o inexistencia de evolución en el origen de los vivientes, pero afirma como verdades: la creación divina del mundo al inicio del tiempo, la espiritualidad y directa creación por Dios de cada alma humana, la especial providencia divina respecto a la formación del cuerpo del primer hombre (que no fue humano hasta estar informado por el alma espiritual) y el monogenismo (que todos los hombres proceden de un sólo Adán, que no es un símbolo representativo de una comunidad humana primitiva).

El autor habla de situar a través de la investigación de los fósiles y restos arqueológicos el "escenario" del que será protagonista el hombre. Su libro es una mezcla novelada de ciencia y especulación, donde verdades y errores se mezclan en un hábil uso de la dialéctica para defender a ultranza sus ideas. Esto hace que resulte su obra a veces contradictoria; por ejemplo, en el nº 4, in fine dice que sus afirmaciones no son una mera hipótesis, cuando al principio del libro había afirmado lo difícil que es situarse en las distintas épocas para interpretar los restos encontrados. Alude a las conchas agujereadas para afirmar que se trataba de adornos personales, inicio del sentimiento artístico y nos preguntamos ¿cómo lo sabe? ¿no puede ser que se tratara de sonajeros para los bebés, o de fichas para jugar al parchís, por ejemplo?.

Adopta posturas radicales en cuanto al evolucionismo materialista. Las menciones que hay en su libro a la religión tienen un carácter escéptico o despectivo. Por ejemplo en el nº 7, cuando habla de la vida de los neandertales dice que las actividades religiosas son "fruto del miedo a la muerte o de la creencia en la participación de la revelación divina". Esto, tratándose de un libro científico no tiene ningún sentido, ya que, la ciencia experimental, por su propio método, no puede tratar acerca de las realidades espirituales.

Se deja entrever asimismo una influencia de la tesis romántica de la "bondad natural del hombre" frente a la dañosa influencia de la civilización (homo sapiens) (cfr. p. 3, el nombre de Neanderthal).

El párrafo final del libro (transcrito literalmente) es un resumen de su ideología: el hombre decide en un momento dado denominarse a sí mismo sabio —toma de conciencia—. Es evidente que incurre en una contradicción "in terminis", ya que el hombre no puede denominarse a sí mismo "sapiens" hasta el momento en que es capaz de hacerlo, lo que presupone inteligencia.

En resumen, plantea como hechos probados simples hipótesis, mezclando la ciencia con sus ideas. Incluso el mismo autor evolucionista Gould decía que "la ciencia es una actividad creadora afectada por las pasiones, las esperanzas y los prejuicios culturales, como toda actividad humana".

 

                                                                                                             M.C.L. (1986)

 

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[1] Se siguen los epígrafes del libro. Los textos entrecomillados son citas literales del mismo.