MARCEL, Gabriel

Homo viator. Introduction to a Metaphysics of Hope

Harper Torchbooks, New York, 1962, 270 pp.

(la impresión inglesa: Victor Gollancz, Londres 1951 y Henry Regnery Co., Chicago 1951).

 

CONTENIDO DE LA OBRA

Se trata en su mayor parte de una colección de conferencias. Los títulos de los capítulos son:

El Yo y su relación con los otros

Boceto de una fenomenología y de una metafísica de la esperanza

El misterio de la familia

El voto creador y la esencia de la paternidad Obediencia y fidelidad

Valor e inmortalidad

Una situación peligrosa de los valores éticos El ser y la nada

El rechazo de la salvación y la exaltación del hombre del absurdo

Rilke: Un testimonio de lo espiritual

E1 libro está dispuesto al modo en que suele hacer Marcel, sin ordenación sistemática, y carece de índice alfabético de temas. Los temas principales son, a nuestro juicio, los siguientes:

1) La esperanza

Distingue entre 'optimismo' (que para Marcel tiene sentido peyorativo) y 'esperanza'. Trata extensamente los temas de la vitalidad espiritual y del progreso. Es de advertir que no usa la palabra esperanza en el sentido de virtud teológica, sino de apetito natural.

Quizá, aunque veladamente, lo que Marcel hace es repetir una vez más el tema agustiniano: fecisti nos ad te. Así, escribe: “los ídolos son las piedras miliares de la vía que lleva a la desesperación” (p. 59).

Tras referirse a la falsedad de la postura egocéntrica de centrar todas las cosas en torno a uno mismo, Marcel describe las condiciones necesarias para conseguir una personalidad auténtica:

—tomar decisiones libres

—cargar con la responsabilidad de las propias acciones

—vivir para los demás.

E1 artículo puede considerarse como un estudio cuasi-psicológico, en el que la doctrina cristiana es presentada de modo atractivo.

3) La familia

Marcel expone cómo, desde hace varias generaciones, se ha venido perdiendo la conciencia del 'misterio' de la familia (el concepto del Misterio es central en la filosofía de Marcel). Habla de los derechos de padres e hijos, y de la paternidad. La falta de aprecio por los antepasados es otro factor que ha contribuido a la crisis de la familia.

Ataca duramente al control de la natalidad. Considera que la razón por la que muchos lo defienden es la 'desconfianza de la vida', al considerar “que la vida no es una bendición sino un peso aplastante que los padres... han puesto sobre los hombros de una criatura inocente” (p. 90).

Analiza la crisis de autoridad, especialmente en las relaciones entre padres e hijos, y vuelve a hablar de la 'desconfianza de la vida' —otro de sus temas preferidos- para explicarla. La humanidad se va envolviendo más y más en el egoísmo y la cobardía. Hemos de reavivar el amor a la vida. Marcel piensa que antes de reconstruir el campo sobrenatural, hemos de reconstruir el substrato subterráneo, donde se encuentran las raíces de ese campo:

Un substrato 'precristiano'. Parece referirse a las virtudes humanas. Una de las causas de desconfianza en la vida es la admiración del hombre por la tecnología. Marcel se muestra contrario a las ciudades modernas, y considera que la migración a esas ciudades es una señal más de la falta de vitalidad de la sociedad contemporánea. Estos emigrantes, cuya vida está en reflujo, en bajamar, imaginan que vuelven a conseguir esa vida aprovechando cualquier ocasión para experimentar sensaciones violentas de todo tipo.

4) La humildad

Este parece ser otro de los temas fundamentales del libro, aunque no utiliza la palabra humildad, y habla en cambio del respeto, de la arrogancia, etc. Hablando de las relaciones del hombre con Dios, explica cómo no podemos regatear ni 'sobornar' a Dios.

5) La condición humana de este mundo es la cautividad

Quizá se esté refiriendo al tema del pecado original.

Hemos de recordar constantemente que somos peregrinos en este mundo “abriéndonos camino peligrosamente sobre los bloques movedizos de un universo que se ha hundido”. Analiza el sentimiento de libertad, íntimamente conectado con la esperanza, ya que en esta vida somos siempre cautivos; si nos dejamos llevar de la desesperanza o del desánimo somos como un barco preso en un mar de hielo o como quien se encuentra sometido a un calambre. La libertad devuelve la fluidez. La libertad es la facultad de sentirse a gusto. Solamente nos despertamos a la realidad cuando salimos de nosotros mismos, y ya no somos prisioneros de nuestros sentimientos y deseos: esta 'disponibilidad' es otro de los temas centrales de su pensamiento.

6) El ser y la nada

Este ensayo es una crítica fechada en 1943 del libro de Sartre L'Etre et le Néant. Aunque hace al principio una aclaración en la que viene a decir que el libro es muy importante y aporta algo nuevo y original comparado con Heidegger, a lo largo del ensayo lo va criticando más y más severamente, por sostener una tesis contradictoria en sí. Termina comparándolo con el inmanentismo de Nietzsche y de Jaspers, fruto del espíritu amargo y rebelde de un Lucifer encerrado en sí mismo.

7) El rechazo de la salvación y la exaltación del hombre del absurdo

 Esta conferencia, también del año 43, empieza con una severa crítica del nihilismo de George Batalle, tal como lo expresa en una obra titulada L'Expérience Intérieure, cuya tesis principal es la renuncia de toda esperanza. Le acusa de contradecirse y de condenar al hombre.

También dirige sus tiros contra Camus, por sostener una teoría igualmente nihilista y contradictoria en Le Mythe de Sisyphe, L'Etranger y otras obras.

Más que crítica de una o varias obras concretas, es una crítica de la postura de los autores. En palabras de Marcel: “Para resumir, diría que el modo de pensar que he intentado analizar en estas dos manifestaciones significativas puede concebirse o como un juego perverso pero fascinante, o a un nivel más profundo y más verdadero, como final de un proceso de autodestrucción que se está llevando a cabo dentro de una sociedad condenada, dentro de una humanidad que ha roto o piensa que ha roto sus anclas ontológicas. Como quiera que sea, no es nada más que la impostura pura y simple de proclamar —como si se tratase de una promoción metafísica o triunfo de lucidez pura- el gesto verdaderamente cegador por el cual todo lo que la humanidad ha adquirido es desechado y nosotros mismos somos arrojados a la prisión. No es más que ficción, un narcisismo vacío, donde no nos queda más recurso que mirar sin cansarnos a nuestra valentía y tozudez en negar tanto a Dios como al ser lleno de flaqueza y de esperanza que, a pesar de todo, siempre somos” .

8) Rilke: un testimonio de lo espiritual

Trata aquí del misticismo del poeta Rilke y propone una descripción de su cuasi-espiritualidad. De lo que Marcel dice y de las citas que hace de Rilke, se deduce que éste niega puntos de la religión católica que son absolutamente fundamentales: que haya cosas como la fe o el pecado; habla del peligro de creer en Jesucristo como redentor y mediador entre el hombre y Dios. Rilke está obsesionado con un Dios totalmente trascendente, y no consiente que se proponga a un mediador que lo haga más accesible.

Parece que Marcel simpatiza con Rilke y sus ideas, quizá por su valor como poeta y artista, y porque le aprecia por un cierto valor apologético para la gente atea. Aunque hace notar que no se ha de juzgar a Rilke como metafísico, resulta llamativa su falta de crítica para tan evidentes errores. No se trata aquí de verdadera esperanza, sino de un optimismo ingenuo.

VALORACIÓN TÉCNICA Y METODOLÓGICA

Quizá pueda resumirse el contenido del libro diciendo que, escrito en un estilo difícil, trata de temas de psicología humana con bastante profundidad.

En la p. 13 pide que hagamos un esfuerzo por olvidar las teorías y definiciones de la filosofía, para aprender de la experiencia directa. Se trata de un punto fundamental de su método. Pero como la importancia de esas 'experiencias directas' puede exagerarse, el peligro es que la filosofía resultante sea excesivamente fluida, como sin espina dorsal. Generalmente tiende a definir por medio de la causa final (cfr. p. 26: “no sum, sino sursum”).

Además, esa excesiva preocupación por la experiencia personal implica un cierto culto al yo, que contradice los ataques verbales de Marcel a tal culto. Por otra parte, al atribuir una tal importancia al sentimiento, contradice también en cierto modo sus frecuentes protestas de espiritualidad.

VALORACIÓN DOCTRINAL

Aunque el libro contiene muchas ideas útiles, y muchos principios cristianos expresados de un modo original y atractivo, el enfoque general, aplicado a la religión —campo en el que Marcel hace constantes incursiones- tiene el peligro de la imprecisión y la vaguedad.

Al hablar de temas religiosos con un uso de palabras distinto a la terminología tradicional puede crear confusión. Marcel dice que no se atreve a “entrar en el campo de la teología” (p. 62). Sin embargo habla, por ejemplo, de la fe y de la esperanza, y no duda en llamarlas virtudes teologales, cuando en realidad se está refiriendo a algo distinto de lo que normalmente se expresa con esas palabras. Igualmente, dice (p. 88): “el objeto del matrimonio no es la procreación”, aunque más adelante (p. 99) explica su distinción entre procreación -el acto puramente biológico y animal- y paternidad. En la p. 22 parece defender una extraña idea del mal, diciendo que el yo encerrado en sí mismo está fuera del alcance tanto del bien como del mal. En la p. 122 habla de las “incontables contradicciones tanto de hecho como de derecho, paralelas a las que la razón percibe entre el poder absoluto y la justicia absoluta de Dios”. En la p. 127 da una idea muy superficial de la obediencia, prefiriendo el concepto de fidelidad. Explica el sentido del servicio, pero rechaza la noción de la persona humana como instrumento (lo cual es explicable en lo humano, pero no en lo sobrenatural).

Por su proximidad y entendimiento de los existencialistas ateos —Sartre, Camus, etc.— y su espíritu positivo y cristiano, los capítulos del libro en que hace la crítica de esos autores pueden ser de utilidad -y servir de antídoto- a los que deban estudiar esas filosofías.

En resumen, sus observaciones de naturaleza filosófica son muy agudas; sin embargo, desde el punto de vista doctrinal hay afirmaciones confusas y no puede recomendarse sin reservas.

G.G y P.H.

 

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