NERUDA, Pablo

Residencia en la tierra

Ed. Losada, 5ª ed. Buenos Aires 1958, 139 pp.

EL AUTOR

Ricardo Neftalí Reyes Basoalta nació el 12 de julio de 1904 en Parral, localidad campesina de la provincia de Araucana, a 200 kilómetros al norte de Santiago de Chile. Hijo de José del Carmen Reyes, trabajador portuario, después ferroviario, y de Rosa Basoalta, maestra, que murió a los pocos meses de nacer Ricardo. Años más tarde se trasladó a Santiago y, con la ayuda de una tía, estudia en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Había cambiado de nombre a los 14 años, por temor a que su padre descubriera sus inclinaciones literarias. Eligió el de Pablo Neruda porque admiraba a Paul Valery y a Jan Neruda (poeta checo del siglo XVII). En ese tiempo, Luis Emilio Becabarren había fundado, en julio de 1912, el Partido Obrero Socialista, convertido más tarde en el Partido Comunista.

Su inquietud personal se manifestó en sus años de estudiante en las dos constantes de su eje vital: la poesía y la política. Comenzó a cursar francés y arquitectura, estudios que abandonó porque, según él, le acaparó la política universitaria. Traducía a los anarquistas franceses (era la época de Sacco y Vanzetti) y escribía editoriales políticos en revistas universitarias. A los 17 años, publica Canción de la Fiesta, y a los 19, Crepusculario, recopilación de poemas, traducido enseguida a varias lenguas. A los 23 años, está de cónsul de su país en Rangoon (Birmania); después lo será en Ceilán, Malasia, Java. De su experiencia oriental, principalmente, nace Residencia en la tierra. Su actividad política se concreta entonces en el estrecho contacto mantenido con los estudiantes revolucionarios de la India.

En 1934 se traslada a España como cónsul chileno. Conoció a los escritores de la llamada "Generación del 27" y fue amigo íntimo de Federico García Lorca. La experiencia del Frente Popular y del desgarrón de la Guerra Civil Española fueron decisivos en su vida, hasta el punto de que en algún lugar ha afirmado que en España pasó la parte más importante de su vida política. A partir de esta execrable realidad, Neruda regresa a Chile e inicia su carrera política. En 1948, por su oposición al entonces presidente chileno Gabriel González Videla, debe exiliarse. En la clandestinidad, escribe en catorce meses el Canto General, poema épico-social que presenta una visión genuinamente marxista del continente latinoamericano. En 1953, recibe el premio Lenin. Su adhesión a la línea comunista soviética hace que en 1969 se le nombre candidato oficial del Partido Comunista, como posible aglutinante en la gestación de la Unidad Popular, que se estaba configurando lentamente en Chile por aquellas fechas.

En 1971, año en que le conceden el premio Nobel de Literatura, el presidente Allende le nombra embajador de Chile en París. Dos años después, fallece en una clínica de Santiago de Chile tras dejar escritos 34 libros.

OBRA POETICA: LINEAS GENERALES

Su primer libro, Canción de la Fiesta (1921), fue repudiado por el poeta hasta el punto de que no aparece incluido en la edición de las Obras Completas (Buenos Aires, 1956), dirigida por el autor. Es Crepusculario (1923) el punto de arranque de los críticos para el análisis de la trayectoria poética de Pablo Neruda. Se trata de un libro desigual y repleto de voces de otros poetas. El mismo título del libro lleva a pensar en Leopoldo Lugones, poeta modernista tan partidario de los crepúsculos. Crepusculario no deja de ser un libro modernista más. En él, y de él nos dice el propio Neruda:

 

Yo lo comprendo, amigos, yo lo comprendo todo,

se mezclaron voces ajenas a las mías,

yo lo comprendo, amigos.

 

Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) es uno de sus libros más conocidos. Presenta una historia sentimental de triste desenlace, en la que el amor de la mujer se limita a ser una vigorosa posesión carnal que deja un regusto amargo:

 

Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía,

de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.

                        (Poema séptimo)

 

Con Residencia en la tierra (1ª parte, 1933; 2ª parte, 1935), Neruda cambia su orientación poética y se vincula a las filas del surrealismo, tan en boga entonces. Libro del que se hablará en los siguientes apartados y que constituye una de sus obras más importantes.

Canto General (1950) está considerado por numerosos críticos como la cima de su creación poética. Ya ligado al Partido Comunista, Neruda se yergue en portavoz de la Humanidad con un aire ecuménico que le caracterizará a partir de ese momento. Así, valga de muestra:

 

A todos, a todos,

a cuantos no conozco, a cuantos nunca

oyeron este nombre, a los que viven

a lo largo de nuestros largos ríos,

al pie de los volcanes, a la sombra

sulfúrica del cobre, a pescadores y labriegos,

a indios azules en la orilla

de lagos centelleantes como vidrios,

al zapatero que a esta hora interroga

clavando el cuero con antiguas manos,

a ti, al que sin saberlo me ha esperado,

yo pertenezco y reconozco y canto.

                   (Canto X, Poema XII)

 

El Canto General pretende ser una Biblia del hombre moderno americano. La profesión de fe comunista, que se proclama sin tapujos, dicta el sentido del libro:

 

Entonces me hice soldado:

número oscuro, regimiento,

orden de puños combatientes,

sistema de la inteligencia,

fibra del tiempo innumerable,

árbol armado, indestructible

camino del hombre en la tierra.

   (Las Oligarquías, poema XI

          del Canto V)

 

Siguen otras obras de menor factura: Odas elementales (1954), Nuevas odas elementales (1956), Extravagario (1958)... En estos libros, Neruda escribe una poesía más lírica, sin abandonar su credo político, es más, usándolo de fondo.

Como resumen, ha dicho uno de los más destacados críticos de la obra de Neruda: "Las fuerzas más constantes de su inspiración en estas intermitentes alturas son fáciles de distinguir: primero la naturaleza, a la que arranca limpios fulgores incluso en sus momentos de retórica, y una potencia verdaderamente magnética en sus horas de mayor sensibilidad. Luego el amor —'de tanto amar y andar salen los libros'—, las mil inflexiones del sentimiento erótico, siempre carnal y terrestre en Neruda, desde el ímpetu soñador de los primeros versos hasta la madurez sensual de los últimos sonetos. En cuanto a las materias histórica y política, ellas han cobrado fuerza poética cuando han tomado en Neruda la forma del sentimiento inmediato, de la emoción, del contacto humano, y entonces ha escrito la poesía social y política más penetrante de nuestro idioma; pero la carga abstracta de la ideología, de la apología, la consigna o la interpretación le han jugado muy malas pasadas.

Para todas estas fuerzas y sentimientos hay en Neruda una forma oscura y otra clara; una hermética, profunda, táctil, de roedor subterráneo o buzo ciego de las aguas madres en su juventud o en sondeos esporádicos de su madurez; otra manera diáfana, visual, dichosa, neoclásica, de espectador atento y maestro natural de la vida. La primera tiende al verso largo, con ritmo de profundidades, y se despreocupa de todo público lector; la segunda busca la rapidez del verso corto y una claridad de pedagógicos contornos. Entre ambas formas puras se dan todas las combinaciones personalísimas de lo hermético y lo luminoso, que se corrigen entre sí y producen un efecto unitario de original acento". (J.M. Ibáñez Langlois, Rilke, Pound, Neruda. Tres claves de la poesía contemporánea. Rialp, Madrid, pp. 165-166).

RESIDENCIA EN LA TIERRA

1. Datos técnicos. Estructura

El libro está dividido en dos partes. La primera fue publicada en Santiago de Chile, en 1933. La segunda, en Madrid, bajo los auspicios del poeta José Bergamín, en el año 1935.

La primera parte se divide a su vez en otras cuatro: I (20 poemas), II (1 poema y 5 textos en prosa poética), III (4 poemas) y IV (3 poemas), y recoge composiciones escritas entre 1925 y 1931. La segunda parte se divide en seis: I (4 poemas), II (6 poemas), III (3 poemas), IV (Tres cantos materiales: 3 poemas), V (3 poemas) y VI (4 poemas). En conjunto, Residencia en la tierra lo forman 41 poemas y 5 textos en prosa poética.

En 1947, se publicó en Buenos Aires Tercera residencia, libro que no guarda una relación directa con los dos anteriores.

2. Historia del libro. Descripción

Se pueden señalar cuatro momentos en la composición de Residencia en la tierra, según el sentir más generalizado:

a) Poemas compuestos en Santiago de Chile, desde 1925, antes de la marcha de Neruda a Extremo Oriente como diplomático.

b) Poemas compuestos en Rangoon, Colombo, Batavia y Singapur, lugares en lo que ejerce su cargo de cónsul de Chile hasta 1932.

c) Poemas compuestos después del regreso a Chile y antes de su llegada a España en abril de 1934.

d) Poemas escritos en España hasta 1935.

En la conformación del libro tiene importancia decisiva la estancia de Neruda en tierras tropicales (1926-1931). Allí, parece ser, no encuentra más que angustia, incomunicación, sensualidad desbordada..., experiencias de las que dejará constancia en Residencia en la tierra. Para colmo, la única hija que Dios le concede en su matrimonio con María Antonieta Hagenaar, contraído en 1930, muere al poco tiempo de nacer; a ella va dedicado el poema de Residencia en la tierra titulado Enfermedades en mi casa (pp. 97-99).

Algunos párrafos de las cartas que escribió a su amigo Héctor Eandi dan testimonio de su situación espiritual, que se reflejará notablemente en la primera parte del libro:

 

"Ahora, preparémonos al horror de estas colonias de abandono, tomemos el primer whisky and soda o chota pegg a su honor de buen amigo, Eandi. Beber con ferocidad, el calor, las fiebres. Enfermos y alcohólicos por todas partes (...) A mí me roe el sueño, la fatiga, el calor. No hago más cartas, no más versos, tengo humo en el corazón. Y veo tanto trabajo por ese lado, tantas batallas, ¿para qué? En los periódicos que me mandan, tanto agitarse, tanta vida, pero pocas alturas (...) Yo no hallo cosas en mi vida o a mi alrededor tan completamente puras como para invitarme. Y en escoger siento que se va el tiempo. ¡Horrores!" (16 de enero de 1928).

 

 

"Me he criado inválido de expresión comunicable, me he rodeado de una cierta atmósfera secreta, y sufro una verdadera angustia por decir algo, aun solo conmigo mismo, como si ninguna palabra me representara, y sufriendo enormemente por ello. Hallo banales todas mis frases, desprovistas de mi propio ser (...) Estoy solo; cada diez minutos viene mi sirviente, Ratnaigh, viene cada diez minutos a llenar mi vaso. Me siento intranquilo, desterrado, moribundo (...) Eandi, nadie hay más solo que yo. Recojo perros en la calle para acompañarme, pero luego se van, los malignos (...) Residencia en la tierra es un montón de versos de gran monotonía, casi rituales, con misterio y dolores como los hacían los viejos poetas. Es algo muy uniforme, como una cosa comenzada y recomenzada, como eternamente ensayada sin éxito". (24 de abril de 1929).

 

3. Contenido

El título de la obra anuncia ya que esta lírica se ha olvidado del cielo y de todo lo que tenga que ver con él, y se centra exclusivamente en la tierra, la única, según el poeta, que forma al hombre, que al final a ella vuelve. Se trata de un canto estremecido de la existencia humana, pronunciado en un mundo obsesionante de desintegración y dolor, donde todo tiende a su aniquilación. La tierra aparece como un escenario sin sonrisa, sin amabilidad, sin afecto, donde la angustia y el pesimismo lo llenan todo.

Desde el primer poema del libro hasta el último, no hay ningún texto en el que falte la terrible visión de lo que se deshace: "Todos los versos —señala Amado Alonso (cfr. Poesía y estilo de Pablo Neruda. Ensayo de interpretación de una poesía hermética, 2ª ed. Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1951)— están llenos de imágenes de deformación, desposesión y destrucción". Visión, ésta, descorazonadora dentro del más propio existencialismo nihilista.

4. Temas e ideas de interés

Residencia en la tierra es un magnífico ejemplo del auge obtenido por los existencialismos de signo ateo en la primera mitad de este siglo. La concepción del mundo y del hombre sin sentido alguno, más allá del cual nada hay; e incluso el mismo lenguaje surrealista dan la dimensión de ser éste un libro de época.

Como único tema, el tiempo aniquilador, del que no brota más que la destrucción, nunca la vida. Y sobre el tiempo destructor construye Neruda la tragedia del hombre como ser que arrastra consigo la precariedad de su existencia. Así, el lenguaje revela sólo términos de características negativas:

 

desvanecido, desteñido, carcomido, consumido, pálido, marchito, destrozado, decaído, desquiciado, caído, derretido, derrumbado, corroído, degradado, muerto, etc. (la lista es amplísima);

 

 

o se refiere a cosas rotas: seres rotos, barco roto, agua rota, rosas rotas, labios rotos, pescados rotos, abanico roto, candelabro roto, objeciones rotas, etc.;

 

 

o se incluye dentro del campo semántico de la aniquilación: peldaños quebrados, flechas quebrantadas, trajes mordidos, paredes mordidas, pies cortados, lo desplomado, lo derribado, lo derrumbado, lo derramado, etc. (Cfr. el trabajo de Amado Alonso antes citado).

 

Consecuencia del fluir temporal aniquilador es la angustia, signo auténtico de la condición humana. Se la reconoce porque es apercepción brutal y desnuda de nuestra marcha hacia la destrucción. Un término de mucha frecuencia en Residencia en la tierra, a este respecto, es 'caer': el hombre como ser caído en su desdicha. Así:

 

Cuando la luna entrega sus naufragios,

sus cajones, sus muertos

cubiertos de amapolas masculinas,

cuando en el saco de la luna caen

los trajes sepultados en el mar

con sus largos tormentos, sus barbas derribadas,

sus cabezas que el agua y el orgullo pidieron para siempre,

en la extensión se oyen caer rodillas

hacia el fondo del mar traídas por la luna

en su saco de piedra gastada por las lágrimas

y por las mordeduras de pescados siniestros

  (El sur del océano, pág. 82. El subrayado es mío.)

 

 

Debe correr durmiendo por caminos de piel

en un país con cuchillos, y sábanas, y hormigas,

y con ojos que caen en ella como muertos.

  (Material nupcial, pág. 104. El subrayado es mío.)

 

 

Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,

veo caer un agua sorda.

  (Agua sexual, pág. 106. El subrayado es mío.)

 

Otros ejemplos se pueden encontrar en las páginas 109, 129-130...: son abundantísimos. Del campo semántico de la angustia, otro término reiterado es 'muerte', a veces ligado a 'llanto' o a 'lamento'. Sirvan como ejemplo:

 

No quiero para mí tantas desgracias.

No quiero continuar de raíz y de tumba,

de subterráneo solo, de bodega con muertos,

aterido, muriéndome de pena.

                (Walking Around, pág. 86)

 

 

El mar se ha puesto a golpear por años una pata de pájaro,

y la sal golpea y la espuma devora,

las raíces de un árbol sujetan una mano de niña,

las raíces de un árbol más grande que una mano de niña,

más grande que una mano del cielo,

y todo el año trabajan, cada día de luna

sube sangre de niña hacia las hojas manchadas por la luna,

y hay un planeta de terribles dientes

envenenando el agua en que caen los niños,

cuando es de noche, y no hay sino la muerte,

solamente la muerte, y nada más que llanto.

                (Enfermedades en mi casa, pp. 97-98)

 

A menudo, esta angustia viene acompañada del miedo: "miedo frío" la llama Neruda en la página 79. Alrededor del tiempo destructor se teje toda una filosofía inmanente del ser. Dios, por ejemplo, no deja de ser un comodín, una manera de hablar:

 

 ... Dios me libre

de inventar cosas cuando estoy cantando.

        (Estatuto del vino, pág. 115)

 

El amor nunca es don de sí, apertura hacia los demás seres. En el mejor de los casos, resulta la constatación del propio ser en el otro ser, autoafirmación; cuando no es una modalidad de la experiencia temporal. Incluso, más que de amor, cabría hablar de deseo carnal, de la angustia que causa su insatisfacción y de la experiencia erótica como intento de salvación de un mundo que se destruye. Así, el "lenguaje impuro" que usa Neruda —así lo ha llamado un gran sector de la crítica—, lo es más, si cabe, al hablar de la pasión sexual.

En definitiva, Residencia en la tierra —el título es harto significativo— supone una cerrazón a la trascendencia. Como ya se ha señalado, se trata de un libro de época que, sin más, recoge aspectos centrales de las filosofías existencialistas de cariz materialista de nuestra primera mitad del siglo XX.

5. Lenguaje y moral

El poeta desvela un mundo caótico en el que los elementos oníricos y visionarios son esenciales. Sin gran esfuerzo, podríamos relacionar este hacer lírico con la proclama del "automatismo psíquico" expuesta en el Manifiesto de 1924 por André Breton, creador del Surrealismo (cfr. Manifiestos del Surrealismo Madrid, Guadarrama, 1974, pág. 44).

El Arte poética que se incluye en Residencia en la tierra es revelador:

 

Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas,

dotado de corazón singular y sueños funestos,

precipitadamente pálido, marchito en la frente

y con luto de viudo furioso, por cada día de vida,

5 ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente

y de todo sonido que acojo temblando,

tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fría,

un oído que nace, una angustia indirecta,

como si llegaran ladrones o fantasmas,

10 y en una cáscara de extensión fija y profunda,

como un camarero humillado, como una campana un poco ronca,

como un espejo viejo, como un olor de casa sola

en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios,

y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores,

15 —posiblemente de otro modo aún menos melancólico—,

pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho,

las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio,

el ruido de un día que arde con sacrificio

me piden lo profético que hay en mí, con melancolía

20 y un golpe de objetos que llaman sin ser respondido

hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso.

                                        (pp. 39-40)

 

Como señala Angel Valbuena Briones (Historia de la Literatura Española. Literatura Hispanoamericana. Tomo V, 4ª ed., Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 1969, pp. 466-467), el posible hermetismo del poema no impide el análisis de su significante. Tras una confesión de la existencia humana (vv. 1-4), refiere el autor una relación angustiosa que los sentidos establecen con lo que le rodea (vv. 5-9). En Neruda, predomina siempre la sensación, es un poeta producto de la naturaleza y no de la cultura. A continuación, se habla de la inquietud interior del hombre (el propio Neruda) envuelto en su cuerpo y en múltiples eventos "traumatizantes" (vv. 10-15). Este estado produce en el poeta la necesidad inherente de arrojar al espacio su protesta (vv. 16-19). En trance, dominado por la exigencia de decir, surge el poema (vv. 20-21).

Usando como punto de partida el subconsciente, Neruda plantea una situación agónica. Los elementos técnicos sobre los que se apoya son el símbolo, la asociación de imágenes y la visión. Sobre estas bases se crea el poemario.

En estado febril es fácil que los versos gocen de gran libertad y las metáforas sean atrevidísimas, aunque no novedosas. Los mismos procedimientos surrealistas fueron empleados anteriormente por otros poetas. Cabe citar a César Vallejo con su libro Trilce (1922) o a García Lorca con Poeta en Nueva York (1930), entre otros muchos. De esta manera es hasta comprensible encontrar versos como:

 

si pudiera sacarme los ojos y comérmelos.

        (Oda a F.G. Lorca, pág. 117)

 

 

por ti las sastrerías con sus negras membranas

se llenan de cucharas y de sangre,

y tragan cintas rojas, y se matan a besos,

y se visten de blanco.

                        (Ibídem, pág. 117)

 

 

Sin embargo sería delicioso

asustar a un notario con un lirio cortado

o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.

Sería bello

ir por las calles con un cuchillo verde

y dando gritos hasta morir de frío.

                (Walking Aroung, pág. 85)

 

"Neruda ha dirigido su fuerza, su mejor fuego, en la dirección del cántico, del tono mayor, de la voz cósmica, de la celebración de las banderas, de la odisea y de la fábula, creando un lenguaje alucinado que destaca entre los más singulares de la poesía de este siglo" (J.M. Ibáñez Langlois, o.c., pág. 192).

6. Valoración doctrinal

El libro presenta una visión materialista, profundamente materialista y desolada de la existencia. Un poeta que afirma: "La vida termina definitivamente en mis pies" (Ritual de mis piernas, pág. 59), necesariamente se cierra a cualquier tipo de realidad trascendente.

Podemos considerar que, a lo largo de su trayectoria vital y poética, este materialismo de Neruda, sin dejar de serlo, cambió de signo o, mejor dicho, sufrió una evolución: del materialismo natural que se respira en Residencia en la tierra al materialismo dialéctico de procedencia marxista de obras suyas posteriores (a partir de Canto General, sobre todo).

Los errores doctrinales del libro se derivan del planteamiento anterior:

a) El tratamiento del tiempo es radicalmente opuesto al pensamiento cristiano. En Neruda, no pasa de ser motor para la aniquilación, no para la perfección del hombre en la prueba. En el tiempo se hace la destrucción, no la Redención, afirma.

b) El amor es posesión, nunca entrega; grosería, nunca respeto. Una manera más de soportar el tiempo arrasador.

c) La existencia humana, en definitiva, está atravesada en su propia esencia por la angustia, la tristeza, la soledad más radicales. Como el mismo autor reconociera más tarde, dentro de la más pura ortodoxia marxista:

 

"Contemplándolos ahora, considero dañinos los poemas de Residencia en la tierra. Estos poemas no deben ser leídos por la juventud de nuestros países. Son poemas que están empapados de un pesimismo y angustia atroces. No ayudan a vivir, ayudan a morir."

 

Ibáñez Langlois resume así la personalidad y la obra de Neruda: "Como en todo talento de su naturaleza, las glorias y las limitaciones de Neruda van inextricablemente enlazadas. Así sus logros poéticos y sus compromisos a veces esclavizantes. Así su misma personalidad, sus muchos personajes. Hombre de una sensibilidad desbordante, pero de un pensamiento limitado; más cerca de la naturaleza que de la cultura, y en la naturaleza más inclinado a la sensación elemental que al sentimiento; más próximo (como político comprometido) al grito de protesta que a la elaboración ideológica; más proclive como amante al gozo de la carne que a la comunicación personal; invulnerable a toda experiencia religiosa, compacto en su materialismo sin fisuras, es indudable que ha sabido hacer de esta particular y limitada vocación terrestre su grandeza poética; de esta pasión por lo tangible, su gran fuerza expresiva; y de la materia de su vida entera, una 'poesía escapada tumultuosamente de su corazón, romántica por la exacerbación del pensamiento, expresionista por el modo eruptivo de salir, personalísima por la carrera desbocada de la fantasía y por la visión de apocalipsis perpetuo que la informa', como la ha definido uno de sus críticos mas lúcidos, Amado Alonso, en aquella su etapa cumbre de Residencia en la tierra" (Gran Enciclopedia Rialp, voz Neruda).

 

                                                                                                                  F.V. (1982)

 

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