RIBEYRO, Julio Ramón

La tentación del fracaso. Diario personal (1950-1960). Tomo I

Campodónico Editor, Colección del Sol Blanco, Lima 1992, 247 pp.

1. Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) es uno de los mejores cuentistas peruanos de este siglo. Es ya célebre su obra de cuentos "Los gallinazos sin plumas que forma parte de la literatura peruana que se enseña en nuestras escuelas. Toda su narrativa corta ha sido recientemente compilada en varios tomos bajo el título de "La palabra del mudo''.

2. Este primer tomo de La tentación del Fracaso es un diario personal del autor que abarca diez años de su juventud (de los 21 a los 31 años), y que da muy buena noticia de la biografía personal de Ribeyro.

3. El libro es un diario intimista en el que el autor anota en párrafos cortos sus estados anímicos, sus impresiones, sus emociones, en definitiva, su respuesta anímica a los hechos que enfrentaba. No es un libro de memorias que juzga de los hechos y personas; es un diario que muestra el perfil biológico y biográfico del autor, sin más perspectiva que su propio yo.

4. La prosa está muy bien cuidada y el interés del libro está, fundamentalmente, en lo que aporta de conocimiento del autor y su obra. No es una autobiografía edificante, ni forma parte de esa buena literatura que deja poso en la formación del lector: el solipsismo de la narración es agobiante y opaca las buenas intuiciones y comentarios acertados que también tiene el libro.

5. El diario presenta a un escritor con mentalidad de ''eterno becario'', de voluntad vacilante, entregado a la bohemia y moviéndose al ritmo oscilante de sus sentimientos. Con pocas convicciones, huyendo siempre de los compromisos e incapaz de asumir uno sostenidamente. Un personaje en estados depresivos, muchas veces; en algunos pocos estados de euforia, otras veces; siempre, en estado de melancolía, girando sobre sí mismo.

6. Los diez años del diario corresponden a estadías del autor en diversos lugares de Europa, gracias a becas que iba gestionando y a la ayuda de su familia: Lima (1950-52), París (1953-55), Madrid (1955), París (1955), Munich (1955-56), París (1956-57), Amberes (1957), Berlín (1958), Lima — Ayacucho ( 1958-60).

7. A continuación, acompaño algunos pocos párrafos del libro que pueden ilustrar mejor su contenido:

7.1. Vida de bohemia y propósitos incumplidos: "Estoy asqueado de la bohemia. Ayer me he codeado con la hez de la vida nocturna; he conocido de cerca el hampa de la ciudad. Camilo y yo salimos con 400 soles y los dilapidamos en un abrir y cerrar de ojos. No es en la carne donde está el absoluto, no en el dinero, ni en los amigos, ni en la alegría, ni en el licor. Tal vez esté en los viajes que aún no he realizado, en el amor que todavía no he conocido, en la gloria que es mi ambición íntima o en Dios, a quien creo haber perdido. He de probar esos caminos, para ver si al fin puedo hacer algo que no me hastíe y de lo cual no tenga que arrepentirme" (Lima, 11. III. 1951 ), pp. 20-21.

A lo largo del libro, hay una serie de declaraciones de buenos propósitos, que muestran la intención del autor de salir de esos estados equívocos que él mismo buscaba. Refleja, también, la formación cristiana que tuvo, pues cuando menos juzga los hechos sin cambiar el calificativo moral que les corresponde.

7.2. La carencia de determinación como constante de vida: El pintor Eduardo Gutiérrez tiene razón: lo que yo tengo enfermo es la voluntad. Ha observado cómo sistemáticamente voy aplazando las cosas, hasta que una hecatombe cercana me hace despertar. ¿Qué hago en París? ¿Qué espero para ir a La Sorbona? ¿Por qué no recibo clases de francés? ¿Cuándo buscaré un alojamiento que no sea un cuarto de hotel? Todas las noches digo: mañana será. Ha pasado casi un mes y nada ha cambiado. Estoy enfermo, además, y esto me quita fuerzas para la acción. Enfermo de los nervios, del corazón, del estómago o qué se yo. Y además de la voluntad... (París, 20.XI.53), pp. 38-39.

7.3. El diario como refugio de la soledad: Todo diario íntimo surge de un agudo sentimiento de culpa. Parece que en él quisiéramos depositar muchas cosas que nos atormentan, y cuyo peso se aligera por el solo hecho de confiarlas a un cuaderno. Es una forma de confesión apartada del rito católico, hecha para personas incrédulas...

Todo diario íntimo nace de un profundo sentimiento de soledad. Soledad frente al amor, la religión, la política, la sociedad. La mayor parte de los diaristas fueron solteros...

Interesante por lo que afirma más que por lo que niega o no comprende. Parece de sentido común pensar que cuando la persona se cierra a la trascendencia humana y sobrenatural, no queda más que aferrarse a sí mismo, convirtiendo el diálogo en monólogo y cerrando las puertas a la mejora personal por falta de interlocutor. De otro lado, nada impide que un diario íntimo sea, también, efusión y expresión de vida interior densa, por el trato con Dios y sus criaturas.

7.4. La narrativa de Ribeyro: Si un mérito tiene mi libro es el de mantener la unidad del conjunto. Esta unidad reside más que en la forma, en la materia trabajada. Todos ellos —mis cuentos— transcurren en Lima, en las clases económicamente débiles, en ambientes deliberadamente sórdidos. (...) La visión resulta al final un poco miserable, pero exacta y verosímil.

Mi segunda preocupación ha sido la de la exactitud sicológica. En realidad, los hechos me interesan poco en sí. Me interesa más la presión de los hechos sobre las personas. Podrían definirse mis cuentos —con algunas excepciones— como la "historia sicológica de la decisión humana. (...)

Mi última preocupación ha sido vigilar, el estilo y mantener cierto nivel de gusto literario. Creo y seguiré creyendo que la[s posibilidades de] duración de una obra residen en gran parte en sus cualidades estrictamente literarias. Por literarias entiendo el estilo, las metáforas, la armonía de la frase y de la construcción, elementos en suma sensoriales, sensuales, que muchos escritores negligen. Las ideas pasan, la expresión queda (París, 21.XII.54), pp. 59-60.

7.5. Carencia de medida: Uno de los caracteres esenciales de mi temperamento es la avidez, la vehemencia, la voracidad. (...) Previsión, economía, método son palabras que no tienen sentido para mí. Jamás he podido distribuir mis bienes en proporción a mis necesidades. Mis apetitos no tienen otro límite que la fatiga y no se extinguen sino con el abuso (Munich, 13.V.56), p.124

7.6. Hermetismo: Algún día analizaré con calma los orígenes de mi incapacidad para la vida social. Me gustaría determinar la época exacta en que comienzo a sentirme incómodo entre mis semejantes, a sufrir su presencia como una agresión, a buscar la soledad y el silencio (Amberes, 23.V.57), p.156.

7.7. El oficio de escribir: Para escribir necesito un mínimo de irresponsabilidad que sólo puede dármelo el alcohol hábilmente dosificado. Lúcido soy tan incapaz como borracho. Alcanzar esta embriaguez media es una operación arriesgada. Solamente al corregir actúo con plena conciencia (Lima, 11.XI.58), p. 213.

 

                                                                                                               F.B.R. (1995)


 

RIBEYRO, Julio Ramón

La Tentación del Fracaso. Diario Personal (1960-1974). Tomo II

Campodónico Editor, Colección Del Sol Blanco, Lima 1993, 229 pp.

1. Este segundo tomo del Diario Personal de Julio Ramón Ribeyro comprende el periodo de su vida entre los 31 y 45 años. Periodo de primera madurez y en el cual se fijan los rasgos biográficos del autor. Periodo en el que, explícita o implícitamente, rondan por su vida, el éxito, el fracaso; la vida lograda, la insatisfacción personal;...

2. E1 texto mantiene la cuidada redacción que ya se ve en el primer tomo y que es característica del buen estilo de su autor. Pero, a diferencia del volumen anterior, en éste se trasluce aún más la inconstancia del carácter de Ribeyro. Hay un ritmo vital cansino con pocos episodios épicos y mucho desencanto. Hay largos espacios en blanco y anotaciones sin fecha cierta e, incluso, pequeñas anotaciones a manera de aforismos, que denotan trabajo inconcluso y falta de perseverancia.

3. En este segundo diario la sensación de fracaso es mayor. E1 autor ya está casado y tiene un hijo. Ha publicado cuentos con mayor o menor éxito, pero se nota la insatisfacción respecto a su situación personal, ya como novelista, ya como esposo, ya como padre, y un largo etcétera más.

4. Se percibe la inestabilidad de su carácter y también una suerte de resignación ante su pena acostumbrada. Ya no es sólo la falta de éxito lo que acongoja al autor, sino también la falta de salud. Sin embargo, puede notarse el buen rescoldo de su formación juvenil que emerge a lo largo de las páginas, ya como sentido común, ya como sentido del ridículo, ya como precario respeto a la trascendencia.

5. En definitiva, un texto útil para conocer la evolución del hombre y del escritor que es Julio Ramón Ribeyro, que cabalga, no sobre la grupa del caballo, sino agarrado a uno de los estribos de la silla. Salvada esta apreciación, este libro no tiene la fuerza testimonial del anterior y más bien se acentúan en él las zonas grises y cansinas de la vida del autor, en tonos apagados y cenicientos.

6. A continuación, anoto algunos párrafos que ilustran el drama y dilema existencial que se manifiesta en las páginas del texto:

6.1 Sentido común y discreción: Pues la verdad es que yo sé poquísimo de esta organización (UNESCO) a cuyo círculo más hermético he penetrado. Estoy allí no sé por qué, ni cómo, ni gracias a qué méritos. Lo que me permite no hacer un papel deslucido no es la inteligencia ni la experiencia, sino ese fondo de sentido común y de discreción que nunca me han abandonado (1972, p. 169).

6.2 Creencias y escepticismo: Mi escritorio poblado de amuletos e ídolos, que no me traen ni esperanza ni consuelo. Un pequeño Buda de marfil, a quien no sé qué plegaria dirigir; un reyezuelo que me tocó en la torta de Navidad y que en vano escruto aguardando la fortuna que me debe deparar; un hombrecillo precolombino en bronce, cuya joroba pectoral froto a veces, como si tratara de acariciar y seducir al azar. Todo vano. No he encontrado aún un talismán capaz de dar al traste con mi incredulidad y mi escepticismo (1973, p. 180).

6.3. Enfermedad: No veo las horas de que termine este año espantoso, en el que no he hecho más que sufrir sin interrupción desde el 12 de enero, día de mi primera operación. La enfermedad, aparte de volvernos egoístas y envidiosos, nos hace caer en la superstición y la irracionalidad y uno cree así en los años fastos y nefastos. 1973 habrá sido fatal, 1974 será mejor, porque lo quiero intensamente y todo lo que he querido con esta fuerza lo he realizado (1973, p. 185).

6.4 Ideología progresista de los 70: Conversación abyectamente reaccionaria. Me pregunto si no habría sido yo invitado por equivocación. ¿O es que el Perú no ha logrado aún modificar su imagen y es considerado por muchos como un bastión del catolicismo y del conservadurismo? El motivo de este almuerzo era un futuro homenaje al padre Poveda, educador fusilado por los rojos en la guerra civil española, fundador o inspirador de la orden laica de las teresianas, diez mil maestras repartidas por todo el mundo. Perú incluido. Esta reunión me hizo reflexionar seriamente acerca de mi teoría sobre los modales. Nuestra discrepancia acerca de todo lo que se habló era tan grande que no pude abrir la boca. Anticomunismo cerril, babosería franquista, inquina contra el clero progresista, declaraciones como todos los guerrilleros latinoamericanos son unos delincuentes comunes, etc., todo esto unido a una charlatanería italianizante y españolizante de la mejor cosecha. Horrores de la diplomacia (1974, p. 200).

6.5. Sentimiento de culpa: Un manojo de solitarios emborrachándose y tratando de gozar de una ilusoria compañía. A las cuatro de la mañana, el pequeño gendarme que todavía queda en mí o el ángel de la guarda, si se quiere, me sacó de allí y me recondujo a casa, en estado naturalmente lamentable. Dormí apenas un par de horas y amanecí quebrado, irritado, con una mela conciencia que ni siguiera estas líneas de confesión y de arrepentimiento disiparán, pues no impunemente uno se maltrata y la contrapartida de esas horas de aparente liberación es el sufrimiento razonado (1974, p. 219).

 

                                                                                                               F.B.R. (1995)

 

Volver al Índice de las Recensiones del Opus Dei

Ver Índice de las notas bibliográficas del Opus Dei

Ir al INDEX del Opus Dei

Ir a Libros silenciados y Documentos internos (del Opus Dei)

Ir a la página principal