WEEKS, John R.

Sociología de la población

Alianza Universidad Textos, Madrid 1984

(t.o.: Population. An introduction to Concepts and Issues)

CAPITULO 1. INTRODUCCIÓN. FUENTES DE DATOS DEMOGRÁFICOS

En el año 2000, seis mil millones de personas poblarán la tierra, lo que supondrá una utilización creciente de los recursos del mundo. Esto tendrá una incidencia notable en la crisis de la energía, la escasez de vivienda, el hambre creciente, la contaminación, la inflación, y el desempleo; por otro lado vendrá a plantear una amenaza muy clara para la libertad individual.

Los pesimistas afirman que el crecimiento poblacional es una bomba a punto de estallar con consecuencias catastróficas; por otro lado, los optimistas creen que el problema no es tan amenazador como parece y que se puede resolver con más alimentos, nuevas tecnologías, o con una mejor distribución de los recursos. Lo cierto es que el hecho del aumento de población preocupa o, cuando menos, despierta la curiosidad de muchas personas. La comprensión de los procesos demográficos y de otros acontecimientos con ellos relacionados, es lo que persigue la demografía, la ciencia de la población.

A la demografía le concierne prácticamente todo lo que influye sobre, o puede estar influido por, el tamaño de la población, su distribución, procesos, estructura o características. Estas grandes cuestiones no son sino el resultado de millones de millones de decisiones individuales y de situaciones personales.

1.— Fuentes de datos demográficos

Para analizar una sociedad desde el punto de vista demográfico necesitamos saber cuanta gente vive en ella , cuantos nacen , cuantos mueren , cuantos llegan y cuantos se marchan. Esto, por supuesto sólo es el principio, pero es la base sobre la que todo lo demás de apoya.

Esta información se descompone en dos categorías: Tamaño y distribución de la población (censos); Procesos demográficos: fecundidad, mortalidad y migración (Estadísticas vitales); Estructura y características de la población (encuestas muestrales).

Censos de población

Desde muy antiguo los gobernantes han querido saber a cuánta gente se extendía su autoridad (por curiosidad, vanagloria, impuestos, etc.). Estos datos solían tener grandes errores de cobertura como el no incluir a las mujeres, niños o esclavos.

Las Naciones Unidas definen un censo como: "el proceso total de recogida, agrupación y publicación de datos demográficos, económicos y sociales, relativos a personas que viven en un país o en un territorio delimitado en un momento o momentos específicos".

A finales del siglo XIX el enfoque estadístico comenzó a afianzarse en Occidente, y el censo de población comenzó a ser considerado como una posible herramienta para averiguar más cosas que simplemente cuanta gente hay y dónde reside: edad, nivel educativo, estado civil, situación económica, etc.

Entre 1855 y 1864 sólo el 17% de la población mundial fue censada. Entre 1953 y 1964, el 78% del total de población fue censado. Las razones de la diferencia en el porcentaje de población censada entre diferentes zonas geográficas residen el grado de desarrollo económico y el nivel cultural de la población.

El primer censo con un cierto nivel de fiabilidad y profesionalidad fue hecho en EE.UU. en el año 1790, debido a un mandato constitucional. Se aprovechó la ocasión para recoger más información que la puramente demográfica.

Errores en la estimación o error de cobertura: Para estimar cuánta gente se queda sin censar se utilizan fundamentalmente dos métodos: Análisis de cohorte intercensal y Acoplamiento caso a caso.

Error de contenido: En el error debido a los agentes censales o a los individuos que rellenan los censos.

Población de facto y iure: La población de facto (de hecho) incluye a las personas que se encuentran en un territorio el día que se hace el censo. La población de iure (de derecho) comprende a las personas que "pertenecen" a un área determinada, tanto si estaban allí el día que en que se realizó el censo, como si no. Si no hay movimientos migratorios, o personas que trabajen fuera de su lugar habitual de residencia, esta distinción apenas tiene significado.

El registro de estadísticas vitales.

Los nacimientos, defunciones, matrimonios, etc. constituyen acontecimientos vitales, que al ser recogidos, agrupados y archivados o publicados por el Estado se convierten en Estadísticas Vitales. El registro de estadísticas vitales se inició en Europa a cargo de la Iglesia, cuyos párrocos archivaban las notas de los bautismos de sus fieles. Más adelante, con la separación de cultos, el Estado comenzó a llevar estos registros. También se elaboran estadísticas de migraciones, internas y externas, cuya dificultad radica en la dificultad que existe en controlar los movimientos migratorios.

Combinación de datos censales y estadísticas vitales.

Dado que los censos no se realizan cada año, para conocer la población en los años intercensales, se combinan los datos censales y las estadísticas vitales: se suman, a la población enumerada en el censo, los nacidos en el período que va desde la realización del censo hasta la actualidad, y se le restan los fallecidos en tal período. Obtenemos así la población en cualquier año posterior al de la realización del censo.

Encuestas muestrales.

A la hora de utilizar datos censales o estadísticas vitales nos encontramos con dos problemas: a) Los datos no son recogidos según los intereses teóricos de la demografía, sino que responden a otros fines (políticos, sociales, económicos, etc.); b) Son recogidos por gran cantidad de personas, con métodos muy diversos.

Por ello, cada vez es más frecuente la utilización de encuestas muestrales, que utilizan una muestra cuidadosamente seleccionada, incluso de unos pocos miles de personas.

2.— ¿Quién utiliza los datos demográficos ?

Simplemente decir que la lista de usuarios de datos demográficos es larga y que incluye a empresarios, políticos, investigadores, empresas de seguros, etc. y no sólo a demógrafos profesionales.

CAPÍTULO 2. PERSPECTIVAS DEMOGRÁFICAS.

Para llegar a dominar las cuestionas y los problemas poblacionales hay que poner en relación los hechos demográficos con los "por qué" y los "por tanto". En otras palabras es preciso disponer de una perspectiva demográfica, es decir, de un esquema que permita relacionar la información básica con teorías acerca del funcionamiento demográfico del mundo.

Existen dos grandes preguntas que han de ser contestadas antes de poder desarrollar una perspectiva propia: a)

¿Cuáles son las causas del cambio demográfico?; b)

¿Cuáles son las consecuencias del cambio demográfico?

1.— La perspectiva malthusiana..

En 1798 publica su Ensayo sobre la población. Considera causa del crecimiento demográfico un poderoso instinto: el impulso de reproducción. Más aún si no existiesen frenos al crecimiento de la población llenaríamos "millones de mundos en unos pocos miles de años". Pero existen unos frenos al desarrollo de la población. El freno último sería la falta de alimentos: la población crece en progresión geométrica, mientras los recursos lo hacen en progresión aritmética,

La base de su argumentación es que las poblaciones tienden a crecer más deprisa que sus recursos alimenticios, lo que desborda las posibilidades de alimentación; ello, a su vez, frena el crecimiento poblacional.

La inanición rara vez opera directamente como factor de mortalidad, pues por lo general son otros los factores que terminan con la vida de las personas, antes de que éstas puedan morirse realmente de hambre. Estos otros factores, constituyen lo que Malthus denomina frenos positivos, es decir, fundamentalmente aquellas medidas "tanto de orden moral como físico, que tienden a debilitar y destruir prematuramente la constitución humana". Existen también frenos preventivos, es decir, limitaciones de los nacimientos, De éstos últimos, el único aceptable es el ejercicio de la contención moral, es decir, la posposición del matrimonio hasta que el varón esté "seguro de que, caso de tener una familia numerosa, sus esfuerzos lograrán evitarle vestir con harapos, vivir en la más absoluta pobreza y la consiguiente degeneración de su comunidad". Otros posibles frenos preventivos —aborto, infanticidio, métodos anticonceptivos, etc.— constituyen, en su opinión, una práctica viciosa que no haría sino degradar la dignidad de la naturaleza humana.

Consecuencias del crecimiento demográfico

Malthus creía que la pobreza es una consecuencia natural del crecimiento demográfico. Ello es conclusión lógica de sus argumentos básicos: (1) Los seres humanos tienen un impulso natural de reproducción; (2) El incremento en la producción de alimentos no puede seguir el paso al crecimiento demográfico.

Malthus creía que este ciclo (aumento de los recursos alimenticios , que da lugar a un crecimiento poblacional, que a su vez da lugar a un exceso de población en relación con los recursos disponibles, que a su vez origina un retorno a la pobreza) formaba parte de una ley demográfica natural. Cada incremento en la producción de alimentos supone que, con el tiempo, haya más gente pobre. Así, la

Cómo evitar las consecuencias

Malthus sostenía que "el esfuerzo por evitar el sufrimiento, más que la búsqueda de placer, constituye el gran estímulo para actuar en la vida".

Para Malthus, la principal consecuencia del crecimiento demográfico es la pobreza. Ahora bien, esta pobreza contiene el estímulo para la acción capaz de sacar a la gente de su miseria. Así pues, si la gente sigue siendo pobre es por su culpa, por no tratar de hacer algo al respecto.

2.— La perspectiva marxista.

Lo más destacable de esta perspectiva se encuentra en las consecuencias del crecimiento demográfico, en lo que se oponían seriamente con Malthus. Rechazaban que los pobres tienen la culpa de su pobreza; ésta es consecuencia de una mala organización de la sociedad, de estructuras injustas, de que los capitalistas despojaron primero a los pobres de parte de su salario, y después de su propio trabajo, sustituyéndoles por máquinas.

Las consecuencias de lo que Malthus decía "crecimiento demográfico", no eran sino las consecuencias de la sociedad capitalista. Así, los problemas demográficos desaparecerían si la sociedad fuera reorganizada según el modelo marxista.

3.— La teoría de la transición demográfica.

Esta teoría, al principio, describía la transición desde una situación de alta natalidad y alta mortalidad a otra caracterizada por bajas tasas de natalidad y mortalidad.

Warren Thompson (1927) dividió los países en tres grupos: Grupo a): Son aquellos países con tasas de incremento natural muy alto, que han pasado a tenerlas muy bajas, en poco tiempo, y que en breve se harán estacionarias, e incluso tenderán a decrecer; Grupo b): Aquellos caracterizados por un descenso tanto en la tasa de mortalidad como en la de natalidad, pero en los que parece probable que la tasa de mortalidad siga descendiendo durante algún tiempo, tanto o más que la tasa de natalidad. Grupo c): Representa el resto de los países, en los que Thompson halló escasas pruebas de la existencia de escasas pruebas control sobre los nacimientos o las defunciones.

En 1945, Frank Notenstein retomó el hilo de las tesis de Thompson, y proporcionó nombres a los tres tipos de pautas de crecimiento que éste se había limitado a designar como a, b, y c. Denominó: Grupo a): Crecimiento incipiente; Grupo b): Crecimiento transicional; Grupo c): De elevada capacidad de crecimiento.

Nació así el término TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA para designar al período de rápido crecimiento que se produce cuando un país pasa de tener altas tasas de natalidad y mortalidad a tenerlas bajas; es decir, cuando pasa de una situación de alta capacidad de crecimiento a otra de descenso incipiente. En ese momento, a mediados de la década de 1940, la transición demográfica era una descripción del cambio demográfico, no una teoría.

A la altura de 1964 George Stolnitz convierte esta descripción en teoría generalizada. Las tasas de mortalidad disminuyeron a medida que mejoraba el nivel de vida, y las tasas de mortalidad, casi siempre decrecieron unas pocas décadas más tarde, para alcanzar niveles muy bajos, pero no tanto como las de mortalidad.

En síntesis, la teoría de la transición demográfica percibe la alta fecundidad como reacción a la alta mortalidad. Al declinar la mortalidad, disminuye la necesidad de una alta fecundidad, y en consecuencia, disminuyen las tasas de natalidad. En ese período de transición se produce un intenso crecimiento cuyas consecuencias no serán graves si el descenso de la mortalidad se debe a un incremento en el nivel de vida.

4._ La teoría del cambio y respuesta demográficos.

Es una prolongación a la teoría de la transición demográfica. E. Davis (1963) estudió por qué, y bajo qué condiciones, un descenso en la mortalidad puede llevar a un descenso en la fecundidad. Se plantea qué les ocurre a las individuos cuando la mortalidad disminuye. La respuesta es que es mayor el número de niños que logran llegar a adultos, generando así una presión mayor sobre los recursos familiares; los individuos tienen así que reorganizar sus vidas para intentar aliviar esa presión; es decir, que la gente reacciona ante el cambio demográfico, y si existe de hecho una posibilidad de mejora social y económica, entonces la gente tratará de aprovecharla evitando tener familias tan grandes como las que causaron problemas a sus padres. El motivo más poderoso es la perspectiva de una prosperidad creciente, suponiendo que los individuos hayan alcanzado un status que merezca la pena mantener.

5.— Teoría del nivel relativo de ingresos

Esta teoría, a veces llamada también "nueva economía familiar", se basa en la idea de que la tasa de natalidad responde no a los niveles absolutos de bienestar económico, sino a los niveles relativos a que se está acostumbrado. Easterlin, padre de esta teoría, parte del supuesto de que el nivel de vida que el individuo experimenta al final de su infancia constituye la base desde la que evalúa sus posibilidades como adulto.

La situación relativa en la que se encuentra una persona depende de la relación existente entre las fluctuaciones de la economía y las respuestas demográficas a dichas fluctuaciones. Interviene también la estructura de edad de la población (pocos jóvenes y muchos recursos harían aumentar la natalidad; muchos jóvenes harían disminuir la fecundidad y la edad del matrimonio). No sólo influye lo que ocurre en el resto de la sociedad, sino que priva lo que acontece en el nivel relativo personal a que se está acostumbrado.

CAPITULO 3. LA POBLACIÓN MUNDIAL: UNA VISIÓN DE CONJUNTO

1.— Breve historia de la población mundial

Los hombres han existido desde hace, por lo menos, un millón de años, siendo cazadores y recolectores, y con un crecimiento prácticamente nulo.

En el año 8000 a.C. existían 8.000.000 de personas y el incremento de la natalidad era de 15 personas por millón al año. En el año 0 eran unos 300 millones.

El año 8000 a.C. va asociado a la revolución agrícola. Del año 0 al 1750 (Revolución industrial) se operó otro aumento de población: en el siglo XVIII existían 800 millones de seres (el tiempo de duplicación de su tamaño era de 1240 años).

Desde entonces, tanto el tamaño de la población, como su tasa de crecimiento han aumentado dramáticamente. De 1750 a 1950, la población mundial pasó de 800 a 2500 millones (tiempo de duplicación: 122 años). De 1950 a 1975, la población mundial pasó de 2500 a 4000 millones (tiempo de duplicación: 37 años).

¿Con qué rapidez pueden crecer las poblaciones?

Las poblaciones pueden crecer en potencia a una tasa exponencial. Un modo de medir el "Potencial de crecimiento implícito" en una población es hallar su tiempo de duplicación (suponiendo constante su actual tasa de crecimiento ).

REGLA DEL 70: 70/tasa de crecimiento en %. (Potencial de crecimiento implícito= años de duplicación/tasa de crecimiento).

¿Por qué fue tan lento el crecimiento inicial?

Durante el 99% de la historia mundial el crecimiento de la población fue tan lento debido a las ALTAS TASAS DE MORTALIDAD, especialmente entre recién nacidos y pequeños. La consecuencia era el tener muchos hijos para que alguno sobreviviera. La esperanza de vida en los tiempos premodernos rara vez superaba los 30 años. Las mujeres debían tener más de cuatro hijos para que dos llegasen a adultos.

Se creía que la revolución agrícola supuso un aumento de las tasas de crecimiento debido al asentamiento de los pueblos nómadas (las tasas de mortalidad deberían de crecer por ello). Hoy existen otras teorías que aportan datos tendentes a demostrar que la mortalidad aumentó debido al incremento de problemas sanitarios y a la mayor exposición a enfermedades contagiosas. En este caso, el incremento de población es debido a la elevación de las tasas de fecundidad, debido a cambios en la dieta y al hecho de no espaciar tanto el nacimiento de los hijos, gracias a la vida sedentaria.

Del 8000 a.C. al 1750 d.C. la población aumentaba en 67.000 personas al año. Hoy esta cifra se alcanza en 8 horas.

¿Por qué son tan rápidos los aumentos poblacionales recientes?

Casi por completo han sido debidos a la CAÍDA DE LA MORTALIDAD que acompañó a la revolución industrial. En los países industriales el descenso de la mortalidad fue debido: a) En un principio a los efectos del desarrollo económico y a las mejoras en el nivel de vida; b) A partir de 1500 a los avances en la tecnología médica, especialmente en lo referente a enfermedades infecciosas.

El descenso de la mortalidad tuvo lugar al principio sólo en los países desarrollados. La fecundidad empezó a disminuir al cabo de una o dos generaciones.

Desde la II guerra mundial, la técnica médica se ha hecho asequible a todos los países del mundo, con independencia de su grado de desarrollo económico. En los países subdesarrollados la caída de la mortalidad ha sido mucho más rápida que en los hoy desarrollados, pues no ha sufrido una evolución en su nivel de vida, y además han mantenido una tasa de natalidad muy alta (la consecuencia ha sido un incremento de población muy acelerado)

Distribución de la población mundial por medio de la migración

Por lo general, las masas migratorias se han dirigido de áreas con crecimiento poblacional alto a zonas de crecimiento poblacional bajo. Dentro de un país, se han dirigido de las zonas rurales a las urbanas.

En décadas anteriores, a medida que aumentaba la población, se iban a zonas de menor crecimiento y menor población total

a escala masiva empezó en el siglo XIX, cuando los países europeos empezaron a industrializarse, y su población comenzaba a aumentar.

Antes de la expansión europea, sus habitantes representaban el 18% del total de la población mundial; hacia 1930, el 35%; y hacia 1970, el 20%.

Desde la década de 1930 la expansión europea prácticamente ha cesado. Hasta entonces la población europea había crecido más rápidamente que la de Asia, África y América Latina; desde la II guerra mundial, la tendencia se ha invertido: las áreas menos desarrolladas son las que tienen ahora mayor crecimiento.

Hoy, la migración de zonas menos desarrolladas a zonas más desarrolladas 08 mayor que la inversa.

Una diferencia importante es que los europeos emigraban a zonas con muy poca población. Hoy esas zonas han desaparecido prácticamente y el resultado de la emigración suele ser un incremento en la densidad de población del país receptor de los emigrantes.

La revolución urbana

Hasta hace poco, casi la totalidad de la población ha vivido en zonas básicamente rurales. En 1800, menos del 1% de la población mundial vivía en ciudades de más de 100.000 habitantes. En 1970 esta cifra alcanzaba casi el 25%.

La distribución de la población es más acentuada en los países industrializados. En Inglaterra, en 1800, el 10% de la población vivía en ciudades; en 1970, el 75%.

En las zonas menos desarrolladas la urbanización guardó estrecha relación con el desarrollo del comercio originado por la industrialización de Europa, América y Japón. Se desarrollaban centros urbanos en zonas apenas industrializadas. Las ciudades en los países menos desarrollados crecen más por la alta natalidad que por la inmigración (contraste con las europeas al principio de su historia).

2.— Los países más poblados del mundo

China: 1000 millones de habitantes. 3 hijos por mujer (hpm). Tasa de crecimiento (tc): 1,4% anual.

India: 700 millones. 5 hpm. tc: 2%.

E.E.U.U.: 225 millones. Menos de 2 hpm. tc menor que 1%.

URSS: 260 millones. Poco más de 2 hpm. tc menor que 1%.

La mitad de la población mundial se concentra en el 30% de la superficie terrestre.

3.— Diferencias actuales en las tasas de crecimiento

En la actualidad, la tasa de crecimiento anual se sitúa entre el 1,7 y el 2% anual. La incertidumbre entre estos dos valores se debe la dificultad para conocer los datos demográficos de la República Popular China. La población mundial se duplica en un período de tiempo que oscila entre los 35 y los 41 años.

Seis de los países más poblados tienen una tasa de crecimiento mayor que la mundial. Los de crecimiento más lento son: Japón, Estados Unidos, URSS y China.

Los países con un crecimiento demográfico más rápido son los menos desarrollados económicamente y viceversa. Pero esto no ha sido siempre así:

—Antes de la gran depresión el crecimiento de Europa y América era el más grande de la tierra.

— Década de 1930. La tasa de crecimiento (tc) descendió hasta igualarse con la del resto del mundo (0,73%).

El crecimiento actual es debido fundamentalmente al de Asia, América Latina y África.

El más elevado es el de los Emiratos Arabes Unidos: 8,9%. Su población se duplica en menos de 8 años, y es debido a su alta fecundidad y a su baja tasa de mortalidad

4.—Pautas mundiales de crecimiento demográfico

Alta mortalidad y alta fecundidad

Hoy escasean los países que reúnen estas condiciones. Antes de la II guerra mundial había más. En África llegaban incluso a tasas de mortalidad del 40%. Alta fecundidad y mortalidad están asociadas a niveles de desarrollo económico muy bajos. Países de este tipo no suelen tener medios ni para tener un registro ni otro tipo de censos; por ello su evaluación se hace difícil. Se considera una tasa bruta de mortalidad alta cuando es SUPERIOR AL 20%. En 1979 existían unos 24 países con estas características (África subsahariana, Asia, Camerún, etc...)

Baja mortalidad y alta fecundidad

Estos países experimentan ahora el crecimiento demográfico más rápido (Norte de África, Oriente Medio, América latina. etc.). Argelia crece al 3% anual, su tasa de fecundidad total es de casi 7 hijos por mujer, y prácticamente triplica su población en cada generación. Méjico tiene una TFT de 6 y triplica cada generación; y Chile tiene una tasa de crecimiento menor que la de Méjico. Su TFT es de 3 y duplica cada 26 años.

Baja fecundidad y baja mortalidad

Representa el estadio final de la transición demográfica. Estos países tienen una tasa de crecimiento muy baja, que tiende al crecimiento cero. Es el caso de EE.UU., Canadá , Australia, Japón, URSS y Europa. Suecia tiene el nivel de mortalidad más bajo, el mejor nivel sanitario, y una esperanza de vida muy prolongada (existe el 95% de probabilidad de llegar a los 50 años). Su TFT es de 1,9 hijos por mujer; prácticamente todos llegan a adultos: el 21% de la población es menor de 15 años, y el 13% es mayor de 65, lo que indica una estructura de población vieja (su población aumenta sólo por la inmigración).

La Fecundidad designa al número de hijos que tienen las mujeres. Las tasas de fecundidad no constituyen sino la acumulación de millones de decisiones individuales.

La fecundidad tiene dos componentes: uno biológico, que se refiere a la capacidad para reproducirse; otro social, que se refiere al entorno social en el que viven las personas.

El componente biológico

La Fertilidad es la capacidad física que tienen las mujeres para reproducirse. Se consideran infértiles o estériles a las personas que han intentado tener un hijo durante un largo período, sin éxito. Se consideran subfértiles a los que, sin uso de anticonceptivos, sólo han tenido uno o dos hijos.

En cualquier caso, existe una dificultad objetiva a la hora de la estimación: el uso de los anticonceptivos. Dado que la mayoría de las personas son fértiles, la explicación a las diferencias en la fecundidad se halla en cuestiones de orden social componente social.

Las oportunidades y motivaciones para tener hijos varían mucho de unos lugares a otros, de unos entornos sociales a otros. Los medios de regulación de la fecundidad ( el cómo ) constituyen un factor interviniente en la relación entre la motivación (el porqué) y la conducta reproductiva real,

¿Cómo puede ser controlada la fecundidad?

Los medios de regulación de la fecundidad suelen ser denominados VARIABLES INTERMEDIAS: a través de ellas dejan sentir su efecto todos los factores sociales que influyen en el nivel de fecundidad.

Davis y Blake señalan la existencia de tres fases en el camino hacia la fecundidad: relaciones sexuales, concepción y gestación.

1ª FASE.— Se reproduce la tabla de variables intermedias a través de las cuales los factores sociales inciden sobre la fecundidad

TABLA 4.1. Variables intermedias a través de las cuales los factores sociales inciden sobre la fecundidad.

I. Factores que afectan a la exposición a la relación sexual ("variables referidas a la relación sexual").

A) Factores que rigen la formación y disolución de uniones en el período reproductivo.

1. Edad en que se establece la unión sexual (legítima o ilegítima).

2. Celibato permanente: proporción de mujeres que nunca mantienen una unión sexual.

3. Cantidad de período reproductivo perdido antes de, o entre uniones.

a) Cuando las uniones son rotas por divorcio, separación o abandono.

b) Cuando las uniones se rompen por fallecimiento del marido.

B) Factores que rigen la exposición a la relación sexual dentro de las uniones.

4. Continencia voluntaria.

5. Continencia involuntaria (debida a impotencia enfermedad o separaciones inevitables pero temporales).

6. Frecuencia de las relaciones sexuales (excluyendo los períodos de continencia).

II. Factores que afectan a la exposición a la concepción ("variables referidas a la concepción")

7. Esterilidad involuntaria.

8. Uso (o no uso) de técnicas anticonceptivas.

a) Medios mecánicos o químicos.

b) Otros medios.

9. Esterilidad voluntaria (esterilización. tratamiento médico etc.).

III. Factores que afectan a la gestación y a la normalidad del parto ("variables referidas a la gestación").

10. Mortalidad fetal por causas involuntarias.

11. Mortalidad fetal por causas voluntarias.

2ª FASE.— (Variables referidas a la concepción)

— Esterilidad involuntaria.

— Uso (o no) de anticonceptivos

— Esterilidad voluntaria

3ª FASE.— (Variables referidas a la gestación)

— Aborto involuntario

— Aborto voluntario

MEDICIÓN DE LA EFECTIVIDAD DE LOS ANTICONCEPTIVOS: el método de PEARL establece el siguiente coeficiente:

fallos (concepciones) / años de exposición al uso

Medición de la fecundidad

—TASA BRUTA DE NATALIDAD (TBN) TBN= (nacidos en un año / población a mediados de año) x 1.000. —TASA DE FECUNDIDAD GENERAL (TFG) TFG= nacidos en un año / mujeres entre 15-44 años en el año dado. —TASA DE FECUNDIDAD ESPECIFICA POR EDAD (TFEE) TFEE= niños nacidos a mujeres entre x-x+5 años / mujeres entre x-x+5 años. TASA DE FECUNDIDAD TOTAL (TFT) : Representa el nº de hijos que han tenido las mujeres, una vez que todas han completado su período reproductivo. Permite elaborar una proyección de lo que podría ocurrir en el futuro si todas las mujeres, a lo largo de su vida, tuviesen hijos en la misma proporción en que, en esa fecha, los tienen las mujeres de cada grupo de edad. La TFT no es sino la suma de las distintas TFT (si el grupo de edad abarca 5 años, la TFEE se multiplica por 5). La TFT constituye una estimación del nº de hijos nacidos a cada mujer, suponiendo que las tasas de natalidad actuales permanezcan constantes.—TASA BRUTA DE REPRODUCCIÓN (TBR) TBR= (niñas nacidas / total de nacidos) x TFT

La TBR es interpretada generalmente como el nº de hijas que una recién nacida puede esperar llegar a tener a lo largo de su vida suponiendo que 1:n tasas de natalidad permanezcan constantes e ignorando sus probabilidades de supervivencia a lo largo de todo su período reproductivo.

—TASA NETA DE REPRODUCCIÓN (TNR): La TNR es conocida también como tasa de reemplazo generacional , y representa el nº de hijas que una recién nacida puede esperar tener tomando en consideración sus probabilidades de fallecer antes de llegar al final de sus días reproductivos. Como índice de reemplazo generacional, una TNR de 1 indica que cada generación de mujeres sólo tiene la capacidad potencial de reemplazarse a sí misma. Debe quedar muy claro que la TNR no es equivalente a la tasa de crecimiento demográfico en la mayoría de las sociedades (la TNR representa la CAPACIDAD FUTURA de crecimiento potencial inherente al régimen de fecundidad y mortalidad de una población.

CAPÍTULO 5. FECUNDIDAD: PAUTAS, NIVELES Y EXPLICACIONES

1.— Explicaciones de la alta fecundidad

Una explicación muy aceptada es que prácticamente en todas las sociedades los individuos se sienten presionados a tener hijos. Las presiones pro-natalistas responden generalmente a la necesidad del reemplazo social, pero se manifiestan como deseo de tener hijos varones, apoyo en la vejez, etc. La necesidad de reemplazo social: en una Sociedad con alta mortalidad las probabilidades de que un recién nacido llegue a adulto son pocas por lo menos, cada mujer habrá de tener dos hijos si quiere asegurar la descendencia. Así limitar el número de hijos en una sociedad con condiciones adversas de mortalidad, puede suponer poner en peligro a la misma sociedad. Ésta no dejará en manos de los individuos ni de la casualidad la procreación del número de hijos requerido (instituciones con tal fin ).

Davis, analizando las formas en que la sociedad fomenta la fecundidad, comenta: "Esta articulación del status parental con los demás status del individuo constituye el Supremo estímulo para la fecundidad".

Las presiones pro-natalistas vemos que no se presentan explícitamente en términos de reemplazo social, sino bajo otras manifestaciones. Además, si se moviesen los individuos por el hecho del reemplazo social, la fecundidad alta de algunos países no estaría justificada, pues sus tasas de natalidad superan con mucho a las de mortalidad. Lo que resulta más probable que motive a las mujeres a tener una fecundidad elevada es que así complacerán a los otros miembros de la familia y contribuirán al poder y prestigio de ésta como grupo. (No existen otras motivaciones más específicas)

Los hijos como protección y mano de obra

En una sociedad pre-moderna, con alta mortalidad y fecundidad, los seres humanos constituyen el principal recurso económico, muchas veces la necesidad de mano de obra o de protección en la vejez puede constituir la razón para seguir teniendo muchos hijos, aún cuando la mortalidad haya decrecido. Es difícil saber cuando ésta es la motivación real para tener hijos, o una justificación ex-post-facto para el que pregunte (Para las cotillas).

El deseo de tener hijos varones

En la mayor parte de las sociedades los hombres han sido considerados más valiosos que las mujeres: muchas familias siguen teniendo hijos hasta que nace algún varón. Por otro lado, si la mortalidad es alta, las familias buscarán tener dos hijos varones (para que, al menos, sobreviva uno de ellos). Esto supone que en tales tipos de sociedad, tener un hijo varón que sobreviva implica tener casi cuatro hijos.

Ambivalencia

En India y países similares, cuando la mortalidad ha decrecido, la natalidad ha permanecido constante. ¿Por qué?. Tendremos que ver porqué la gente puede sentirse movida a cambiar su comportamiento reproductivo. Causas hay muchas el hecho de disminuir la mortalidad trae consigo familias más numerosas, en las que los individuos sobreviven cada vez más años, y que hay que alimentar, vestir, etc.; la emigración puede también constituir una solución fácil que retrase el reducir el tamaño de la familias; para que se produzca una reducción de la fecundidad hace falta que exista un incentivo para mejorar la situación material, un deseo de aprovechar las oportunidades económicas. Pero si éstas no existen, ¿de dónde va a surgir esa motivación?.

En el intervalo que se produce entre la caída de la mortalidad y la disminución de la fecundidad, que suele se largo en los países subdesarrollados, el mantener la alta fecundidad puede ser consecuencia de la AMBIVALENCIA. Una pareja se encuentra en un estado de ambivalencia cuando no desea necesariamente tantos hijos como ahora, les sobrevienen, y sin embargo sigue siendo recompensada socialmente por ellos.

La procreación raramente suele ser un fin en sí misma; más bien, suele constituir un medio para alcanzar otros fines. Por tanto, si la consecución de esos fines es percibida como más importante que la limitación de la fecundidad, las mujeres pueden seguir aceptando el riesgo del embarazo, aún cuando sean ambivalentes respecto de si tener o no un nuevo hijo.

Algunos de los factores que en distintos momentos de la vida de la mujer pueden aumentar el sentido de ambivalencia son: identificación exclusiva del papel de la mujer con el de la procreación, falta de participación laboral de la mujer en el círculo laboral inmediato, bajos niveles educativos, falta de comunicación entre marido y mujer, etc. Todos guardan relación con la dominación de las mujeres por el hombre.

Para el individuo medio, mantener reducido (hoy: elevado) el tamaño de su familia requiere un alto nivel de deseo de que así sea.

2.— Explicaciones de la baja fecundidad

La mayoría de las explicaciones de la baja fecundidad parten de la idea , de corte darwiniano, de la supervivencia de los más dotados ( Malthus ). La explicación generalmente aceptada y ofrecida es que si en una sociedad escasean los recursos considerados como deseables y la gente tiene que ajustar su comportamiento demográfico para obtener algunos de esos recursos, lo hará.

Riqueza, prestigio y fecundidad

En las sociedades primitivas el poder y el prestigio —necesarios para el control— residían más en la alta que en la baja fecundidad. Hoy, en las sociedades urbanas industriales, afirma Benedit, el prestigio y la riqueza tienden a estar asociados a la baja, más que a la alta fecundidad.

Para interpretar esta variación, la clave parece estar en la disponibilidad de los recursos. En la mayoría de los países la riqueza y el prestigio son bienes sociales u económicos escasos. Para conseguirlos hay que renunciar a otros bienes ( uno de los cuales sería una familia grande). En 1938 un inglés afirmaba que "en nuestro actual sistema económico, y dejando la suerte a un lado, existen dos formas de prosperar: la capacidad y la infecundidad".

La adquisición de riqueza puede exigir tener una familia pequeña, mientras que el tener ya riqueza permite, e incluso fomenta, tener una familia mayor.

Pero, a menudo, las familias que han controlado el tamaño de su familia para poder adquirir riqueza y posición, una vez obtenidas ( si las consiguen ) han pasado ya sus años reproductivos, o bien se han acostumbrado a una familia pequeña y deciden no tener más hijos, pese a poder ahora permitírselos, Este desfase en la sincronización de riqueza y fecundidad no deja de constituir un importante elemento explicativo de la baja fecundidad.

Lo normal suele ser que a mayor riqueza y posición, menor tamaño familiar. Veámoslo con datos de EE.UU. , utilizando la renta familiar como indicador de RIQUEZA y el nivel de ocupación como indicador de PRESTIGIO.

INGRESOS Y FECUNDIDAD.—

Cualquiera que sea la edad, trabajen o no trabajen, cuanto mayor es la cantidad de dinero de que dispone la familia, menor es el número de hijos.

Por otro lado, en valores absolutos, las que trabajan tienen menos hijos que las que no trabajan.

TABLA 5.1. Las mujeres con ingresos más elevados tienen menos hijos (Estados Unidos, 1978)

Ingresos familiares Hijos por cada mil mujeres casadas

La esposa trabaja:

5 000-7.499 $

7 500-9 999 $

10 000 14.999 $

15 000-24.999 $

25.000 $ y más

De 18 a 24 años

810

598

608

477

277

De 25 a 29 años

1.645

1.715

1 347

1.064

743

De 30 a 39 años

2380

2.427

2.276

2.020

1.521

La esposa no trabaja:

5.000-7499 $

7.500-9.999 $

10.000-14.999 $

15.000-24.999 $

25.000 $ y más

De 18 a 24 años

1.124

1.223

1.235

1.056

* (base demasiado reducida para permitir el cálculo)

De 25 a 29 años

2.165

1.933

1.914

1.777

1.693

De 30 a 39 años

2.725

2.900

2.558

2.341

2.056

FUENTE: U.S. Bureau of Census, 1.979,Current Population Reports, Serie P-20, nº 341, tabla 2.

OCUPACIÓN Y FECUNDIDAD.—

Las personas que desempeñan las ocupaciones más prestigiosas (cuellos blancos) tienen menos hijos que las que tienen ocupaciones de menor prestigio.

TABLA 5.2. El nivel ocupacional guarda relación con el nivel de fecundidad (Estados Unidos, 1978).

Hijos por cada mil mujeres casadas

Ingresos familiares                                      De 18 a 24 años

a) Profesional técnico y equivalente                             551

b) Empresario y gerente                                          653

c) Vendedor                                                      586

d) Funcionario y administrativo                                  640

e) Artesano                                                      818

f) Operario                                                      1.017

g) Servicios                                                     820

h) Obrero                                                        852

j) Campesino                                                     1.045

_______________

Total:                                                           819

De 25 a 29 años                                  De 30 a 39 años

a) 1.037                                                         a) 1.778

b) 1.212                                                         b) 2.034

c) 1.114                                                         c) 1.948

d) 1.497                                                         d) 1.949

e) 1.635                                                         e) 2.392

f) 1.770                                                         f) 2.573

g) 1.608                                                         g) 2.219

h) 1.838                                                         h) 2.408

j ) 1.945                                                        j) 2.889

______                                                   ______

1.480                                                    2.189

Si consideramos el número de hijos esperados (en vez de tenidos), se produce una variación en los datos: las mujeres de los profesionales declaran esperar tener un número de hijos ligeramente superior al que indican las mujeres de otros trabajadores de cuello blanco. Así, la relación entre fecundidad y nivel de ingresos es más compleja de lo que parecía a simple vista. Con datos de Suecia, Bernhardt descubrió que si bien existe una clara tendencia a que las familias más pequeñas se den en la clase media, dentro de cada clase social, cuanto mayor el nivel de ingresos en relación con otros individuos pertenecientes a la misma clase, mayor el tamaño de la familia.

Esto puede explicarse según que los que están más arriba se sienten satisfechos con su nivel de ingresos y deciden ceder a las presiones pro-natalistas, mientras que los que están más abajo siguen esforzándose por mejorar su posición relativa y, en consecuencia, aceptan limitar el tamaño de su familia.

La relación entre riqueza y fecundidad ha sido la más utilizada para explicar las familias reducidas, utilizándose diferentes enfoques.

El enfoque económico

En 1960 Gary Becker efectuó un análisis económico de la fecundidad, En su teoría los hijos aparecen tratados como bienes de consumo, cuya adquisición requiere de los padres TIEMPO Y DINERO. Supone además que cada pareja practica una racionalidad económica perfecta y un control de la natalidad perfecto ( en cuanto a la efectividad).

Basándose en la teoría microeconómica clásica, dice que para cada individuo cabe hallar una función de utilidad que exprese la relación entre el deseo de la pareja de tener hijos y todos los demás bienes y actividades que compiten con éstos por el tiempo y el dinero de los padres.

Con el factor tiempo y el reconocimiento implícito de que la clase social determina los gustos y el estilo de vida del individuo, la teoría económica se centra en el ajuste entre cantidad y calidad de hijos. En el caso de las personas en peor situación económica, las expectativas para los hijos son menores y el coste de éstos alcanza su valor mínimo. En el caso de personas pertenecientes a estratos más elevados, cabe suponer la existencia de expectativas más amplias para los hijos, lo que supone una inversión de tiempo y dinero para cada uno de ellos. Esta teoría también supone que los padres pertenecientes a esos estratos tienen más oportunidades de comprar cosas y dedicarse a actividades que requieren tiempo por tanto, para tener el número de hijos que desean, han de limitar forzosamente su número.

Parece razonable teorizar que la gente se siente motivada a tener familias pequeñas porque de tener familias grandes tendría que renunciar a cosas que desea demasiado.

Turchi hace hincapié en el estudio del modo en que las normas y las preferencias relativas a la procreación afectan a la demanda de hijos; es decir, de aquellos factores que determinan la manera en que a partir de la información recibida del entorno social y económico, los seres humanos llegan a la formulación de decisiones.

El enfoque sociológico

Este enfoque enfatiza el cambio que se produce en la motivación para tener hijos a medida que la sociedad se desarrolla social y económicamente; han de producirse cambios en la sociedad para que la gente se sienta motivada a pasar de un comportamiento conducente a una alta fecundidad a otro que implique una baja fecundidad. ¿Cuales pueden ser esos cambios?

Para Davis serían las oportunidades económicas, que si son favorables llevaría a los individuos a mantener o incrementar el número de hijos y viceversa. También afirma que el tener hijos "per se" rara vez constituye un fin en sí mismo; si los fines a los que tiende tal medio, y que el individuo considera importantes, cambian, el deseo de tener hijos puede experimentar variaciones ( también se originarían si cambiasen los medios para conseguirlos: aumento de dinero, disminución del "status" social, etc.)

A medida que cambia toda una estructura social, o la posición de una persona dentro de ésta, los fines o metas que los individuos se proponen cambian, y también sus motivaciones para tener hijos ( Ejemplo: Un aumento en el nivel educativo hace disminuir el número de hijos por familia.)

Las motivaciones de la baja fecundidad no aparecen por las buenas. Surgen de nuestra comunicación con otras personas y otras ideas. La conducta referida a la fecundidad, como toda otra conducta, está en gran parte determinada por la información que recibimos y procesamos, y a partir de la cual actuamos.

CAPÍTULO 6 MORTALIDAD

Hubo un tiempo en que se creía que las diferencias en la mortalidad eran de naturaleza genética o biológica. Hoy sabemos, por el contrario, que la mayor parte de dichas variaciones tienen un origen social y no biológico.

1.— Componentes de la mortalidad

Existen dos aspectos biológicos en la mortalidad y otros de carácter social.

Conviene destacar dos aspectos de la mortalidad:

—La DURACIÓN DE LA VIDA, que es el tiempo máximo que una persona puede vivir. —La LONGEVIDAD, que es la capacidad de hacer frente a la muerte. La proporción de personas susceptibles en la práctica de alcanzar esas cotas máximas de edad depende de una combinación de factores biológicos y sociales, designados en su conjunto con el término longevidad.

Factores biológicos.

La longevidad está influida por las características genéticas con las que nacemos. Las enfermedades más agudas suelen presentarse poco tiempo después del nacimiento.

Tras el año de vida inicial viene un período, que por lo general dura como mínimo hasta la edad media, en el que el riesgo de defunción es relativamente bajo. Más allá de la edad media la mortalidad experimenta una acelerada tasa de crecimiento. Durante largo tiempo los aspectos genéticos o biológicos de la longevidad han llevado a creer que las pautas de longevidad según la edad se podían formular matemáticamente. Los niveles reales de mortalidad correspondientes a cada sexo y edad en cada sociedad están en relación con los aspectos sociales, que rigen el acceso a medidas sanitarias preventivas y curativas. Factores sociales.

Benet considera que la ausencia de stress social combinada con una motivación positiva hacia la vida derivada del respeto de que disfrutan los ancianos explica en buena medida la longevidad de un población rusa: los abjasianos.

Otros estudios muestran que distintas pautas de organización social dan lugar a niveles distintos de protección ambiental contra la enfermedad y la muerte.

En la medida en que los factores sociales influyen sobre las causas específicas de defunción cabe decir que los factores se encuentran en la raíz de las diferencias de longevidad en diversos lugares del mundo.

2.—Causas de la mortalidad

Las principales son:

Degeneración.

Es el deterioro biológico de un organismo. Se suele considerar la degeneración como enfermedad crónica toda alteración o desviación del estado normal que tenga una o más de las siguientes características: — permanente; — tener su causa en alteraciones patológicas no reversibles; — requerir una rehabilitación prolongada. En EE.UU. el 75% de los fallecimientos son debidos a enfermedades crónicas.

Enfermedades contagiosas: Son aquellas que se pueden transmitir de unas personas a otras. Afectan a los países de diferente modo. En EE.UU. causan menos del 5% de los fallecimientos.

Productos del entorno económico y social

Los humanos introducen en su entorno, de forma regular, productos contaminantes y químicos que aceleran el proceso de deterioro biológico. La muerte accidental puede ser atribuida al entorno económico y social. Los únicos fenómenos que no pueden ser atribuidos a este entorno son los fenómenos naturales, aunque pudieran atribuirse a la aceptación de ciertos riesgos por los individuos.

3.— La medición de la mortalidad

Se trata de medir la fuerza de la mortalidad, o la medida en que la gente es incapaz de vivir su máximo biológicamente posible.

—TASA BRUTA DE MORTALIDAD ( TBM ). TBM= (total defunciones de un año/ población total media en un año) x 1.000.Esta tasa se denomina bruta por no tener en cuenta las diferencias en el riesgo de defunción por edad y por sexo. Las diferencias de valor en la TBM pueden deberse a: — la distinta fuerza de la mortalidad; — la distinta estructura de edad de las poblaciones. Una población con muchos viejos tendrá una TBM mayor que otra con menos viejos, aún cuando las PROBABILIDADES DE FALLECIMIENTO EN CADA EDAD sea igual en cada población.

—TASA DE MORTALIDAD ESPECÍFICA POR EDAD (Y POR SEXO, en su caso) (TMEE) TMEE=(fallecidos en un año con edad entre x-x5 / total de población entre x-x5 años) x 1000. Dado que a veces se hace pesado operar con esta tasa podemos obtener una medida que resuma o englobe la experiencia de la mortalidad de una población teniendo en cuenta la edad( y el sexo, en su caso). Tal medida es la ESPERANZA DE VIDA, que se calcula a partir de las tablas de mortalidad. (ver anexo 1)

La esperanza de vida al nacer es la edad media de fallecimiento para un grupo hipotético de personas nacidas en un año determinado y sujetas a los riesgos de mortalidad experimentados por los individuos de cada edad a lo largo de ese mismo año.

4.— Diferencias en la mortalidad según la clase social.

Debido a la dificultad de datos, los estudios existentes son escasos, pero las diferencias en la mortalidad por la clase social son muy significativas. El principal método es el de la COMPARACIÓN DE REGISTROS, que relaciona la información obtenida en los registros de defunción con la de los censos.

 Ocupación

Cuanto mayor es el nivel de prestigio ocupacional de un grupo, menor su tasa de mortalidad. La mortalidad de los trabajadores de cuello blanco es inferior a la media; la de los trabajadores manuales superaba a la media. Benjamín, en 1951, agrupó a la población inglesa en cinco grupos o niveles por clase social y obtuvo que el más alto tenía la mortalidad más baja y el más bajo, la más alta. Las enfermedades contagiosas producen más fallecimientos en las clases bajas que en las altas. Las enfermedades crónicas, por el contrario, afectan más a las clases altas.

Ingresos y educación

Estos dos factores guardan relación con la mortalidad porque, por un lado, el nivel de ingresos permite comprar protección contra (y cura para) las enfermedades; y por otro, el nivel educativo ayuda a conocer las formas de minimizar el riesgo de contraer enfermedades. En general, cuanto más elevados los ingresos, más baja la mortalidad. Los efectos del nivel educativo y del de ingresos son independientes entre sí (aunque es evidente que gozar de ambos niveles resulta más ventajoso que tener uno solo). Cuanto más alto el nivel educativo, más bajo el riesgo de defunción.

Raza y etnia

En las sociedades en las que existe más de un grupo racial, uno de ellos tiende a dominar a los demás, que se traduce habitualmente en desventajas económicas y sociales para los grupos subordinados, que se concreta en una mayor esperanza de vida. La mortalidad entre la población de color es superior, en EE.UU. en más de 10% a la de la población blanca. Estas disparidades en la mortalidad pueden deberse, al menos parcialmente, a diferencias en los niveles de ingresos. Pero no es la única causa, pues las tasas de mortalidad seguían siendo superiores dentro de cada nivel de estratificación, entre negros y blancos.

5.— Diferencias en la mortalidad según el estado civil.

En general, las personas casadas tienden a vivir más que las no casadas. Estas diferencias en la mortalidad son especialmente significativas en los tipos de defunción en que el estado psicológico del individuo afecta a sus posibilidades vitales. Las personas casadas tienen niveles de mortalidad más bajos que las personas solteras porque su grado de ajuste psicológico y social es mayor.

6.— Diferencias en la mortalidad por sexo.

Las mujeres suelen vivir más tiempo que los hombres, y las diferencias en este terreno van ensanchándose. Como esto no es una ley universal , ello implica que hay factores sociales que también intervienen.Es en edades superiores a 50 años donde la diferencia ha ido ampliándose sustancialmente con el tiempo (especialmente por el cáncer y enfermedades cardiovasculares). En el futuro la diferencia se reducirá debido a que las mujeres fuman hoy más.

7.— Diferencias en la mortalidad por edad

Mortalidad infantil.

En muchas sociedades el grado de dependencia y fragilidad del recién nacido se traduce en la existencia de altas tasas de mortalidad infantil (nº de fallecimientos durante el primer año de vida por cada mil nacidos vivos). Sirvan como ejemplo les siguientes datos: en Suecia la tasa de mortalidad infantil es de 8, mientras en Níger es de 200.

A medida que las tasas de mortalidad decrecen, y los individuos empiezan a vivir más tiempo, las defunciones pasan a concentrarse en las edades más altas. ¿ Por qué esas diferencias en las tasas de mortalidad infantil?

Podemos encontrar la causa en dos factores principales: —Altos niveles de renta, que incluyen una dieta nutritiva y sana, y la posibilidad de ofrecer el estado, o pagar el individuo, una asistencia sanitaria eficaz; —Altos niveles educativos, que proporcionan el conocimiento de unas cuantas reglas básicas que evitarían muertes infantiles innecesarias.

Influye también la salud de la madre, el cuidado prenatal (los nacidos ilegítimamente tienen menos posibilidades de sobrevivir),etc.

Mortalidad en adultos jóvenes

El riesgo de defunción a estas edades es muy bajo. Es importante el descenso de la mortalidad asociada al parto o mortalidad materna. El hecho más importante fue el declive de las enfermedades contagiosas. Hoy, los pocos que fallecen en estas edades lo hacen por accidentes automovilísticos. Esta pauta se mantiene hasta las edades medias, para luego invertirse.

Mortalidad en edades superiores

A partir de los 50 años, las probabilidades de fallecimiento empiezan a crecer de forma acelerada. A partir de los 60 años, la mayor parte de los que mueren lo hacen por enfermedades cardiovasculares. Los factores sociales, especialmente el stress influyen bastante en la mortalidad a estas edades. En segundo lugar a gran distancia, está el cáncer.

8.— Diferencias en la mortalidad entre zonas urbanas y rurales

Hasta hace sólo unas décadas, vivir en una ciudad podía ser mortal. Las diferencias entre la mortalidad urbana y rural se debían menos a la existencia de condiciones favorables en el campo que a la existencia de condiciones no favorables en la ciudad. Los avances médicos y las mejoras del entorno beneficiaron a la ciudad. Hoy las medidas sanitarias públicas han controlado las enfermedades infecciosas y la tecnología médica logra mantener con vida a los recién nacidos y otros con alto riesgo de defunción. La vida urbana suele estar asociada con una pauta peculiar de mortalidad: bebidas, accidentes, droga, delincuencia, etc. Además, la mortalidad por enfermedades cardiacas y por cáncer es mayor en la ciudad que en el campo.

9.— Pautas y niveles de mortalidad

La mayoría de nosotros percibe nuestra larga esperanza de vida como algo natural. Sin embargo, hace apenas un siglo, las tasas de mortalidad eran más altas en todo el mundo de lo que lo son hoy en cualquier lugar.

Europa y Estados Unidos

En realidad, sólo desde el comienzo del siglo XX se han producido en Europa y EE.UU. caídas profundas de la mortalidad. Aunque las tasas de mortalidad empezaron a decrecer a mediados del siglo XIX, las mejoras se produjeron al principio lentamente por varias razones. Epidemias y pandemias de enfermedades infecciosas, incluyendo la gripe de 1918, contribuyeron a mantener alta, hasta incluso este siglo, la tasa de mortalidad.

Hasta hace poco, las mejoras en la longevidad, obedecían fundamentalmente a mejoras en el entorno, no a avances en los cuidados médicos. Mckeown y Record (1962), que han realizado las investigaciones pioneras en esta cuestión, indican que los factores que más influyeron en el descenso de la mortalidad en el siglo XIX fueron mejoras en la dieta alimenticia y cambios en la higiene, quedando las mejoras médicas reducidas, básicamente, a la vacunación antivariólica. Las caídas más importantes en la tasa de mortalidad tuvieron lugar en Europa y EE.UU. durante la primera década del siglo XX, y fueron resultado del creciente papel de la terapia médica (es decir, del tratamiento médico de personas ya enfermas) y de nuevos cambios en la dieta y sanidad pública. En los países desarrollados la tasa de mortalidad ha continuado decreciendo, si bien a un ritmo lento.

Países menos desarrollados

El control de las enfermedades contagiosas ha sido la principal causa del descenso de la mortalidad en el mundo. Existen, sin embargo, considerables desigualdades, de unas zonas subdesarrolladas del mundo a otras, en la pauta de decrecimiento de la mortalidad. En general, los países más fuertemente influidos por la cultura europea son los que han experimentado antes, y con más intensidad, el descenso de la mortalidad. Entre las naciones menos desarrolladas, la mortalidad alcanza los niveles más bajos en América latina, seguida de Asia, mientras que la mayor parte de los países africanos van claramente detrás en su lucha contra la enfermedad.

VALORACIÓN DOCTRINAL

El problema doctrinal que afecta a este libro es, en el fondo, la concepción errónea de la metafísica que tiene el autor, y que se manifiesta en su modo equivocado de entender la vida humana y sus procesos naturales. Concibe la vida humana como un factor socioeconómico que influye en el bienestar del hombre y de la sociedad. Por ello es constante su recomendación de frenar la natalidad; se olvida de que el hombre es algo más que un mero factor económico, privándole de su dignidad más profunda.

En el capítulo 4, J.R. Weeks, hace una descripción detallada de prácticamente todos los métodos anticonceptivos conocidos, descendiendo a todos los detalles, lo que hace la lectura del capítulo bastante desagradable.

El problema fundamental del libro está en el antinatalismo que el autor vierte continuamente a lo largo de todos los capítulos. Junto a ello expone —en los artículos que se incluyen en cada capítulo bajo el nombre de "documentos"— hipótesis absurdas, o, cuando menos, carentes de todo sentido común. Sirva como botón de muestra el encabezamiento del artículo que se incluye en el "documento" del capítulo 4 y cuyo título es "La inteligencia parece estar relacionada con el tamaño de la familia":

—"El dilema entre calidad y cantidad de hijos queda reflejado en la relación existente entre nivel de inteligencia y tamaño familiar. Concretamente y, por término medio, un niño de familia numerosa tiene, con toda probabilidad, un menor nivel de inteligencia media. Dentro de una familia, cuanto mayor es el orden de nacimiento menor tenderá a ser el nivel medio de inteligencia".

Continuamente hace referencia a la necesidad de evitar el nacimiento de un número excesivo de hijos; dice que "afortunadamente" ya están reduciéndose las tasas de natalidad en casi todos los países, y que en aquellos donde la introducción de anticonceptivos no ha sido bien acogida es debido a su grado de subdesarrollo, de inmadurez, a su alejamiento de la civilización moderna. Tacha a aquellos que defienden la vida y se oponen al control ilícito de la natalidad de "optimistas", y parece reírse de las soluciones que puedan proponer para resolver los problemas que se atribuyen al exceso de población.

Cuando trata temas relacionados con el matrimonio, lo hace de modo absolutamente erróneo, olvidando por completo que es una institución de ley natural, y más aún, que ha sido elevada al orden de la Gracia por el correspondiente sacramento.

Sin hacerlo de modo explícito, considera al mismo nivel el matrimonio y las uniones de hecho: le interesa únicamente el hecho sociológico, sin valoración alguna de carácter ético o moral.

Los capítulos que no se incluyen en este resumen son de carácter menos objetivo y abundan las teorías e hipótesis extravagantes y erróneas. Quizás puedan ofrecer mayor confusión doctrinal que los seis capítulos aquí resumidos, por tocar de modo más directo temas como la familia, la mujer, etc.

Como textos de referencia con buena doctrina, pueden consultarse:

— Guión Doctrinal de Actualidad nº 44 (Sobre la llamada explosión demográfica);

— Nuestro Tiempo, nº 379-380. "El Problema no es la gente" (pág. 68-71). Lord P. Bauer.

— Nuestro Tiempo, nº 385-386. "La guerra contra la población". Alban d'Entremont.

 

                                                                                                                  R.S. (1986)

 

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