Guía para padres sobre el Opus Dei

 

J. J. M. GARVEY

 

 

 

 

SICUT DIXIT PRESS

305 Madison Avenue, Suite 1146

New York, N. Y. 10165

 

 

Título original de la obra:

PARENT'S GUIDE TO OPUS DEI

3rd. ed., 1993

ISBN  0-962-8502-0-9

Library of Congress

Catalog Card Number  90·72030

Copyright ©1989 by J. J. Garvey

 

 

 

Traducción:

Carlos Alex Olivares

1996

 

 

 

GUÍA PARA PADRES

SOBRE EL OPUS DEI

Derechos reservados para

la primera edición en español por

NUESTRA SEÑORA Y SAN JOSÉ

EN BUSCA DEL NIÑO PERDIDO,

Una Alianza Ad Hoc para Defender

el Cuarto Mandamiento.

Copyright © 1995 by J. J. Garvey

ISBN   0-962-8502-3-3

Biblioteca del Congreso,

ficha de catálogo  Nº 94· 93886

 

 

 

Publicada por

NUESTRA SEÑORA Y SAN JOSÉ

EN BUSCA DEL NIÑO PERDIDO

Una Alianza Ad Hoc para Defender

el Cuar­to Mandamiento

Nueva York, Dallas, Palo Alto,

Montreal, Dublín, Londres, París, Milán,

Ciudad de Guatemala, Salzburgo

 

 

 

 

“Un don de Dios para muchas familias”

 

Algunos comentarios a la

“Guía para padres sobre el Opus Dei

 

“He leído [la Guía para padres sobre el Opus Dei] a fondo y os felicito por un trabajo tan bien hecho. Vosotros sabéis que yo no empleo el término ‘culto’ con referencia al Opus Dei.  Esto corresponde hacerlo a la autoridad de la Iglesia con la que estoy en estrecho contacto, con la confianza de que cambiarán su manera de pensar. Sin embargo, vosotros lo sabéis también, estoy en completo desacuerdo con las tácticas violentas, de manipulación y control que utilizan [en el Opus Dei]”.

 —Rev. James J. LeBar,

Consultor Nacional sobre Cultos,

Oficina de Vigilancia de Cultos,

Arquidiócesis de Nueva York

 

 

“La Guía para padres sobre el Opus Dei es uno de los mejores libros escritos sobre cualquier culto. Una herramienta importante para despertar la reflexión católica.

Veo la realización de este folleto como una obra de Dios.  Un trabajo maravilloso, que era tan necesario”.

—Rev. Walter Debold,

Profesor Asistente de Religiones

 del Mundo,

Universidad Seton Hall,

Coalición Interfé acerca de los Cultos

(Interfaith Coalition of Concern

 About Cults —ICCC—)

 

 

“Muchas, muchas gracias por haberme enviado un ejemplar de la Guía para padres sobre el Opus Dei. Estoy segura de que vuestro folleto ayudará a borrar muchas lagunas en las mentes de padres y tutores acerca de la institución y de las prácticas de este movimiento religioso tan particular. ¡Les deseo lo mejor!”

 —Sra. Corazón C. Aquino

Ex Presidenta de Filipinas

 

 

“He encontrado la Guía para padres sobre el Opus Dei muy bien escrita y reveladora.  Será una fuente excelente de referencias, un regalo de Dios para muchas familias.  Me uno a vosotros en la esperanza de que el Santo Padre comprenderá la necesidad de transformación en este grupo”.

 —Rev. Kent Burtner, O.P.,

Consultor Nacional sobre Cultos.

Ganador, en 1983, del Premio Leo J. Ryan

por sus contribuciones en el campo

de vigilancia de los cultos.

 

“Su trabajo es tan preciso y tan bien hecho que sentí la urgencia de escribir cuanto antes para felicitarlos.  Estoy completamente de acuerdo con todo lo que dicen.  Somos un grupo grande de socios ex numerarios, más de un centenar sólo en Guatemala.  Pueden contar con nuestro apoyo para su maravillosa iniciativa. [La Guía] es un proyecto estupendo en la dirección apropiada.  De nuevo, mis felicitaciones”.

 —Prof. Carlos Alex Olivares

Ex socio numerario por 22 años

 

“¡Vosotros debéis ser felicitados y honrados por vuestro trabajo!  Dios sea alabado por lo que habéis hecho.  Vuestro folleto no puede ser una mejor exposición en un formato tan pequeño”.

— Rev. David Turner, O.S.B., Ph.D.,

Colegio Benedictino de Illinois

 

 

PRÓLOGO DEL TRADUCTOR

 

 

En septiembre de 1962 —cuando aún no había terminado el bachillerato— solicité la admisión en el Opus Dei como Socio Numerario (o sea con dedicación plena).  Veintidós años después, en 1984, me decidí a salir de la institución. Y, contra todo lo que me dijeron para que desistiera de mi decisión, soy feliz. Tengo la dicha de tener una vida —ahora sí, normal— dedicada a mi familia y a ejercer mi profesión.

     Durante todos esos años me dediqué en cuerpo y alma a vivir el espíritu del Opus Dei.  Fruto de mi celo proselitista, tengo en mi haber varios numerarios, dos de los cuales son sacerdotes (uno ya fallecido) y otros que todavía están como laicos, aunque varios de ellos siguieron mi mismo camino y ya no están dentro.

     Ocupé por muchos años cargos de gobierno y de formación en diversos países.  Conviví algunos años con el Fundador en Roma y allí estaba cuando falleció: no sólo fui testigo privilegiado, sino protagonista, de todo lo que ocurrió en esos días de junio de 1975.

     Por todo esto, y por muchas razones más, puedo decir con certeza que conozco a fondo el Opus Dei.  Pero aun así, me salí.  Me salí porque el Opus Dei se me quedó pequeño. Nunca pude satisfacer dentro mis aspiraciones en la vida.  Me ahogaba.  Me hacía falta el oxígeno de la libertad, a pesar de que tanto se predica dentro.  Continúo luchando por alcanzar mis aspiraciones naturales y sobrenaturales, pero en un ambiente de libertad que nunca antes imaginé, y sin necesitar para nada del Opus Dei para crecer interiormente.

     Ya han pasado más de diez años desde que me salí.  No fue fácil.  Veintidós años son muchos años —una vida entera— y, aun así, cuando me decidí a salir, me dejaron solo y sin dinero.  Simplemente dejé de existir para ellos.  Ya no les importé más.  Pero no les guardo rencor: así son ellos, así viven la caridad cristiana.  Durante estos años he podido madurar serenamente mi juicio sobre esta institución.  No sé si algún día me decida a escribir lo mucho que tengo que decir, pero cuando llegó este pequeño análisis del Opus Dei a mis manos decidí colaborar con su difusión traduciéndolo al castellano.  Avalo todo lo que en él se dice; mucho de lo que aquí está escrito yo mismo lo practicaba. Se podría decir mucho más, ampliando lo que en este folleto se dice.  Juzgo necesario poner en guardia a los padres de familia engañados en su buena fe que, tratando de salvar a sus hijos de un ambiente degradante en la sociedad, terminan perdiéndolos de todas maneras en el Opus Dei.

     Mi experiencia ha sido confirmada por la de muchos otros ex socios con los que me he puesto en contacto, no sólo en mi país, donde he localizado a más de un centenar, sino en otros países.  Ojalá esta publicación sirva para dar a conocer una institución que está haciendo mucho daño a muchas personas, a pesar de las aprobaciones y bendiciones eclesiásticas que ha recibido o, mejor dicho, conseguido, y para poner en guardia a otras que están siendo atraídas, en su inocencia o buena fe, a sus actividades.

     Quiero agradecer a todos aquellos que me ayudaron a realizar este trabajo pero que, por humildad, no desean que sus nombres sean mencionados.

 

 

     El Traductor

                Ciudad de Guatemala, mayo de 1995.


 

 

CONTENIDO

Página

 

INTRODUCCIÓN                                                

 

PARTE I

Las Características de los Nuevos Movimientos Religiosos Destructivos            

 

EL ACERCAMIENTO GENERAL                      

 

CARACTERÍSTICAS:

          I:     Utilización del engaño y del afecto         

         II:     Uso de “técnicas dominantes: ‘bombardeo de amor’, etc.”     

        III:     Imposición de respuestas y decisiones ya preparadas            

IV y V:     El uso de la “adulación” y el control a través de la “distribución de medicinas y dinero”

        VI:     La exigencia de una entrega incondicional al líder

      VII:     El aislamiento del reclutado, eliminación de la influencia de la familia y de los amigos

     VIII:     Alejamiento de los reclutados de sus vidas pasadas

       IX:     Bombardeo intelectual de los reclutados; utilización de clichés

         X:     Mantener a los reclutados constantemente ocupados            

       XI:     Fuerte enfoque en un líder carismático  

 

PARTE II

Organización del Opus Dei; Observaciones; Apoyo

          I:     Estructura autoritaria. Pertenencia

         II:     Respuestas estereotipadas de los voceros

        III:     El atractivo de las nuevas sectas

 

        IV:     Primeras señales de manipulación

         V:     El cliché “el Papa lo aprueba”

        VI:     Una práctica que no es genuina mente católica

      VII:     Primeros deseos de servir a Dios

     VIII:     Confusión deliberada de la notificación a los padres con su aprobación

       IX:     Distorsionando las Sagradas Escrituras para engañar

         X:     La interpretación de las Sagradas Escrituras por la Tradición católica

       XI:     Los Padres de la Iglesia

      XII:     Las enseñanzas del Magisterio sobre la familia

     XIII:     La obligación de los padres de “educar” a sus hijos

     XIV:     Importancia de la familia

      XV:     Los mejores “amigos”

 

BIBLIOGRAFÍA

 

FUENTES DEL OPUS DEI                                   

FUENTES VATICANAS

OTRAS FUENTES

PERIÓDICOS Y REVISTAS

MATERIAL INÉDITO

 

APÉNDICE I

 

AFIRMACIÓN DE PROPÓSITO DE NUESTRA SEÑORA Y SAN JOSÉ EN BUSCA DEL NIÑO PERDIDO, UNA ALIANZA AD HOC EN DEFENSA DEL CUARTO MANDAMIENTO

 

APÉNDICE II

 

REPRODUCCIÓN DEL DOCUMENTO DEL VATICANO:

 

 

 

 

 

 

DESAFÍOS PASTORALES. SECTAS O NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS

 

 

Prefacio  

            

          1.     Introducción                                        

        1.1     ¿Qué son las “sectas”?  ¿Qué se entiende por “cultos”?

        1.2     El crecimiento de las nuevas sectas

        1.3     Los problemas que plantean

        1.4     Los grupos que resultan más afectados

        1.5     Las causas aparentes de sus éxitos

        1.6     Las respuestas al cuestionario

          2.     Razones de la difusión de dichos movimientos o grupos

        2.1     Necesidades y aspiraciones. ¿Qué parecen ofrecer las sectas?             

     2.1.1     La búsqueda de pertenencia (sentido de comunidad)

     2.1.2     Búsqueda de respuestas

     2.1.3     La búsqueda de integridad (holismo)

     2.1.4     Búsqueda de una identidad cultural

     2.1.5     Necesidad de ser reconocido, de ser especial

     2.1.6     La búsqueda de la trascendencia

     2.1.7     Necesidad de una guía espiritual

     2.1.8     Necesidad de una visión

     2.1.9     Necesidad de participación y compromiso

        2.2     Reclutamiento, técnicas de formación y procedimientos de adoctrinación

          3.     Desafíos y enfoques pastorales

        3.1     Sentido de comunidad

        3.2     Formación y formación permanente

        3.3     Enfoque personal y total

        3.4     Identidad cultural

        3.5     Oración y culto

        3.6     Participación y liderazgo

          4.     Conclusión

 

 


 

 

 

GUÍA PARA PADRES

SOBRE EL OPUS DEI

 

 

 

Un análisis del OPUS DEI realizado conforme a los criterios proporcionados por el documento titulado “La amenaza de los nuevos movimientos religiosos (sectas o cultos)”, publicado por el Vaticano el 7 de mayo de 1986, según el reporte preventivo emitido por el Secretariado del Vaticano para la Unidad de los Cristianos, el Secretariado para los No Creyentes y el Consejo Pontificio para la Cultura.

 

     L a primera ley de la Historia es no arriesgarse a la falsedad; la segunda, no temer a decir la verdad”.

 

S. S. León XIII.



 


 

INTRODUCCIÓN

 

¿POR QUÉ UNA

GUÍA PARA PADRES

SOBRE EL OPUS DEI?

 

Las personas que han contribuido a la redacción de esta Guía son católicos, padres de familia y otras personas que han tratado de ser leales a la Iglesia, al Papa y a su Magisterio Docente.  Nos interesan mucho las vocaciones religiosas de nuestros hijos y las de los hijos de otros, a las que vemos como una bendición extraordinaria de Dios.  De acuerdo a la Amonestación Pastoral del Vaticano de mayo de 1986, estas vocaciones —al igual que las vidas normales de mucha gente joven— están enfrentándose a una verdadera y creciente amenaza proveniente de movimientos religiosos agresivos que usan métodos de reclutamiento ocultos y manipuladores.  Esta Guía ha sido escrita específicamente para proporcionar a los padres y a los jóvenes la información que van a necesitar para evaluar, de acuerdo con las guías del Vaticano, a uno de estos grupos, La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei, o como es conocida más ampliamente, simplemente Opus Dei, “Obra de Dios”.

     Las directrices del Vaticano están contenidas en la carta pastoral “La amenaza de los nuevos movimientos religiosos (cultos o sectas)”, del 7 de mayo de 1986, la cual esboza el problema ampliamente difundido de los nuevos grupos religiosos dentro y fuera de la Iglesia.

     En los documentos del Vaticano están listadas las características de las sectas destructivas, específicamente sus procedimientos de reclutamiento, entrenamiento e indoctrinación. “(Dado que) las actitudes y los métodos de algunos (grupos) pueden ser destructores de la personalidad, quebrantadores de la familia y de la sociedad … es necesario informar a los fieles, especialmente a los jóvenes, para que estén alertas” (4.3). Se urge a los pastores y a las autoridades encargadas de la enseñanza a estudiar estas características, para que puedan ayudar a otros católicos, especialmente a los padres y a sus hijos, a evitar el daño psicológico y espiritual que se deriva del involucramiento en esos cultos.

     El Reporte del Vaticano nos aconseja también: “ Sabemos … por experiencia, que es generalmente difícil o imposible un diálogo con las sectas” (4.4).  Estas palabras tienen un particular sentido para los padres católicos de la Alianza Ad Hoc cuyos hijos de repente abandonaron el hogar tras haberse afiliado en secreto al Opus Dei; una dolorosa experiencia personal las confirma.  A pesar de declaraciones públicas que afirman lo contrario, el alejamiento de los jóvenes de sus familias de sangre es un fenómeno que se nota dondequiera que opera la Obra.

        Activo en América del Norte y del Sur, Europa, parte de África y de Asia, el Opus Dei tuvo su origen en España.  Últimamente ha alcanzado cierta importancia dentro de la Iglesia Católica.  Su fundador, Monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer, llamado “ nuestro Padre” y “el Padre”, escribió: “ Nuestro Señor dio origen al Opus Dei en 1928 para recordar a los cristianos que, así como se lee en el libro del Génesis, Dios creó al hombre para trabajar”[1].  Como muchas cosas del Opus Dei, esto es sutilmente diferente y posiblemente contradictorio con lo que los católicos hemos aprendido del catecismo oficial: “ Dios nos creó para conocerlo, amarlo y servirlo en esta vida y para gozarlo eternamente en la otra”.

     El propósito de esta institución, tal como lo establece el Anuario Pontificio del Vaticano, es: “ Promover en medio del mundo la búsqueda de la perfección cristiana en personas de todas las clases sociales, especialmente entre los intelectuales”.  A diferencia de las grandes Órdenes de la Iglesia, cada una de las cuales surgió para responder a una necesidad particular en un momento específico, su fundador proclama que “ el Opus Dei nació con un espíritu universal para todos los tiempos y para todos los siglos”[2].  De acuerdo con Monseñor Escrivá, los socios deben ser comparados con los primeros cristianos para poder ser comprendidos:

 

“Externamente, ellos —los primeros cristianos— no hicieron nada para distinguirse de sus conciudadanos.  Los socios del Opus Dei son gente ordinaria.  Son gente como los demás y viven en medio del mundo, así como lo hacían antes de unirse al Opus Dei.  No hay nada falso ni artificial en su comportamiento.  Viven como todos los ciudadanos cristianos que quieren responder plenamente a las exigencias de su fe, porque eso es lo que ellos son”[3].

 

     Muchos padres católicos han encontrado que la descripción anterior de los miembros del Opus Dei está equivocada.  Aquellos de sus hijos e hijas que se han hecho socios del Opus Dei no actúan como gente ordinaria, ni viven ni trabajan en el mundo así como lo hacían antes de vincularse al Opus Dei.  Sus actos se muestran artificiales y rígidos, sus respuestas parecen calculadas para mantener a cierta distancia a sus padres y a sus familiares cercanos.  Las comunicaciones normales de la familia han sido distorsionadas significativamente.  Aun más, los padres no pueden recibir ninguna información creíble de un portavoz de la Obra acerca de este cambio de su personalidad y de su comportamiento, ni si se siguió la política de la Iglesia que requiere de una “ conciencia con pleno conocimiento y capacidad”[4] cuando sus hijos se unieron a esta “ asociación libre, de personas laicas”, como es llamada por algunas personas.

     En realidad, las respuestas dadas a los padres por parte de los portavoces del Opus Dei en cada país sugieren una política de encubrimiento, perfectamente estudiada e institucionalizada. Algunos ejemplos de estas respuestas frecuentes son:

 

·     Los padres no entienden al Opus Dei”;

·     Si los padres están molestos, es porque ellos no quieren que sus hijos tengan vocación religiosa”;

·     Las críticas no ayudan a conocer al Opus Dei”;

·     Está aprobado por el Papa, por lo tanto las quejas y las dudas están fuera de lugar”;

·     Son un caso aislado de exceso de celo por parte de un miembro individual, no una política del Opus Dei” (refiriéndose a un caso claro de reclutamiento coactivo o violación de los derechos de la familia o de los derechos personales);

·     Cualquier persona que dé informes negativos del Opus Dei, probablemente está aliada con herejes o con enemigos de la Iglesia”.

 

     Estas respuestas, por su repetición mecánica y universal, claramente sirven a los representantes del Opus Dei como paliativos del razonamiento.  Las respuestas no tienen la intención de provocar intercambios significativos de opiniones, como nosotros creemos que esta Guía sí va a lograr.  Aquellos padres cuyos hijos repentinamente ya no se comunican con ellos como lo hacían antes, o ya no pueden asistir a una reunión normal de familia (vacaciones, cumpleaños, bodas, primeras comuniones, etc.), se sienten desconsolados cuando descubren lo que sucede: el nexo familiar de amor y confianza está siendo repentina, deliberada y clandestinamente cortado.  Se está entremetiendo un gran esfuerzo planificado y escondido que usurpa los derechos paternos y la lealtad familiar de sus hijos.  Usualmente, y debido a su confianza en la Iglesia y en sus instituciones, son tomados totalmente por sorpresa.

     Para entender cómo puede ocurrir esto, se necesita información.  Pero debido a la estructura fundamental y a las políticas del Opus Dei esa información es difícil, si no imposible, de conseguir.  Un ejemplo: los Estatutos y las Constituciones del Opus Dei no están disponibles para nadie, excepto para los Obispos en cuyas jurisdicciones funciona la Obra.  Un biógrafo seleccionado por el Opus Dei escribe:

 

Estas Constituciones, que constan de 479 artículos, divididos en cuatro capítulos, junto con las disposiciones ya publicadas o por publicar en el futuro, y todo lo que concierne al gobierno de la Obra, nunca serán divulgadas.  Es más, de acuerdo al Artículo 143, sin el permiso del Padre Escrivá (o de quien haga cabeza en ese momento), esos documentos, escritos en latín, nunca serán traducidos a lenguas vernáculas”[5].

 

      Más recientemente, en 1986, por medio de los esfuerzos de un antiguo socio, los 479 artículos fueron publicados por la revista Tiempo, en Madrid, bajo el título de Constituciones de la Sociedad de la Santa Cruz y de la Obra de Dios, Roma, 1950.  Estas Constituciones aparecieron puestas al día con sus estatutos completos, Los Estatutos Secretos del Opus Dei, 1982, en el latín original con una traducción al español.  La política de no mostrar sus principios básicos de operación está catalogada por ellos como “privacidad” o “discreción”.

      Los voceros de la Obra declaran públicamente que no hay secretos en el Opus Dei[6].  Sin embargo, los católicos que esperan que en los grupos católicos “ sea vuestra palabra ‘sí’ por ‘sí’ y ‘no’ por ‘no’ (Mt. 5, 37)”, encuentran que la distinción hecha entre la privacidad y la secretividad es, en este caso, una confusión deliberada.  Por cualquier nombre que se le llame, el Opus Dei es una organización extrañamente defensiva, cuyos socios generalmente reaccionan a la crítica atacando a las personas, negando los cargos y contestando como si la Iglesia fuera la acusada, no el Opus Dei[7].

      Es triste decirlo, pero la Obra es también “una organización que, a pesar de las intenciones nobles de su fundador y sus altas aspiraciones originales, últimamente ha estado motivada en su práctica por el miedo más que por el amor”, de acuerdo con las declaraciones de un antiguo socio, el Rev. P. Vladimir Felzmann, ahora cura párroco en Londres.  El P. Felzmann dijo al periódico Irish Times (carta al editor del 11 de noviembre de 1982) que él había renunciado en 1981, después de 22 años, “porque los síntomas de miedo en el Opus Dei crean una atmósfera para la cual yo ya no voy a reclutar miembros”.

      Nuestra experiencia como padres católicos puede palparse adecuadamente por las declaraciones hechas por el Rev. P. Jim Mac Donald, cura párroco de Pierrefond, Montreal, Canadá, en una entrevista a la televisión canadiense, quien es tío de unos niños reclutados clandestinamente:

“Él (el Opus Dei) se apropia del papel de los padres en las vidas de los niños desde una edad muy joven, en forma gradual, disfrazada … es ciertamente nefasto.  Hay padres que se involucran en el Opus Dei y no sienten que este sea el caso.  Pero para los padres que no se involucran y que no aceptan todo, eventualmente el Opus Dei se entremete entre ellos y sus hijos”[8].

 

NUESTRA SEÑORA Y SAN JOSÉ EN BUSCA DEL NIÑO PERDIDO, una Alianza Ad Hoc para Defender el Cuarto Mandamiento (AHA) es un grupo de apoyo de y para padres de familia (Apéndice I).  Nuestras familias han sido profundamente lastimadas por el reclutamiento y entrenamiento clandestino del Opus Dei.  A lo largo de la última década, la AHA ha recolectado información acerca del Opus Dei en Francia, España, América Latina, Ale­mania, Inglaterra, Irlanda, Canadá y los Estados Unidos.  La documentación para esta Guía para Padres sobre el Opus Dei viene primordialmente de fuentes oficiales del Opus Dei, especialmente de su fundador, así como de declaraciones de antiguos miembros y de experiencias reportadas por familias de miembros y de ex miembros.  Reunidas aquí hay varias citas de las Constituciones (1950) y Estatutos (1982) del Opus Dei con selecciones de Camino, el libro de consejos espirituales del Fundador, y de Crónica, una publicación interna del Opus Dei.  Citados en detalle, encontramos también una “biografía” oficial del Opus Dei escrita por un vocero, Jackes Thierry, y un manual de reclutamiento, “Vocación”, por Mons. J. L. Soria, antiguo director del Opus Dei en Canadá.

      Los escritos de Juan Pablo II y otros Papas en relación a la familia y a las doctrinas de la Iglesia se citan como referencias cuando la política del Opus Dei está en oposición obvia.

 

      J. J. M. Garvey,  Secretario Ejecutivo

      Nuestra Señora y San José

      en Busca del Niño Perdido,

      Una Alianza Ad Hoc

para Defender el Cuarto Mandamiento,

      Nueva York, N.Y.

 


 

     COMITÉ CONSULTIVO

      Paul Andrés y Sra.

      Chilly-Mazarin, Francia

      Warren Carroll, Ph.D.

      Christendom College

      Front Royal, Virginia, Estados Unidos

      Paul Ferris

      Pound, Wisconsin, Estados Unidos

      Hamish Frazer (*)

      Ayrshire, Escocia

      M. Barrett Garvey

      Representante de la Coalición para la       Vida, NGO, Naciones Unidas

      Raymond T. Kelly

      Leominster, Massachusetts,

      Estados Unidos

      Superintendente Gardai (ret.) y Sra.          Daniel Kennedy

      Dublín, Irlanda

      Vernon L. Moore y Sra.

      Dallas, Texas, Estados Unidos

      John J. Roche, Ph.D.

      Universidad de Oxford

      Oxford, Inglaterra

      J. G. Rubin, M.D.

      Fredericksburg, Virginia,

      Estados Unidos

      Consejera Especial

      Margaret Gould, B.A., C.Q.S.W.,               S.E.N.

      Chesire, Inglaterra

      (*) Fallecido

 

 

 


 

PARTE DOS

Como hemos visto, el Reporte del Vaticano ha descrito el proselitismo planificado y los métodos de formación (la manipulación social y psicológica) que usan algunos de los nuevos movimientos religiosos.  También advierte que las sectas que utilizan estos métodos pueden ser destructivas para la personalidad y desintegradoras de las familias y de la sociedad (4.2).  Entonces, debido a que en las once características las acciones de formación y proselitismo del Opus Dei encajan perfectamente con las descripciones, nos vemos obligados, como padres católicos, a hacer lo que podamos para “informar a los fieles, especialmente a los jóvenes, y ponerlos en guardia” (4.3).

     Estamos de acuerdo completamente en que “algunas mentalidades y actitudes sectarias, es decir, actitudes de intolerancia y proselitismo agresivo, no necesariamente ‘constituyen una secta’, ni son suficientes para caracterizar a una secta” (1.1.2).  Sin embargo, a pesar de que los socios del Opus Dei sí muestran ambas actitudes, NO caracterizamos a esta institución como una secta o un culto.  Dejamos esta evaluación a las autoridades competentes de la Iglesia.

     Pero, obviamente, el Opus Dei es un nuevo movimiento religioso y, como tal, sí encaja en la definición de secta dada por el Vaticano: “Un grupo religioso, con una visión del mundo particular, derivada de su propia forma, pero no idéntica con las enseñanzas de la religión universal”.

 

 

 

Estructura autoritaria.  Pertenencia.

 

Yendo aún más lejos, el Opus Dei tiene las otras características distintivas de una secta: es “autoritario en su estructura”, como hemos demostrado, y “ejercita formas de control mental (de opiniones y actitudes)”, “cultiva la presión de grupo e incita los sentimientos de culpabilidad y temor” (1.14).

     A partir de la cabeza del Opus Dei se irradia en círculos concéntricos una estructura totalmente autoritaria.  En la Obra no hay elecciones, excepto en la que se escoge por designación al sucesor del Presidente General, entre un círculo interno de socios, formado por los llamados inscripti” (inscritos) [Quienes son escogidos desde Roma entre los numerarios que han hecho la Fidelidad. Nota del Traductor].  El siguiente círculo más grande hacia afuera lo forman los “numerarii” (numerarios): sacerdotes o laicos célibes, de entrega plena al Opus Dei, quienes dirigen los negocios de la Obra, las casas, etc. [Estos socios de dedicación plena tienen una profesión universitaria, ocupan los cargos de formación y de gobierno de los demás socios y constituyen la “columna vertebral del Opus Dei” en palabras de su Fundador.  Nota del Traductor].  Están también los socios aggregati” (agregados), quienes viven, trabajan y hacen proselitismo fuera de las casas de la Obra, pero quienes, de acuerdo a Thierry (por lo menos en Francia), “no tienen grados universitarios, ni posición social ni una profesión” [Al igual que los socios numerarios, los agregados permanecen célibes, pero su dedicación a la Obra no es tan plena, debido a compromisos de familia ineludibles o a una salud débil; generalmente no viven en centros de la Obra y pueden o no tener una profesión intelectual.  Nota del Traductor].  Una organización paralela, la “Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz”, está formada por sacerdotes seculares que, a pesar de estar bajo la autoridad de su Obispo, reclutan para el Opus Dei a través de sus actividades en la parroquia y en cada oportunidad que pueden [Pertenecen a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz tres tipos de socios: los sacerdotes numerarios, que provienen de las filas de los socios laicos numerarios y que se ordenan fundamentalmente para atenderlos; los sacerdotes agregados y los supernumerarios que se forman en los seminarios diocesanos y que se distinguen sólo por su dedicación al Opus Dei y en que pueden pedir la admisión aun antes de ordenarse, pero que nunca ocuparán cargos internos de gobierno.  Nota del Traductor].

     Sirvientas de por vida en las casas de la Obra, las “numerarias auxiliares”, célibes, son mujeres reclutadas desde que son adolescentes, formadas en escuelas de hostelería, que provienen especialmente de áreas agrícolas de Latinoamérica, España e Irlanda, donde existe todavía una fuerte clase campesina u obrera.  Una vez que se las convence de que tienen vocación, se detiene su desarrollo social y educativo, y ellas sirven a las asociadas numerarias, que sí tienen grados universitarios, pero no fraternizan con ellas [Las numerarias auxiliares atienden las “administraciones” de las casas del Opus Dei bajo la dirección de las numerarias que sí tienen una formación intelectual; esto es, se encargan de la limpieza de la casa, así como de la alimentación y lavado de ropa de los que allí viven, sean de la sección masculina o de la femenina. Nota del Traductor].

     El siguiente círculo hacia afuera es el de los “supernumerarii”, o supernumerarios, que son personas, casadas o no, que dedican sus esfuerzos a tiempo parcial a la Obra, y cuya principal dedicación es la de luchar por alcanzar la santidad bajo la dirección del Opus Dei y llevar a cabo una búsqueda vigorosa de reclutas en sus ámbitos familiares y profesionales.  Ellos traen la mayor cantidad posible de personas (adultas) a los atractivos centros de la Obra. [Los Supernumerarios constituyen además, de hecho, la principal fuente de recursos económicos para la Obra, a través de sus aportaciones mensuales y extraordinarias y, cada vez más, de sus herencias.  Nota del Traductor].

     [El Opus Dei consta de dos secciones, una de varones y otra de mujeres, con una estructura similar, pero totalmente independientes, tanto en su régimen de gobierno como en sus apostolados; los socios de una sección nunca tratan a los de la otra, principalmente los numerarios y los agregados.  Nota del Traductor.]

     A pesar de que el Código del Derecho Canónico prohíbe admitir a alguien menor de dieciocho años, el Opus Dei tiene una manera de sortear esa disposición: ha creado la categoría de “aspirante”.  “Nada prohíbe a un candidato (no importando su juventud) ser considerado como un aspirante durante un tiempo, hasta cumplir los diecisiete años”, como se lee en el Artículo 2, Párrafo 4, de los Estatutos de 1982.  Desde el punto de vista del Opus Dei, el mero hecho de expresar el deseo de incorporarse puede hacer que jóvenes de doce años sean miembros secretos de la Obra, sin que sea necesaria alguna notificación a las autoridades competentes ni a sus padres [En realidad, actualmente existe dentro del Opus Dei la condición de “aspirante”, a la cual pueden acceder muchachos de catorce años y medio sin conocimiento de sus padres.  Nota del Traductor].  También los seminaristas pueden ser admitidos a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, aun antes de ordenarse como diáconos.

     Finalmente, en el círculo más externo están los “cooperadores”: amigos, simpatizantes, compañeros de trabajo y aun aquellos que no están al tanto de que, al asistir a días de retiro, serán considerados como tales.  Estos seguidores menos enterados son atraídos principalmente por la espiritualidad ortodoxa católica, y conocen poco de las prácticas del Opus Dei como tal [La tarea fundamental de los cooperadores del Opus Dei es aportar dinero; también se les piden oraciones, pero por puro formulismo.  En su afán de recaudar la mayor cantidad de fondos, el Opus Dei solicitó —y le fue concedida— autorización a la Santa Sede para nombrar cooperadores aun a no católicos o no cristianos.  Nota del Traductor].

     Ordinariamente estos niveles de militancia no son intercambiables, y la formación se otorga a cada nivel según lo que “se necesita saber” únicamente.  Por ejemplo, a los supernumerarios normalmente les choca oír hablar de las prácticas comunes de los numerarios, como la flagelación [Uso frecuente —por lo menos semanalmente, los sábados, en honor a la Santísima Virgen— de las “disciplinas”, pequeño látigo fabricado con cuerdas con el que se azotan en las posaderas mientras rezan una oración vocal.  Nota del Traductor], la entrega total de su salario [O de cualquier cantidad de dinero que reciban, inclusive de sus padres o familiares.  Nota del Traductor] y la práctica generalizada de aconsejar a los jóvenes (incluso a los menores) que no digan a sus padres que se han incorporado a la Obra.

 

 

Respuestas estereotipadas de los voceros.

 

     Como se hizo notar en la Introducción, los voceros de la Obra han desarrollado una serie de argumentos que coartan el pensamiento, para responder verbalmente a los padres y a otros que buscan información. Contra críticas escritas, que podrían requerir de respuestas más largas y más detalladas, han surgido las respuestas estereotipadas. Algunos de los argumentos que a continuación se enumeran forman parte de las respuestas del Opus Dei a las críticas publicadas:

 

·      La negación de todos los cargos, con la implicación de que éstos son injustos, y que provienen de una “fuente mal informada”;

·      El reclamo de que estos cargos no fueron sometidos a la evaluación del Opus Dei antes de su publicación;

·      El ataque a las credenciales y a la integridad personal de la persona que critica;

·      La afirmación de que el crítico está equivocado, y de que ha rebajado los estándares de la información al publicar tan terribles y anticatólicos cargos;

·      Cuando se presiona acerca de cosas específicas del Opus Dei, su respuesta es repetir políticas y/o doctrinas de la Iglesia, como si la Iglesia estuviera realmente bajo ataque y no el Opus Dei (ejemplo: el Fundador dice en el punto 399 de Camino que a los miembros se les permite usar la coacción santa para reclutar.  Y ante la posible pregunta ¿es ésa una política del Opus Dei?, una respuesta típica sería la siguiente: “El Derecho Canónico de la Iglesia Católica prohíbe cualquier coacción, proveniente de la familia o de otras personas, en relación a las vocaciones religiosas”).

     La última respuesta enunciada arriba, la de cubrirse con la capa de la Iglesia para encubrir la política del Opus Dei, ha sido efectiva hasta ahora con entrevistadores católicos y seculares.  Además, los voceros de la organización hacen mucho hincapié en nombrar “la aprobación de la Iglesia” para esquivar toda duda legítima.

     Los padres en el AHA ya han experimentado que “generalmente hay muy poca o ninguna posibilidad de diálogo” con el Opus Dei, concerniente a sus métodos de proselitismo o a sus Constituciones o Estatutos de Gobierno. Creemos profundamente que la juventud católica debe tener sus legítimas vocaciones de servir a Dios, protegidas del abuso. La política de la Iglesia (es decir, de tener una conciencia con pleno conocimiento y capacidad) debe ser la norma en todos los casos.  Estamos agradecidos al Reporte Pastoral, que claramente nos recuerda a los católicos que es censurable el uso de cualquier método manipulador para lograr una conversión o formar vocaciones.

 

 

El atractivo de las nuevas sectas.

 

Es importante que las familias se den cuenta de lo atractivos que pueden llegar a ser los nuevos movimientos religiosos como el Opus Dei.  Incluso se puede llegar a decir “que las sectas parecen vivir lo que creen”, como lo estipula el Reporte (2.1.10), “con una fuerza (frecuentemente magnética), con convicción, devoción y compromiso, saliendo al encuentro de la persona donde ella esté, afectuosa, personal y directamente, sacando al individuo del anonimato, promoviendo la participación, la espontaneidad, el compromiso …”.  En una palabra, continúa el Reporte, ellos “se presentan a sí mismos como la única respuesta, como la ‘buena nueva’ en un mundo caótico” (2.1.10).

     Esa descripción le encaja perfectamente al Opus Dei.  Otros atractivos externos incluyen: lealtad aparente al Magisterio y al Papa, doctrina ortodoxa, liturgia reverente, comunión diaria, confesión semanal y penitencias y rezos supervisados y dirigidos muy de cerca.  Dentro de este contexto católico, existe la promesa de llevar la vida propia al contacto con Dios, día a día y en cada momento.

      Para algunos, la atracción principal es la sugerencia de que cada uno no debe vender todo lo que tiene y dar ese dinero a los pobres: uno puede preocuparse legítimamente de sí mismo con las trampas de la dignidad y del bienestar y, al mismo tiempo, alcanzar una santidad personal por medio del proselitismo.  En este bendito matrimonio del César (prestigio, poder y orgullo corporativo) con el ascetismo, uno puede deducir que el Señor Crucificado, quien no tuvo lugar donde reclinar su cabeza, puede vivir ahora en un palacio.  De hecho, en el punto 979[9] de Camino, el recomendado “apostolado de no dar” parecería eliminar por las buenas el compromiso hacia los de fuera de una vez por todas. Es firmemente desalentado el servicio profesional generoso y desapegado a aquellos que lo necesitan.  En nuestro mundo materialista de hoy, éste es un mensaje muy atractivo.

 

 

Primeras señales de manipulación.

 

El mensaje del Vaticano también debería ser claro. Los padres y todos los miembros de la familia deben vigilar el bienestar espiritual de ésta.  Ellos deben ver más allá de la apariencia superficial de cualquier grupo y estar al tanto de cualquier señal inicial de manipulación:

 

·      Respuestas evasivas y cambiantes a preguntas directas;

·      Falta de sentido del humor en relación al grupo y un sutil desprecio de otros grupos católicos;

·      Un rechazo constante a discutir el tema abiertamente;

·      La insinuación gnóstica de que sólo en este grupo se puede salvar a la Iglesia corrompida;

·      El ataque personal y sin pensar sobre cualquier crítica, como que es mala o maliciosa o como que es del diablo (señal de mentalidad de culto);

·      Clubes, programas y otras actividades que separan arbitrariamente a esposos de esposas, a hijos de padres y a hermanos entre sí;

·      Adoctrinamiento religioso de los niños que hace énfasis en la culpabilidad.

 

 

El cliché “el Papa lo aprueba”.

Nunca debe sentirse uno satisfecho con el cliché anulador del pensamiento en la afirmación “el Papa lo aprueba”, si es una forma de no responder a una pregunta crítica.  El Papa también aprueba a los carismáticos, los jesuitas, los franciscanos y a una gran variedad de grupos cuyas intenciones e ideales dicen ser católicos.  Eso no impide la posibilidad de hacer críticas o investigaciones acerca de ellos.

     En las palabras del padre Felzmann, “el Opus Dei hace mucho bien a los de ‘fuera’, pero a qué costo: de la verdad, de la vida y de la persona.  Una vez más la experiencia demuestra que cualquier cosa que sea distinta de la verdad, de la honestidad desnuda, puede tener el tinte de la corrupción en alguna parte de las sombras” (carta al Irish Times del 11-11-1982).

 

 

Una práctica que no es genuinamente católica.

Podría alegarse que el adoctrinamiento del Opus Dei puede beneficiar a algunas personas porque está, después de todo, basado en el catolicismo.  Pero el adoctrinamiento más efectivo que uno pueda imaginarse, si se alcanza o si se logra por medios engañosos, es aborrecible a la doctrina y a la práctica católica.  Hasta el mismo cielo como un fin no puede ser alcanzado por medios corrompidos o inmorales.

     Pero hay más: es radicalmente malo menospreciar el cuarto Mandamiento con la sutil usurpación de la función de los derechos paternos.  Enseñar a los jóvenes a dar falso testimonio a los padres y a la familia es violar el octavo Mandamiento.  Están profundamente equivocados al distorsionar las citas bíblicas, y también es rechazable presentar una visión falsa de la Iglesia.  Nuestro Señor advirtió a los fariseos:

 

Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre, (…) pero vosotros decís: si un hombre dijera a su padre o a su madre: Corbán, esto es, ofrenda, sea todo lo de mí que pudiera serte útil, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, anulando la Palabra de Dios por vuestra tradición que se os ha transmitido” (Mc. 7; 10-13).

     Y de nuevo, en Mt. 23; 15, Nuestro Señor amonesta a los fariseos en relación a su reclutamiento agresivo y que sirve a sus propios propósitos:

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito, y luego de hecho, le hacéis hijo de la gehena dos veces más que vosotros!

 

 

Primeros deseos de servir a Dios.

Nosotros reafirmamos la importancia de la orientación papal en relación a la disposición temprana de que los niños sirvan a Dios.  Juan Pablo II ha establecido claramente la interpretación constante de la Iglesia del encuentro del Niño Jesús en el templo: “Aquí está Jesús, quien regresa a Nazaret y es obediente a ellos, a María y a José.  Esa obediencia significa obediencia filial, pero al mismo tiempo una apertura obediente a la humanidad que siempre necesita aprender, sobre todo dentro de la familia”[10].

     La formación espiritual de los niños es un derecho y una obligación de los padres.  Si son otros los que la realizan, están efectuando esta función en lugar de ellos, y sólo con su permiso.

     Cuando los sacerdotes del Opus Dei aconsejan a los jóvenes menores de edad que no les digan a sus padres acerca de su decisión de entrar al Opus Dei, la suposición falsa que ellos perpetúan es que los niños son de alguna manera autónomos y blancos legítimos (“se levanta la veda”) para proselitistas adultos.  El no dejar objetar a los padres, o por lo menos saber, viola sus derechos concedidos por Dios.  Viola el cuarto Mandamiento y, al enseñar a los niños a jurar en falso a una autoridad legítima, viola el octavo Mandamiento.

 

 

Confusión deliberada de la notificación a los padres con su aprobación.

 

Es de especial interés notar el empañamiento de la diferencia entre la notificación a los padres y la aprobación por parte de ellos.  Los padres DEBEN ser notificados, porque sin conocimiento ningún padre puede hacer las elecciones requeridas para apoyar profunda y responsablemente la crianza de los niños.  El que los padres APRUEBEN o no las elecciones de sus hijos es otro asunto.

     Hay muchos grupos que confunden deliberadamente estos dos asuntos para poder efectuar mejor la “padrectomía”, según el término acuñado por el Doctor Robert Mendelsohn para nombrar la separación planeada de los niños y sus familias.  Esto incluye a los así llamados “educadores sexuales”, el grupo norteamericano Planned Parenthood, buena parte de la burocracia de asistencia social, toda secta religiosa agresiva y, desgraciadamente, como se ha demostrado, el Opus Dei.

 

 

Distorsionando las Sagradas Escrituras para engañar.

Al utilizar los textos bíblicos seleccionados fuera del contexto del mensaje cristiano global, el inescrupuloso puede confundir y desorientar.  Dos ejemplos: Mc. 13; 12 y 13, que dice:

“El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo, y se levantarán los hijos contra los padres y les darán muerte, y seréis aborrecidos de todos por mi nombre.  El que perseverare hasta el fin ése será salvo”.

     Y en Lc. 14; 26, que dice en forma similar:

“Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo”.

     (Ambos ejemplos son utilizados por el Opus Dei en el manual de proselitismo “Vo­cación” escrito por J. L. Soria, antiguo director del Opus Dei en Canadá).

 

 

La Tradición católica.

Como la mayor parte de la verdad revelada, éstas son palabras misteriosas, difíciles de asimilar directamente dentro del contexto e imposibles fuera de él.  La Tradición católica sostiene algunos principios básicos al tratar de entender lo que Nuestro Señor quería decir: primero, no puede permitirse ninguna interpretación de los pasajes de las Sagradas Escrituras en que parezca que Cristo está negando algunos de los mandamientos de su Padre o de Sus propias enseñanzas.  Tampoco deberían ser interpretados estos textos aislados para dividir a los cristianos entre sí, pues son claramente mandamientos de amor entre unos y otros.

 

 

Los Padres de la Iglesia.

En segundo lugar, aprendemos de los Padres de la Iglesia.  San Agustín resume de dos maneras el mensaje de la Iglesia al mundo: “La plenitud y fin de la Escritura es el amor a Dios y a nuestro prójimo”.  Y agregó: “cualquiera entonces que piensa entender las Sagradas Escrituras o alguna parte de ellas, pero hace la interpretación de tal manera que no tiende a construir ese amor en dos partes: a Dios y a nuestro prójimo, no las ha entendido todavía como debería” (Sobre la Doctrina Cristiana, capítulo 36).

     Y, ¿a quiénes debemos buscar primero para aprender cómo amar mejor a nuestro prójimo?  A nuestros padres.  Escuchemos una vez más a los Padres de la Iglesia:  Santo Tomás enseña que el orden de los diez Mandamientos puede ser explicado por el orden de aquellas personas con quienes los humanos estamos endeudados.  Los primeros tres Mandamientos se refieren al hombre en relación a Dios.  “Consecuentemente, entre los preceptos que dirigen al hombre en sus relaciones con el prójimo, el primer lugar es dado a aquel que se refiere a sus padres” (Summa Theologica, Ia.-IIæ, q.100, a.6).

     Cualquier interpretación que se dé a tex­tos aislados debe (para repetir a San Agustín) “construir este amor de dos partes, amor a Dios y a nuestro prójimo”,  con nuestros padres como ejemplo primario de “prójimo”.

 

 

Enseñanzas del Magisterio sobre la familia.

Los padres católicos deben recordar el continuo e inmutable énfasis de la Iglesia en la inviolabilidad de la unidad familiar.  Por ejemplo, el Papa León XIII, en su Epístola Humanum Genus, expone los peligros de las sociedades secretas, especialmente los franc­ma­so­nes, aconsejando a todos los católicos:

“Aquellos que instruyen a los jóvenes en sabiduría religiosa actuarán sabiamente si inducen a todos y cada uno para que nunca decidan unirse a cualquier sociedad sin el previo conocimiento de sus padres” (H-G 36: 14-18).

     Mientras los voceros del Opus Dei insisten en que los padres sí saben qué tipo de enseñanzas reciben sus hijos cuando asisten a casas del Opus Dei[11], el testimonio de un increíble número de padres es exactamente lo opuesto.  Ciertamente, al negárseles el conocimiento de los planes ocultos del Opus Dei, los padres no pueden cumplir con la obligación de educar a sus hijos.  La Encíclica de Pío XII La Función del Estado en el Mundo Moderno contiene el siguiente pasaje en relación a los derechos de conciencia de los padres:

“La carga impuesta por Dios a los padres, de proveer el bien material y espiritual para sus hijos … no puede serles negada sin violar gravemente sus derechos” (FSMW, “Derechos de Conciencia”).

     La importancia singular de los padres como educadores espirituales primarios está bien documentada por el Concilio Vaticano II:

“Es de tal importancia que es imposible proveer un sustituto adecuado” (Gravissimum Educationis, 3).

     No es más que una de las expresiones formidables de este principio.

 

 

La obligación de los padres de “educar” a sus hijos.

Juan Pablo II ha aclarado lo que la Iglesia quiere decir por la obligación de los padres de “educar” a sus hijos:

“La formación en sus hijos de una personalidad madura, fruto de su patrimonio y valores fundamentales en relación a la vida, es una de las responsabilidades específicas (de los padres)”.  (Discurso al Instituto Pontificio Utriusque Iuris, del 26-4-1986).

     Nuestro Santo Padre ha afianzado constantemente a los padres en relación a este punto durante más de una década con sus enseñanzas sobre la familia, especialmente en su carta Familiaris Consortio:

“El derecho y obligación de los padres de educar es esencial, debido a que está conectado con la transmisión de la vida; es original y primario en relación al papel de educación de otros … (e) irreemplazable e inalienable y, por lo tanto, incapaz de ser enteramente delegado a otros ni usurpado por otros” (Fam. Consort., 36.2).

 

 

Importancia de la familia.

Los padres vigilantes encuentran apoyo constante y refuerzo en las enseñanzas del Papa actual.  Él enseña claramente la percepción creciente de la Iglesia en la centralidad de la “Iglesia doméstica”, la unidad familiar:

“Como en Nazaret, así en cada familia, Dios está presente y toma Su lugar en los eventos humanos.  La familia es, por tanto, un lugar privilegiado y un santuario.  Es por eso que la familia es irreemplazable y, como tal, debe ser defendida con fuerza y con todo.  Se debe hacer de todo para que la familia no sea reemplazada.

“Debemos hacer todo lo que pueda servir para proteger a la familia y a la dignidad de una paternidad y maternidad responsables, y a una confianza mutua entre generaciones.

“La familia era el refugio de Dios en la tierra.  En ella vivió su vida oculta.  Pero en ella,  Él escondió tesoros de vida y santidad”.

     Una y otra vez el Santo Padre nos enseña que:

“¡Es triste pensar que algunas ideologías quieren destruir a la familia, aumentando la alienación y causando disputas! ¡Es preocupante pensar que tantas personas jóvenes abandonan sus hogares, dejando a sus padres en la amargura y en la desolación!  ¡Ése no es el camino!”[12].

     La experiencia ha convencido ya a muchas familias católicas que el “Camino” de Mons. Escrivá, puesto por obra en gran escala en las prácticas de proselitismo y formación en el Opus Dei, ha alienado a sus hijos mediante una manipulación encubierta.

     La coacción de las vocaciones religiosas, aunque sea piadosamente refinada y penitencialmente disciplinada, viola las Sagradas Escrituras, la Sagrada Tradición y las enseñanzas del Magisterio.  Esto debe cesar.  El único método aceptable de “reclutar” es el de Nuestro Señor Jesucristo.  Él invitó abiertamente a todos y luego observó cómo su invitación fue rechazada algunas veces.  Pero Él nunca escondió el mensaje, Él nunca coaccionó, Él nunca engañó, Él nunca manipuló.

 

 

Afectividad armoniosa para los “mejores amigos” de uno.

Finalmente, Juan Pablo II nos enseña en un discurso dado a los estudiantes universitarios de Roma y del Lacio:

“Hay una tercera cosa que tiene gran valor a la edad de vosotros: la adhesión a vuestra familia, especialmente a vuestros padres.  Estableced y mantened siempre una relación de grande y verdadero afecto con vuestros padres: ellos son vuestros mejores amigos.  En gran parte, vuestra vida en el futuro depende de si hoy estáis en armonía con ellos.  Apreciad y respetad a aquellos que os engendraron y os criaron.  Ciertamente, el momento de la separación podrá venir, y para esto también debéis entrenaros, para tener un crecimiento personal responsable, pero nunca cortéis vuestras raíces familiares y humanas, pues arriesgáis el volveros áridos o salvajes[13] ”.

     La Alianza Ad Hoc para la Defensa del cuarto Mandamiento se une a nuestro Santo Padre, Juan Pablo II, en su oración diaria por cada Iglesia doméstica.  Que Nuestra Señora y San José en busca del Niño Perdido nos guíen constantemente.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

FUENTES DEL OPUS DEI

 

Constituciones, Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y de la Obra de Dios.  Roma, 1950, con Los Estatutos Secretos del Opus Dei, 1982.  Madrid, Revista Tiempo, 1986.

 

Escrivá de Balaguer, Josemaría, Camino, Madrid, Ed. Rialp, 1976.

 

Escrivá de Balaguer, Josemaría, Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer.  Madrid, Ed. Rialp, 1974.

 

Del Portillo, Álvaro, Seeking God in the World: Two Interviews. (Buscando a Dios en el Mundo: dos entrevistas). New Rochelle: Scepter Booklets, 137.

 

Soria, J. L., Vocation (Vocación).  Nueva York, Scepter Booklets, 68.

Thierry, Jean Jacques, Opus Dei —a Close up (El Opus Dei —un acercamiento).  Nueva York, Courtland Press, 1975.  Originalmente: L’Opus Dei, París, Librairie Hachette, 1973.

 

 

FUENTES VATICANAS

 

El reto de los nuevos movimientos religiosos (sectas o cultos).  Reporte Pastoral Vaticano del 7-V-1986. Reimpreso en The Pope Speaks (Vol. 31, No. 3, 1986),  c/o Our Sunday Visitor, Inc., 200 Noll Plaza, Huntington, IN 46750. [En castellano, este documento fue publicado en ECCLESIA, del 17-V-1986, No. 2.267.  Nota del Traductor].

 

Familiaris Consortio, Sección 36.2.  Exhortación Apostólica del Papa Juan Pablo II, 15-XII-1981.

 

Función del Estado en el mundo moderno.  Carta Encíclica del Papa Pío XII.

 

Gravissimum Educationis, 3.  Vaticano II.

 

Humanum Genus.  Epístola del Papa León XIII.

 

Juan Pablo II, La Familia: Iglesia Doméstica (discursos y escritos del Papa Juan Pablo II a la familia cristiana, octubre 1978 a diciembre 1982), publicados en el Osservatore Romano del 1-III-1979, 17-III-1980, 2-IX-1980, 2-X-1980, 4-V-1981, 26-XII-1982, Discurso al Instituto Pontificio Utriusque Iuris del 26-IV-1986.

 

 

OTRAS FUENTES

 

Aquino, Santo Tomás,  Summa Theologica, I-IIæ, q.100, a.6.

Agustín, San,  Nuestra Doctrina Cristiana, cap. 36.

Moreno, María Angustias, El Opus Dei: Anexo a una historia.  Barcelona, Ed. Planeta, 1976.

 

Walsh, Michael, The Secret World of Opus Dei (El mundo secreto del Opus Dei). Londres, Grafton Books. 8 Grafton Street, London W1X  3LA.

 

 

PERIÓDICOS Y REVISTAS

 

Byrne, Andrew.  Letter to Editor  (Carta al Editor).  London, Daily Mail, 7-I-1981.

 

Del Portillo, Álvaro, Portillo Interview (Entrevista a Portillo).  National Catholic Register, 26-XII-1982.

 

Duncan, Dwight G., Letter to Editor (Carta al Editor).  New Oxford Review, julio/agosto 1984.

 

Felzmann, Vladimir, Letter to Editor (Carta al Editor).  Irish Times, 11-XII-1982.

 

Guilleme-Brulton, J., Interview with Monsignor Escriva (Entrevista con Monseñor Escrivá). Le Figaro, 16-V-1966.

 

Kamm, H., Secret World of Opus Dei  (El mundo secreto del Opus Dei).  The New York Times Magazine, 8-I-1984.

 

Roche, John J., Winning Recruits in Opus Dei: A Personal Experience  (Ganando reclutas en el Opus Dei: una experiencia personal).  London, Clergy Review, No. 10, Vol. LXX, 1985 (48 Great Peter Square, London, SW1P 2HB).

 

Shaw, Russell, Escriva: the man and his work (Escrivá: el hombre y su obra). National Catholic Register, 26-XII-1987.

 

 

MATERIAL INÉDITO

 

El material inédito al que se ha hecho referencia en esta publicación —especialmente editoriales de Crónica— está disponible para su consulta mediante una solicitud escrita acompañada de una referencia a: Dr. John Roche, Linacre College, Oxford University, Oxford OX1 3JA, England.

 

 


 

 

 

APÉNDICE I

NUESTRA SEÑORA Y SAN JOSÉ

EN BUSCA DEL NIÑO PERDIDO

Una Alianza Ad Hoc

Para Defender el Cuarto Mandamiento.

305 Madison Avenue, Suite 1146

New York City, NY 10165

Nuestra Señora y San José en Busca del Niño Perdido, una Alianza Ad Hoc para Defender el Cuarto Mandamiento, es una respuesta católica a lo que esencialmente es un problema católico.  Dentro de la Iglesia, una secta que se llama OPUS DEI (la Obra de Dios) ha surgido con alguna prominencia e influencia.  En su rastro ha dejado a familias católicas (y a otros) heridas y llenas de amargura por sus métodos de proselitismo y formación.

    Somos un grupo de apoyo para esas familias, y queremos llegar a ellas en su confusión y dolor.  Todos nosotros hemos sufrido de manera similar y buscamos confortarnos por medio de la oración, de la información y la experiencia compartida.  Juntos vemos con ansia el día en que nuestras voces sean escuchadas por la Santa Madre Iglesia.

    Para reparar los excesos de los reclutadores del Opus Dei, algunos de los cuales son ahora nuestros propios hijos, nosotros oramos, ayunamos y frecuentamos la Eucaristía.  Animamos a todos los católicos a orar en familia, especialmente en la festividad de la Sagrada Familia, en nuestro día de retiro, por todas las personas separadas de sus familias por las prácticas del Opus Dei.  Nos unimos con el Papa en su oración constante por cada Iglesia Doméstica.

Se sugieren el rezo y la meditación del Santo Rosario, dentro de la familia y antes de la Santa Misa.  En el quinto Misterio Gozoso (El Niño Jesús Perdido y Hallado en el Templo), nosotros oramos por la virtud de la obediencia, tal como es interpretada en la Iglesia por su Santidad Juan Pablo II:

Aquí está Jesús, quien regresa a Nazaret y es obediente a ellos, a María y a José.  Esa obediencia significa obediencia filial, pero al mismo tiempo una apertura obediente a la humanidad, que siempre necesita aprender, sobre todo dentro de la familia”  (Osservatore Romano, 766, 26-XII-1982).

    Oramos también para que cese la malinterpretación de este Misterio por los directores del Opus Dei. 

    Pedimos humilde y urgentemente a nuestro Santo Padre Juan Pablo II:

1.     Que todas las actividades patrocinadas, administradas y dirigidas por el Opus Dei se identifiquen claramente como tales.

2.     Que las Constituciones y Estatutos del Opus Dei se publiquen de inmediato y se pongan a disposición de todas las personas interesadas, en sus lenguas vernáculas, para que el consentimiento a esta organización sea un consentimiento verdaderamente informado.

3.     Que los procedimientos de reclutamiento y las políticas del Opus Dei, que por largos años han angustiado a muchos padres y han alejado a tantos jóvenes de sus familias naturales, cesen inmediatamente y sean completamente reestructurados.

4.     Que la mentalidad sectaria que impregna al Opus Dei, que a menudo causa que los miembros distorsionen la verdad o se abstengan de decirla abiertamente a las autoridades legítimas, sea identificada y abolida cuanto antes, para ser reemplazada por la verdadera apertura católica a la humanidad.


4.

 

APÉNDICE II

Reproducción del documento Desafíos Pastorales.  SECTAS O NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS, publicado en la revista ECCLESIA, págs. 20 (656) - 31 (667), del 17-V-1986, Núm. 2.267.

Desafíos pastorales

SECTAS O NUEVOS

MOVIMIENTOS RELIGIOSOS

Prefacio

En respuesta a una preocupación manifestada por las Conferencias Episcopales de todo el mundo, el Secretariado del Vaticano para la Unidad de los Cristianos, el Secretariado para los No Cristianos, el Secretariado para los No Creyentes y el Consejo Pontificio para la Cultura han emprendido un estudio sobre la presencia y actividad de las “sectas”, de los “nuevos movimientos religiosos”, de los cultos”. Estos departamentos, junto con la Secretaría de Estado, han discutido esta preocupación por algún tiempo.

      Como primer paso en este estudio-proyecto, el Secretariado para la Unidad de los Cristianos, en nombre de los antes mencionados departamentos de la Santa Sede, envió en febrero de 1984 un cuestionario a las Conferencias Episcopales y a otras estructuras semejantes con la intención de recibir informaciones e indicaciones dignas de confianza para promover la acción pastoral y para examinar nuevas líneas de investigación.  Hasta la fecha (octubre de 1985) se han recibido muchas respuestas de las Conferencias Episcopales de todos los continentes, así como de algunas estructuras episcopales regionales.  Algunas respuestas incluyen una información detallada de algunas diócesis particulares y van acompañadas de copias de cartas pastorales, folletos, artículos y estudios.

      Evidentemente, es imposible sintetizar la vasta documentación recibida y que tendrá que ser constantemente puesta al día como base para una pastoral constructiva que responda al desafío presentado por las sectas, los nuevos movimientos religiosos y los grupos.  El presente informe, que está basado en las respuestas y la documentación recibidas, quiere únicamente dar una primera visión general.

      Este informe está dividido de la siguiente manera:

 

1.     Introducción.

2.     Causas de la propagación de dichos movimientos y grupos.

3.     Desafíos pastorales y contactos.

4.     Conclusión.

5.     Invitación del Sínodo 1985.

6.     Temas para estudios de investigaciones sucesivas.

7.     Bibliografía.

8.     Apéndice.

8.

 

1.  Introducción

1.1  ¿Qué son las “sectas”?  ¿Qué se entiende por “cultos”?

Es importante reconocer que existen dificultades en los conceptos, definiciones y terminología.  Los términos “secta” y “culto” tienen algo de derogatorio y parecen implicar más bien un juicio negativo.  Se prefiere utilizar términos más ambiguos, como “nuevos movimientos religiosos” o “nuevos grupos religiosos”.  El problema de la definición de estos “nuevos movimientos” o “grupos” como distintos de “Iglesia” o “legítimos movimientos dentro de la Iglesia” es materia de discusión.

     Ayudará hacer una distinción entre las sectas que tienen su origen en la religión cristiana y las que se basan en otras religiones u otras fuentes humanitarias.  El problema se vuelve más delicado cuando estos grupos tienen un origen cristiano.  Es importante, pues, hacer esta distinción.  Sin embargo, algunas mentalidades o actitudes de secta, por ejemplo la intolerancia o el proselitismo agresivo, no constituyen ni caracterizan necesariamente a una secta.  Estas actitudes se pueden encontrar también en grupos cristianos o dentro de algunas iglesias o comunidades eclesiales.  Sin embargo, estos grupos pueden cambiar positivamente mediante una profundización de su formación cristiana y a través del contacto con otros cristianos.  En este sentido, estos grupos pueden crecer dentro de una mentalidad y actitud mayormente eclesiales.

     El criterio para distinguir entre sectas de origen cristiano, por una parte, e Iglesia y comunidades eclesiales, por otra, se debe fundar en las “fuentes” de enseñanza de estos grupos.  Por ejemplo, las sectas podrían ser aquellos grupos que, además de la Biblia, tienen otros libros “revelados” o “mensajes proféticos”; que excluyen de la Biblia algunos libros proto-canónicos, o cambian radicalmente su contenido.  Una de las respuestas a la primera pregunta del cuestionario ha sido la siguiente:


Por razones prácticas, un culto o una secta se definen como ‘algunos grupos religiosos con una concepción del mundo propia, específica, derivada, pero no completamente de acuerdo, de las enseñanzas de las grandes religiones mundiales’.  Aunque nos referimos aquí a determinados grupos que normalmente insisten en la libertad del hombre y de la sociedad en general, los cultos y sectas también están caracterizados por un determinado número de cualidades específicas, que generalmente consisten en que ellos son estructuralmente autoritarios, que se sirven de formas de ‘lavado de cerebro’ y de control mental, y que forman grupos que fomentan y alimentan un sentimiento de culpa o de miedo.  Un trabajo de base sobre estas características ha sido publicado por el americano Dave Breese, Know the Marks of Cults (Victor Books), Wheaton III, 1985”.


     Sean cuales fueren las dificultades para distinguir entre sectas de origen cristiano e iglesias, comunidades eclesiales o movimientos cristianos, las respuestas al cuestionario han revelado que existe una seria laguna en el conocimiento y comprensión de otras iglesias cristianas y comunidades eclesiales.  Algunos incluyen dentro de las “sectas” a iglesias y comunidades eclesiales que no están en perfecta comunión con la Iglesia Católica Romana.  Incluso algunos seguidores de las mayores religiones del mundo (hinduistas, budistas, etc.) han sido clasificados como miembros de sectas.

1.2  El crecimiento de las nuevas sectas.

En todo caso, aparte de las dificultades antes mencionadas, casi todas las Iglesias locales advierten el brote y la rápida proliferación de todo tipo de “nuevas” religiones o pseudomovimientos religiosos, grupos y prácticas.  Los que responden consideran este fenómeno como un serio problema, y para algunos constituye una situación alarmante.  Sólo en pocos países parece no existir problema alguno (por ejemplo, en los países con una mayoría islámica).

     En algunos casos el fenómeno aparece en forma de actitudes sectarias en el seno de las iglesias principales.  En otros casos éste se verifica fuera de las iglesias (iglesias libres o independientes, movimientos mesiánicos o proféticos); o en contra de las iglesias (sectas, cultos), frecuentemente constituyéndose a sí mismo como modelo de iglesia.  Sin embargo, no todas las sectas son religiosas en su contenido real o en su propósito último.

1.3  Los problemas que plantean.

El fenómeno, que se desarrolla rápidamente y con frecuencia con mucho éxito positivo, plantea problemas pastorales.  El más inmediato es saber cómo comportarse con un miembro de una familia católica que está comprometido con una secta.  El párroco o el agente pastoral, o el consejero, generalmente se ponen en contacto, primero y ante todo, con los padres o amigos de dicha persona.  Muchas veces se puede acercar uno a esta persona sólo indirectamente.  Existen casos en los que es posible ponerse en contacto directamente con la persona.  Se necesita tener experiencia y habilidad psicológica para poder ofrecerle una guía, o para aconsejar a un ex miembro a reintegrarse a la sociedad y a la Iglesia.

1.4  Los grupos que resultan más afectados.

Los grupos más vulnerables en la Iglesia, especialmente los jóvenes, parecen ser los mayormente afectados.  Cuanto más “sueltos” anden, ociosos, sin tomar parte activa en la vida y organización de la parroquia, o provengan de una familia con bases no estables, o pertenezcan a grupos étnicos minoritarios, o vivan en lugares lejanos al influjo de la Iglesia, etc., tanto más posible es que los quieran atrapar los nuevos movimientos y sectas.  Otras sectas parecen atraídas principalmente por gente de grupos de mediana edad.  Otras sacan sus adeptos de familias acomodadas y cultas.  En este contexto se tienen que mencionar los campus universitarios que son, generalmente, terreno favorable de adoctrinación o lugares de reclutamiento para algunas sectas.  Por otra parte, una relación difícil con el clero o una situación matrimonial irregular pueden llevar a una ruptura con la Iglesia y a una agregación a un nuevo grupo.

     Pocos se unen a una secta con malas intenciones.  Quizá la oportunidad más grande de las sectas es atraer a la gente buena por buenos motivos.  En efecto, ellos obtienen el mejor éxito positivo cuando la sociedad o la Iglesia no han ofrecido una buena motivación.

1.5  Las causas aparentes de sus éxitos.

Las razones de los éxitos positivos entre los católicos son diversas y se pueden catalogar a diferentes niveles.  Están primeramente en íntima relación con las necesidades y aspiraciones que aparentemente ellos no pueden alcanzar dentro de la Iglesia.  Están relacionadas con el reclutamiento y las técnicas de educación de las sectas.  Pueden ser externas, ya sea a las principales iglesias o a los nuevos grupos: ventajas económicas, intereses o presiones políticas, simple curiosidad, etcétera.

     Se puede dar una valoración adecuada de estas razones sólo dentro del contexto particular en el que surgen.  Así, pues, los resultados de una evaluación general (y es precisamente lo que trata de ofrecer este informe) pueden, y en este caso deben, revelar una serie completa de razones “universales”.  La razón puede que esté en la creciente dependencia mutua en el mundo de hoy.

     Una estructura despersonalizante parece ser el fenómeno sintomático de la sociedad contemporánea, largamente producida en el Occidente y ampliamente exportada al resto del mundo, lo cual ha creado diversas situaciones de crisis en el individuo como tal y dentro del nivel social.  Estas situaciones de crisis ponen de manifiesto varias necesidades, aspiraciones y problemas que exigen separadamente una respuesta psicológica y espiritual.  Las sectas gritan a voces que tienen y que proporcionan estas respuestas.  Y lo hacen tanto a nivel afectivo como a nivel intelectual, respondiendo frecuentemente a las necesidades afectivas en una forma que adormece las facultades cognoscitivas.

     Esas aspiraciones y necesidades de base pueden ser descritas como manifestaciones del deseo humano de integridad y armonía, participación y realización en todos los niveles de la existencia y la experiencia humanas; también se las puede describir como tentativas de ir al encuentro de la aspiración humana a la verdad del conocimiento de los valores constitutivos, que en un determinado momento (ya sea en la historia colectiva o individual) parecen haber estado escondidos, quebrantados o perdidos para la gente expuesta a rápidos cambios, a tensiones agudas, a miedos, etcétera.

1.6  Las respuestas al cuestionario.

Las respuestas que nos han proporcionado muestran que el fenómeno se debe considerar no sólo como una amenaza a la Iglesia (si bien muchos de los que han respondido consideran el proselitismo agresivo de algunas sectas como el mayor problema), sino, por el contrario, como un desafío pastoral.  Algunas respuestas insisten en que, preservando nuestra propia integridad y honradez, deberíamos tener presente que cada grupo religioso tiene el derecho de profesar su propia fe y de vivir de acuerdo con su propia conciencia.  Insisten igualmente en que al estudiar a grupos determinados tenemos que proceder de acuerdo con los principios de diálogo religioso propuesto por el Concilio Vaticano II y por otros documentos de la Iglesia.  Así, pues, es imperativo recordar el respeto debido a cada individuo, y nuestra actitud para con los creyentes convencidos tendría que ser de apertura y de comprensión, y no de condenación.

     Las respuestas al cuestionario muestran una gran necesidad de información y educación de los creyentes y también que se necesita un diálogo pastoral renovado.

2. Razones de la difusión de dichos movimientos o grupos.

Las situaciones de crisis o la vulnerabilidad general puede revelar y/o producir necesidades y aspiraciones que proporcionan motivaciones de base para dirigirse a las sectas.  Están presentes a nivel afectivo y a nivel cognoscitivo y están en relación con el carácter, es decir, centradas en el “yo” en relación con “otros” (social), con el pasado, presente y futuro (cultural, existencial), con lo trascendente (religioso). Estos niveles y dimensiones están interrelacionados.  Estas necesidades y aspiraciones se pueden agrupar bajo nueve capítulos, aunque en casos individuales se entrecruzan con frecuen­cia.  En cada grupo de “aspiraciones” indicamos lo que las sectas parecen ofrecer.  Esto puede ser la causa principal de su éxito positivo, pero se deben tener también en cuenta las prácticas de reclutamiento y las técnicas de instrucción de muchas sectas (cfr. 2,2).

2.1 Necesidades y aspiraciones. ¿Qué parecen ofrecer las sectas?

2.1.1 La búsqueda de pertenencia (sentido de comunidad).

La estructura de muchas comunidades ha sido destruida, el estilo tradicional de vida ha sido hecho pedazos, los hogares se han disuelto, el pueblo se siente desarraigado y solo.  Por lo tanto, hay necesidad de pertenecer.

     Los términos más usados en las respuestas: pertenencia, amor, comunidad, comunicación, ardor, preocupación, cuidado, ayuda, amistad, afecto, fraternidad, solidaridad, encuentro, diá­logo, consola­ción, aceptación, comprensión, compartir, encierro, mutualidad, estar juntos, seguimiento, reconciliación, tolerancia, raíces, seguridad, refugio, protección, salvación, amparo, casa.

     Las sectas parecen ofrecer: calor humano, cuidado y ayuda en comunidades pequeñas y compactas, compartiendo propósitos y compañerismo; atención por el individuo; protección y seguridad, especialmente en situaciones de crisis; resocialización de los individuos marginados (por ejemplo, divorciados, migrantes); las sectas piensan frecuentemente por el individuo.

2.1.2  Búsqueda de respuestas.

En las situaciones complejas y confusas, las personas, naturalmente, buscan una respuesta y una solución.

     Las sectas parecen ofrecer: respuestas simples y confeccionadas para los problemas y las situaciones complicadas; versiones parciales o simplificadas de las verdades y valores tradicionales; una teología pragmática; una teología triunfante; un sincretismo teológico propuesto como “nueva revelación”, “nueva verdad”, para un pueblo que frecuentemente conserva poco de la “vieja verdad”; directrices claras; llamamiento a la superioridad moral; experimentación de elementos “sobrenaturales”: glosolalia, trances, médiums, profecías, posesión, etcétera.

2.1.3  La búsqueda de integridad (ho­lismo).

Muchas personas sienten que ya no están en contacto consigo mismas, con los demás, con su cultura y con su contexto.  Se sienten abatidas.  Han sido dañadas por los familiares o maestros, por la Iglesia o la sociedad.  Se sienten excluidas.  Buscan un ideal religioso que pueda armonizar a todos los seres humanos y a todas las cosas; un culto que deje espacio al cuerpo y al alma, a la participación, a la espontaneidad, a la creatividad.  Quieren ser salvadas, incluso corporalmente (las respuestas de África insisten particularmente en este aspecto).

     Los términos más usados en las respuestas: salvación, integridad, integración, totalidad, armonía, paz, reconciliación, espontaneidad, creatividad, participación.

     Las sectas parecen ofrecer: una experiencia religiosa gratificante, ser salvados, conversión, lugar para experiencias y emociones, para la espontaneidad (por ejemplo, en las celebraciones religiosas), salvación corporal y espiritual, ayuda para los problemas de drogas y alcoholismo, comprensión de la situación vital.

2.1.4  Búsqueda de una identidad cultural.

Este aspecto está íntimamente unido con el número anterior.  En muchos países del tercer mundo la sociedad se encuentra muy disociada de los valores culturales (y religiosos) tradicionales, y de este modo, de la fe tradicional.

     Los términos usados con frecuencia en las respuestas son: aculturación, encarnación, enajenación, modernización.

     Las sectas parecen ofrecer: amplio espacio para la herencia cultural/religiosa tradicional, creatividad, espontaneidad, participación, una forma de oración y de predicación muy cercana a los rasgos culturales y aspiraciones del pueblo.

2.1.5  Necesidad de ser reconocido, de ser es­pecial.

La gente siente la necesidad de salir del anonimato, de construirse una identidad, de sentir que ellos son algo especial y no simplemente un número o un miembro anónimo de una multitud.

     Parroquias enormes y congregaciones orientadas a la administración y al clericalismo dejan poco espacio para el encuentro con cada persona individualmente y en situación vital.

     Términos más usados en las respuestas: autoestima, afirmación, oportunidades, importancia, participación.

     Las sectas parecen ofrecer: interés por el individuo, oportunidades iguales para el ministerio y la dirección, para la participación, para el testimonio, para la expresión, descubrimiento del propio potencial personal, oportunidad de formar parte de un grupo selecto.

2.1.6  La búsqueda de la trascendencia.

Esto manifiesta una profunda necesidad espiritual, una motivación inspirada por Dios para buscar el aspecto trascendente de lo obvio, lo inmediato, lo familiar, lo controlable y lo material, para buscar una respuesta a las cuestiones últimas de la vida y para creer en algo que pueda cambiar la propia vida en un momento determinante.  Esta necesidad espiritual manifiesta un sentido de misterio, de lo misterioso; un interés por lo que debe venir, un interés por el mesianismo y las profecías.  Muchas veces las personas en cuestión pueden conocer o no lo que la Iglesia puede ofrecer, o están desilusionadas por lo que ellas consideran una insistencia unilateral sobre la moralidad, o con los aspectos institucionales de la Iglesia.  Una persona, hablando de los candidatos, dice:

“La investigación sugiere que una mayoría de la población, si es interrogada, admitirá que ha tenido algún tipo de experien­cia religiosa o espiritual, y dirá que ésta ha cambiado su vida hacia una determinada dirección, y añadirá que jamás han hablado con nadie de esta experiencia … Muchos jóvenes dicen que tenían miedo de que se rieran de ellos o que los consideraran unos raros si hablaban de una experiencia espiritual o religiosa, o que frecuentemente han tenido dificultad en encontrar sacerdotes con quienes hablar, cuanto más responder sobre sus problemas más importantes y últimos”.

     Los más términos usados en las respuestas: trascendencia, sagrado, misterio, místico, meditación, celebración, veneración, verdad, fe, espiritualidad, significado, finalidad, valores, símbolos, oración, libertad, despertar, convicción.

     Las sectas parecen ofrecer: la Biblia y la educación bíblica, un sentido de salvación, gracia del Espíritu, meditación, realización espiritual.

     Algunos grupos ofrecen no sólo la permisividad para expresar y explorar las cuestiones en un contexto social “seguro”, sino también un lenguaje y conceptos para realizarlo, así como la presentación de un grupo de respuestas sin ambigüedades aparentes.

2.1.7  Necesidad de una guía espiritual.

Puede ser la falta de una ayuda familiar en el hogar del candidato o falta de guía, paciencia y cuidado personal por parte de los educadores y líderes eclesiales.

     Los términos usados en las respuestas: guía, devoción, compromiso, afirmación, gurú.

     Algunas sectas parecen ofrecer: guía y orientación a través de un fuerte liderazgo carismático.  La figura del maestro, líder o gurú, juega un papel importante en la cohesión de los discípulos.  Al mismo tiempo, no existe sólo sumisión, sino abandono emocional, y siempre una devoción casi histérica hacia un líder espiritual (mesías, profeta, gurú).

2.1.8  Necesidad de una visión.

El mundo de hoy es un mundo interdependiente de hostilidad y conflicto, de violencia y temor de destrucción.  La gente se siente preocupada por el futuro, con frecuencia desesperada, sin ayuda, sin esperanza, sin fuerza.  Añoran algunos signos de esperanza por un camino diferente. Algunos tienen un deseo vago de construir un mundo mejor.

     Los términos más usados en las respuestas: visión, despertar, compromiso, novedad, orden nuevo, un camino diferente, alternativas, finalidad, esperanza.

     Las sectas parecen ofrecer: una “visión nueva” de uno mismo,  de  la humanidad, de la historia, del cosmos.  Prometen el comienzo de una época nueva, de una nueva era.

2.1.9 Necesidad de participación y compromiso.

Este aspecto está íntimamente unido con el precedente.  Muchos candidatos sienten no sólo la necesidad de una visión del presente mundo-sociedad y acerca del futuro, sino que quieren participar también en la toma de decisiones, en la planificación, en la realización.

     Los términos más usados en las respuestas: participación, testimonio activo, construcción, élite, compromiso social.

     Las sectas parecen ofrecer: una misión concreta para un mundo mejor, llamado a una dedicación total, a una participación a los más altos niveles.

     A manera de resumen, se puede decir que las sectas parece que viven lo que creen, con fuerza (frecuentemente magnética), con convicción, devoción y compromiso; saliendo al encuentro de la persona para llevarla a donde ellos están, afectuosa, personal y directamente; sacando al individuo del anonimato, promoviendo la participación, la espontaneidad, el compromiso … y practicando un intenso seguimiento mediante múltiples contactos, visitas a los hogares y brindando continua asistencia y guía.  Ellos ayudan a reinterpretar la propia experiencia, a considerar de nuevo los propios valores y a llegar a las últimas consecuencias en un sistema que comprende todo.  De ordinario hacen un uso convincente de las palabras predicación, literatura, medios de comunicación (para los grupos cristianos, una insistencia particular en la Biblia).  Frecuentemente están convencidos también del ministerio de la salvación.  En una palabra, se presentan a sí mismos como la única respuesta, la “buena nueva” en un mundo cristiano.

     Así, pues, si bien éstas son generalmente las notas de los éxitos positivos de las sectas, existen también otras razones, como las técnicas de formación y reclutamiento y los procedimientos de adoctrinamiento usados por algunas sectas.

2.2  Reclutamiento, técnicas de formación y procedimientos de adoctrinación.

Algunos reclutamientos, técnicas de formación y procedimientos de adoctrinación practicados por un número de sectas y cultos, que generalmente son muy sofisticados, forman parte de los éxitos positivos.  Quienes son atraídos generalmente por tales medidas desconocen, en primer lugar, que este acercamiento ha sido preparado generalmente con antelación y, en segundo lugar, ignoran la naturaleza de esta conversión manipulada y de estos métodos de formación (manipulación social y psicológica) a los que ellos están sometidos.  Las sectas imponen con frecuencia sus propias normas en cuanto al pensamiento, a los sentimientos y a la conducta.  Esto está en neto contraste con el método de la Iglesia, que requiere pleno conocimiento y capacidad.

     Tanto los jóvenes como los adultos que no tienen bases sólidas son víctimas fáciles de estas técnicas y métodos, que frecuentemente son una combinación y mezcla de afección y decepción (por ejemplo, el “bombardeo de amor”, el “ test de la personalidad” o el “abandono”).  Estas técnicas comienzan con un diálogo positivo, pero gradualmente van llevando a un determinado tipo de control mental, con el uso de técnicas de cambio abusivo de la conducta.

Se han enumerado los siguientes elementos:

Un hábil proceso de iniciación del convertido y gradual descubrimiento de lo que sus anfitriones son en realidad.

·       Uso de técnicas dominantes: “bombardeo de amor”, ofreciendo “una comida gratuita en un centro internacional para amigos”; técnica de las “fiestas-pesca” (prostitución como método de reclutamiento).

·       Imposición de respuestas y decisiones ya hechas a los alistados.

·       Empleo constante de la adulación.

·       Distribución de medicinas y dinero.

·       Exigencia de una abnegación incondicional al iniciador, líder.

·       Aislamiento de las personas, control del proceso racional del pensamiento, eliminación de información e influjo externo (familia, amigos, periódicos, revistas, televisión, radio, visitas médicas, etc.) que puedan romper el hechizo de este compromiso y el proceso de asimilación del sentimiento y de las actitudes y modelos del creyente.

·       Procesamiento a los reclutados, lejos de sus vidas pasadas, insistiendo sobre un pasado comportamiento desviado, como el uso de la droga, desviaciones sexuales, jugando sobre las taras psicológicas y sus relaciones sociales difíciles, etcétera.

·       Utilización de métodos sociológicos que alteran las conciencias y producen disturbios intelectuales, “bombardeos” intelectuales, uso de sofismas, sistemas logísticos cerrados, restricción del pensamiento reflexivo.

·       Manteniendo al reclutado constantemente ocupado y nunca solo, exhortación y entrenamiento constantes para llegar a un “estatus” espiritual exaltado, alteración de la conciencia, sumisión automática a las directivas; supresión de la resistencia o negatividad; responder al miedo que lleva a un miedo mayor.

·       Importancia atribuida al líder; algunos grupos rebajan la de Cristo para aumentar la del líder (es el caso de algunas sectas “cristianas”).

·

3.  Desafíos y enfoques pastorales.

La crisis de las estructuras sociales y tradicionales, de los modelos culturales y de los grupos tradicionales de valores causada por la industrialización, la urbanización, la migración, el rápido desarrollo y los sistemas de comunicación, los sistemas tradicionales tecnocráticos, etc., ha dejado a muchos individuos confundidos, desarraigados, inseguros y, por lo tanto, vulnerables.  Naturalmente, se ha tratado de buscar una solución a esta situación que fuese la más simple y la mejor.  Existe también la tentación de aceptar la solución como la respuesta única y final.

     Del análisis de las respuestas se pueden enumerar algunos síntomas de la patología de muchas sociedades modernas.  Muchas personas sufren por esto.  Se sienten inquietas por ellas mismas (crisis de identidad), por el futuro (desempleo, peligro de guerra nuclear).  Problemas acerca de la verdad y su fundamento; incertidumbre y falta de confianza en la política; dominio económico e ideológico; significado de la vida, de uno mismo y de los demás, de los acontecimientos, de las situaciones, de las cosas, del más allá.

     No tienen una directiva: falta de orientación, falta de participación en la toma de decisiones, falta de respuestas reales a sus problemas reales.  Tienen miedo a causa de las varias formas de violencia, conflicto, hostilidad, miedo de un desastre ecológico, de la guerra y del holocausto nuclear, de los conflictos sociales, de la manipulación.

     Se sienten frustrados, sin bases, sin casa ni hogar, desprotegidos y sin sostén y, consecuentemente, sin motivación, abandonados en la familia, en la escuela, en el trabajo, en los campus universitarios, en la sociedad, perdidos en el anonimato, en el aislamiento, en la marginación, en la enajenación, es decir, se dan cuenta de que no pertenecen a nada, que son mal entendidos, traicionados, oprimidos, decepcionados, ignorados, no considerados, no escuchados, no aceptados, no considerados seriamente.

     Están desilusionados de la sociedad tecnológica, militar, de las grandes empresas, del trabajo, de la explotación, de los sistemas educativos, de las leyes y prácticas eclesiásticas, de la política del gobierno.

     Posiblemente hayan aprendido a considerarse a sí mismos como “agentes” conscientes, no inútiles personas sin rumbo u oportunistas, que se buscan a sí mismos, pero que con frecuencia no saben qué hacer, ni cuándo actuar.

     No atinan con los varios tiempos “intermedios” (entre la escuela y la universidad, entre la escuela y el trabajo, entre el matrimonio y el divorcio, entre un pueblo y una ciudad).

     Se vacían, se vuelven indiferentes, agresivos o, si no, se convierten en “candidatos”.

     En resumidas cuentas, se podría decir que estos síntomas constituyen frecuentemente formas de alienación (de uno mismo, de otros, de sus orígenes, de su cultura, etc.).  Se podría decir que las necesidades y aspiraciones manifestadas en las respuestas al cuestionario muchas veces no son más que la búsqueda de una “presencia” (para consigo mismo, para con los demás, para con Dios).  Quienes se sienten perdidos quieren ser hallados.  En otras palabras, existe un vacío que exige ser llenado, que está dentro del contexto en el cual se puede entender no sólo el criticismo hacia la Iglesia, que ya contiene muchas respuestas, sino, ante todo, a los problemas pastorales y los enfoques propuestos.  Las respuestas al cuestionario evidencian muchas deficiencias e insuficiencias en el actual comportamiento de la Iglesia que pueden facilitar el éxito positivo de las sectas.  Sin embargo, sin insistir demasiado sobre esto, queremos ante todo hacer hincapié en los enfoques pastorales positivos, que han sido sugeridos o pedidos explícitamente.  Si se consigue ponerlos en práctica, el desafío de las sectas podría ser un estímulo para una renovación espiritual y eclesial.

3.1  Sentido de comunidad.

Casi todas las respuestas piden una revisión (al menos en muchas situaciones locales) del tradicional “sistema parroquial comunitario”, una búsqueda de objetivos comunitarios que sean más fraternos, más “a la medida del hombre”, más adaptados a las condiciones de vida de las personas; más “comunidades eclesiales de base”: constituyendo comunidades de fe, de amor (calor, aceptación, entendimiento, reconciliación, intimidad, fraternidad) y esperanza; comunidades que celebren, comunidades que oren, comunidades misioneras: que vayan adelante y den testimonio; comunidades abiertas y que quieran ayudar a personas con problemas especiales: divorciados y “vueltos a casar”, marginados.

3.2  Formación y formación permanente.

Las respuestas insisten particularmente en la necesidad de evangelización, catequesis, educación y educación permanente en la fe bíblica, teológica, ecuménica del creyente, a nivel de comunidad local y del clero y de todos aquellos que están comprometidos en la formación.  (Una respuesta pedía “cursos de reflexión” para profesores, jóvenes líderes, clérigos y religiosos).  El proceso continuo tendría que ser tanto informativo, con información acerca de toda nuestra tradición católica (creencias, prácticas espirituales, meditación, contemplación, etc.), acerca de otras tradiciones y de otros nuevos grupos religiosos, etc., cuanto formativo, que guíe en la fe personal y comunitaria, con un profundo sentido de lo trascendente y escatológico, del compromiso religioso, del espíritu comunitario, etc.  La Iglesia no debería ser únicamente un signo de esperanza para el pueblo, sino que tendría también que dar las razones de esta esperanza; tendría que ayudar a plantear los problemas, pero al mismo tiempo a resolverlos y a darles una respuesta.  En este proceso se debe dar una importancia principal a las Sagradas Escrituras.  Se debería hacer un uso mayor y mejor de los medios de comunicación social.

3.3  Enfoque personal y total (íntegro, holístico).

La gente debe ser ayudada a conocerse a sí misma como única, a ser amada por un Dios personal y con una historia personal, desde el nacimiento, a través de la muerte, hacia la resurrección.  La “verdad antigua” tendría que convertirse continuamente en la “verdad nueva” a través de un auténtico sentido de renovación, pero con criterios y mentalidad que no puedan ser sacudidos por cada “novedad” que les salga al paso.  Se tendría que poner una atención especial en la dimensión experiencial, es decir, en el descubrimiento personal de Cristo a través de la oración y la dedicación (v. gr., los movimientos carismáticos “nacidos de nuevo”).  Muchos cristianos se comportan como si jamás hubiesen nacido.  Se debe prestar especial atención al ministerio de la salvación mediante oraciones, reconciliación, intimidad y cuidado.  Nuestra preocupación pastoral no tendría que ser únicamente unidimensional, sino que tendría que extenderse no sólo a las cosas espirituales, sino también a las dimensiones físicas, psicológicas, sociales, culturales, económicas y políticas.

 

3.4  Identidad cultural.

El problema de la aculturación es fundamental.  Las respuestas que vienen de África insisten particularmente en que se sienten como extraños a las formas occidentales de culto y ministerio, que con frecuencia adolecen de significado para el ambiente cultural del pueblo y para la situación real.  Una respuesta declara:

“Los africanos quieren ser cristianos; les hemos dado alojamiento, pero no hogar.  Ellos piden un cristianismo sencillo, integrado en los aspectos de su vida cotidiana, en sus sufrimientos, alegrías, trabajo, aspiraciones, miedos y necesidades de los africanos.  Los jóvenes reconocen en las iglesias independientes una veta auténtica de la tradición africana de práctica religiosa”.

3.5  Oración y culto.

Alguien sugiere una revisión del clásico “sábado por la noche/domingo por la mañana” como modelo de vida litúrgico, que frecuentemente es extraño al modelo de la vida diaria.  Se debería descubrir nuevamente la palabra de Dios como un importante elemento para construir la comunidad.  La “recepción” tendría que ser recibida atentamente como “conservación”.  Debería haber espacio para una gozosa creatividad, fe en la inspiración cristiana, capacidad de “invención”, un mayor sentido de celebración comunitaria.  De este modo, la aculturación es una exigencia (con el debido respeto por la naturaleza de la liturgia y por la exigencia de la universalidad).

     Muchas respuestas insisten en la dimensión bíblica de la predicación, en la necesidad de hablar el lenguaje del pueblo; en la necesidad de una preparación esmerada de la predicación y de la liturgia (siempre y cuando sea posible, dada por un grupo que incluya la participación de los laicos).  La predicación no es una simple teorización, intelectualización y moralización, sino que presupone el testimonio de vida del predicador.  La predicación, el culto y la oración comunitaria no tendrían que ser confinados necesariamente a los tradicionales lugares de culto.

3.6  Participación y liderazgo.

Muchas respuestas hacen notar la creciente disminución de sacerdotes, religiosos y religiosas, la cual exige una mayor promoción de la diversificación de ministerios y una formación constante de líderes laicos.  Quizá se tendría que poner mayor atención en el papel que pueden desempeñar los laicos en contacto con las sectas —o, al menos, con los que son atraídos por las sectas—, quienes, dentro de la Iglesia y en colaboración con sus pastores, ejercitan un verdadero liderazgo, tanto espiritual como pastoral.

     No se debería considerar a los sacerdotes como administradores, empleados o jueces, sino más bien como hermanos guías, consejeros y hombres de oración.  Frecuentemente se ha establecido una distancia entre el fiel y el obispo, o entre los obispos y sus sacerdotes, que se debería dimensionar.  El ministerio del obispo y del sacerdote es un ministerio de unidad y comunión, que tiene que ser visible para el creyente.

4.  Conclusión

En conclusión, ¿cuál debe ser nuestra actitud, nuestro acercamiento a las sectas?  Evidentemente, no es posible dar una respuesta escueta.  ¡Son tan diversas las mismas sectas! ¡Son tan diferentes las situaciones —religiosa, cultural, social!

      Nuestra respuesta no podrá ser la misma cuando consideramos a las sectas en relación con los “que no pertenecen a iglesia alguna”, los no bautizados o los no creyentes, y cuando analizamos el influjo que tienen sobre los cristianos bautizados, especialmente sobre católicos y ex católicos.  Los que nos responden están, naturalmente, más interesados por este último grupo.

      Es obvio que no siempre podemos ser conciliadores.  Hemos analizado suficientemente la acción de las sectas para darnos cuenta de que las actitudes y los métodos de algunas de ellas pueden ser destructores de las personalidades, quebrantadores de la familia y de la sociedad y de que sus principios tienen que ser removidos con la enseñanza de Cristo y de su Iglesia.  En muchos países, sospechamos, y en algunos casos estamos ciertos, una potente fuerza ideológica, así como intereses económicos y políticos, están trabajando a través de las sectas, que son totalmente extrañas a un genuino interés por lo “humano” y se sirven de lo “humano” para fines y propósitos inhumanos.

      Es necesario informar a los fieles, especialmente a los jóvenes, para que estén alertas, proporcionarles una ayuda profesional, aconsejarles, darles asistencia y protección legal.  A veces tendríamos que aceptar y aun apoyar medidas que el Estado pueda adoptar dentro de su propia esfera.

      Sabemos también por experiencia que es generalmente imposible un diálogo con las sectas, y que éstas no están únicamente cerradas al diálogo, sino que pueden constituir un serio obstáculo para la educación ecuménica, allí donde son activas.

      Ahora bien, si queremos ser sinceros con nuestra fe y con nuestros principios —respeto a la persona humana, respeto a la libertad religiosa, la fe en la acción del Espíritu que trabaja en los impenetrables designios del amor divino para toda la humanidad, para cada individuo, hombre, mujer y niño—, no podemos contentarnos simplemente con condenar y combatir a las sectas, o hacer que se las prohíba o se las expulse, o “rescatar” a determinadas personas contra su propia voluntad.  El “desafío” de los nuevos movimientos religiosos consiste en estimular nuestra renovación para una mayor eficacia pastoral.

      Esto significará, seguramente, desarrollar dentro de nosotros mismos y dentro de nuestras comunidades aquel espíritu de Cristo que nos permita entender “quiénes son” y, cuando sea posible, tratar de dirigirnos a ellos con amor cristiano.

      Debemos perseguir estas finalidades permaneciendo fieles a la verdadera enseñanza de Cristo de amar a todos, hombres o mujeres.  No podemos permitir que una preocupación por las sectas disminuya nuestro celo por un verdadero ecumenismo con todos los cristianos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Punto 399 de “Camino”: “Si por salvar una vida terrena, con aplauso de todos, empleamos la fuerza para evitar que un hombre se suicide… ¿no vamos a poder emplear la misma coacción —para salvar la Vida (con mayúscula) de muchos que se obstinan en suicidar idiotamente su alma?

 

PREGUNTA: ¿Es una de las políticas del Opus Dei usar la “santa coacción” para conseguir miembros potenciales?  El Canon 219 del

Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica prohíbe claramente cualquier tipo de coacción para escoger o permanecer en

determinado estado de vida.

 

Punto 941 de “Camino”: “Obedecer…, camino seguro. 


—Obedecer ciegamente al superior…, camino de santidad. 


—Obedecer en tu apostolado…, el único camino: porque, en una obra de Dios, el espíritu ha de ser obedecer o marcharse”.

 


PREGUNTA:  ¿Se requiere la obediencia ciega de los socios a sus superiores, como lo establece el Fundador?  La Iglesia Católica requiere

“plena capacidad con un conocimiento informado” para los miembros de cualquier grupo católico.

 


Punto 644:
  “Calla:  No olvides que tu ideal es como una lucecica recién encendida.  —Puede bastar un soplo para apagarla en tu corazón”.

 


PREGUNTA:  ¿Es una de las políticas desalentar el hablar de la propia vocación a la Obra en razón de que sólo el hecho de hablar de ella la

destruirá?  ¿Qué tan bien preparados están los miembros recién aceptados?

 


Punto 650:
  “Hay mucha gente —santa— que no entiende tu camino.  —No te empeñes en hacérselo comprender: perderás el tiempo y

darás lugar a indiscreciones”.

 


PREGUNTA:  De la “mucha gente —santa— que no entiende tu camino”, ¿cuántos padres o esposos hay?  ¿Por qué tiene que ser una

“pérdida de tiempo” tratar de explicarles lo que está sucediendo?  Y, ¿qué tipo de indiscreción es aquella que una “persona santa” no puede

entender?

 

Michael di Sales


New
Oxford Review

 



[1] Opus Dei a Close up”, J. J. Thierry (Nueva York, Courtland Press, 505 5th. Avenue, New York City, NY 10017, 1975, Preámbulo, pág. 9).

[2] Ibíd., pág. 12.

[3] Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer.  Madrid, Ed. Rialp, 1975, No 24.

[4] Carta Pastoral del Vaticano, Reto de los nuevos movimientos religiosos (7-V-86) (2.2.1): “Las sectas imponen con frecuencia sus propias normas de

pensar, de sentir y de crear.  Esto está en neto contraste con el método de la Iglesia, que requiere pleno conocimiento y capacidad”.

[5] “Opus Dei  —a Close up”, págs. 51 y 52.

[6] “Ese manto de secretividad que envuelve al Opus Dei… pienso que es creado por personas fuera del Opus Dei y no por el Opus Dei mismo, porque

en el Opus Dei no hay secretos de ninguna clase”.  (Fr. Gregory Haddock, O.D., en entrevista por la CBC-TV, 22-I-85).  También la frase del Fundador que

también  confunde: “Yo nunca he necesitado de ningún secreto.  Los miembros de la Obra detes­tan el secreto, porque ellos son fieles ordinarios, de la misma

manera que cualquier otra persona” (Mons. Escrivá, entre­vista con J. Guilleme-Brulton, Le Figaro, 16-V-66).

[7] Russell Shaw, después de la publicación de una queja por parte de un padre de familia de que a los socios se les lee la correspondencia que

reciben y es discutida por las auto­ridades del Opus Dei, sin que el que la envía consienta o ni siquiera  sepa, dijo: “El Opus Dei no tiene la intención de exponer

sus asuntos internos a los que buscan con curiosidad y a los que tienen intencio­nes maliciosas” (The National Catholic Register, 10-VIII-87,  pág. 4).

[8] CBC-TV, 22-I-85, “El quinto estado: ¿La Obra de Dios?

[9] Punto 979 : “Es  condición humana tener en poco lo que poco cuesta.  —Ésa es la razón de que te aconseje el  ‘apostolado de no dar’.  Nunca

dejes de cobrar lo que sea equitativo y razonable en el ejercicio de tu profesión, si tu profesión es el instrumento de tu apostolado”.

[10] Osservatore Romano, 766, 26-XII-1982.

[11] “Obviamente, los padres están al tanto cuando sus hijos o hijas frecuentan los centros del Opus Dei y conocen la naturaleza de las

actividades formativas que allí se llevan a cabo”. (Dwight G. Duncan, Director de la Oficina de Información del Opus Dei en Estados Unidos, Nueva York,

carta al editor,  New Oxford Review,  VII, 1984).

[12] Osservatore Romano, 1-III-1979, 12-X-1980, 22-IX-1980, 4-V-1981.

[13] Osservatore Romano, 624, 17-III-1980.

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