¡Qué familia la del Opus Dei!
Gervasio, 4 de junio de 2007
Imagen: M.C. Escher: 'Corteza'
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El símil, metáfora o analogía con la familia —somos una familia de vínculos sobrenaturales— a medida que pasan los años resulta cada vez más artificial, metafórica y analógica. Cuando eran unos pocos probablemente debería de funcionar. Todos estudiantes. Había una señora a la que se llamaba la Abuela —porque de alguna manera había que llamarla— que venía a ser una de esas entrañables patronas de pensión para estudiantes. La típica pensión en que una viuda y su hija, venidas a menos, acogen a estudiantes para sobrevivir. Pero aquello fue creciendo y creciendo y la metáfora cada vez resulta más alejada de la realidad. Aquella pensión familiar, después de muchos avatares, acabó nada menos que en prelatura personal. Se accede a la familia mediante un contrato de cooperación orgánica. ¿Qué será eso? Algo muy de familia, digo yo. Y se sale de la prelatura con un herem colgado al cuello; algo muy familiar también.
Pero la cosa no termina ahí, sino que quieren —contra la opinión de Ratzinger y de lo que se votó en la comisión legislativa sobre prelaturas personales— que el Opus Dei se equipare a una diócesis y tenga una estructura jurisdiccional. Cabe esperar cosas buenas de un posible tribunal prelaticio que dicen que se avecina, si es que de él se puede apelar, como es de suponer, a una segunda instancia. Toda familia cristiana y unida tiene su propio tribunal. ¡Qué menos! Familia que entre sí pleitea, jamás será vencida. Así que ¡pongamos un tribunal en nuestra familia de vínculos sobrenaturales!...
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