Veinte años.- Maripaz
Fecha Friday, 16 February 2018
Tema 077. Numerarias auxiliares


Celebraba yo mis setenta primaveras en Enero y me parecía buen momento para hacer balance de mis veinte años fuera de la obra.

Para ello quiero comenzar con un trozo de la letra de un tango.

"Volver, con la frente marchita

las nieves del tiempo platearon mi sien

Sentir que es un soplo la vida

que veinte años no es nada

que febril la mirada, errante en las sombras

te busca y te nombra.

Vivir con el alma aferrada

a un dulce recuerdo

que lloro otra vez.

Tengo miedo del encuentro

con el pasado que vuelve

a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las noches

que pobladas de recuerdos

encadenan mi soñar"

 

Rememorando la letra del famoso tango de Carlos Gardel se me ocurre que veinte años no es nada efectivamente, en el cómputo de una vida "normal" aunque para mí por mis circunstancias personales haya sido una maravillosa eternidad…



Una eternidad saboreando la vida y la libertad. No exenta de sufrimientos, de incomprensiones, de aprendizaje, de soledades, de lágrimas, de experiencias, de desamparo...

Pero todo ello vivido desde la libertad más plena y lo que ello comporta. Lo que para cualquier mortal era algo natural, para mí se mostraba con el encanto de lo nuevo, de lo desconocido. Y así lo he ido viviendo tratando de recuperar el tiempo perdido como una inexperta adolescente.

Siguiendo con la letra de la canción también las nieves del tiempo platearon mi sien, y aunque mi frente esté marchita por el deterioro propio de la edad, no así mi corazón y mi alma que siguen siendo muy jóvenes...

Y mi alma no está aferrada a dulces recuerdos, porque no fueron dulces nunca. Aunque bien es verdad que de vez en cuando tengo miedo del pasado que regresa una y otra vez y se enfrenta con mi vida actual. Pero, ¿Quién no tiene un pasado? Lo que sí os puedo asegurar, es que mis noches no están pobladas de recuerdos. Duermo como una bendita soñando en libertad.

Anoche, por azar me encontré en internet unas fotos de la última residencia donde viví y tengo que confesaros que mi interior se removió. No la había visto por dentro desde mi marcha. Por fuera sí, en mis viajes a Sevilla.

Uff... la sala de estar, la magnífica escalera, la cocina, el jardín...

¡Madre mía, cuantos recuerdos!

Anuncian ahora con toda pompa en redes sociales, Facebook, Instagram, Twitter, otro de sus engaños para seguir captando jóvenes ingenuas para la causa. Como los tiempos han cambiado, las técnicas que utilizan también, aunque el fin sea el mismo. Engaño y más engaño.

Con la era de internet una puede indagar por la red en plan detective porque ahí se cuenta de todo. De vez en cuando el todopoderoso Google me lleva de la mano a mis antiguas compañeras con tan solo teclear su nombre. Claro que esto no suele ocupar mucho de mi tiempo libre. Hay otras cosas que mantienen mi interés en la actualidad.

Es así como me he enterado de la muerte de aquel joven teniente de marino que era el director de la casa donde trabajaba. Era en Málaga al lado de la Malagueta y el Paseo Marítimo. Yo era muy joven y vivía todo con una intensidad enorme. Aquel marino de tez morena y familia ilustre- creo os hablé de él en el relato de mi historia- también era muy joven y adoctrinaba a los numerosos chavales que acudían a la labor con enorme fervor. Con el mismo fervor adoctrinaba yo a jovencitas encantadoras en mi tiempo libre. Con la Administración era un verdadero encanto. Siempre pendiente de lo que pudiéramos necesitar para facilitar nuestro trabajo. Con el paso de los años, se ordeno sacerdote y pude besar sus manos en su primera misa con mi agradecimiento fraternal de antaño. Una vez fuera, le he seguido de vez en cuando comprobando el paso del tiempo en nuestras vidas y los distintos caminos de ambos. Quería traerle a mi recuerdo porque le tenía verdadero afecto por su humanidad y porque era un tipo original que se salía de la norma mostrando la riqueza de su interior. Quizá el tiempo nos cambió a los dos, pero yo le quiero rendir desde aquí mi pequeño homenaje y agradecimiento por su afecto. Estas últimas Navidades estuve con mi familia en Málaga después de la friolera de casi cincuenta años sin haber pisado esa bella ciudad que contiene retazos de mi vida por las esquinas. Os podéis imaginar mi emoción.

Ayer recibí una llamada telefónica de una amiga. Su voz era grave y llena de tristeza. Con enorme dolor, me comunicaba que su marido había fallecido de un infarto. Su marido era un antiguo residente de un Colegio Mayor de Sevilla donde yo atendía la recepción. Con motivo de Opuslibros me reconoció y quiso venir a mi pueblo junto con su familia a su paso para su tierra, Galicia. Estuvieron en mi casa junto con Mariana, su pequeña hija de color moreno y rizos en el pelo y su mujer. Fueron unos días entrañables donde charlamos mucho y nos ayudamos a curar nuestras heridas recientes todavía porque no hacía mucho que habíamos dejado la obra. Compartíamos emails y como no le gustaba mucho hablar por teléfono hablaba con su mujer. Quería traer aquí su recuerdo, porque también él como el marino, forman parte de mi pasado y de mis recuerdos.

El pasado y el presente conjugado con enorme naturalidad y sintonía. El paso del tiempo me ha hecho madurar y serenamente acepto mi vida tal cual ha sido. Atrás ha quedado la rabia, el desencanto, el dolor...

Tengo asumido lo que fue esa etapa de mi vida y todo lo que perdí con mi paso por la obra y soy consciente de que algunas cosas son irrecuperables, pero miro hacía el futuro siempre con una enorme ilusión.

En esta página hay verdaderos tratados de expertos haciendo balance de su paso por la obra con intención de denunciar y ayudar a los que salen, pero no era esa mi intención. Mi pobre escrito va desde mi corazón agradecido y llega a cada uno de los vuestros, pues tampoco mi saber da para más. Desde Noviembre vivo al lado de mi hermana en Pamplona en un bonito apartamento con la intención de volver en el verano a mi pueblo muy querido del que os muestro una panorámica, desde donde tuvo lugar hace veinte años el reencuentro con mis raíces, mi familia y mis amigos de siempre y la ardua labor de saber quién era yo realmente. 

 

Os he contado en más de una ocasión mi pasión desde siempre, por comunicar lo que mis ojos ven a través de reportajes y crónicas junto con mi amor por la fotografía. Después de poner el nombre de Guardo, que así se llama mi pueblo, en la red con infinidad de vídeos en mi cuenta de YouTube y con numerosos reportajes en mi blog titulado "Baúl de Laika" en recuerdo a mi perra ya fallecida, ahora estoy empeñada en dar a conocer Zizur Mayor que es donde vivo, con sus tradiciones, su cultura, su folclore... Para ello ya me he puesto en contacto con el alcalde, un chico joven y ya tengo revolucionados a los chavales que se asombran al ver mi entusiasmo y se pelean por salir en mis reportajes. 

Los amigos que me quieren bien y los que me conocen, suelen comentarme: "¡Que magnífica periodista se ha perdido el mundo!" Yo, como no tengo abuela, simplemente me dejo querer...

Bien es verdad que de vez en cuando me tropiezo con antiguas compañeras, pero no es problema. Mis heridas restañadas surcan el cielo azul de la esperanza y comienzo a los setenta años mi andadura muy ilusionada.

Os envío a cada uno un montón de abrazos.

Maripaz







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