Querido Jacinto:
Gracias por tu último escrito con un análisis muy profundo sobre la inocencia que hay en la actuación de algunos directivos del Opus Dei. Pienso que es cierto que algunas personas con cargos en el OD han actuado y actúan – dentro de lo que cabe – desde la inocencia (ceguera) y desde la conciencia errónea (ignorancia y deformación).
Sin embargo, creo que tu escrito está elaborado desde esa bondad que te caracteriza, lo cual dice más de ti que de ellos. Puede que también esté elaborado un tanto unilateralmente desde una exesiva benevolencia, lo cual necesita un ajuste.
Por un lado, entiendo que los que siguen en cargos directivos en la prelatura deben sentir que hay cobijo también para ellos aquí en el mundo real, en caso de que quieren desenmarcarse de la institución y abandonarla definitivamente, por ver que es dañina e incongruente la actuación colectiva y personal de tantos miembros.
Por otro lado, es imprescindible atenerse a la realidad y a la verdad que, siempre son compatibles con la caridad, porque son parte de ella. De ahí que es de justicia llamar las cosas por su nombre.
En esta web consta – en numerosas publicaciones de documentos internos del Opus Dei – que ha habido intención dolosa en ocultar datos importantes a la Santa Sede sobre el funcionamento interno de la prelatura. La institución, a través de sus dirigentes, ha sacrificado la Verdad por el “bien” de la prelatura de forma muy intencional. La ocultación de la práxis del régimen interno del Opus Dei se hace adrede ante la Santa Sede, para no tener que justificar la forma ilegal y totalitaria de governar. Un totalitarismo que atropella las reglas más elementales en materias tan graves como la dirección espiritual y la libertad de las conciencias, como tan bien nos ha explicado Oraculo recientemente.
Esa forma inconstitucional de actuar en el Opus Dei, responde a un afán desmedido, probablemente heredado del mismo fundador, por controlar la vida interna del Opus Dei y, a través de esta, utilizar la institución en su contexto eclesial para tener control e influencia en y sobre la misma Iglesia Católica, repercutiendo por ella en el resto del mundo.
De ahí que no se puede ni se debe -porque no sería justo- considerar la actuación de los dirigentes de la prelatura exclusivamente desde la benevolencia y de la supuesta bondad de estos. Muchos tienen conciencia clara - algunos más, otros menos - de no actuar con transparencia ni con bondad y de así hacer mucho daño a personas concretas. Además, en el mundo mediatizado en que vivimos, también ellos ven su actuación contrastada con infinitud de actuaciones de otras personas y, sería imposible que se les escapara el abismo que existe entre la vida "intra muros" y el mundo exterior.
Volviendo al tema principal: ¿Cómo es posible llegar a estos extremos en actuación equivocada y dañina dentro de una institución de la Iglesia?
Creo que la respuesta está en los escritos de Antonio Ruiz Retegui y en su tan atinada observación de la estructura de pecado que hay en el Opus Dei. Quizás la institución siempre tuvo una estructura pecaminosa desde que hubo más de tres miembros en ella. Y quizás fue esa necesidad desmedida de control y de poder por parte del fundador y sus seguidores, que ha desvirtuado la modelación del Opus Dei desde su inicio. Puesto que el fundador se veía llamado a "salvar a la Iglesia", no resulta sorprendente la traducción de ese llamamiento en una actuación controladora y autoritaria para conseguir un fin tan "noble" y "legítimo".
No conocemos la lógica de Dios, pero sabemos que Dios es Caridad y que es Verdad. En Dios la Caridad y la Verdad son una misma cosa. De ahí que la lectura de la actuación de los dirigentes del OD debe ser hecha desde una caridad que no ignore la verdad. Y de ahí proviene también, mi teoría (que tu ya conoces) de que el fundador y sus seguidores, por mucha buena intención que hubiera en ellos, no deben de estar todavía en el paraíso sino en el purgatorio, porque lleva mucho tiempo remediar los daños causados a tantísima gente buena que buscaba y que busa a Dios. Lleva también mucho tiempo purgarse de la construcción de una institución en el seno de la Iglesia de Dios, que es pecaminosa en su naturaleza y que desencamina a muchas personas buenas en su busqueda de la Verdad.
Afortunadamente, el poder de la Verdad es inmenso y, en este caso, habla por si misma de contínuo y a través de las experiencias personales e institucionales de tantos miembros y ex-miembros que colaboran aquí. Esa misma Caridad y Verdad, son las que están abriendo los ojos entre algunos de los miembros de la jerarquía de la Iglesia, para que sea erradicada y sanada el daño que la Prelatura de forma sitemática e irresponsable hace consciente e inconscientemente a tantas personas.
Con un abrazo,
Tlin
