Queridísima Agustina,

Es posible que te hayas perdido la noticia, publicada en la portada del diario económico más importante de Italia, de la venta de la casa de retiro en el norte de Italia. Que yo recuerde, nunca el opus Dei ha sido considerado tan interesante en Italia como para aparecer en primera página (al menos de un diario económico-financiero), con fotografía incluida.

No creo que el castillo de Urio diga mucho a la mayoría de los españoles. Pero todos conocerán la zona porque allí tiene casa, entre otros millonarios internacionales, George Clooney. Para nosotros, los italianos, sin embargo, ha sido un punto de referencia, al menos en algún momento de nuestras vidas.

Aunque esté situado en el Norte, todos los numerarios de Italia han pasado allí temporadas más o menos largas (ya que la ce se encuentra en Milán, a 50 km del lago de Como, a cuyas orillas domina el castillo).

La noticia golpeó muy fuerte a los in y a los ex. Pero no debe sorprendernos: la experiencia de la vida debería habernos enseñado que todo pasa y todo cambia: sólo Nuestro Señor Dios es una excepción a esta regla. En realidad, quizá también haya otra excepción: la profunda comicidad de los comunicados oficiales de la organización desorganizada nunca cambia.

Basta leer incluso el último, cuyo texto se adjunta a este mensaje, para morirse de risa: haría falta la habilidad de un Gervasio o de un Satur para comentar adecuadamente este comunicado.

Me limito a imaginar las escenas: la Comisión decide no utilizar más la casa de retiro (como se haría con un apartamento de dos habitaciones para la temporada de verano, quizá a orillas del mar) y se lo comunica a la empresa propietaria. Ésta, ajena a todo, acepta disciplinadamente la decisión de su inquilino y, dadas las dificultades en las que ha quedado, decide muy rápidamente poner el inmueble en venta: nada más fácil, dadas las sumas en juego.

Exactamente como ocurre en el mundo real, al final de todo el propietario informa a su antiguo inquilino (que teóricamente ya no está implicado) de que ha firmado un compromiso de venta de la propiedad que posee. 

Esta pieza de pura comedia se cierra, afortunadamente, con una reflexión a favor de las que son las verdaderas protagonistas de la historia reciente del castillo de Urio: esas magníficas mujeres de la administración que, a lo largo de casi 70 años, generación tras generación, se han partido la espalda para garantizar que todo en el Castillo estuviera siempre en perfecto orden, limpio, agradable.

Y me atrevo a preguntarme por qué y para qué. 

¿Y vamos a hablar del río de dinero de supernumerarios y cooperantes que se ha invertido en el castillo a lo largo de los años?

Y de nuevo, ¿por qué y para qué?

Pero el discurso sería largo. 

Y quizá la única respuesta sensata se encuentre en ese "Dios sabe más" que nos enseñaron cuando teníamos 14 años.

Un abrazo enorme.

Publio 

P.S. Otro momento de comicidad involuntaria lo ofrece el consiliario (mejor dicho, el vicario) cuando da las gracias a la Administración del castillo: sólo en el argot opuseño “amministrazione" quiere decir servizio domestico; en italiano administración significa ante todo contabilidad y elaboración de presupuestos. Los lectores se habrán preguntado por qué tanta gratitud hacia los empleados que registran las facturas…  

P.P.S. Adjunto en PDF la captura de pantalla del periódico, el texto del artículo y el comunicado de prensa, con la traducción al español.