NOTAS SOBRE EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN ESPAÑA, artículo en Horizonte español 1972, 2 firmado por Sergio León pseudónimo de Roberto Mesa.

Comentado por Ana Azanza, 25 de octubre de 2006

 

El movimiento estudiantil español de los años sesenta es recordado con nostalgia por todos sus protagonistas. A las alturas que estamos, los estudiantes de entonces están acercándose a la jubilación. Personajes de nuestra cultura como Albert Boadella, el de Els Joglars o Fernando Savater en sus memorias relatan con gran cariño una etapa en la que había un enemigo de la libertad, que espoleaba y daba un sentido al ansia de rebelión juvenil: el régimen de Franco. La universidad era cerrada por orden ministerial cada cierto tiempo, los estudiantes alternaban las clases con las carreras delante de la policía. Más de uno conoció las cárceles y las torturas policiales. Se organizaban reuniones semi clandestinas y asambleas de facultad, todo ello prohibidísimo por la dictadura, lo cual no hacía sino aumentar el encanto de estar haciendo algo vedado.

 

En aquella época el Opus Dei formaba parte del “enemigo” de los estudiantes, puesto que el gobierno estaba formado en su mayoría por ministros opusdeístas, en especial a partir de 1969. En este artículo queda patente que el Opus Dei no fue una fuerza de renovación democrática para España. Al contrario, hicieron todo lo posible para que la dictadura continuara. En principio el régimen franquista sólo reconocía un sindicato estudiantil, el SEU. Será el objetivo declarado de los rebeldes: eliminar el SEU y crear sindicatos autónomos y democráticos.

 

“En 1957 se produce un hecho de gran trascendencia para el futuro económico y político de España, el Opus Dei entra a formar parte, con algunos ministros del gobierno del general Franco. Se inicia entonces un proceso de transformación del franquismo que alcanzará su plenitud en el mes de julio de 1969 y en el otoño del mismo año: Franco forma un gobierno de concentración en el cual el Opus Dei es absolutamente mayoritario y controla todas las carteras importantes; al mismo tiempo, el viejo general ha designado ya a su sucesor: un príncipe, Juan Carlos, colocado bajo la tutela y directa orientación y vigilancia del Opus Dei. Este proceso comenzó en 1957; cuando los ministros del Opus Dei ocuparon los puestos de responsabilidad económica; elaborando una política que a través, primero, del Plan de estabilización y, después, del Plan de desarrollo, iniciarán la marcha del país por un camino que conduce rectamente hacia el neocapitalismo; un proceso de concentración económica en el que, bajo un equipo de técnicos, se finalizará (no sin resistencias) la etapa puramente fascista del franquismo; la liquidación del falangismo no supone, en modo alguno, una rectificación del ideario de la guerra civil; sino que, por el contrario, ratifica nuevamente su esencial característica de lucha de clases.”

 

“Pero a lo largo de todo este proceso, el plan de modernización económica aplicado por el Opus Dei tendrá también otras consecuencias; no hay desarrollo económico sin un mínimo desarrollo político, aunque este modesto ensayo de liberalización se realice en contra de los deseos del equipo tecnocrático. Desde 1957 a 1962, contando con el factor negativo de la emigración laboral española con destino a los países del Mercado Común, el crecimiento económico y el intelectual de las minorías se traducirá en la búsqueda de un sindicalismo que, en cierta medida, desconocerá las reivindicaciones económicas (…)

 

Los antiguos partidos políticos retomaron su actividad. Se crearon otros nuevos. La FUDE será la organización estudiantil más importante aparecida después de la guerra civil. Operará sobre todo en Madrid. La FUDE quiso agrupar a todos los que estaban en contra del sindicato único permitido. Como gran novedad en este sindicato los estudiantes elegían democráticamente a sus representantes, y el SEU se vio obligado a negociar con ellos.

 

“Por otra parte, durante el curso 1962-1963, el gobierno reconoce oficialmente y convalida los estudios cursados en la Universidad de Navarra, única universidad privada existente hasta la fecha (junto con algunas facultades en manos de los jesuitas); el Opus Dei será también un objetivo combatido por la FUDE; aunque este combate no estuvo completamente limpio de equívocos, pues en más de una ocasión estudiantes y dirigentes del Opus Dei atacaron a las estructuras y a la dirección del SEU, ya que formaba parte de su línea política expulsar a la Falange de los mínimos reductos de poder que poseía.”

 

Con respecto a la convalidación de los estudios hechos en Navarra, también escuché el relato de cómo los primeros alumnos de derecho iban en taxi a examinarse a Zaragoza. Y toda la mitología construida alrededor de los “prodigiosos” inicios de la primera universidad que hubo en Pamplona.

 

“En esta situación de crisis total en el campo universitario, el gobierno del general Franco decreta el 24 de enero de 1969 el estado de excepción en todo el territorio nacional. El pretexto es la violencia desatada en la universidad que, por cierto, no había llegado al grado de años anteriores. El verdadero motivo del estado de excepción era una operación política de mayor envergadura: último capítulo del enfrentamiento entre la Falange y los sectores más reaccionarios del país contra los tecnócratas del Opus Dei (los cuales se habían lanzado ya a la conquista del poder, estando todavía vivo el viejo dictador). La operación tuvo los resultados conocidos: designación de un sucesor para cubrir, cuando se produzca, la vacante del general Franco y control absoluto del gobierno por parte del Opus Dei.”

 

El estado de excepción supuso el desmantelamiento de los sindicatos democráticos, sus miembros fueron detenidos y procesados, 20 profesores fueron condenados a penas de confinamiento. Y cuando se levanta el estado de excepción, la policía estaba introducida en la universidad para vigilar todas las actividades, desde las académicas hasta las deportivas. Para mí todo esto son datos interesantes, porque ya en aquel año 1969 el Opus dominaba el ejecutivo español. Es cuando menos curioso que los miembros de una “asociación” o ”instituto secular” entonces, que tanto predica el apostolado con los intelectuales estuvieran al frente de semejante represión en la universidad. ¡Bonita manera de hacer apostolado con los estudiantes!

 

“El curso 1969-1970 comienza en las mismas circunstancias; sin embargo, la agravante de que la represión se ejercite sobre un movimiento afectado de una grave crisis, hace todavía más difícil cualquier intento renovador. El movimiento estudiantil, a lo largo de este curso, ha sufrido un claro retroceso, achacable tanto a su situación interna como a la represión exterior. Prueba de ellos son las modestas reivindicaciones del movimiento estudiantil en la actualidad: retirada de un proyecto de ley de reforma de la enseñanza, que entregará totalmente la Universidad en manos del Opus Dei; modificaciones de los planes de estudio en las diversas facultades, retirada de la policía del interior de los edificios universitarios.”

 

UNIVERSIDAD: CRONICA DE SIETE AÑOS DE LUCHA, artículo en Horizonte español 1972, 2 firmado por Davira Formentor pseudónimo de Pablo Lizano y Mamen Gutiérrez.

 

Se dan más detalles de la lucha en la universidad española por un poco de libertad en los últimos años sesenta. Aunque el ministro Villar Palasí había sacado una reforma de la enseñanza, y aunque le gustaba emplear palabras como “autonomía” para la Universidad, “representatividad”, “libertad” y “participación”, los estudiantes denuncian la farsa que supone el discurso oficial.

 

El 20 de enero de 1969 falleció un estudiante Enrique Ruano en circunstancias nada aclaradas. La prensa oficial destacaba que se había suicidado tirándose de un séptimo piso debido a sus impulsos nihilistas. Pero no se permitió hacer la autopsia ni que la familia viera el cadáver, la madre y algunos médicos afirmaron que llevaba ya una bala en la cabeza cuando su cuerpo “se precipitó” desde lo alto de la escalera de su casa. Este hecho fue del detonante de grandes movilizaciones en las universidades de Madrid y Barcelona.

 

“Al tiempo las provocaciones se suceden: Defensa universitaria, Falange, Opus y Brigada Político Social organizan en la facultad de derecho de Madrid un “acto de desagravio” a la bandera nacional protegidos por la policía. Es evidente que se intenta crear un clima de tensión para justificar la siguiente medida del régimen.”

 

De ahí surgió el estado de excepción hecho público por Manuel Fraga, ministro de información y turismo el día 24 de enero. Se proclamaba la excepción para los siguientes tres meses. Ya hemos dicho en el anterior artículo que la verdadera causa era el choque Opus – Falange en el gobierno, Falange intentaba frenar el impulso de los advenedizos. Con el estado de excepción se cerraron las facultades, desde entonces la policía ocupaba las facultades, patrullando por los pasillos y aulas. Se destinan habitaciones para cuartelillos, interrumpen las clases y apalean a los estudiantes, se detiene y cachea en aulas, bibliotecas y laboratorios, se expulsa de la universidad o se prohibe examinarse. Todo ello es un hecho sin precedentes históricos en la universidad española:

 

“No existen las condiciones imprescindibles que hagan posible el estudio, la reflexión científica e incluso la asistencia a las Facultades. En realidad no existe universidad: ha sido destruida. Se ha creado un clima de terror.”

 

Los más conocidos de los estudiantes y profesores de la oposición fueron deportados, expedientados y detenidos. Se intentaba borrar todo asomo de actitud “antirrégimen”.

 

“El enfrentamiento ideológico-práctico que se venía desarrollando claroscuramente primero, a la luz después, entre los falangistas y el Opus Dei iba a abocar en este trimestre en un cambio de color ministerial con la entrada en masa de “la Obra” en el gobierno. La archiconocida mafia cuyo camino en lo económico nos la define bien la estafa Matesa y, en lo ideológico, Camino (el libro de Escrivá): las élites frente a la masa. Las primeras son los elegidos, los prohombres, los dirigentes del rebaño (los opusdeístas); la masa es la que tiene como función específica el trabajo mecánico y la procreación; “El plan de santidad que el Señor nos exige incluye estas tres cosas: la Santa Intransigencia, la Santa Coacción y la Santa desvergüenza” dice Camino.”

 

“Decíamos que de esta Obra ya la Universidad había percibido los primeros olores. La gran empresa llevada a cabo era la entrada en Europa, con el fin de dar salida a su particular economía in crescendo; con este objeto era fundamental hacer un cambio espectacular en alguno de los pilares básicos de la sociedad: la renovación de la enseñanza fue uno de los objetivos. En enero, empezaría la discusión en las Cortes de una Ley de Educación que estaba aprobada a priori. El increíble costo de la increíble ley impulsó la alarma general, levantándose desde todas partes voces de protesta; pero el Opus Dei tiene salida para todo: un préstamo norteamericano y ya estaba zanjado el asunto económico; una bien llevada campaña publicitaria, con la demagogia acostumbrada y el país se conmovería pensando que sus hijos iban a recibir una educación gratuita. Como dijo Platón: “Si las ideas no se adecuan a los hechos, tanto peor para los hechos”. La tecnocratización de la universidad, la parcelación de la enseñanza, la dispersión geográfica de los centros universitarios, la creación de Universidades autónomas y de las universidades empresariales particulares: la represión a todos los niveles, la castración cultural, he ahí la Ley de educación.”

 

Ana Azanza

 

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