EL “ESCANDALO” MATESA. AGOSTO DE 1969. Artículo en Horizonte español, suplemento de Ruedo Ibérico, 1972, tomo 3.

 

Comentado por Ana Azanza, 30 de octubre de 2006

 

Este largo informe se divide en tres partes, cada una con sus correspondientes subapartados que he intentado sintetizar al máximo:

 

A. Los buenos negocios

B. Datos para la historia de un affaire.

C. En busca del responsable perdido

 

  1. LOS BUENOS NEGOCIOS.

 

Probablemente sería más justo hablar de “mini escándalo” porque la polvareda periodística que levantó este affaire fue más bien escasa si tenemos en cuenta los miles de millones de pesetas que el estado español perdió en el caso Matesa. Entre el día en que saltó el asunto a la prensa, 23 de julio de 1969, y el día en que se dio sino por zanjado, sí enterrado públicamente transcurrieron escasamente dos meses.

La revista Garbo perteneciente al gremio de la prensa rosa “tiró de la manta” y El Europeo señalaba un mes después que Matesa quedaría incluido en los casos más fabulosos del mundo financiero, “hemos conseguido la medalla de oro en el deporte de la alta estafa”.

 

El 20 de junio de 1956 Matesa tiene un capital social de 2 millones de pts. y 12 años más tarde llega a los 600 millones, ha recibido créditos oficiales por valor de 13 mil millones de pts y cuando el tema se hizo público faltaban 5 mil millones de pts. ¿Cómo era posible que la banca oficial se hubiese dejado estafar? ¿Hasta dónde alcanzaba la ineptitud, hasta dónde la complicidad?

 

El artículo se hace eco de una opinión extendida según la cual España es la tierra de los buenos negocios. La publicación España económica, 25.septiembre.1969 lo explicaba: “Como se sabe negocio no es lo mismo que empresa. Es habitualmente lo contrario. En la distinción podría encontrarse una aportación original española a la teoría y a la práctica de la economía política. Trate usted de montar en el país una empresa seria, que produzca de verdad algún bien o servicio: ya verá cuántas dificultades y trabas, cuántos problemas, qué parcas rentabilidades. Acierte usted, por el contrario, a montar un buen negocio y compruebe por sí mismo la facilidad con que se producen los increíbles milagros económicos a la española. Nuestras empresas aumentan trabajosamente la renta nacional: los buenos negocios españoles multiplican veloz y asombrosamente los patrimonios de sus promotores.”

 

I.                   MAQUINARIA TEXTIL DEL NORTE DE ESPAÑA

 

Matesa empezó siendo en el siglo XIX una empresa textil que fabricaba mantones de manila. Tras la guerra civil los herederos, Juan Vilá Reyes y su hermano Fernando la transforman en sociedad anónima, con sede en Pamplona, “Manufacturas Arga”, dedicada a la seda, y “Matesa”, dedicada a la fabricación de telares.

 

Juan Vilá Reyes nació en Barcelona en 1925, era nieto del pionero de la empresa. Estudió en la escuela industrial de Barcelona y era miembro del Opus Dei, según Jesús Ynfante. Dada la facilidad con la que el Opus Dei sabe captar a quien interesa y soltar a quien no interesa, me pregunto si en el momento en que Juan Vilá ingresó en la prisión de Carabanchel por orden del juez, no le habían dando ya pasaporte en la obra de Dios. Es indiscutible que su empresa fue descaradamente favorecida por los ministros opus dei como vamos a poder comprobar.

 

Juan Vilá Reyes confeccionó su propia mitología de la “nueva óptica empresarial” con el fin de justificar el notable enriquecimiento de su negocio, que no se correspondía con lo que solía ocurrir con empresas similares. Las consideraciones “vacuas” de Vilá Reyes me hacen pensar en un seminario que organizaron en Pamplona en la facultad de Filosofía en colaboración con otras facultades y en el que participaban periódicamente empresarios españoles de “reconocido prestigio”. El seminario se llamaba “Empresa y Humanismo”, ya sólo el título da un poco de miedo…¿a qué se dedicaban los participantes en el mismo? ¿a justificar el enriquecimiento como señal de predestinación divina? El humanismo del opus dei es algo que está por descubrir como demuestra opuslibros.org día a día.

 

Juan Vilá no contó sólo con la familia “de sangre” para sacar adelante Matesa. También la Delegación Regional de Barcelona del ministerio de Comercio le otorgó una distinción especial por su política comercial, en televisión española Vilá Reyes protagonizó un programa de “Esta es su vida” y fue presentado como uno de los promotores del “nuevo pensamiento económico industrial catalán.”

 

Parece de sainete lo que sigue, que la maquinaria textil de los hermanos Vilá Reyes causó sensación en la feria de Ohio (Estados Unidos) y que todo ello se tradujo en más facilidades por parte del gobierno español a Matesa en concepto de créditos de ayuda a la exportación.

 

El telar Iwer era según Vilá Reyes, una maravilla inventada por los investigadores de su empresa, de los que él prefería exaltar su “creatividad”. La palabra investigación le resultaba demasiado fría. El artículo se detiene en los aspectos técnicos del telar Iwer, ventajas e inconvenientes. Parece que los segundos eran más que las primeras. Lo extraño del asunto es que unos telares tan “admirados” en Estados Unidos no lo fueran en España. Era sospechoso puesto que “no se conoce de empresa alguna que haya llegado a la fase de exportación masiva sin antes haber crecido en el interior. También resultaba sospechosa tanta investigación científica junto a tanto menosprecio por darse a conocer en España.  En torno a este dudoso telar se montó no sólo la razón de ser de la empresa Matesa sino también todo el peso del crédito oficial de la Administración.”

 

La venta de los telares Iwer estaba orientada hacia el exterior y fue planteada a base de la creación de filiales. Vilá Reyes formó un conjunto de filiales, hasta 74. Matesa recibía los créditos del estado español (banco de crédito industrial) para exportar telares, los telares eran comprados por las filiales y estas filiales tenían que pagar al banco de crédito industrial el importe de los créditos. Hubo cuatro empresas fundamentales: Brelic S.A, Partholtex S.A., Establissement Holtex y Brelic internacional que controlaban las acciones de distintas fábricas de tejidos, la promoción comercial de los telares Iwer y la titularidad de las patentes internacionales elaboradas por Matesa.

 

¿Quién podía tomar en serio las palabras de Vilá Reyes en La Actualidad económica 16 de agosto de 1969? Decía el empresario que sus principales clientes habían sido paises muy desarrollados porque con sus telares se ahorraba mano de obra y subdesarrollados por la creatividad de una sola inversión. Pero el capital social de Matesa era insuficiente para las pretensiones de Vilá Reyes.

 

II.                POLITICA DE ESTIMULO A LA EXPORTACION. LAS ENTIDADES OFICIALES DE CREDITO.

 

El crédito oficial en teoría debía servir a la financiación de empresas que habían agotado sus posibilidades de financiación en la banca privada. Pero en la práctica las empresas acuden a la banca oficial que ofrece mejores tipos de interés y no son tan exigentes para conceder el préstamo.

El Estado español ayudaba a los exportadores con desgravación fiscal, concediendo la carta de exportador, para lo que había que tener una serie de méritos y con el crédito a la exportación. El banco de Crédito Industrial era el encargado de conceder ese dinero, y parece que en los años sesenta “se liaron” a conceder créditos sin pedido en firme, es decir, que el crédito se convirtió en la práctica en una “subvención” a los exportadores, en lugar de ser un estímulo.

Cuando se recibía un crédito también se firmaba un contrato con una aseguradora para cubrir los riesgos de la fabricación, transporte y su llegada a manos de comprador. Supuestamente la Compañía Española de Crédito y Caución debía velar para que se cumplieran los contratos estipulados entre vendedores y compradores.

 

III.             CAMINOS DE FRAUDE

 

El mismo sistema del crédito ofrecía muchas posibilidades al trato de favor, al nepotismo, a la irresponsabilidad. No hacía falta mucho talento para enriquecerse saltándose las leyes en la España franquista, con tener buenos contactos era suficiente.

 

Matesa se benefició ampliamente del crédito a la exportación que le ofrecía posibilidades de fraude:

-El exportador puede falsear al alzar los precios, y así recibe más dinero del banco de crédito. En concepto de “margen” como integrante del precio que se financia Matesa recibió entre octubre de 1968 y febrero de 1969, 20 millones de pts. del erario público. “Margen es uno de los más brillantes hallazgos de la nueva óptica empresarial descubierta por Vilá Reyes.”

-El exportador puede recibir créditos por una mercancía que no vende en el exterior, esto es posible si el exportador se vende a sí mismo o deja en consignación, en alguna plaza extranjera la mercancía que dice exportar.

 

Impresiona que en septiembre de 1969, en plena polvareda mediática levantada por el asunto, el gobierno justifique la no verificación de que se estaban efectivamente vendiendo los telares porque: “las inspecciones extraordinarias, hubieran supuesto una manifestación de desconfianza grave que rompe la relación normal con los Consejos ejecutivos.”

 

Las entidades de crédito tampoco “descubrieron” el fraude. Ni siquiera la compañía aseguradora hizo su trabajo, no consta que Matesa constituyera hipoteca sobre su activo inmobiliario para asegurar las pérdidas.

 

Matesa fue recibiendo dinero del estado sin que tuviera tiempo material para realizar las operaciones comerciales que con él decía financiar. Incluso se le dieron anticipos sobre créditos aun no formalizados, parece que las condiciones para recibir tal lluvia de millones sin gastarse un céntimo eran sostener especiales relaciones con altas jerarquías de la Administración.

 

“El gobierno acuerda anualmente la cifra máxima que el crédito oficial puede distribuir, pero al mismo tiempo faculta al ministro de Hacienda para que conceda, sin limitación, créditos complementarios. Pues bien, Matesa obtuvo dos créditos especiales del ministro: uno de 250 millones y otro de 200 el 28 de junio de 1969.”

Ya en abril de 1969 un funcionario del ministerio visita al ministro de comercio, García Moncó, y le comunica sus sospechas sobre la realidad de las cifras de exportación dadas por Matesa y la posibilidad de que salgan divisas de manera ilegal.

 

Así mismo el exportador Matesa falseó el precio de los telares para beneficiar de la desgravación fiscal, los precios de los telares eran inferiores en un 33% a los declarados, existían facturas y polizas de fletamiento falsas, muchas ventas lo eran a empresas conectadas con Matesa…Todo eso lo descubrió el Director general de Aduanas en 1969. Aunque se sabía que ocurría desde años anteriores.

 

La misma vista gorda sobre la evidente fuga de divisas del tinglado Matesa hizo el Instituto Español de Moneda Extranjera excusándose en “falta de personal, dificultad de impedir las infracciones ante los miles de operaciones a no ser que medie una denuncia o confidencia…etc.” Pero todo esto no se tiene de pie cuando sabemos que desde diciembre de 1968 el director general de Aduanas ya había hecho saber sus sospechas a las autoridades monetarias y al ministro de Hacienda. Con la ya “confidencia” hecha, Matesa recibió tres mil millones de pts, más en créditos.

 

También los agregados comerciales en las embajadas españolas de los países donde iban a parar los telares deberían de haber hecho notar que algo raro ocurría. Por ejemplo, el agregado en Perú remitió un informe al ministerio de Comercio (ministro Opus) informándole de que los telares que Matesa pretendía haber vendido, “sobrepasan la capacidad de aquel mercado, y que de las 2.233 unidades presuntamente exportadas sólo había 460 instaladas, otras 655 en puertos peruanos con falta de documentación de entrada y el resto no había llegado. Si bien sus correspondientes letras representativas del precio estaban aceptadas por personas relacionadas con Matesa.”

 

La ley de delitos monetarios de aquella época sancionaba con mucha más fuerza al que defraudaba a un particular que al Estado. Era una ley desfasada, hecha en 1938, que obviamente ya no respondía a la situación económica de 1969. Vilá Reyes se benefició de ello.

 

“No hemos analizado aún los aspectos concretos del fraude, pero les comunicamos de que o bien estamos ante un caso de magia o en presencia de una corrupción administrativa a todos los niveles. Realmente no creemos en magia. Más bien pensamos que una sociedad estructurada como la española, en la que los controles se  establecen mediante decretos, la estafa es posible y, aun más, la corrupción es la norma general de vida. Es el propio sistema el que engendra corrupción y el aprovechamiento de los servicios públicos para el lucro privado. En definitiva, no lo olvidemos, que el Estado español sirve a los intereses de la oligarquía en la que se apoya para sobrevivir. Lo demás, si hay algo más, es excepción.”

 

  1. DATOS PARA LA HISTORIA DE UN “AFFAIRE”

 

I.                   CUATRO AÑOS DE GESTACION

 

A partir de 1965 se produce la escalada fulgurante de los créditos oficiales a Matesa. Aún debiendo ya más de 500 millones de pts. a finales de ese año, el sr. Ginebra Torra, director general de expansión comercial y miembro del Banco de Crédito industrial, se congratula con Vilá Reyes de lo bien que van “los negocios”, y le asegura créditos en mayor cuantía para el futuro año. Al finalizar 1966, Matesa debe al banco de Crédito industrial 2 mil millones de pts.

 

En 1967 ya constan las sospechas de que Matesa juega sucio, vendiéndose a sí misma los telares y destinando los anticipos al reembolso de los créditos. Increíble pero cierto, ¿qué contesta la compañía aseguradora cuando se le informa de la estafa? “que ya lo sabía.”

 

“Por qué esas sospechas y aspectos conocidos sobradamente no causaron acciones inmediatas por la Administración, que no se caracteriza por su indecisión ni blandura en otros asuntos, es algo que no podemos contestar más que al nivel de las suposiciones. Para auxiliar estas suposiciones dejamos constancia del siguiente hecho, que se irá comprobando a lo largo de la narración: siempre que se suscitan dudas en órganos de la Administración –jerarquías de Director general o inferiores- sobre las actividades de Matesa, aparece en escena un ministro propiciándole su ayuda.

 

Es particularmente cierto para la crisis de confianza que parece agobiar a Matesa en el verano de 1967, pues a las dudas y sospechas se suma un proceso incoado en el Juzgado de Delitos monetarios, por fuga de divisas. Vilá reyes declara ante el juez el 11 y 14 de agosto, y no confiesa la cuantía total defraudada, omitiendo 32 millones de pts. que serán descubiertas más tarde por la inspección del IEME. Sin embargo, el ministro de Comercio que ya conoce la iniciación del proceso, recibe el día 19 en San Sebastián a Vilá Reyes quien días después pudo decir al inspector jefe del IEME al comenzar este su cometido en Barcelona, que ya el señor ministro le había anunciado la inspección.

 

Veinte días antes de que salga la sentencia del Juzgado de Delitos monetarios, el BCI concede a Matesa un crédito de 500 millones de pts.”

 

Lo alucinante de la sentencia que salió es que aún reconociendo un delito monetario de 103 millones de pts, Vilá sólo tuvo que pagar una multa de 21 millones, ni siquiera se le quitó la cantidad defraudada y por si fuera poco, con sentencia y todo, se le siguió dando dinero del Estado para sus negocios.

Todavía más, el director del banco de crédito industrial se preocupa de la deuda que está contrayendo Matesa con el Estado, y por eso informa a la superioridad. Se le contestó concediendo más dinero a la empresa de Vilá Reyes.

 

A pesar de que el director General de Aduanas ya más que sospechas mostraba certezas de las irregularidades a los ministros (Hacienda y Comercio, ambos en manos Opus), a pesar de los informes del agregado comercial de Perú y de la compañía aseguradora,  nada ocurre. Es más, el señor ministro García Moncó almuerza con Vilá Reyes en noviembre de 1968 y desde esa fecha hasta junio de 1969, otros 3 mil millones vinieron a llover como maná caído del cielo sobre Matesa.

 

Durante los primeros meses de 1969 siguen llegando quejas a los ministros, pero estos protegen la imagen de Vilá y sus intereses. De no ser porque alguien desde fuera de ese “círculo de iniciados” decidió denunciar el fraude podría haber seguido sine die, como se decía de la famosa intención especial en el opus dei. Había que rezar por la “fórmula jurídica definitiva” sine die, Matesa tenía carta blanca para recibir todos los millones no sabemos hasta cuando. Incluso García Moncó renovó la carta de exportador a Matesa en abril sin investigación ninguna, de forma automática. Vilá Reyes fue llevado ante el ministro en junio para que reconozca que tiene pérdidas de 2.500 millones de pts., nada impide que se le siga dando dinero.

 

Por ello cuando el affaire saltó a la prensa en julio de 1969 el abogado de Matesa se pregunta ¿por qué? Efectivamente, si llevaban cuatro años recibiendo millones del Estado a fondo perdido y sin dar cuenta de lo que hacían, ¿a qué viene el corte del suministro? El 28 de julio hubo otro crédito para Matesa, después de que ya el asunto estaba en la prensa. Claramente el gobierno pensaba que nadie podría contra sus decisiones y que la cosa no iría a más.

 

II. TREINTA DIAS DE VIDA

 

Los periódicos de Madrid fueron lanzando andanadas sobre el tema Matesa, el escrito más contundente fue el de Fernández Cuesta, un falangista que en el diario ABC denunciaba que el dinero destinado a las exportaciones era de todos los españoles, que el caso era grave y que requería una terapeútica adecuada. Eso fue el 6 de agosto, “era la llamada a todos los sectores del régimen franquista marginados por el intrusismo del Opus.”

 

Pero lo que nunca se dijo es cómo se había descubierto el fraude, “nadie lo pudo explicar porque, en rigor, el fraude no tuvo una etapa oculta para la Administración. Lo único que en aquellos días se hacía era descubrirlo al público.” Ni unos ni otros podían dar la verdadera explicación: los opusianos porque sería reconocer su culpabilidad, los falangistas porque sería reconocer que les importaba más desbancar a los del Opus del gobierno que la justicia y moralidad pública. Unos por organizar la estafa y otros por haberla consentido durante años, nadie estaba a salvo. El escándalo Matesa saltó porque había una lucha de facciones por el poder en el ejecutivo español. Entre el 9 y el 13 de agosto se procede a detenciones e ingresos en prisión de los hermanos Vilá Reyes, Jorge Vilá Calvo, Antonio Trius Pascual y Luis Banquels Coll.

 

“Las preguntas se suceden ininterrumpidamente: unos se extrañan de que a Matesa con un capital de 600 millones de pts. se le hubieran concedido créditos por valor de 14.000 millones. Otros subrayan la incongruencia de que la banca privada sólo hubiese concedido 245 millones de crédito, en el mismo período en que la banca oficial dilapidaba el dinero”.

 

El gobierno sacó un comunicado en el que se dice lo que se ha ido exponiendo aquí, que Matesa recibía dinero para vender y no vendía o se vendía a sí mismo, de los ingresos en prisión, del saldo de los créditos concedidos y ¡oh sorpresa! de que los ministros de Hacienda y Comercio, es decir, los culpables últimos del tinglado Matesa, habían recibido el encargo de continuar “la más amplia, minuciosa y completa investigación para el total esclarecimiento de los hechos y las exigencias de responsabilidades de todo orden a que hubiera lugar.” Se hizo dimitir a quien menos culpa tenía, el atemorizado director del Banco de Crédito Industrial que como ya hemos dicho, había comunicado al gobierno su horror ante el agujero de Matesa meses atrás.

 

En Diario de Navarra, se preguntaba Olarra el 19 de agosto: “No concebimos la dimisión del director del Banco de Crédito Industrial. Si es inocente, lo lógico sería que siguiera en su puesto, y si es culpable, hay unos tribunales que suelen procesar por simples indicios.”

 

El diario SP, que en este asunto fue el más anti opus, mostraba su satisfacción por la decisión del gobierno y pensaba que se iba a seguir dando publicidad al asunto a pesar de las amenazas de determinados grupos de presión (léase Opus Dei). Increíblemente SP tragaba que los “investigadores” del caso fueran los ministros de Comercio y Hacienda, pues ya fuera de toda lógica, “nadie mejor que ellos para desenredar un asunto que es de su competencia”. Verdaderamente una dictadura es el país de los despropósitos.

 

El diario El Alcázar publicó el 9 de agosto: “Según noticias que hemos recibido de fuentes bien informadas, parece ser que algunos puestos directivos de Matesa están desempeñados por miembros influyentes del Opus Dei”.

 

Javier Ayesta, director de la oficina de Información del Opus Dei contestó: “ningún socio del Opus Dei ocupa ningún puesto directivo en la empresa citada”, añadiendo que “su nota no ha dejado de asombrarnos a quienes trabajamos en la Oficina de Información del Opus Dei, pues plantea una cuestión confusa que podría haber resuelto haciéndonos por simple llamada telefónica la correspondiente consulta.” Pero el 28 de agosto el diario SP se resistía a admitir las excusas del Opus Dei: “es fácil oponer un mentís, sobre todo cuando se trata de una asociación de iniciados cuya lista de miembros, lo mismo que sus estatutos, jamás han sido hechos públicos, y porque la lógica jugaba en contra del Opus. Para efectuar ciertas operaciones económicas es necesario contar con fuertes apoyos en el grupo que monopoliza el sector económico, ergo, cuando esas operaciones tienen lugar hay que suponer que existe realmente una relación, bien sea como miembro del Opus Dei o como simpatizante”.

 

Pero el Opus siempre encuentra defensores de sus fechorías, La Voz de Avilés avisaba, “lo que no es justo es que algunos periódicos se aprovechen de estos hechos para lanzarse como perros hambrientos sobre organizaciones que les son molestas (Opus), y todo porque dicen que alguno de los mandos pertenecía a esas entidades. Además de injusto, podía desencadenar acusaciones a casi todo el mundo.” ¡Anda que bien! La excusa perfecta con la que el opus alimenta la cobardía de sus enemigos, “yo robo pero tú también, así que todos callados.”

 

En los primeros días de septiembre, por desgracia, triunfó la llamada a la remisión del asunto a sus “justos cauces”, a la serenidad, al no sensacionalismo. ¿Qué los ministros se habían valido de su poder para favorecer a Matesa con dinero del Estado? No exageremos, que hay otros exportadores en España y no sería beneficioso que la Administración redujera sus créditos. Se llegó a decir que en otros países industrializados se era tan agresivo o más que en España con el crédito a la exportación…

 

Vilá Reyes escribió una carta a los periódicos publicada el 31 de agosto aunque fechada el 15. Típica mentira para ocultar que no sabían como reaccionar al principio puesto que no estaban preparados para el “acoso” mediático. Pero en la carta no se saca nada en claro. Vilá se muestra como un genio de las finanzas perseguido por ser el primero en España que inicia un camino empresarial. El no tenía dinero fuera de España, había sido un empresario sacrificado por el bien común a pesar de que hubiera podido vivir de las rentas. Sobre los delitos monetarios, embargos y reclamaciones por no pagar los seguros no decía absolutamente nada.

 

Según él, el problema es que la legislación española no ha previsto ciertas situaciones y por ello se ha visto obligado a trasgredirla.

 

“Lo suyo no es tanto una humilde confesión de haber trasgredido la ley, cuanta una arrogante proclamación de haberla superado”. La entidad moral superior que lo amparaba era “la lucha por el mercado internacional”.

 

Semejantes impresentables excusas para defraudar al Estado no convencieron a los periódicos como el Ya que veían en ellas la confesión de su autor de haber cometido delitos consciente y deliberadamente. Vilá Reyes se permitía asegurar: “mientras no haya muchos empresarios dispuestos a ir a Carabanchel, España no perdería su atraso” y lo que es peor se podía concluir que mientras muchos empresarios no fueran conducidos a la cárcel, España no recuperaría su atraso.

 

El semanario SP se atrevió el 24 de agosto a un titular inusitado en la España franquista: “Los ministros económicos deben dimitir”, jamás en la dictadura se pedía la dimisión de nadie. Los culpables del caso eran los tecnócratas ( ministros Opus) y la orientación que habían dado a la economía española. En esa línea los casos como Matesa seguirían proliferando, argumentaba el semanario. El periódico se curaba en salud sobre sus críticas al gobierno:

 

“No deben de interpretarse como un voto de censura hacia los srs. Ministros cuya honestidad, competencia y limpieza de miras ha quedado bien probada a lo largo de su actuación. Es un simple planteamiento pragmático.”

 

Había que evitar que los defensores del gobierno Opus sacasen a la luz otros affaires de los que entonces eran sus enemigos políticos. Pienso que aunque los hubiesen sacado no habría pasado nada, nadie se atreve a tanto y tan grandes sumas como el opus a la hora de estafar. Los demás estafadores no lo hacen por “misión divina” y eso, quieras que no, te corta el vuelo.

 

El diario Ya, 28 de agosto, decía que las responsabilidades eran políticas, que alcanzaban a las más altas esferas y que no se podían eludir.

 

Se habló de llevar el asunto a las Cortes, pero el mismo presidente de la Cámara recordó que “ni el gobierno ni sus ministros son responsables ante las Cortes”. Las cortes franquistas no eran un parlamento democrático, no había nada que debatir, ni investigar, los ministros eran intocables.

Se constituyó una ponencia en las Cortes para el tema que trabajó a puerta cerrada, dicen que hubo 50 sesiones, ninguna de ellas trascendió a la prensa.

 

El ministro de Hacienda Espinosa San Martín hizo un informe según el cual el gobierno había cumplido escrupulosamente la ley. Sabemos que es mentira, se había dado dinero a fondo perdido, “alocadamente”, sin verificar en qué se estaba utilizando y como si Matesa fuera el único exportador existente en el país. El ministro hablaba de sensacionalismo, de que se habían sacado las cosas de quicio, y trataba de calmar a los demás exportadores que temían que el grifo de las ayudas gubernamentales se cerrara. El diario Ya, 7 de setiembre, ironizaba sobre las palabras del sr. Ministro:

 

“es por esto justamente, por el fallo de legalidad por lo que en nuestra edición de hace 15 días nos permitimos sugerir que el equipo de tecnócratas que lleva las riendas de la economía nacional desde hace 12 años debe dimitir, puesto que ha sido el inspirador y realizador de un orden que llevado a la práctica con toda pulcritud y rigor, como muy bien ha explicado el ministro de Hacienda, cristaliza en catástrofes como la de Matesa.”

 

Faltaba la opinión del ministro de Comercio, que jamás dio su informe.

 

III. UN DISCRETO ENTIERRO

 

El entierro de Matesa fue rápido, había miedo a que el pueblo español tomara conciencia de que había sido el verdaderamente defraudado. De ahí que proliferaran las llamadas a la serenidad y la mesura con ingenuidad o mala idea, se decía “no hay que generalizar”, “se trata de rectificar no de destruir”. Arriba recordó que estaban en juego las divisas, que no había que segar de raíz lo que se había hecho en el campo de la exportación. Fue el “Requiescat in pace” del asunto. Sólo España Económica osó mostrar la decepción por la injusticia: “No puede aceptarse que un asunto de tal envergadura acabe encontrando como solución el olvido y el silencio (…) El silencio es oro, dice la conseja, recomendando cerrar la boca. El silencio son 10.000 millones de pts. decimos nosotros, pidiendo que se rompa.”

 

Sobre las cifras de Matesa lo que se sabía es que, empezando con 2 millones de capital en 1956, en 1964 y 68 se habían hecho ampliaciones de capital por valor de 809 millones no inscritas en el registro mercantil. En cuanto al número de telares vendidos, 20.000 habían sido financiados por el banco, de ellos 11.000 estaban en el extranjero pues habían pasado las aduanas, de los restantes faltaban 5400, ¿dónde se pueden esconder más de 5.000 telares?

 

Como Rumasa hacía con los bancos, Matesa buscaba empresas textiles en el extranjero en situación comprometida, ofrecía asesoramiento técnico y comercial, a cambio debían de comprar los telares “made in Matesa”. Pero muchos de esos negocios fueron un fiasco porque las empresas no podían hacer frente a las obligaciones contraídas con Matesa. Las transferencias de dinero se hicieron al margen de las leyes españolas.

 

El 1 de setiembre la Fiscalía de Madrid presentó una querella contra Matesa por:

-Haber utilizado fondos de procedencia oficial simulando operaciones distintas a las que realmente tuvieron lugar.

-Haber falseado las condiciones en que se realizaban otras operaciones.

-Librar efectos mercantiles que no respondían a necesidades reales.

 

El día 2 se procedió al embargo de los bienes personales de Vilá Reyes hasta alcanzar la suma de 15 mil millones de pts. Tras un cambio de juez encargado del caso del que no se dio explicación, en diciembre se declara competente la sala segunda del Tribunal Supremo, que tenia potestad de juzgar a las personas que gocen de privilegios especiales de fuero, como jueces, procuradores…etc. Vilá Reyes no entraba en ninguna de esas categorías.

 

Para más datos increíbles, si alguien pensó que con Matesa iba a apartar al opus del gobierno se equivocaba. El 29 de octubre Franco firmó la propuesta del nuevo gabinete que le presentaron: en el nuevo gobierno había más socios y simpatizantes del opus Dei que nunca. Dato llamativo: Manuel Fraga era sustituido en el ministerio de información por Sánchez Bella, otro opusiano que endureció la censura. Los hombres de la editorial Ruedo Ibérico así lo confesaban: “Sánchez Bella es más bruto que Fraga”. El régimen dictatorial cogía nuevos bríos en manos del gobierno.

 

CONCLUSIONES

 

En lugar de reconocer lisa y llanamente que se había cometido una estafa al por mayor financiando a Matesa, sus “amigos” hicieron correr todo tipo de falacias, como que en realidad era un fallo porque nadie es infalible en el terreno de las inversiones, o que si se quiere contribuir al progreso de España hay que ser “aguerrido” y “osado” como dijo el propio Vilá Reyes. Es fácil ser osado cuando el dinero no es tuyo. Algunos mirando más bien al pasado dijeron que no se había ganado la guerra civil para que listillos como Vilá Reyes se enriquecieran.

 

Se habló de que “la comunidad nacional debería ser la titular del crédito bancario”, pero como en aquel momento España no era una democracia y el equipo en el poder no iba por ese camino, esto era un deseo imposible. Como ya se ha indicado antes el diario Ya denunció que las responsabilidades eran altas, sin indicar quién ni porqué. Se daba vueltas y más vueltas al affaire, como el pueblo de Israel cuando llegó a las murallas de Jericó, sin que nadie osase señalar el nudo de la cuestión. Con muy bonitas palabras sobre el desarrollo del país, un grupo de aprovechados habían desviado el dinero de los españoles en un acto de política ultraproteccionista para favorecer a un “amigo” o “hermano?”. No es explicable ni tolerable que de cada 100 pts. para el crédito a la exportación, 90 fueron a Matesa durante al menos cinco años.

 

Hubo quien se acordó de que Matesa se había instalado en Navarra por los beneficios fiscales que el derecho foral de la provincia le ofrecía. Y para rematar: Vilá Reyes fue presidente del club de fútbol Español en donde hizo gala de su “genio” dejando al equipo entrampadísimo.

 

Matesa ratificó también que control público, separación de poderes, ejecutivo democráticamente elegido, jurisdicción única, eran condiciones imprescindibles para un desarrollo armónico (…) El régimen jamás concederá la palabra a las masas españolas. Porque , otro asunto que demostró Matesa, la voz se conquista o dura treinta días.”

 

Ana Azanza

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