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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 16 de Marzo de 2005



Contratos nulos.- José Antonio

Ante el inminente 19 de Marzo, y la sugerencia de Isabel Nath (14-3)sobre aclaraciones jurídicas, quiero aportar mi granito de arena para ayudar a  los que piensan en no renovar sus compromisos con la opus el próximo sábado, día de San José.

 

Existe un aforismo jurídico según el cual ´lo que es nulo no produce ningún efecto´.

 

Este aforismo es aplicable a los que fuimos engañados y coaccionados por el opus para que aceptásemos su contrato, que somos la inmensa mayoría.

 

Y es que ocurre que cualquier contrato requiere para su validez un elemento esencial que es el consentimiento libre de las partes. Sin ese consentimiento libre no hay contrato; podrá haber una apariencia de contrato o un simulacro de contrato, en definitiva un contrato nulo, pero no un contrato válido.

 

Nuestro consentimiento no fue libre ni, por tanto, válido, porque fuimos intencionadamente engañados para prestarlo, de tal manera que el contrato con la opus estaba viciado de nulidad desde su raíz. En consecuencia se trata de contratos radicalmente nulos.

 

Analizando la situación desde ésta perspectiva, da igual que uno simplemente haya escrito la carta pidiendo la admisión, o que luego haya hecho la admisión, la oblación o la fidelidad. Todo eso es nulo. Y los contratos radicalmente nulos se dice en derecho que son ´inexistentes´ para remarcar que, al no existir, no producen ningún efecto, ni pueden ser subsanados.

 

En éstos casos lo único que existe es una apariencia de contrato que desde luego no obliga a las partes, ni jurídicamente ni en conciencia. Esa es la realidad, aunque los directores digan otra cosa.

 

Quiere ello decir que el que cumple las obligaciones que parecen derivarse de esa apariencia de contrato lo hace porque quiere o  porque su ignorancia jurídica –inducida por la institución- le lleva a creer que sí está obligado; y el que decide dejar de cumplirlas no está dejando de cumplir ningún contrato, porque en realidad no hay contrato. Así que tranquilos, que Dios sabe que nos engañaron y ellos –los que mandan en el opus- también lo saben.

 

No obstante, conociendo la confusa situación jurídico-espiritual creada por el opus en la mente de sus fieles, puede ser razonable para una mayor tranquilidad de conciencia -especialmente en quienes han hecho la fidelidad- seguir el procedimiento establecido para destruir hasta la apariencia de  contrato. Desde luego, sin dejarse avasallar, más bien exigiendo una pronta solución.

 

Para quienes sólo han hecho la oblación, incluso en el improbable supuesto de que su contrato fuera válido –que es mucho suponer dado que el engaño y la coacción padecidos lo impiden- sólo estarían obligados jurídicamente hasta el 19 de Marzo, fecha en la que, con no renovar, se acabó.

 

Besos y abrazos para todos.

 

José Antonio.

 

 

 





Inmunología.- Idiota.

Querid@s amig@s:

Ottokar (14.03.05) plantea una cuestión que me tienta intentar resolver:

"Igual que en la noticia con que comenzaba este artículo, el primer paso consiste en entender cómo y por qué se paraliza el sistema de defensa de la Iglesia cuando se trata del Opus Dei. Cuál es la molécula responsable y quién y cómo se activa esa molécula."

Y Mariano (14.03.05) toca el mismo tema pero en otra clave:

"La Iglesia no es perfecta y comete errores, por eso me parece que es edificante el tener un diálogo adulto y exponer nuestras ideas, sin poner por delante que la Iglesia nunca se puede equivocar. Si se equivocó ocultando estos abusos [=pedofilia], ¿por qué no se puede equivocar cuando nombra a un santo sin escuchar la otra campana?"

Molécula 1: Salvar "lo teologal": Para empezar, quisiera distinguir, como siempre, entre "lo teologal" y "lo institucional", en contraste con otro mensaje (14.03.05) que nos recuerda la "Lumen Gentium" (8):

"Pero la sociedad dotada de órganos jerárquicos y el cuerpo místico de Cristo, reunión visible y comunidad espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia dotada de bienes celestiales, no han de considerarse como dos cosas, porque forman una realidad compleja, constituida por un elemento humano y otro divino."

Aunque no está de más subrayar la complejidad de la relación entre la "Iglesia terrestre" (institución y praxis) y la "Iglesia dotada de bienes celestiales" (espíritu y teoría), opino que es necesario realizar una separación (al menos lógica) entre ambos aspectos, si los que amamos a la Iglesia queremos conservar nuestra salud mental y espiritual (recordad el mensaje de Jesús F., 14.03.05). A partir de ahora hablo de la Iglesia en tanto que institución y, especialmente, de la Jerarquía. (Este argumento también es válido para la Obra en cuanto "partecica de la Iglesia" y, por lo tanto, la protege.)

Molécula 2: Camuflaje: En segundo lugar, me parece importante resaltar el carácter católico, es decir, la amplitud de miras de la Iglesia, que, de entrada, admite en su seno toda clase de grupos (instituciones) y de carismas (espiritualidades): unos, alejados del "mundo" y otros, metidos en él; de entre estos últimos, unos, entregados a la educación y otros, comprometidos con los marginados (por la pobreza, la soledad, la enfermedad, la vejez, la discriminación...). A primera vista, el Opus Dei pertenecería a los carismas laicales que trabajan en el mundo y se han especializado en el mundo de la educación - sobre todo en países industrializados en proceso de secularización. En este sentido, se percibe al Opus Dei en la línea de movimientos como el Camino Neocatecumenal, Comunión y Liberación o los Focolares. Dicho de otra manera, del hecho de que el Opus Dei no se alinee explícitamente y de forma radical con los marginados, no se desprende (sobre todo para la Jerarquía) que sea problemático; más bien todo lo contrario, en la medida en que espiritualidad e institución resaltan la fidelidad doctrinal y disciplinar a la Iglesia, el Opus Dei entero se hace presentable.

En ese sentido de camuflaje se podrían interpretar, por ejemplo, las declaraciones del Prelado con motivo de la muerte de Luigi Giussani, que se citan al lado de las Chiara Lubich, Andrea Riccardi y Paola Bignardi.

Molécula 3: Reacciones instintivas de autodefensa: En tercer lugar, en cualquier grupo hay reacciones instintivas de autodefensa como las que se han puesto en marcha en la Iglesia en los casos de pedofilia. En una "familia", si el esposo maltrata a la esposa, ésta puede tratar de ocultarlo porque piense que salvaguardar la pretendida unidad de la familia es más importante que defenderse de los malos tratos. En las empresas, en los partidos, etc. pasa exactamente lo mismo. Así, las reacciones automáticas de las instituciones "Iglesia" y "Opus Dei" son las mismas: ante cualquier problema, se niega su existencia, se minimiza su importancia y se intenta llegar a un acuerdo de silencio con los interesados, para evitar el "escándalo", en el doble sentido de la palabra (escandalizar y armar revuelo publicitario). Desde ese punto de vista, habría que destacar más bien cómo, en los últimos años, se va extendiendo entre los distintos grupos sociales de muchos países la conciencia de que ese mecanismo de autodefensa es perjudicial y de que es importante conocer la verdad y tomar medidas para apoyar a las víctimas y para castigar a los culpables. También en la Iglesia va aumentando esa conciencia, aunque el proceso se esté desarrollando de un modo más lento, más puntual y, muchas veces, más cuestionable. Y es el Opus Dei el que todavía está a años luz de un proceso semejante porque el mecanismo de autodefensa está en buena parte institucionalizado.

Molécula 4: "Encuentros en la tercera fase": Una vez vistos esos puntos, pienso que, en el caso de la Obra, es muy difícil percibir el daño que causa ya que ese daño es un fenómeno "de la tercera fase", como expliqué en el mensaje del 25.02.05 (Separación). Hay una continuidad muy misteriosa entre la buena intención de quien manda e incluso de quien obedece y el daño que los implicados causan sin tener esa intención. Esa continuidad hace que ni siquiera quienes sufren los daños se den cuenta de su origen; sólo después de repetirse el esquema y de haberse generado ya conflictos con los directores e incluso problemas de salud es cuando el afectado, en la retrospectiva, empieza a percibir cuál ha sido el proceso y por qué se ha producido. Por tanto, es muy difícil conseguir que alguien que no se ha visto afectado, sea de la Obra o no, entienda ese fenómeno "de la tercera fase". Es más, si no fuera por los testimonios de OpusLibros, no pocos de nosotros creeríamos que, en nuestro caso, se trató de problemas personales o locales. Y pienso que es también por eso por lo que quizás algunos busquen explicaciones "de más entidad", pero que, en el fondo, no dan en el blanco de lo que hemos vivido. Por poner un ejemplo, a mí me tiene bastante sin cuidado la cuestión de los tejemanejes financieros: podrá haber asuntos en los que deba intervenir la justicia de un país, pero yo, personalmente, ni entro en la Obra ni salgo de ella por ese motivo. Es más, no niego la importancia de ese tipo de argumentos, pero pienso que insistir demasiado en ellos podría ser contraproducente, puesto que, por un lado, no tocan el meollo de la cuestión y, por otro, el menor error en lo referente a los hechos puede utilizarse en contra de quien los esgrime.

Molécula 5: "Márketing": Finalmente, la Obra se presenta al público, sobre todo a la Jerarquía de la Iglesia, en todo su esplendor:

- El espíritu: Se trata de una combinación (muy atractiva) de la idea de la santidad y el apostolado en medio del mundo con ocasión del trabajo ordinario y de las relaciones sociales con elementos tradicionales de espiritualidad cristiana alrededor de una serie de prácticas de piedad y de valores todavía muy en curso. Esa idea ya estaba en el aire en la primera mitad del siglo XX; después de que se enunciara de modo muy general en el Concilio Vaticano II, no ha habido nada más fácil que referirse a ese espíritu como "precursor" del Concilio.

- Las obras corporativas: Hay una larga lista de obras corporativas, sobre todo en países en vías de desarrollo, que, al menos de cara a la galería, funcionan estupendamente y subrayan el compromiso social de los miembros de la Obra (y de la Prelatura) en esos países. El "márketing" de cara a las organizaciones de ayuda al desarrollo y de cara al público "occidental" funciona muy bien. Recordemos, por ejemplo, a José Luis Olaizola viajando por varios continentes y "dando testimonio".

- El Fundador: En mi opinión, el proceso de canonización debe de ser uno de los mejor documentados en la historia. Hojeando la edición crítica de Camino y la hagiografía de Vázquez de Prada, llama la atención la inmensa cantidad de documentación que se ha conservado, incluso a través de los avatares de la Guerra de España (recuérdese el famoso "colchón de la Abuela"). Sospecho que el Fundador guardaba todo lo que "producía": en cierto modo se puede decir que preparó su propio proceso de canonización. Además, se las arregló para vivir acompañado siempre por al menos dos personas que pudieran testimoniar hasta los detalles más insignificantes de su vida. El resultado es que incluso el testimonio de una persona que pasara tres o cuatro años cerca de él no pesa nada en comparación con los cuarenta años que pasó D. Álvaro. Y, finalmente, la difusión de la devoción privada se ha hecho de un modo tan profesional y documentado, que es casi imposible negar su repercusión eclesial.

Molécula 6: Críticas mal enfocadas: Finalmente, como consecuencia de lo anterior (moléculas 4 y 5), cualquiera puede imaginarse la perspectiva de la Jerarquía, si las críticas están mal enfocadas: "Ahí vienen unos cuantos (diez, cien, mil...) quejándose de no se sabe bien qué cuestiones personales o lanzando acusaciones de mucho calibre pero difíciles de demostrar sobre el papel o inexactas en los detalles concretos". No hay nada más fácil que entrar en la argumentación defensiva y victimista de la Obra (incomprensión, contradicción de "los buenos" o persecución de los "enemigos de la Iglesia").

Así pues, no es posible esperar nada de la Iglesia como institución, sobre todo porque, sin que sea estrictamente culpa suya, es incapaz de darse cuenta de lo que pasa. Y, aun teniendo en cuenta los problemas mencionados por Tolorines (14.03.05), me sumo a la opinión de Cooper (14.03.05) cuando escribe: "Los Súper, con mayor libertad, con mayor autonomía, puede que sean la auténtica cara de la Cosa. Y quizá también su salvación.. Y si algún numerario, como Carbono 14 (04.03.05), quiere ponerse a trabajar dentro de la Obra para reducir los sufrimientos de tantos asumiendo los correspondientes riesgos (06.03.05), se merece todo mi respeto, toda mi consideración y todo mi apoyo - con lo que discrepo en el tono y en el contenido con el mensaje de Kaiser (13.03.05). Puede que la Obra se esté desmoronando por el lado de los "numerarios de a pie" como parecen apuntar los datos de Alfredo (09.03.05); no sé qué sale ganando un ex-miembro cualquiera o la Iglesia en general si no se produce una reforma de los elementos perniciosos de su praxis, para que se acabe el sufrimiento de tantos y quienes consciente y libremente lo deseen puedan entregarse a un seguimiento de Cristo digno de ese nombre sin más cortapisas que las que imponen la ley natural y el sentido común.

Abrazos para tod@s, especialmente para los que tienen el valor y la paciencia de leerme.

Idiota





Supernumerarios felices.- Dionisio

Querido Tolorines y orejas:

En tu correspondencia del lunes pasado decías lo siguiente:

3º).- Supernumerario con esposa/o también supernumerario: Es un matrimonio DIEZ. Un uno fijo, un Real Madrid-Alcoyano. No hace falta ni que sientan atracción física. Cuestión distinta será el camino que tome cada uno de sus hijos, no siempre coincidente con el previsto por sus padres. La falta de tacto para con los hijos, en estos casos, es total. La improvisación se torna ciencia.

Me vas a permitir que estés en desacuerdo respetuoso contigo.

Cuando los dos componentes de la pareja son supernumerarios se pueden dar todas las combinaciones posibles en cualquier matrimonio normal, quizá con el agravante de las cargas que el opus pone encima de los dos. De hecho los he conocido que se han divorciado, que se han separado, que viven en guerra permanente, que se ignoran mutuamente, igual que los he conocido que se quieren con locura. De todo hay en la viña del Señor. Algunos hay que le ponen mucho énfasis a lo físico. Otros menos. Hay muchos casos de falta de tacto total hacia los hijos, alentada por los directores. Recuerdo un día en el que un consiliario, nada menos, animaba a un consejo local de San Gabriel, a que les pidéramos a los supernumerarios que llevaran a sus hijos a las actividades de San Rafael. Cuando yo le dije con mi habitual cara de imbécil si eso no estaba expresamente contraindicado, el me vino a decir, que si, pero no. Con lo cual mi cara mantuvo su habitual expresión. O sea, que es cierto que hay papás supernumerarios que hacen horrores con su descendencia para presionarles hacia el opus, pero no creo que lo hicieran tanto si no fuera por la coacción no santa de sus directores.

Muchas veces la carga pesada de las normas y los medios de formación ponen en las parejas de supernumerarios una tensión difícil de manejar. Yo he escuchado en la charla a muchos supernumerarios muy molestos (cabreados, vamos) porque su mujer está completamente involucrada en la labor y su casa patas arriba. También he escuchado las quejas de supernumerarias porque su marido, un supernumerario de mi grupo, con la excusa del círculo, el retiro mensual, la convivencia, o el apostolado, apenas mueve un dedo para ayudarlas con sus 4, 5 o 6 churumbeles.

Más de una vez son "divertidos" los conflictos entre la pareja por el tema del dinero. Las aportaciones y los sablazos que tienen que dar a los amigos porque la directora presiona por un lado y el director por otro. Genial. Todavía me acuerdo del cabreo de una supernumeraria cuando su marido le explicaba una aportación extraordinaria de muchos miles de euros. O recuerdo una pareja con mucho dinero, que estaba perpleja porque Carmen les había pedido dinero para una labor apostólica y días después lo mismo su marido.

No te digo nada de los planes apostólicos conjuntos. Cuando Ramón le pide a Ramiro que salgan juntos con sus esposas, porque la de Ramiro es super pero la de Ramón nada. Luego resulta que la doña de Ramiro no tiene nada en común con la de Ramón, pero Ramón sigue dando la tabarra para que salgan. Viceversa cuando Susanita, que tiene un marido golfo, quiere que el marido de Rosita, que es super, trate a su golfillo, para que se convierta. Luego Ramiro y su esposa acaban medio enfandados por el tema, lo mismo que Rosita y el bueno de su esposo. En fin, se dan cuadros de lo más fascinantes, que podrían servir de guión para una buena obra de teatro. Teatro costumbrista.

Pero bueno, Tolorines, que te voy a contar a ti que no sepas. Esto era solamente una aclaración para los que no conozcan mucho el opus o los que no tuvieron oportunidad de profundizar en los supernumerarios, como yo la tuve.

Saludos a todos

Dionisio, advirtiendo a todos que se cuiden de los idus de marzo. :)





Críticas a la Iglesia.- Melqui

           Quiero decir, en primer lugar, que coincido con Jesús F. en que una salida de la Obra suele provocar, salvo casos excepcionales, “una terrible conmoción en nuestra fe católica”. En mi caso particular provocó, a mis dieciocho años, un completo alejamiento de la fe católica y de la Iglesia durante más de siete años, por lo que comprendo profundamente esa posible consecuencia de la salida de la Obra.

 

            Tuve, sin embargo, la suerte de volver a acercarme a la vivencia cristiana con motivo de mi matrimonio, descubriendo una Iglesia y un cristianismo completamente diferentes de los que había conocido a través del Opus Dei. Y descubrí que el error es del Opus Dei, que la organización “hace trampas” y te va inculcando, sin darte cuenta  (con la leche templada y en cada canción, que diría Serrat), la identificación entre la Obra y la Iglesia, entre espiritualidad del fundador y espiritualidad católica, aplicando a la parte lo que sólo se puede predicar del todo.

 

Desde fuera de la Obra, y después de mi “sarampión”, redescubrí la centralidad de la Persona de Jesucristo en el mensaje cristiano, me asombré ante el verdadero sentido del concepto de Providencia, aprendí la primacía de la gracia, me aproximé a un para mí desconocido juego de relaciones entre gracia y libertad y entre gracia y virtudes, entendí la maternidad de la Iglesia, conocí la acción del Espíritu Santo sobre ella y a través de ella, capté el sentido y trascendencia de la opción preferencial por los pobres y pude reencontrarme con mi vocación bautismal.

 

            Cada uno habrá seguido un camino. Ese ha sido el mío. Y siempre le estaré agradecido a la Iglesia, que me acogió como a un hijo y me da vida y esperanza.

 

            En segundo lugar, aclaro (por si hiciese falta) que respeto profundamente la libertad para expresarse de todos los que aquí escriben, critiquen o no a la Iglesia. En cualquier caso, desde mi propia libertad de expresión, me parece interesante aclarar con datos acertados las afirmaciones objetivamente erróneas, como lo era la de que la Iglesia había condenado la esclavitud después de que lo hiciera el Parlamento Británico, cosa que es objetivamente falsa.

 

            En tercer lugar, me parece que sí existen aproximaciones superficiales a determinados temas como la Iglesia y la esclavitud, la Iglesia y Galileo, la Iglesia y las Cruzadas, la Iglesia y la Inquisición,  etc. Creo que estos temas no tienen relación directa con el Opus Dei y además revisten la suficiente complejidad como para que se merezcan un análisis más serio y profundo que el de una o dos frases sueltas en un mensaje, como a veces ocurre.

 

            Y por último decir que el hecho de que a mí me parezca un error hablar de esos temas en esta web o hacer aproximaciones superficiales, es simplemente una opinión. Si hay que hablar de eso, pues se habla y ya está. Ni me asustan ni me molestan las críticas. Todo lo contrario: me encanta debatir. Sólo que ocuparemos un espacio que a muchas de las personas que visitan esta página quizá no les interesará.

 

Un saludo,

 

Melqui.





MOLINO VIEJO.- Bastián

Las últimas palabras de Sonsoles este lunes pasado (Molino Viejo le robe el alma) me han recordado la canción de Molino Viejo, donde en el año 1963 hice mi primer curso anual como numerario recién pitado. Y una canción que nos enseñaron decía algo así como "Molino Viejo, me robas el alma, Molino Viejo, oye mi canción...).

 

Y unas anécdotas de ese curso para desengrasar. Por entre los pinos de la ermita deambulaba un joven sacerdote carabina de aire comprimido al hombro. Y cuando tenía algún pajarillo a tiro, apuntaba y le sacudía una perdigonada. Al año siguiente supe quién era cuando me matriculé en la Universidad de Navarra. Era  el Kennedy del Opus, y las alumnas hacían fila para confesarse con él por lo guapísimo que era el tío. Un buen día del verano siguiente coincidí en Belagua de curso anual con el mismo cura numerario -entonces cura numerario- y me tomó de esparring para jugar al tenis en lo que eufemísticamente se llamaba pista de tenia de Belagua. Lo dejé muy pronto porque se me pinzó la espalda, pero eso no era lo que quería contar. La cosa es que unos años después me crucé con él en una estación del metro que va a la Universidad de Bellaterra, Barcelona,  donde daba clases como profesor de no sé qué, pero la cátedra que había sacado era la de Derecho Canónico. Y la cosa es que el bueno de don V. se casó con una espléndida y rica creo que bodeguera.

 

Otra anécdota. También descansaba en Molino Viejo don Laureano López Rodó, que por aquel entonces paría el plan de desarrollo de la economía española. Estaba sentado en un banco de madera, leyendo algo que sostenía con la mano izquierda mientras descansaba el brazo derecho en el respaldo del banco por cuya parte posterior colgaba la mano del ilustre prócer. Lo estábamos observando unos cuantos imberbes cuando vimos un enorme perrazo -podría ser un  San Bernardo pero no estoy seguro- que lentamente se dirigía a la mano pendulante. Y en cuanto llegó a su altura le arreó un sonoro lametazo que hizo brincar a don Laureano más que  P. A. que también estaba por ahí (deportista español, que luego se ordenó y que debe de seguir en la cosa una vez que su carrera como cantante quedó truncada por orden de la autoridad. Grabó un disco muy curioso que se llamaba Elena, o algo parecido, que decía: "Elena, Elena, Elena, por fin me dijiste que sí... Y fue que no, claro).

 

Y allí fue la primera vez que me olió la cosa a convento. Resulta que por la mañana distribuían unos libros negros como misales pero que no eran misales, donde venían las horas canónicas, prima, tercia, nona, completa y esa cosas de curas y frailes. Después, la sillería del oratorio me recordaba la catedral de mi pueblo y todos los grandes cenobios que en el mundo eran, con el asiento para arriba y para abajo, a los lados. Tate tate, me decía a mí mismo. ¿Ubi sum? Y dale que te pego con lo de cristianos corrientes y demás. Bueno, corrientes puede que sí, vale, pero muy raritos.

 

Allí había un japonés, el primero; un cubano, muy peleón y exaltado; un par de curas amigos de mi padre; un tipo de Bilbao que hacía poesías; mucho crío hijo de supernumerario como el que suscribe; una piscina de agua helada; unos dormitorios masivos; una comida deliciosa; unos sopores vespertinos indómitos; y no entender casi nada de nada. Y cuando pensábamos que íbamos a ver al fundador, llegó, se entrevistó con el cruz de palo nipón; no sé si llegamos a verlo más de cinco minutos seguidos o si ni siquiera lo vimos, y se acabó el curso. Cuando volví a casa, mis padres me preguntaron por el acueducto de Segovia. Sólo pude decirles "¿el qué...?"

 

Besos.

Bastián.

 





Gracias a Dios, me fui.- Emejota.

Gracias a Dios, me fui (2ª parte de “De cómo te cae una vocación sin saberlo” 5/11/2004)

 

Como ya conté, yo entré en la Opus sin saber ni donde entraba, ni a qué me comprometía (bueno, supongo que eso nos pasó a la mayor parte de los que pitamos con catorce y medio, y a muchos de los demás). Lo hice como un gesto de complicidad con mis amigas, pensando que mi vida seguiría siendo más o menos lo mismo. Ni siquiera recuerdo que nadie me hablara de vocación; o quizá si lo hicieron y se me ha olvidado. Pero bueno, vas haciendo y asumiendo lo que te dicen, terminas viéndote a ti misma como lo que todos los de alrededor dan por sentado que eres, y llegó un momento en que sí que  sentía esa vocación que me aseguraban que tenía.

 

Pero no duró mucho. Había entrado allí por mis amigas, pero fueron desapareciendo: M. U. (una numeraria de verdad, con la fidelidad hecha), seguía allí pero ya no estaba. A.G. tuvo problemas de salud y volvió a su pueblo, con su familia; P. S. dejó  la Obra; me dijeron que la habían echado porque era invertida sexual (esas fueron las palabras) y me prohibieron verla. Fue un auténtico shock, se me hundió el mundo bajo los pies. Con mi mentalidad de entonces, suponía cubrir de inmundicia una de las cosas más importantes de la vida: la amistad. Creí que aquel hecho (porque en aquel caso era cierto,  lo  admitió cuando la vi años después) implicaba que no había tal amistad, sino algo inconfesable, degradante. Pero esa es otra historia.

 

El caso es que me fui quedando sola. Sola, como había estado siempre; como antes de conocer a mis perdidas amigas. Me servía la oración, la vida interior; pero aquella cáscara de sonrisas impostadas; aquella pregunta estereotipada de mi directora en la confidencia: “¿estás contenta?”; y sí, claro, yo estaba contenta, era obligatorio. Pero cada vez me sentía más fuera de lugar. Poco a poco se me hacían cada vez más ajenas aquellas normas, aquellos convencionalismos, formalidades, prohibiciones, obediencias sin sentido. Y ellas, las directoras, debían ver el peligro, porque iban haciendo lo que podían para retenerme. No me llegaron a dar el cilicio y las disciplinas. Me cambiaron de centro, a uno de universitarias (“eres muy madura para tu edad, es normal que aquí, con chicas de bachillerato, te encuentres desplazada”); me insinuaban que, si quería empezar a publicar algo en alguna revista, para ir haciéndome un nombre, para el futuro… Una directora me dijo que, si era por una idea romántica del amor y el sexo (seguro que no fue la palabra que usó), que estaba muy equivocada: "llevo muchas confidencias de señoras casadas, y dicen que, porque está el amor de por medio, pero que, en sí mismo, es algo asqueroso".

 

Incluso debieron darle permiso a M. para que volviera a tener conmigo algo  levemente parecido a una amistad particular. Pero no. Me decían que tuviera confianza, rezaba y rezaba, e iba aguantando.

Hasta que se acercó el momento del Centro de Estudios, y algo dentro de mí se rebeló. Imaginar que ya toda mi vida sería aquello era algo que no podía soportar. Así que dije que no iría al curso anual, que me iba.

 

Me pidieron que no lo comentara, ni con mi familia ni con nadie. Y casualmente, apareció M. en mi casa, para charlar, y, como quien no quiere la cosa, me preguntó por el curso anual. Y como me habían dicho que no dijera nada, di una excusa, que tenía que ayudar en casa, así que M. inmediatamente le preguntó a mi madre, que se quedó de lo más extrañada, y una vez atrapada en la mentira que me habían obligado a decir, no supe cómo salir de ella, y fui. Tiempo después, M. me pidió perdón por aquella trampa, me dijo que lo había hecho por obediencia, pero que no volvería a hacer algo así. Recuerdo cómo se echó a llorar, cómo me pedía una y otra vez que la perdonara. Nunca he olvidado a M. La volví a ver unos años después, y me pareció tan desdichada. No sé que habrá sido de ella.

 

El curso anual procuraron suavizármelo todo lo posible. Yo creo que fui, en cierto modo, provocando: el día que llegué, planteé que necesitaba todos los días un tiempo para mí sola, para cantar, y lo aceptaron sin preguntas; por las tardes tenía la azotea una hora y media para mí sola, para cantar (durante muchos años de mi vida el canto fue mi refugio, donde me deshacía de mis penas y mis angustias).

 

Y cuánto lo necesitaba, entonces. Hablaba con el sacerdote, y le decía “pero ¿cómo sabe uno que tiene vocación?” y él me decía que no era ninguna voz divina especial, sino una disposición a entregarse, que uno elige libremente; y yo le decía, pero entonces también puedo no elegirlo, y él me decía, ¿tú sabes lo que es, decirle que no a Dios? Cuántas horas estuve llorando en aquella capilla, con el alma rota en dos.

 

Y así las cosas, en medio de una tertulia van y me anuncian que el curso próximo me envían al Centro de estudios, a Goroabe. Hice el paripé, mientras todas me felicitaban por lo afortunada que era, pero se me comía la indignación. ¿Cómo se atrevían a anunciar aquello, cuando yo había dicho bien claro antes del Curso Anual que no iría? Quizá pensaron que volverían a atraparme, que la política de hechos consumados funcionaría; por el contrario, sirvió para reforzar mi decisión. Ya no tuve más dudas; cuando volví, dije que dejaba la Obra. Me mandaron de un lado para otro, a hablar con personas importantes que no conocía, sacerdotes, directoras; e iba muerta de miedo, callaba y aguantaba, no sé que me decían esas personas, porque no estaba dispuesta a escucharlas.

 

Seguramente no fueron tantas, pero lo recuerdo como un obstáculo tras otro. Recuerdo  que a veces pensaba, no lo conseguiré, me enredarán, no seré capaz de irme. Y seguía, repitiéndome a mí misma, adelante, mantente firme, no te pueden obligar si tú no quieres. Lo sentí como una prueba de supervivencia, a pesar de todas las reflexiones sobre la tentación, sobre negarse a la llamada de Dios, sentía que era el momento en que se decidía mi vida, y que, si cedía, me hundiría para siempre. La puerta abierta de par en par, qué cinismo.

 

Pero me fui. Y el caso es que no escribí ninguna carta. Meses después me telefonearon, diciendo que el proceso no había acabado, que quedaban algunas formalidades. Les contesté que no las pensaba hacer, que yo tenía claro que no pertenecía a la Obra, pero que si ellos me querían seguir considerando numeraria, que me daba lo mismo.

 

En realidad no estuve mucho tiempo, desde los catorce y medio a los dieciséis, algo menos de dos años. Pero qué final tan largo, qué difícil, qué rota estaba, cuánto me costó reconstruirme. Cómo debe haber sido para aquellos de vosotros que estuvisteis diez, quince, veinte años, toda una vida.

 

Para todos, mi solidaridad y mi cariño.

 

Un fuerte abrazo      

Emejota

 





¿Tiene sentido el 19 de mazo?.- hakunamatata

"Mi santo padre y señor" Un día especial, una fiesta especial. Unos se van y otros se quedan..., pero no es un día que sepa "pasar oculto"; al contrario la fiesta se nota por fuera y por dentro, y -en algunos caso- sólo por fuera... (¡qué pena!) Podría reflexionar en torno a la fidelidad, ¡pero qué asco y qué palabra más usada! Es de esas palabras que con el paso del tiempo se van gastando hasta ir perdiendo su valor. Un vaso que se ha quedado sin su licor por alguna pequeña fisura (¡cosas pequeñas!) Pero volvamos al origen, llenemos los vasos, recuperemos el contenido de la palabra FIDELIDAD. Y que esta fiesta no pase oculta en los corazones de los que están dentro y tampoco en el corazón de los que están fuera... Pues este "santo padre..." es el padre de Jesús y supo hacer lo que tenía que hacer.

hakunamatata





Comentarios varios.- Carmen Charo

Hola a todos:
 
Leyendo ayer a Labuhardilla, he recordado algo que ya estaba completamente en mi inconsciente y que hace referencia a la inmoralidad en al actuación de la obradedios. Labuhardilla nos contaba cómo tuvo que pagar una multa por un coche que estuvo a su nombre 12 años antes y los "santos" dejaron tirado cuando no les servía.
 
A mi me pasó que estando yo cuidando ancianitos en Vitoria por cuatro durillos, me llamaron de la empresa para comunicarme que habían recibido notificación de la Delegación de la Seguridad Social de Murcia avisando de que yo tenía contratada allí una empleada del hogar y llevaba tres meses sin abonar el pago correspondiente a su seguridad social.  Solicitaban a la empresa en la que yo estaba contratada que me embargara el sueldo hasta que saldara la deuda.
 
Yo no tuve que pagar nada, es cierto, porque por aquel entonces ya había aprendido a  echar fuego por la nariz y la dire de Murcia perdió el trasero para arreglar el asunto ante mi calentón y la amenaza de mi padre de poner una denuncia e ir a hablar con el obispo personalmente.
 
Lo que no me enteré nunca es de cómo tuvieron el valor de usar mi nombre, firmar documentos en mi nombre... sin que yo me enterara de nada. Quizá fue algo que firmé estando drogada, sin ninguna libertad y conocimiento, y antes de dejar la obra.
 
Sobre esto nunca les pedí explicaciones. Pero me viene bien contarlo ahora aquí para que sepáis cómo funcionan y seáis prudentes los que estáis dentro. Leed bien todo lo que firmais porque luego, pasan cosas como esta.
 
Ottokar, (14.3) me parece muy buena tu comparación de la situación de la obra dentro de la iglesia con el cáncer y su forma de comportarse en el organismo humano. También me ha encantado la intervención de Jesús F. (14.3) y estoy plenamente de acuerdo con ambos.
 
Desde luego para mi, la actuación de la jerarquía de la iglesia con la obra es motivo de escándalo y motivo más que suficiente para apartarme de ella. Creo que cuando se dijo que el Espíritu Santo asistirá siempre a la iglesia no se quiso decir que la Iglesia fuera la jerarquía. Por lo menos a mi conciencia le repugna ver tanta mentira, tanta diplomacia, tanto afán de poder y de dinero... Desde luego, que no sé dónde quiere ir a parar la obra y la misma iglesia ¿Qué cree, que con todo tipo de aprobaciónes eclesiásticas, con unos cuantos "santos" en el santoral católico, van a poder campar por sus fueros y colocar el sello de santo a todo tipo de barbaridades?Si eso les sirve para el teatro humano de las vanidades, ¡pues allá ellos!.
 
Gracias a Dios, la gente de a pie es cada vez más madura y se siente más libre. Si la iglesia jerárquica desbarra, se irán, o nos iremos, que es lo que está pasando. Ya pasó el tiempo de la caza de brujas y de  los miedos infantiles. Llegará un día en el que el Papa, como no reaccione, se encontrará solo, y rodeado de su séquito de cardenales casi centenarios todos, en su palacio romano, hablando para nadie, o para ellos (la obra) que tampoco escuchan, sino que hacen lo que les da la gana según les convenga.
La iglesia de Jesucristo estará lejos, donde está hoy, entre los pobres y los necesitados, entre las prostitutas, los delincuentes callejeros, los ancianos solos, los niños huerfanos y deficientes, los inmigrantes explotados, los desheredados de la tierra, los perseguidos o abandonados por crédulos, como nosotros. Y la corona de gloria de la iglesia será la de siempre, la persecución y la muerte, eso sí, pero con una inmensa Paz y Amor. ¡Ese es el misterio!
 
Aqui enlazo con el escrito de Flavia (13.3.) tan maravilloso y me permito copiar una historieta que leí a propósito del perdón:
 
"El tema del día era "resentimiento" y el maestro nos había pedido que lleváramos papas y una bolsa de plástico. Ya en clase, elegimos una papa por cada persona que guardábamos resentimiento. Escribimos su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas.  El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de papas.  Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y cómo, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado, desatendía cosas que eran más importantes para mí.  Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra "mochila" sentimental. Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantener el resentimiento por algo que ya había pasado y no podía cambiarse. Me di cuenta que cuando hacía importantes los temas incompletos o las promesas no cumplidas me llenaban de resentimiento, aumentaba mi stress, no dormía bien y mi atención se dispersaba.  Perdonar y dejarlas ir me llenó de paz y calma, alimentando mi espíritu.  La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas pero que finalmente nos termina envenenando.  Muchas veces pensamos que él -el perdón- es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos. El perdón es una expresión de amor. El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo. No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.  El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó. La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento.  Te tiene encadenado. La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes...."

Esto tenemos claro todos, que el resentimiento es algo que nos perjudica en primer lugar a nosotros mismos. Nos conviene perdonar si en algo nos estimamos. Pero el perdón tiene una raíz mucho más profunda que la propia autoestima y que yo aun no he llegado a conocer, y menos a experimentar. Desde luego, es un don de Dios. Se trata de ver con otros ojos, desde un plano completamente distinto al que habitualmente nos movemos y que a mi Dios no me ha dado a conocer aun.

Y creo que efectivamente el perdón pasa por abrazar la causa del dolor, o a quien nos causa el dolor, pero no en el sentido que siempre hemos entendido la mortificación, de buscar el dolor para que haciendo lo mismo que Jesucristo, nos redima o consigamos méritos, puntos a favor... sino como una necesidad, un gozo.

Se abraza a quien te hace sufrir porque se llega a comprender, se encuentra la verdad de esa realidad como dice Flavia.Yo de momento sigo aqui, ignorante de esa verdad, pero deseándola de veras.

Esto, como dije el otro día, me parece perfectamente compatible con poner los medios necesarios para esclarecer la verdad, denunciar a la obra, a la jerarquía de la iglesia y a quien haga falta.

Bueno, perdonad por el rollazo y hasta siempre. Un fuerte abrazo para todos.

Carmen Charo





Para los que dudan de la santidad de san Josemaría.- Viky

Para aquellos que dudan de la santidad de San Josemaría les copio lo que recibí acerca de la infabilidad papal en una canonización. Este correo lo recibí hoy.  El padre Rivero es quien dirige la web Corazones Organizados desde Miamami y pueden estar seguros que ni de sombra se ha acercado a la Obra.  Espero les sirva para reflexionar.

"En referencia a los santos canonizados: Se trata de un juicio final e irreformable de la Iglesia que requiere el asentimiento de la fe de todos los creyentes. Es por lo tanto infalible. En la formula de canonización el Papa dice: “por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los Apóstoles Pedro y Pablo y la nuestra… el Papa “decreta y define” con el consejo de cardenales y obispos, “en el nombre del Padre y del Hijos y del Espíritu Santo”.

Podemos estar seguros que el santo ciertamente está en el cielo, aunque pueda haber un error en los datos que se presentaran para la canonización. "

Padre Jordi Rivero.

El motivo del presente mensaje es que si esta wev no está contra la Iglesia deberían examinar este punto.  Dios les guarde.

Un abrazo.

Viky 





Gracias a Edu y últimos descubrimientos cíentíficos.- Viky

Edu, recibe mi agradecimiento por contestar a mi mensaje.  Justamente fui a confesar el domingo y me tocó con el sacerdote secretario de la región.  Me ha dicho lo mismo que tú, ya había mandado mi pregunta pero como tuve la oportunidad de hacerla en Casa nuevamente la hice.  (Vivo lejos de todos los centros y la iglesia que tenemos por acá).

Estuve tratando de mandar mi mensaje cundo lei tu escrito, pero no pude lograrlo así que lo mandé al oreja de turno, mas veo que no está.  Quizas no le llegó o no lo han puesto.

Estuve leyendo sobre ti y quería decirte que las personas no nacen homosexuales, estos son de los últimos estudios y no son hechos precisamente en la Obra.  Una persona puede tener tendencias homosexuales así como sucede con el alcohol pero las puede ir venciendo poco a poco.  Veo que tu ya tienes pareja, así es más difícil salir del homosexualismo pero no imposible.  Si tu deseas ser coherente con la doctrina de la Iglesia y de la ley natural puedes con mucha lucha salir de ese estado y más tarde casarte con una mujer.

Llevas dos heridas, el haberte salido de la Obra y otra profundísima que es el vivir como homosexual.  (He trabajado en este campo anteriormente con jóvenes y menos jóvenes).  Te animo a que seas completamente feliz a luchar contra esa tendencia que yo se bien lo que hace sufrir.   Te encomendaré mucho.

De nuevo te doy las gracias por tu amable respuesta.  Un abrazo:

Viky

Nota. El oreja de turno te recuerda que la web se actualiza lunes, miércoles, viernes y domingos (martes y jueves, no) y los envíos a través de la nueva web, no se colocan automáticamente.





Gracias Isabel.- Pensativo

He visto el escrito de Isabel (14-3-2005) lo he leido y quiero decirte Isabel : chapeau, aunque no coincida con todo. Quiero remarcar que, generalmente, tus escritos, me agradan, son tranquilos, serenos, simpaticos.

A lo que planteas –y reseño- ya respondieron antes, los Orejas tal vez encuentren donde, pero creo que ya esta contestado.

“Por eso me parece importante que alguien de esta Web con más conocimientos jurídicos que yo, escriba por favor algo breve y sobre todo claro acerca de qué grado de pertenencia al opus dei se tiene después de escribir la carta pidiendo la admisión, después de hacer la admisión, después de hacer la oblación, y después de hacer la fidelidad. Y aclarando también cuál es la situación de los ´miembros de la perlatura´ en cada caso suponiendo que quieran dejarlo, así como qué deben hacer.”

Me ha gustado mucho la reacción que cuentas, el ir a los pocos minutos dejando cosas sobre la mesa de dirección. Y tienes toda la razon cuando dices que se asustan en el momento en el que ven que “el guión previsto no coincidía nada con el guión real, y eso para muchos en el opus dei es el empezase del acabose”.

Te refieres a ese actuar cual GESTAPO, precedido de la sospecha (“A los 2 ó 3 días empezaron a presionarme a la par la directora del centro y el sacerdote, con que si no habría algo de pureza que no hubiese contado todavía…” ) y he de decirte que, tal vez no con tanta insistencia –diaria- pero mutatis mutandis, yo lo he visto respecto de otros y esa linea de actuación la he experimentado yo, esto es: la insistencia de examinate, para ver que hay que no hayas contado.

Y chapeau por tus padres, ese modo de actuar les honra, son unos Señores.

Veo que, por las legitimas razones que das, entraste al juego de: la carta asi, la carta asá, la carta de nuevo, tralarí, tralará. A mi parecer fuiste mas allá de lo que demandaba la justicia (lo que me hace ver que eras y eres realmente muy buena chica) : yo no hubiera llegado a tanto, ni recoger a nadie, ni a café.

Y dejame que te diga de nuevo que me alegra el tono del relato porque es cierto que les fastidia (tal vez por su cerrazón, no ven mas allá) vernos contentos, sin tensión, alegres:“La cara que le debí poner yo de ´Y……?´, le fastidió muchísimo, porque de hecho yo como he dicho dejé de ser del opus dei el día que la gloriosa diresstora me dijo que bye-bye, así que la dispensa y su tía la del pueblo me daban exactamente lo mismo… Pienso que debió contribuir también a su mosqueo el hecho de no verme deprimida y echa polvo sino llena de alegría, guapa, pija-guaymente vestida y con muchos planes de futuro. Aaaahhh…., se siente…"


Como bien dices en un país libre, a una persona mayor de edad no se la puede retener contra su voluntad, no se puede obligar nadie a hablar con nadie, y menos con alguien cuyo único respaldo moral sea el de ser director-a del opus dei. Qué es el opus dei para la sociedad civil?. Qué importancia tiene en la sociedad civil ser director de la Asesoría/Comisión del opus dei?. Ninguna. Qué os pueden hacer?. Nada. Nada.


Por último y cambiando o no, un poco de tercio, unas sencillas preguntas, para los ilustrados: estando ante una relación contractual (eso dicen) en la que existen obligaciones para ambas partes, ¿por que una de ellas esta obligada a dejar constancia escrita de su voluntad de rescindir y la otra no?, ¿dónde esta escrito (en qué lugar de los estatutos) que no se puede exigir que la dispensa sea dada por escrito? (aunque solo sea para tocar la moral)

Agradecidos, cuidaros y sed buenos.
Pensativo



A vueltas con la esclavitud.- Melqui

Estimado Cooper:

 

             Intentar aplicar a otras épocas históricas los conceptos y criterios de esta época, y en concreto los de una sociedad configurada como la moderna sociedad española, por ejemplo, puede conducir a falsear los resultados. Quiero decir que, hoy día, la manera de manifestarse la sociedad es la de emitir comunicados cada dos por tres condenando una u otra práctica. Se emite un comunicado de condena de un atentado, un comunicado de condena de la guerra de Irak, se firma un manifiesto sobre la oposición o el apoyo a una cuestión concreta. Es tal la extensión de estas prácticas que los partidos políticos se pueden echar en cara no haber condenado expresamente una determinada práctica. Pero las sociedades no siempre han funcionado así. Por eso, buscar comunicados o manifiestos sobre determinados aspectos sociales en la Iglesia o en otras instituciones en siglos pasados es un error. Cada época hay que mirarla con unas gafas diferentes. Es como si pretendes abrir un archivo PDF con un programa de WORD.

 

            La Iglesia ha efectuado a lo largo de su historia muy pocas declaraciones dogmáticas. Y es que normalmente no ha hablado con contundencia y solemnidad si no ha sido para aclarar la doctrina correcta ante la extensión de una herejía (aunque en la época actual, fiel a los tiempos, hable sin embargo en muchísimas ocasiones sobre temas diversos). Incluso existen muchas verdades que forman parte de la creencia y vivencia tradicional de la Iglesia pero nunca han sido objeto de una declaración dogmática ni incluidas en el Credo (por ejemplo, la existencia de los ángeles). Por lo tanto, no puedes exigir a la Iglesia, en tiempos históricos, una declaración formal (y además al estilo del mundo moderno) sobre cada uno de los aspectos de la vida humana. En estos tiempos modernos son mucho más normales las declaraciones sobre distintos aspectos, tal y como son más normales las declaraciones de otras instituciones de la sociedad. Pero hubo otros modos en las sociedades antiguas, mejores o peores, pero diferentes.

 

            Desconozco completamente las Instrucciones que citas del Santo Oficio de 1866, su rango, contenido y contexto y si estaban o no firmadas por Pío IX. No he encontrado esas instrucciones completas en ninguna fuente fiable, sino sólo referencias parciales en alguna página anti-católica localizada en Google. Sin embargo, sí sé que ese mismo Papa Pío IX al que te refieres, en la bula de canonización de Pedro Claver, se refirió al tráfico de esclavos como “suprema maldad” (summum nefas).

 

            En los primeros tiempos del cristianismo, la Iglesia no atacaba la esclavitud directamente, pero negar que los primeros cristianos aspiraban a una sociedad sin diferencias de esclavos y libres, y que fue el cristianismo el que preparó y abonó el terreno para que fuese posible un día la abolición efectiva de la esclavitud, no responde a una mínima objetividad. Los primeros cristianos no hacían diferencia entre esclavos y libres, considerándolos a todos iguales. Por lo tanto, esta igualdad religiosa suponía la negación de la esclavitud tal y como era practicada por la sociedad pagana de su tiempo. La Iglesia no hacía distinción entre esclavos y libres a la hora de recibir los sacramentos. En la sociedad romana, por ejemplo, no se daba legitimidad al matrimonio entre esclavos, mientras que en la Iglesia el matrimonio entre esclavos es un sacramento. Varios Papas de los primeros tiempos habían sido esclavos, como el papa Pío en el siglo II o Calisto en el siglo III. Los cristianos romanos, al convertirse, liberaban a todos sus esclavos. Y ya en esos primeros tiempos hay condenas explícitas de la esclavitud en San Gregorio de Niza y en San Juan Crisóstomo.

            En la Edad Media, Los Trinitarios, fundados en 1189 por San Juan de Mata y San Félix de Valois, establecieron hospitales para esclavos en Argelia y Túnez y desde su fundación hasta el año 1787 liberaron unos 900.000 esclavos. La Orden de Nuestra Señora del Rescate (Mercedarios), fundados en el siglo XII por San Pedro Nolasco, liberó 490.736 esclavos entre los años 1218 y 1632. Más adelante, la orden de los paúles, fundada por San Vicente de Paul, liberó entre 1642 y 1660 alrededor de 1.200 esclavos.

            En cuanto a los Papas, aparte de la condena explícita que ya cité de Paulo III en 1537, Pío II ya se había referido a la esclavitud en 1462 como “magnum scelus” (un crimen enorme). Y reiteraron la condena de la esclavitud posteriormente Urbano VIII, que la prohibió expresamente de nuevo en 1639, y Benedicto XIV en 1741. Pío VII solicitó al Congreso de Viena, en 1815, la supresión del tráfico de esclavos y Gregorio XVI lo condenó expresamente en 1839. Luego ya viene la condena de León XIII que tú citas, más cercana a nuestros tiempos y, consecuentemente, a nuestros modos.

            Por eso me parece, estimado Cooper, que despachar toda la historia y complejidad de las relaciones de la Iglesia con la esclavitud, que yo sólo he esbozado resumidamente, con la frase de que  la Iglesia condenó la Esclavitud después de haberla admitido durante siglos y sólo después de que la condenase el Parlamento Británico”, es, aparte de falso, extremadamente superficial.

            Un cordial saludo,

Melqui




 

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