Ramón :
Antes que nada, el correo de Ana Azanza (23 de agosto) me parece muy bien traído.
He leído con sumo interés el artículo sobre las finanzas del Opus (23-8-10) de Jacinto Choza.
Como sabéis, soy de los que piensan que si algo cambia ahí será por el bolsillo, no por otro lado.
Simplemente quisiera destacar varias cosas:
- Los bienes que tiene el Opus no son eclesiásticos, luego están a salvo de inspecciones e intervenciones. O sea, que mediante ingeniería financiera están en la barca, pero en la parte del motor y cerca del salvavidas, por si acaso.
- Las finanzas de la Iglesia se llevaban (o llevan) en el Banco Ambrosiano de las Bahamas (Nassau) y otro banco de Luxemburgo. Ambos lugares son paraísos fiscales donde los ricos cobijan su dinero a salvo de los impuestos. Es decir: que la Iglesia no tiene su dinero en la caja de ahorros de su barrio de Roma, o de cualquier banco de cualquier país normal. Ergo... difícilmente puede recusar al Opus por unas finanzas poco claras.
- La mayor aportación viene hoy de supernumerarios y colaboradores. De hecho, es el mejor invento del Opus: gente limpia, bien peinada y arreglada, con coches relucientes, mocasines y buen tono. Hijos muchos, pero modosos. Y todos con un nivel de gasto que no se sabe de dónde sale. Como maniobra de imagen, es genial. Por otra parte, son quienes sufragan la Opus y le dan una imagen importante de normalidad. Le quitan mordiente. Hoy son la mayor fuerza del Opus de cara a la galería. Sería muy interesante que Opuslibros retomara el interés por los supernumerarios, e hiciera hincapié en sus problemas, sus inquietudes...
Saludetes
Ramón
Publicado el Monday, 30 August 2010
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