Como todos los lectores de opuslibros, he leído el escrito de rectificación de Kaiser. Por el estilo del texto, diría que ni siquiera es el redactor del mismo.

Me recuerda mucho a aquello de "me acuso en la presencia de Dios y de mis hermanos..." que recuerdo haber visto en alguna convivencia anual. Veías a un supernumerario, que -en un círculo- antes de comenzarlo, se arrodillaba y delante de quien lo daba y de los demás, soltaba la frasecita de marras y exponía su falta de... después escuchaba en silencio a quien daba el círculo, que le comunicaba la oportuna penitencia...

Ese tono tan auto-inculpatorio, y tan discordante con la realidad, refleja más la personalidad de algún numerario de alto rango del Opus que la de un ex-miembro: ¿De verdad se ha “demostrado” que el Opus Dei paga las cotizaciones de todos sus miembros? ¿Cómo? ¡Si no se ha resuelto ninguno de los seis expedientes de denuncias –cuyos casos salieron publicados en el diario EL MUNDO! Pues cada uno de estos expedientes tendrá un fin en vía administrativa, pero luego cabe el recurso a la vía jurisdiccional, y eso supone unos años de tramitación…. ¿Cómo que se ha “demostrado”?

Sostener algo, y reiterarlo, cuando es incoherente con la verdad, pretendiendo alterar la realidad por otra cosa distinta, es típico de la directiva del Opus. Parece ser que para ellos es moralmente lícito, una especie del voluntario indirecto.

Señalo otro detalle de ese escrito de rectificación. El párrafo séptimo comienza diciendo:

"Lamento haber podido causar daño a la Prelatura y a terceros de buena fe… y pido perdón….".

La Prelatura es una persona jurídica, una entidad. Que yo sepa se hace daño a las personas físicas y no a las entidades. La fama, el honor, la intimidad... son derechos de las personas físicas, no lo son de las entidades. Lo que todos hacemos, en caso de faltar a alguien, es pedir perdón... pero siempre a las personas (sean las tres divinas, o sean las humanas) ¿Desde cuando se pide perdón a una entidad?

Eso de poner en primer lugar que siente haber “causado daño a la Prelatura” antes que a los “terceros de buena fe”; es muy típico de la directiva del Opus. Sólo a ellos se les pudo ocurrir un texto que comience por "hacer daño a la Prelatura", antes que por el “daño” a las personas.

Motivados por el escrito de Kaiser, varios ex-miembros han publicado sus experiencias el pasado miércoles. Propongo a dichas personas que hagan algo más efectivo. Que cada una de ellas elabore un texto concreto y detallado donde narren su experiencia “laboral” como miembros del Opus Dei y como nunca esta entidad cotizó por ellas en la Seguridad Social española. Luego, que luego vayan a un notario para que éste de fe de dichas manifestaciones. Y sugiero que, con la copia notarial de dichas actas de manifestaciones, se remita una denuncia a la Santa Sede que contrarreste esta rectificación forzada de Kaiser. (Por supuesto, se debe enviar por una vía segura, que de garantías de que “nadie” del Opus hará “desaparecer” la denuncia de las oficinas vaticanas, que no sería la primera vez que ocurriera)

Si Kaiser fue obligado a “rectificar”, lo que sospecho pudo suceder, debo recordar a quienes le pudieron forzar a hacerlo que el principio del doble efecto no les permite chantajear a una persona e inducirla a mentir.

Que sepan que al final de su vida se les examinará de su conducta, y tendrán que dar cuenta a Dios de este acto. Que pierdan cualquier esperanza de que el Señor no se va a acordar de este chantaje… (“lo que hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”). El juicio no va a ser ante su Prelado, sino ante el Señor. Y no se aplicarán los criterios que su Prelado les haya inculcado, sino los preceptos del Señor.

El tiempo vuela. El último día de sus vidas, llegará rápidamente. Y esto que han hecho, no será olvidado en el juicio particular.

Kaiser, mi deseo de que salgas bien de tu situación actual, sea cual sea.

Daniel_M