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A mi el concepto de pobreza del opus dei, sinrencordenada, me ha servido mucho para tener criterio con los bienes terrenales. Primero de todo, ser rico o pobre es una cosa relativa. Ser pobre en España o en Burundi, es muy diferente.
Con el opus dei, aprendí a no demonizar los medios materiales. Supe distinguir miseria y pobreza. Y hago un discernimiento continuo del uso de bienes materiales y según qué usos voy a dar, compro una calidad u otra. Y creo que administro bien los bienes y según mis posibilidades. Compro las cosas que necesito y no quiero trastos ni cosas inútiles. Y las cosas que tengo estás bien mantenidas, limpias y cuidadas para que duren. Cuando se estropean, se reparan. Zapatos tengo 4 pares, 2 de verano y 2 de invierno, camisas 8, 4 de verano y 4 de invierno… y todo se usa. Cuando está viejo, esta ropa se reutiliza para otras actividades como buscar setas, o en el huerto y las camisetas de algodón se utilizan como trapos. La ropa se cose, los calcetines se zurcen… tal como me enseñaron en mi casa cuándo vivíamos en la época de la economía de subsistencia. Disfruto de las cosas pequeñas y de vez en cuando hago algún extra. No tengo aire acondicionado y la calefacción justita, que demasiado confort amodorra. Y creo que así me va bien.
Si el padre de los del opus se baña con en leche de burra en una bañera maciza de oro, pues la verdad… me da igual.
Si un numerario va a los Alpes de convivencia en una casa lujosa a pie de pista de esquí y esquía 24 horas al día… me la refanfinfla.
Si las casas de retiros son de cinco estrellas superlujo… me la suda… entre otras cosas, yo no las mantengo.
Y si me pidieran dinero, diciendo que no puedo, me quedo más ancho que largo. Ya que los proyectos del opus, no me parecen interesantes, además, a primera vista, tienen muy mal rendimiento en coste/beneficio.
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Publicado el Friday, 07 February 2020
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