Albedrío :
La última carta Albedrío, 16/11/2020
Tras un sincero serviam de enamorado, aquella mañana, FJ se sentía feliz, pero no con la felicidad de un animal sano, que lo era (él pensaba de sí mismo y así lo decía en la charla fraterna y en alguna que otra tertulia, que era un fiel burrito servidor de la Obra y por tanto de la Iglesia), aquella felicidad era algo mucho más profundo, provenía de su filiación divina, de sentirse amado por Dios y querer a los demás pero quererlos santos, estando dispuesto a corregirles si se desvían de su camino de santidad.
Por esos derroteros transitaba su oración de aquella mañana en el oratorio del centro mientras alguien leía el libro de Meditaciones, el tema era la corrección fraterna y el propósito (siempre sacaba uno de cada rato de oración) estaba claro: un par de correcciones fraternas, una al director y otra al secretario por dos detalles de la noche anterior que le habían resultado llamativos, los dos tenían que ver con su faltas de exigencia hacia los del centro. No podemos bajar la guardia, se decía, bueno, lo comentaba con el Señor, el demonio no se toma vacaciones, quizá nos estamos dejando llevar por estos tiempos de cambio y nos estamos olvidando del espíritu que tan perfectamente esculpido nos dejó nuestro Padre…
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Publicado el Monday, 16 November 2020
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