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 Correos: Reverendísimo Monseñor.- Gervasio

110. Aspectos jurídicos
Gervasio :

Este es el tratamiento que le corresponde a Fernando Ocáriz, cuando alguien se refiere a él en tercera persona, por ejemplo, al consignarlo como destinatario de un correo postal dirigido a Bruno Buozzi 75. Roma. En el sobre se escribirá Reverendísimo Monseñor, en abreviatura  Rvdmo. Mons. Fernando Ocáriz. Ese es el tratamiento que el cardenal Baggio da a Mons. Álvaro del Portillo en una carta de 5-III-1983 (AGP, Sección jurídica VIII/15045). Lo llama Reverendissimo Monsignor Prelato.

El tratamiento que le corresponde, en vocativo, cuando alguien se dirige a él, por ejemplo, en un discurso ante público o  al el comienzo de una carta  —no en el sobre que la envuelve—  es el de Monseñor Reverendísimo, o simplemente Monseñor, en abreviatura Mons. Rvdmo. Es decir, se invierte el orden de las dos palabras. Cuando el vocativo ha de repetirse  mucho, es mejor utilizar sólo la primera palabra: monseñor sin añadirle el adjetivo reverendísimo.

Al conversar con él en una conversación informal los que no somos hijos suyos lo debemos llamar monseñor, sin añadir el adjetivo reverendísimo. Sus hijos, los que pertenecen a la Prelatura o a la sss+, en vocativo deben llamarlo padre. O sea que en conversación informal monseñor para arriba y para abajo, si uno no es del Opus Dei; y padre para arriba y padre para abajo, las veces que sea necesario, si uno es del Opus Dei o de la sss+.

No soy experto en protocolo, pero sí lo suficientemente espabilado como para dar a Fernando Ocáriz el trato que como eclesiástico merece. Cosa distinta es que él, de puertas adentro, sin salir a la calle, en casa, se disfrace de obispo y le guste que sus seguidores lo tomen por obispo.

Que no lo hayan hecho obispo titular de alguna diócesis extinta, ayuda a evitar confusiones. A Ocáriz nadie le otorgó el  título de obispo y no le corresponde, por tanto, recibir tratamiento de  obispo. No le corresponde el tratamiento de excelentísimo y reverendísimo señor (Excmo. y Rvdmo. Sr.) que es el propio de obispos y arzobispos, aunque en su casa juegue a ser o a hacerse pasar por obispo y a que sus hijos le sigan la corriente. Allá ellos. En el Palmar de Troya se juega a ser papas, cardenales, obispos etc. Allá ellos. ¡Viva la libertad religiosa! Ya se sabe: entre ellas,  de p… a  p…, excelentísima señora.

El tratamiento de Monseñor resalta que Ocáriz forma parte del clero secular; es decir, que no nos encontramos ante un religioso. Monseñor no es un título, sino un tratamiento. Sucede lo mismo con el y con el usted. A ciertas personas las tratamos de tú y a otras de usted. La clase de tratamiento se acuerda entre las dos personas: vamos a tratarnos de tú, vas a llamarme Juanita, debes llamarme papá, o tío, etc. Los títulos no dependen de un  acuerdo nosotros entre dos personas. El título lo otorga un tercero. Es corriente llamar a una persona por su título: ¡Buenos días, señor alcalde!,  ¡Buenos días, señor notario!, ¡Buenos días, señora marquesa!, etc.

Los títulos de Fernando Ocáriz  son dos: el de  Prelado de la Santa Cruz y de la Obra de Dios y  el  de Presidente General de la Sociedad de la Santa Cruz.  El tratamiento abreviado  de  ambos títulos sería, pues, Rvdmo. Mons. Prelado del Opus Dei y Pres. Gen. de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.  Son dos títulos distintos. Ocáriz no es prelado de la Sociedad sacerdotal de la Santa Cruz. Aparte de esos dos títulos tendrá otros más, es de suponer. Probablemente  tenga más de un título universitario.

A los miembros de los institutos de vida consagrada, aunque tengan muy alto rango no se  los trata  de monseñor. Cabe darles el tratamiento de padre, si son sacerdotes, verbigracia Reverendo Padre. Si no son sacerdotes el tratamiento es el de hermano. En el caso de los religiosos la terminología  es muy variada: prior, prepósito, prelado, prelada, superior general, general, abad, abadesa, maestre, etc. Para distinguir la prelatura propia  de los religiosos de la prelatura  propia  del Opus Dei, al prelado del Opus Dei se le llama a veces Monseñor Prelado.  Ese tratamiento —Mons. Prelado— tiene el inconveniente de que no engloba en él a la sss+. Lo mismo sucede cuando se le llama  Prelado del Opus Dei.

Para evitar inexactitudes y malentendidos,  lo mejor, a mi modo de ver, es denominar  a  Fernando Ocáriz  Rvdmo. Mons. Ocáriz, o bien llamarlo simplemente  padre, lo que es sólo apropiado para  los que pertenecen o a la Prelatura Opus Dei o a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. A los sacerdotes de Opus Dei  no se los suele  ni debe llamar padre, por estar reservado ese tratamiento al Prelado. No obstante, en Venezuela y en otros países se ha hecho costumbre llamar padre o padrecito también a los sacerdotes que no son religiosos, incluidos los sacerdotes del Opus Dei.  Al Fundador que lo llamasen Padre Escrivá, le molestaba muchísimo. Había que llamarlo o padre o Mons. Escrivá. Toleraba, en cambio, que llamasen a sus hijos sacerdotes  padre, si tal era la costumbre del lugar.

En el sobre de una carta dirigida a un sacerdote del clero secular que no es monseñor, hay que poner como destinatario Rvdo. Señor Don seguido del nombre y apellido del destinatario.  No cabe llamarlo monseñor, porque ese título es propio de los sacerdotes del clero secular constituidos en dignidad. Los monseñores son reverendísimos, los simples sacerdotes reverendos.

No quiero internarme más  de lo necesario por esos vericuetos de los títulos y tratamientos, en donde me manejo al mínimo, sino sólo resaltar que al Rvdmo. Mons. Ocáriz no le corresponde el tratamiento de excelencia, sino el de monseñor. Vamos, que no es obispo ni está equiparado a los obispos tampoco en el terreno de los tratamientos.

Gervasio




Publicado el Monday, 14 March 2022



 
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