zartan :
El cambio de dependencia al Dicasterio del Clero me ha dejado un poco “epaté de fuá”. Se supone que, al ser uno de esos seres de vida desordenada y a veces poco ejemplar, debería haberme alegrado y haber gritado “¡Toma ya! ¡Chúpate esa!”, pero no, he sentido pena, sin llegar a las lágrimas pero sí pena sincera.
Y me he preguntado a mí mismo cuál era el motivo de esa pena “Oye mí-mismo ¿Se puede saber la razón?” y veo que son varias...
Por un lado el recuerdo de haberme pasado tantos años rezando por la intención especial y ahora parece que la abadesa de las Huelgas ha dejado ese lugar y debe andar ya más o menos por Güisconsin ¿Perdí el tiempo?
Otra razón es porque veo que el derecho y la vida, en este caso, están bastante alejados. El prelado dice que nada ha cambiado y creo que tiene razón respecto a la mayoría de IN: el ser humano de a pie que libremente (esto es importante) está apuntado en l’opus le importa un pimiento cómo lo trate el derecho, él ve simplemente su día a día y eso de depender de la Congregación del Clero -si lo ha escuchado- le trae sin cuidado. Él va a seguir haciendo su charla fraterna, asistiendo a sus círculos y meditaciones como si tal cosa. Casi nadie de estos simples-IN va a imaginar qué pasaría si mañana llega a la Congre una super de Cuenca para pedirle al mandamás que tome medidas para hacer entrar en razón a la directora de su centro y hacerle entender que, con cuatro niños chicos y sin nadie con quien dejarlos a su cuidado, le complica mucho eso del círculo a esa hora. La conversación que se seguiría entre los dos personajes, sería digna de un buen número humorístico.
- Señora, con todo cariño, usted no es cura y esta Congregación es solo para clérigos.
= Pues a mí me han puesto bajo el cuidado de esta Congregación. ¿Usted le hace caso al Papa o no?
- Sí, pero mire, es que la directora tampoco es curesa, ni diacona, ni seminarista y no puedo decirle nada.
= Y, entonces, ¿qué hago?
- Pues, si usted colabora con esa institución y no le gusta, siempre puede colaborar con otra. Por ejemplo con los Benditos Misioneros del Jueves en la Tarde o con …
= ¿Me está insinuando que sea infiel a mi vocación?
- Buon giorno signora e vada a farsi benedire...
Al final y con toda razón, la super podrá sospechar que algo no cuadra. Pero, en situaciones normales, a todo IN le va a dar igual. Prueba es que a mí me daba lo mismo ser de un Instituto Secular o de la Asociación de Mineros de la cuenca del Ruhr y creo que, a la mayoría de nosotros nos pasaba lo mismo, cedíamos en tantas cosas que no considerábamos importantes, lo importante era la vida.
¿Pero cómo se ha llegado a esto? Yo creo que hay dos componentes en este producto final: un componente interno y otro externo.
El interno yo creo que fue una fidelidad ciega, sorda y muda a lo que indicó el fundador. Todos teníamos mas o menos claro que la solución final (qué feo suena esto) era un bis de la señora abadesa de la Huelgas, una especie de diócesis personal, con un obispo a la cabeza, con su clero, seminarios, seminaristas y pueblo soberano. Obispo con su correspondiente autoridad y que, para los laiconazos, se limitaría a los fines propios de esa estructura jerárquica.
Pero, hete aquí, que una mano más o menos conocida (lo veremos después en la componente externa) saca las prelaturas personales de donde estaban en el esquema del código (abadesa type) y las pasa a otro lado donde, su única función, era la de distribuir el clero dejando a los laicos con una mano delante y otra detrás.
Para arreglar un poco el desaguisado, posteriormente fue necesario inventar un rocambolesco contrato de colaboración con la prelatura que, insisto, al ciudadano de a pie le es suficiente para seguir haciendo todo como antes. Eso sí, sin votos que algo es algo. Pero, al ver el cambio, creo que deberían haberse cuestionado si prelaturizarse era verdadera fidelidad o no.
El componente externo creo que es más bien una mezcla de miedos por parte de la Iglesia respecto a la institución (ya no se le puede echar la culpa ni a los de siempre, ni a los de ahora). A ojos de algunos eclesiásticos, la obra actuaba desde sus inicios con mucha autonomía lo que, traducido a castellano vulgar, es “estos hacen lo que les da la gana y si les damos mas cuerda, pueden terminar en un Lefebvre o en un cisma como el de los Veterocatólicos” (algún día puede que os cuente mi experiencia mistico-alucinante en la Bahnhofstrasse de Zurich).
Ese miedo inicial creo que se puede sospechar mas en la jerarquía y es claramente infundado ya que todos los obispos del universo orbe conocen y tienen todos los reglamentos por los que se rige la obra, todos los catecismos y demases. ¿O no?
Por otro lado, el clero normalito, el de las parroquias para entendernos, esos curas de “olla y misa”, se sienten con frecuencia un poco cohibidos con el clero de la prelatura, van elegantemente vestidos de riguroso negro, tienen título universitario civil y, para colmo, un doctorado en algo eclesiástico.
Si, a todo eso, le sumas la opacidad o el halo de misterio que siempre ha rodeado a la obra… mezcla perfecta: pertenecen a algo misterioso, se creen superiores y únicos custodios de la fe, la liturgia y la moral, mejor no darles mucho espacio de movimiento que se suben por el chorro.
En definitiva, como dice mi querido Fernando (lo de querido es de verdad), con la Predicate Evangelium no ha cambiado nada … no ha cambiado, pero todo queda un poco más claro o más oscuro, según desde que lado se mire.
Y esto de querido me recuerda a lo que dice en el n.5 de su carta “ toda persona que se acerque a la Obra, aunque sea por un tiempo breve, tendrá siempre nuestro cariño” y tengo que responder que obras son amores y no buenas razones.
La única vez que he tenido que ver con un grupito de colaboradores orgánicos y cooperadores de los colaboradores orgánicos, me fue necesario contratar a un abogado para que me defendiese de una injusta solicitud que me estaban haciendo, tal vez por eso de “putando se obsequiare Dei …” y menuda putada me hicieron aunque, al final, les salió mal a ellos. Ese ha sido el único cariño que he recibido de la obra como grupo. ¿Eso es cariño? ¿Me está pidiendo perdón por eso? No creo, es una solicitud de perdón etérea, cósmica, vaporosa… e ineficaz.
Total, que están metidos en un zapato chino y me da pena por ellos, tonto que es uno, pero ya me es tarde para cambiar.
Mis felicitaciones a Ana Azanza por su aporte, muchas gracias.
Desde mi selva abrazos por doquier.
Zartán
Publicado el Friday, 01 April 2022
|
