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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 09 de Diciembre de 2013



Yo me despedí de cada uno.- atomito

Aporto mi granito de arena al tema de irse de la Obra despidiéndose de la gente del centro. Mi anécdota sirve para confirmar lo que han dicho Nicanor, Jose Knecht y otros.

Cuando decido irme de la obra, luego de un año de estar adentro sin fe (al final ya no iba a misa ni a nada, porque ya no creía en nada de lo que dice la doctrina católica), le comento a mi director que mi intención es explicarle a los demás de la obra y a los residentes (yo vivía en Montefaro, que era una residencia de estudiantes) las razones por las cuales me iba, y luego seguir en contacto con la gente con total naturalidad. Siempre me había parecido mal que numerarios, que yo consideraba hermanos y amigos, un día desaparecieran sin decirme nada. La sensación que me quedaba era de que nunca en realidad habían sido verdaderos amigos ni hermanos.

El director me dijo que después que me fuera no podía volver a frecuentar el centro y que no podía seguir siendo amigo de la gente como que no pasó nada, pero del tema de despedirme de la gente, no comentó nada. Como parte de las sucesivas instancias que le hacen pasar a los que se quieren ir para tratar de retenerlos (las puertas están abiertas de par en par para irse, diría nuestro santo favorito), un día me tocó ir a hablar con el consiliario. La charla con el consiliario fue realmente lamentable, porque me trató como que yo era un flojo y un egoísta  que no quería luchar. Intentó diversas cosas para convencerme de seguir, pero cuando vió que no tenía suerte, al final tuvo que asumir que no había nada que hacer. Estaba clarísimo que estaba al tanto de todo (a través de las famosas comunicaciones internas) y sabía que yo pensaba hablar con los demás numerarios y residentes del centro.  El entonces me dijo:

- Si los juntás a todos para decirles, como que no tiene mucho sentido, y si hablas con cada uno por separado, te va a dar mucho trabajo. Mejor no hables nada.
- Si me da trabajo es problema mío.
- Bueno, pero entonces tené cuidado cómo se lo decís a las vocaciones recientes, como X...

Estaba clarísimo que no les gustaba nada que yo hablara sobre mi salida con nadie, pero no me lo podían impedir. De todas maneras hicieron su mejor esfuerzo. Lo que hicieron fue lo siguiente: me dijeron “todavía no hables con nadie, nosotros te avisamos cuándo podés hablar”. Yo mientras tanto todavía seguía en Montefaro, esperando el momento que consideraran oportuno para que me fuera. Un sábado de tarde, el día que hay menos residentes porque la mayoría se van los fines de semana al interior, me dice el director: “Hoy a las 4 te vas, yo te llevo en el coche del Centro Cultural. Si querés ahora podés hablar con la gente”. Eran como las 2 de la tarde, de modo que tenía 2 horas para hablar, un día que casi no había nadie.

Hablé efectivamente con los 4 o 5 que estaban en el centro, pero como quería hablar con todos, en los días siguientes tuve que ir llamando y quedando con cada uno para verlos en algun bar  y contarles. Al final más o menos hablé con la mayoría de los numerarios, pero no pude hablar con algunos supernumerarios y la mayoría de los residentes.

Años después, vuelvo a ponerme en contacto con un residente de aquella época y me cuenta lo siguiente. El me tenía a mí como un numerario totalmente convencido, con lo cual cuando le contaron que me había ido no se lo podía creer. Fue a hablar con el cura del centro y le preguntó por qué me había ido. El cura se llevó el dedo índice a la cabeza e hizo un gesto como que yo me había vuelto loco y no le dijo nada.

Esto me hace acordar a la frase aquella de Jesucristo “lo que digais en secreto, se pregonará desde los tejados”. El Opus pretende tapar todo lo que lo desprestigie, todo lo que perjudique su imagen. Pero en la era de internet todo se sabe. Por eso no me extraña que ahora hayan cambiado la estrategia, porque si pretenden tapar, al final es peor. Pero el espíritu recibido por el santo fundador, que tan fiel transmitió a sus hijos, era claramente impedir tanto como sea posible que los que se van hablen con nadie.

atomito





Llevas una vida muy rara.- Orange

Te hablo a ti que estás en la obra. No importa si eres varón o mujer, si eres sacerdote o laico, si eres director o miembro de a pie, si eres agregado, supernumerario o numerario.

Llevas una vida muy rara, controlada por los que dirigen hasta el más nimio detalle de tu existencia. Tu familia lo sabe, tus amigos, si es que tienes alguno, lo saben. Los compañeros de trabajo, si es que no estás en "trabajos internos", también. ¿No te das cuenta de que da igual hacer 10 minutos de lectura que 20? No se te ve consolando a esos hermanos tuyos que sabes que sufren, ni con los enfermos, ni con los marginados, ni con los que nadie quiere. La gente normal te rehúye porque saben que les puedes dar la tabarra para captarles con cosas trasnochadas que no les interesan. Todo lo que les cuentas, en el fondo no te lo crees ni tú. No eres cristiano corriente, eres un cristiano de lo más raro. No "vendes" más que una retahíla de prácticas religiosas con técnica cuasi comercial, con el único objetivo de alcanzar el número de vocaciones propuesto por la delegación para tu centro.

¿Con qué personaje de la parábola del buen samaritano te identificas? Por eso no te pita nadie. Cuando estás a solas contigo mismo, en ese momento del alma donde no hay control de la estructura mental, dime... ¿estás contento?... ¿eres feliz?.... Tú, aunque no lo recuerdes, eres el dueño y señor de tu vida. Quítasela a la institución y entrégasela a Dios.

Orange





Con Giovanna, a propósito de Ratzinger.- Ramón

Hola,

Quisiera sumarme a las opiniones de Giovanna (06-12-13) sobre la polémica Ratzinger - Guarderías de adultos. Ni que decir tiene que Ratzinger es un tipo de gran altura intelectual, y en sus tiempos un gran teólogo. El problema, como remarca Giovanna (por cierto, de mayor quiero escribir como tú) es que los intelectuales son además emocionales, memoriales, cómodos, divertidos, envidiosos, ingeniosos... vamos, son personas con sus apegos y despegos.

Si bien Ratzinger elaboró un pensamiento teológico en los 50 que abrió las puertas del concilio y una nueva eclesiología, junto con otros (que me acuerde, Küng, Rahner, Moltman, Congar etc.), como persona no tenía previsto lo que traería la libertad. Como sucede en muchos casos intelectuales y teóricos, se ve que era una persona muy buena para lo teórico, pero no le gustaba nada llevar las cosas a la práctica. Supo dar respuesta teórica a los interrogantes de la post guerra y la modernidad, pero no un modelo aplicable satisfactoriamente.

Muchos católicos no pudieron digerir las consecuencias de la libertad en la Iglesia. Las formas externas por lo visto eran mucho más importantes que lo que hubiera en el corazón y la vida: los curas con sotana, la misa en latín, las guitarras, las iglesias desnudas, la exclaustración de muchos curas, fueron para muchos, educados en la seguridad, el orden y la tradición el acabó-se. En mi familia fue como la caída de Roma de nuevo.

Ratzinger, igual que Goethe antes que él, pasó a preferir el "orden" antes que el "desorden" y rápidamente cambió al campo conservador. Evidentemente, un tipo de su altura no va a condenar o negar lo que previamente ha afirmado con toda brillantez, pero sí dedicarse a erradicar sus consecuencias. Así, Ratzinger, en una carrera eclesiástica fulgurante, se embarcó en la erradicación de cualquier discrepancia tanto teológica como pastoral en la iglesia. Y así vamos desde los últimos años de Pablo VI, pasando por el papado restaurador de JPII y el suyo propio como Benedicto XVI.

Estos años, tan prósperos para el Opus Dei, Camino Neo catecumenal, Comunión y Liberación, etc.... no lo han sido nada para la Iglesia. El número de bautizos ha caído en picado, igual que el de bodas, funerales, comuniones y confirmaciones. Por no hablar la asistencia a misa y el apoyo a los propios movimientos católicos, de los que se sólo se salvan Caritas y Manos Unidas. Por no hablar de los escándalos de pederastia y finanzas. La secularización avanza imparable, y no precisamente por la "ofensiva laicista" (que la hay, pero no la que denuncia Rouco y otras autoridades eclesiásticas) sino por el divorcio definitivo entre la iglesia y la sociedad moderna. Esos movimientos, como destaca Giovanna, son el modelo de lo que la iglesia primitiva no era: dogmáticos, cerrados, endogámicos, verticales, conservadores. La iglesia, que un día supo dialogar con el pensamiento helénico, romano, y trasladarse a lugares hostiles, como los pueblos germánicos en la oscuridad medieval, no es capaz hoy día de ser significativa en la selva digital.

Es evidente que cuando Ratzinger se refiere a las minorías creativas, al fermento, lo hace con toda la idea, y con toda la razón... pero su trayectoria le obliga a recurrir a esos movimientos, que encallan pasado su momento, aunque son a quienes menciona. Si, sabe a lo que se refiere, lo sabemos todos, pero no puede lanzar un proyecto de re evangelización porque se encuentra atrapado entre el fuego cruzado de su ortodoxia y la necesidad de creatividad. Nadie niega la bondad de esas personas, su sinceridad, su entrega de años. Pero el modelo que siguen no llevará a la Iglesia muy allá.

Nadie en la iglesia tiene la llave del futuro, porque éste depende del Espíritu, que sopla cuando quiere. Pero desde luego, lo que tiene pinta de no llevarnos lejos es el encierro en capillitas. No en vano, este Papa, nada heterodoxo, por cierto, nos urge a "ir a las periferias", a dialogar con la pobreza para erradicarla. El gran éxito de la Iglesia hoy día es Caritas, no las universidades de pago. Es la lucha contra la pobreza, no la educación de las élites que pueden pagarlo. Es la denuncia de las injusticias a nuestro alrededor, no el "saber estar". Pues eso.

Que Dios os guarde

Ramón





¡Ya era hora!.- Agustina

Es de esperar que esta Comisión de Protección de los Menores, se ocupe y preocupe de la captación, engaño, mobbing, chantaje emocional y acoso y derribo hasta hacerles “pitar”, -en el Opus Dei a todo esto le llama eufemísticamente proselitismo-, sea objeto de la condena de la Iglesia.

Agustina L. de los Mozos 

Servicio de Información del Vaticano, 5/12/2013

EL PAPA CREARÁ, A PETICIÓN DEL CONSEJO DE CARDENALES, UNA COMISIÓN PARA LA PROTECCIÓN DE LOS MENORES

Ciudad del Vaticano, 5 diciembre 2013 (VIS).-Esta mañana, el briefing informativo sobre la reunión del Consejo de Cardenales ha contado con la presencia extraordinaria del cardenal arzobispo de Boston Sean O'Malley, OFM Cap, que ha comunicado la aprobación, por parte del Papa, de una propuesta presentada por los ocho cardenales: la creación de una comisión para la protección de los menores.

“Continuando con decisión la línea emprendida por el Papa Benedicto XVI y acogiendo una propuesta presentada por el Consejo de Cardenales -ha dicho O'Malley- el Santo Padre ha decidido constituir una comisión específica para la protección de los menores, con el fin de aconsejar al Papa Francisco sobre el compromiso de la Santa Sede en la protección de los menores y en la atención pastoral a las víctimas de los abusos. En concreto: referir sobre el estado actual de los programas para la protección de la infancia; formular sugerencias de nuevas iniciativas por parte de la Curia, en colaboración con los obispos, las conferencias episcopales, los superiores religiosos y las conferencias de superiores religiosos; proponer nombres de personas adaptas para la actuación sistemática de estas nuevas iniciativas, incluyendo laicos, religiosos y sacerdotes con competencias en la seguridad de los menores, en las relaciones con las víctimas, en la salud mental, en la aplicación de las leyes”.

“La composición y la competencia de la comisión se indicarán próximamente con mayor detalle por el Santo Padre en un documento apropiado”.

Después, el cardenal, ha citado algunas líneas de acción de la futura comisión: directrices, desarrollo y extensión de normas para la protección de los menores y del maltrato infantil; programas de formación para los niños, los padres, y todos los que trabajan con los menores de edad, así como de los catequistas y los sacerdotes. También se prevén protocolos para la seguridad del entorno, códigos de conducta, certificación de idoneidad para el ministerio sacerdotal, detección y verificación de antecedentes penales; estado de las solicitudes de evaluación psiquiátrica; cooperación con las autoridades civiles, denuncia de los delitos, respeto de las leyes civiles; comunicaciones relativas a los clérigos culpables; apoyo pastoral a las víctimas y sus familias; atención espiritual, servicios de salud mental, colaboración con expertos en la la prevención del abuso contra los niños, en psicología, sociología, derecho etc. Colaboración con los obispos y superiores religiosos, la optimización de procedimientos, aplicación de las leyes y normas; relación con los fieles y con los medios de comunicación, encuentros con las víctimas, control y recuperación de los clérigos culpables de abuso etc...




 

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