Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Correspondencia
Inicio
Quiénes somos
Correspondencia
Libros silenciados
Documentos internos del Opus Dei
Tus escritos
Recursos para seguir adelante
La trampa de la vocación
Recortes de prensa
Sobre esta web (FAQs)
Contacta con nosotros si...
Homenaje
Links
Si quieres ayudar económicamente...

Google

en opuslibros

Si quieres ayudar económicamente al sostenimiento de Opuslibros puedes hacerlo desde aquí.


CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 25 de Agosto de 2014



Los que nacimos con una N en la frente.- beni_espinosa

Me ha impresionado el escrito de Lizzy Babieca sobre la vocación. Creo que da en el clavo cuando habla de los compromisos de los chavales de 14 años para el resto de su vida.

Ciertamente el opus oculta información. Pero no es sólo eso: más que ocultación hay manipulación y malicia. Que los niños no conozcan en su infancia más que el opus, que piten a los 14. Y como dice Lizzy, que perseveren hasta que no puedan más bajo la amenaza continua de infidelidad, de pecado, de traición, de amargura. Eso no es sólo ocultamiento, eso es malicia, total desprecio por las personas. Es una fábrica infernal de numerarios.

Listas de pitables, de pitados... ¿Os acordáis de todas las listas que había en el opus? Y así, algunos, hijos de supernumerarios, nacimos con una gran N de numerario en la frente y nuestro destino ya estaba cantado cuando vinimos al mundo en tan santo ambiente.

beni_espinosa 





La pobreza y el apostolado de no dar.- Lizzy Babieca

¿Qué es la pobreza? A vuelo de pájaro, puedo distinguir dos tipos de pobreza: la material y la espiritual. La material tiene que ver con la carencia de medios económicos; la segunda, con no tener nada como propio, nada material, ni espiritual. En este segundo tipo de pobreza, reconoces tu pequeñez y entiendes que le debes todo bien a alguien más. La fuente de todo bien, amor, belleza, te viene de otro y eres consciente de tu deuda. En este contexto, el apostolado de no dar del opus, tiene que ver con lo puramente material, en teoría, pues no recibir nada material de la obra sería formativo para aquellos que se acercarían a su calor. No le facilitas lo material a una persona para ayudarla a procurárselo por sí misma (?). Sin embargo, los medios espirituales sí están, a través de la entrega de los medios de formación. Si esto es así, entonces ¿para qué necesitan ellos el dinero? ¿No debieran aplicarse a sí mismos la máxima del apostolado de no dar y buscarse ellos mismos los medios materiales? ¿Por qué piden financiamiento, todo el tiempo?

Pues porque para hacer cualquier cosa, se necesita dinero. Para poder mantener el trabajo interno, para poder mantener las casas, los proyectos apostólicos, el opus necesita dinero. Como también cada persona de a pie lo necesita. Es muy difícil para cualquiera meditar, crecer en la vida interior, con hambre, frío, o alguna necesidad material de otra índole. Pero eso al opus no le importa, insiste en que los otros sean generosos materialmente -señal de buen espíritu, qué paradoja- aún cuando no estén en posición de dar sin perjudicarse a sí mismos. Al actuar institucionalmente de este modo, desmienten en los hechos la mentada pobreza material -que nunca es suficiente el dinero para todo el bien que quieren hacer-, y de pasada, convierten la pobreza espiritual, como la enseñan, en una auténtica burla. Si no tienen nada como propio ¿cómo es que trafican, institucionalmente y sin reparo, con las ayudas espirituales que, se supone, entregan en la formación? Si en el opus no se es pobre materialmente -es cosa de sumar y restar-, ni tampoco se es pobre espiritualmente -son auténticos benditos de "dios", aristócratas del amor- me atrevo a decir que su llamada pobreza es pura retórica, y su apostolado de no dar, ratonería.

En la obra no se aprende generosidad, sino que se aprende a ser muy cínico con respecto al tema del dinero. La ética del todo vale (es que estamos haciendo la obra y nuestro padre nos dijo que había que ser muy pillos), ha producido verdaderos fraudes económicos. Sin entrar en detalles, sé de financiamiento conseguido con un fin "x" -de servicio a la comunidad-, y que se han destinado a la comunidad opus, sin asco. Esta tacañería institucional es sobre todo mala, porque se traspasa, de manera rápida, rotunda y profunda, al espíritu de sus miembros. Esto se nota en el actuar del personal opus, con respecto a los de afuera, y también en relación a los de dentro: aún cuando le entregues toda tu vida a "dios", y todo tu sueldo al centro. Cuando le niegas a otro, que no hablemos del cariño, la preocupación más elemental sobre sus necesidades y preocupaciones, actúas como un tacaño espiritual. Realmente la distancia entre el "ve tú cómo te consigues un trabajo" y el "ve tú qué haces con tu agobio por no tener trabajo", es estrechísima.

Lo que quiero decir es una cosa que de obvia, se olvida: cuando le niegas a alguien ayuda material, lo que le están negando es, realmente, ayuda espiritual. Que no somos espíritus flotantes. No existe, en ningún contexto de la vida humana, una separación entre cuerpo y psiquis, entre cuerpo y alma. Lo que le pasa al primero, impacta al segundo y viceversa. Siempre ha sido así, desde que nos bajamos de los arboles. La iglesia lo recoge de los evangelios y allí tenemos los muchos ejemplos de las obras de misericordia a lo largo de los siglos (que también están las otras, pero en fin, seamos positivos). Es decir que solo una mente muy traumada con la pobreza económica, podría haber ideado e institucionalizado algo tan bizarro como el apostolado de no dar.

Que den. Por favor, que den. Que allí debes pagar hasta el vaso de agua que te tomaste, de dos tragos, en el baño. Que den, o por lo menos, que no pidan. Eso: que dejen de pedir. Que el opus aguante su propia vela. Y que devuelvan, también, que devuelvan el dinero que "olvidaron" cotizarles a tantos. O por lo menos, a Antonio, que lo reclama.

La verdad es que me conformo con que dejen de pedir y con que se acuerden de "cotizar", que hay que ser muy... termine usted la oración: D


Lizzy Babieca





Una alternativa para la petición de Antonio Esquivias.- Eleu

Tiene razón Antonio Esquivias cuando afirma que «los derechos laborales de quienes trabajan en labores internas [en el Opus Dei] no están protegidos». Y cuando dice que esos derechos «no se refieren en directo a la fe católica, se refieren al hecho de ser personas y a las necesidades que éstas tienen, y que están condensados en los derechos humanos, derechos que la Iglesia acepta como aplicación del derecho natural»

Por otra parte, es razonable que haya preferido seguir la línea de una petición pública para cambiar esta situación, en vez de acudir a los tribunales (donde, como bien dice, quizás podría aspirar a obtener parte de sus derechos, los correspondientes a los años en que fue sacerdote de la Iglesia Católica; pero, teniendo en cuenta el actual estado de la judicatura española, y la falta de seguridad jurídica que proporcionan nuestros tribunales, podría encontrarse con sentencias contrarias y el correspondiente pago de las costas aun teniendo la razón de su parte).

Toda su argumentación es correcta (la comparación con otras entidades de la Iglesia Católica, el limbo laboral en que se encuentran quienes se dedican a labores internas dentro del Opus Dei al ser formalmente laicos y no religiosos) y su conclusión de que su petición es una causa justa.

Pero es una causa justa en el plano ético. Otra cosa es en el plano jurídico: el propio de un Estado de Derecho. Ahí el significado del concepto causa justa cambia, para referirse a aquello que lo es según lo legal, según lo establecido por el Derecho vigente.

Yo le he apoyado con mi firma en change.org. Porque en el plano ético su petición es justa. En el plano legal es otra cosa.

Pero como lo ético debe influir en lo legal, para que las leyes cambien y se adecuen a lo que es ético; hay otra opción para la petición de Antonio Esquivias.

Puede acudir al Defensor del Pueblo y exponerle su caso. Esta institución lo estudiará y, si procede, efectuará las recomendaciones oportunas a las Administraciones para que se modifiquen las normas y se contemple el caso de quienes, siendo formalmente laicos se dedican durante años a tareas para una entidad religiosa a tiempo completo.

No creo que Antonio, ni 1.000 o 1.000.000 de firmas en change.org puedan cambiar en algo la voluntad de la directiva del Opus Dei.

Pero si creo que él, 1.000 o 1.000.000 de firmas pueden conseguir que el Defensor del Pueblo estudie su caso, y el de tantos ex-numerarios, y si es justo, promueva las recomendaciones oportunas en el campo legal que permita conseguir su petición para tantos que dieron muchos años de su vida al Opus Dei, sin que el Opus Dei siquiera cotizara por ellos en la Seguridad Social.

Eleu




 

Correos Anteriores

Ir a la correspondencia del día

Ir a la página principal

 

Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?