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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 05 de Febrero de 2014



El sapo y el cocodrilo.- Dionisio

Querido Mariano:

Los párrafos que comentas son realmente magníficos y muy alentadores para los que hemos sufrido en nuestras carnes al lado oscuro o a las otras organizaciones a las que se les puede aplicar lo que dice Su Santidad Francisco.

Como nunca la dicha es completa, a mí lo que me incomoda es esa incapacidad del Vaticano para llamar por su nombre a las organizaciones acusadas indirectamente. Me contaron hace mucho tiempo un chiste y, como ya te imaginas, no vas a poder hacer nada para impedir que lo cuente yo ahora. El león, como rey de la selva, convocó a una reunión a los animales para decirles algo muy importante. "Hay un animalejo entre nosotros que es un verdadero fastidio. He recibido muchas quejas de él y le tengo que decir a ese cuadrúpedo que nuestra tolerancia se ha acabado. Es un bicho repugnante, sin pelo, con esa piel tan desagradable, que se esconde y camufla de forma que no lo ves hasta que estás a punto de pisarlo. En animal que lo mismo está en el agua que en el sucio barro. Que aparece de repente y da unos sustos tremendos. El cree que tiene una voz muy agradable, pero es horrible." En esta parte del discurso del león, todos los demás animales estaban mirando al sapo, que buscaba desesperadamente un recurso para escabullirse. Continuó hablando el león: "Pues a ese bicho feo, repulsivo y ruidoso le vamos a dar ahora mismo una buena paliza." En ese instante el sapo tuvo la idea genial y con toda la fuerza de sus pulmones gritó "Sí, señor, démosle una buena paliza al cocodrilo."

A ver si va a pasar lo mismo con lo que dice Francisco. Los del lado oscuro dirán eso va por los otros, y los otros dirán eso va por el lado oscuro. Y así todos contentos. No pasa nada. Mientras la autoridad no tenga valor a condenar sus errores con nombres y apellidos, lo demás es un buen discurso, lleno de palabras esperanzadoras, y nada más, aunque eso ya sea mucho.

No es lo mismo, pero me recuerda a lo del Mit brenenden sorge, que condenó la doctrina nazi, pero evitando mencionar a Alemania o al nazismo. Con lo cual los nazis no se dieron por enterados y la fuerza que pudo haber tenido aquel documento se diluyó lamentablemente.

Muchos saludos desde el Areópago.

Dionisio





Pecados reservados.- rocaberti

Un saludo a todos:

Estos días estoy trabajando en unos textos antiguos, y me he topado con el tema de los pecados reservados. Costumbre de algunas comunidades religiosas que reservaban la absolución de ciertos pecados a superiores determinados. Esta costumbre supongo que ya no se da. Sin embargo, en el Opus Dei todos los pecados están reservados, ya que si se hacen las cosas de acuerdo al espíritu de la Obra, nadie debe confesarse con un sacerdote ajeno a la Prelatura. No es una reserva personal, sino institucional.

Considero que en la actualidad la existencia de este tipo de costumbres atentan contra la dignidad humana. Sería inconcebible tal normativa entre personas conocedoras de sus derechos y de las limitaciones de la autoridad para establecer lo que le venga en gana.

A todos os deseo lo mejor.

Rocaberti





Amigos para siempre hasta que el opus nos separe.- Orange

Queridos amigos de Opuslibros: Quiero advertir que este escrito mio de hoy es un supuesto, quizá con fundamento "in re", pero no creo que exagerado... Y como me ronda mucho por la cabeza y he decidido compartirlo con vosotros.

Como sabemos, la amistad es un elevado sentimiento de afinidad y amor no sexual entre dos personas; algo que surge de forma natural y desinteresada y tiende a ser duradero. Bien cultivada, es fuente de felicidad y gozo para ambos amigos. Jesucristo expresó este noble sentimiento hacia sus discípulos (Jn.15,14-15) antes de darles el Mandatum Novum (Jn.15,17)....



(Leer artículo completo...)




Débiles mentales.- Paiquito

Hola.

El último escrito de Ebe “Gato por liebre: la historia del Opus Dei” cita un punto del catecismo del opus dei en el que se habla de la coacción: los únicos que “admiten coacciones”, en asuntos tan importantes como el de la vocación, son los “débiles mentales”, y para acabar, “ésos no sirven para la Obra”.

Pero por otro lado, el padre Josemaría dice que “El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por tres puntos: La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza”.

Pero si solamente los débiles mentales son los que la admiten, entonces para qué practicarla…

Yo creo que como dice Ebe, todo es parte de dar una explicación anticipada. Como si un defraudador admitiera que los únicos que le hacen caso son una bola de tontos…

Yo no creo que seamos tan tontos, je je, sino que la vida tiene sus momentos, y afortunadamente, con el tiempo se conoce el ser.

Saludos.

Paiquito





Sanar del todo es muy complicado.- Nikita

Me alegro mucho por todos mis ex-hermanos que sanaron tras su paso por el opus Dei. A mí me ha costado muchos años llegar a ser la misma persona de antes. Eso sí: con una ristra enorme de heridas, que espero cierren algún día.

Tras el larguísimo proceso desde el comienzo de mi enfermedad, producida por ellos, mantenida por ellos y, aunque parezca increíble, jaleada por ellos, estoy en la fase que llamo septuagésima cuarta.

Como podéis suponer, el camino ha sido sensiblemente largo como para estar en tan dilatada fase. En ella, me pregunto cómo pude aceptar, aprobar, vivir una serie de mentiras, incorrecciones y medias verdades, con el carácter que tenía y tengo, con la seguridad que siempre había tenido. Me ha llegado la hora de hacerme muchísimas preguntas: acerca de cómo me pude dejar convencer para decir, hacer, para dejar de hacer.... En suma, no entiendo cómo hice cosas que ahora me parecen tan pésimas, y cómo no los dejé, cómo no me fui corriendo.

Me pregunto, al saber que hay muchas más personas con la misma interrogante, qué problema hemos tenido: ¿Inmadurez?, ¿poca inteligencia?, ¿inocencia?, ¿algún tipo de rectitud insana?

Es algo muy inexplicable.  

Nikita





Santos de nuestros días.- Pepito

Escrivá, en una de sus más conocidas manifestaciones de humildad, decía que él había conocido a unos cuantos papas y a docenas obispos, pero solo a un Fundador del Opus Dei (no sólo lo dijo verbalmente sino que quedó por escrito). Yo no he llegado a tanto, pero sí tengo mis santos. Entre ellos, con todos los respetos a la correspondiente Congregación Romana, no están ni el santo marqués ni el inminente Portillo. Sí está, en cambio, mi madre, que, siendo una de las primeras universitarias españolas, mantuvo en circunstancias adversas la fe que nos transmitió a sus hijos. Y está también mi tío Sabino, mártir salesiano ya beatificado, cuyo cuerpo nos gustaría que nos ayudaran a encontrar esos entusiastas de la memoria histórica.

 

Pepito




 

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