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CORRESPONDENCIA

Lunes, 17 de Agosto de 2015

Con frecuencia, mis amigos que nunca han pertenecido al Opus Dei me suelen preguntar que por qué aguanté tanto dentro. Yo les suelo responder que cuando empiezas, cuando escribes la carta solicitando ser admitido, todo es maravilloso. Poco a poco notas que esos supuestos amigos tan buenos te abandonan una vez han conseguido hacer un prosélito más. No se me olvida la primera canción de la Obra que aprendí. Decía...

Hola Soraya,

Dios nos quiere libres, con salud y felices. En el opus dei perdí las tres cosas. Me captaron en uno de sus colegios porque confié en mi tutora y acabé siendo numeraria. A raíz de ahí inicié una vida absurda que te resumo en una sola palabra: sufrimiento.

Mi consejo es que no entres en diálogo con ellas, huye literalmente y no hables jamás de nada personal ni con tus profesoras, ni con el cura ni con compañeras de clases que sean numerarias. Ahí es donde comienza todo, en el diálogo sincero por tu parte. Si lo evitas no podrán manipularte. Pierdes el tiempo en el club. A ellas no les importas absolutamente nada. Solo buscan su propio interés: que seas numeraria. Fuera de esto les da igual tu vida aunque aparentemente te parezca lo contrario. Por mucho que brillen sus sagrarios ahí no está Dios, te lo aseguro. Todo es un teatro y cuando conoces lo que hay detrás del telón, te da miedo. Suerte.

Un abrazo.

LauraGM 

La culpa de lo que te pasa, que no es broma, la tiene los líos que montó san Josemaria con la Orden Religiosa de los Numerarios y Numerarias del Opus Dei. No hay que confundirse, no es una orden religiosa, son dos órdenes religiosas, una para mujeres y otra para hombres...

Querida Soraya:

Yo sufrí la misma presión desde el colegio, pasé por las mismas angustias que tú y quedé como supernumeraria, con gran disgusto del numerariado de entonces. Y me hicieron mucho daño, la verdad, como si fuera una venganza que duró más de 30 años. Pásatela bien en el Colegio, los colegios del Opus Dei son bonitos y tienen muchas ventajas. Aprovéchalas. Disfruta con tus amigas y ve más a tu parroquia y menos al oratorio del colegio o al club. Involúcrate en una actividad social de la Iglesia, como las de las hijas de la Madre Teresa de Calcuta y verás que se te quita lo del Opus Dei de inmediato. Y disfruta tu edad, que bastante compleja es a veces.

Te digo esto porque todas mis amigas de la adolescencia que se hicieron numerarias en el colegio se salieron TODAS, y algunas no logran rehacer su vida. Ahora eres una adolescente y no puedes valorar lo que es salir a descubrir -y enfrentar- el mundo a los 40 o 50 años. Antes de dejar el Opus Dei las hicieron tomar pastillas durante años, décadas en algunos casos. Las mandaron a vivir a casas de retiro, lejos de sus papás, para “descansar”. Varias tuvieron que escaparse literalmente -una saltó una ventana a la calle con lo puesto y tomó un autobús durante doce horas para llegar a casa de su mamá-. Y luego, pues a los demás nos decían que estaban enfermas y que si sus vidas eran difíciles esa era la prueba de que le habían dado la espalda a Dios.

Pero Soraya, tú que eres una jovencita, puedes estarte preguntando si el Opus Dei es de origen divino. Puedes estar meditando que el fundador del Opus Dei fue declarado santo. Puedes estarte preguntando por qué la Iglesia no ha deshecho al Opus Dei. Te respondo: pues porque la Iglesia es lenta y silenciosa. Pero si estudias historia de la Iglesia verás que muchas instituciones y fundaciones que hace siglos fueron famosas han desaparecido. Muchas las cerró la Iglesia misma, o las reformó por completo 

¿Le habló Dios a San Josemaría? La respuesta es que no importa, porque su obra se torció. Si San Josemaría vio algo santo y bueno, lo que hay desde hace décadas no lo es. Es posible que el fundador haya recibido una inspiración divina, es más, varias inspiraciones, pero luego no se sabe qué interpretó o si se las adjudicó a sí mismo. Yo estuve en su beatificación y en su canonización. No dudo que en lo personal pueda ser santo. Pero el estilo de control de la conciencia y la vida de las personas que dejó es una estructura del mal. El Opus Dei no es una prelatura de laicos santificándose en medio del mundo: es una secta. Una secta en la que sin duda hay muchas buenas personas obrando con buena voluntad. Algunas muy santas, yo conocí a un sacerdote que murió absolutamente santo, sin duda. Pero el Opus Dei es una secta.

Pídele ayuda a la Virgen María y haz tu vida normal. Diviértete con tus amigas y amigos, quiere mucho a tus papás y hermanos, ve a fiestas, brinca en los conciertos, haz deporte, en fin. Vive tu edad.

Un abrazo

NikitaSoy

Hola Soraya,

He leído tu escrito en Opuslibros, me ha producido tristeza y ganas de decirte algo que te ayude.

Mira, no te agobies. Si te has metido un verano de charlas lúgubres en vez de vacaciones, es lógico que acabes con depresión.

La Fe en el Dios de Jesús es liberadora, agradable, feliz, pacífica, gozosa. El saludo de Jesús Resucitado era "Paz a vosotros". Si tu vida de fe no te produce felicidad o expectativas de alcanzarla, no es fe en Dios, no estás en el camino de Jesús. Por tanto, si te están amargando la vida con meditaciones que te provocan depresión, no te están hablando de Jesús sino de otra cosa. No vamos a decir que lo hacen con mala intención, pero sí con mala pedagogía. Es más, Jesús no pudo quitar el sufrimiento del mundo, ni nos lo quita, pero nos da fuerza y luz para sobrellevarlo. Pero eso no es lo que te ofrecen.

Durante siglos la iglesia ha entendido que dedicar la vida a Dios era hacerse cura o monja (o numerario/a del Opus, tanto da). El resto, se consideraba un estado "menor". Eso es lo que te están diciendo, en el fondo, en esas charlas. Como si toda la vida no viniera de Dios y el no la sostuviera cada día. Tú no hagas caso. ¡Claro que uno debe dedicar la vida a Dios si quiere ser feliz a fondo! Pero eso no quiere decir que la dedicación única, exclusiva y mejor sea estar en el Opus o meterse monja. Ojo: si tu vocación fuera ser monja, o del Opus, deberías seguirla, pero no por sentirte amenazada, o coaccionada, sino por ser el camino que tú libremente has elegido.

Hay una pedagogía cristiana en la según la cual, si no lo pasas mal, no te estás santificando. Nada de eso: te santificas al hacer buenas obras, al cuidar de tu familia, al crear un buen ambiente de trabajo, al trabajar brillante y honradamente, al luchar contra la corrupción, al pagar tus impuestos, al participar en la vida social y política, etc. Es cierto que la alegría que proporciona el consumismo ciego, la cultura del egoísmo no dan la felicidad. Claro: Jesús nos da la paz, no nos anestesia. Un cristiano que no se comprometa con su tiempo difícilmente será cristiano y difícilmente conocerá ningún conflicto como conoció Jesús. 

Tienes claro que quieres ser madre, fenomenal. No te cierres sólo en eso. Piensa cómo quieres que sea tu familia, excluyente y clasista o generosa (en todos los sentidos, no en tener doce hijos) y sencilla. Piensa si vas a tener una profesión con la que aportar a la humanidad y desarrollarte como persona. Piensa qué, cómo, cuándo, dónde quieres hacer todas esas cosas maravillosas. Piensa en cómo vas a hacer para que haya menos sufrimiento entre los pobres, entre los que más sufren. Y piensa dónde entra Jesús en esa vida que quieres tener y que El te va a ayudar a desarrollar. Piensa en clave cristiana (como dice San Pablo, que Cristo sea todo en todos) pero no pienses en clave clerical, que es lo que pretenden. 

En fin, tienes por delante una vida maravillosa, vívela con Jesús, y ten claro que El vino a sanar, a perdonar, a hacer fiesta con todos los que quisieran, a dar vida en abundancia... Mira que Jesús se comparó con el novio en la boda: si el novio está, hay bullicio, fiesta, juerga, borrachera. Si no los hay, es que Jesús se ha marchado. Saca conclusiones. Y si te dan la matraca, ya sabes: di que sí a todo y luego haz lo que te de la real gana. Y sobre todo, pide a tus padres que te protejan y te ayuden a tomar tus decisiones sin presiones externas. Confía en ellos, que también los ha puesto Dios en tu camino.

Que Dios te cuide

Ramón