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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 01 de Febrero de 2016



Los doctorados de José María Escrivá.- Oráculo

LOS DOCTORADOS DE JOSÉ MARÍA ESCRIVÁ

© por ORÁCULO

 

1. Desde esta página sugería, hace ahora casi dos años, una línea de trabajo metódica como único camino posible para ir desmontando gradualmente las “supercherías” que sobre José María Escrivá han consolidado sus procesos canónicos de beatificación y canonización. Sin la práctica de un método histórico riguroso, que por definición se aplica al análisis de datos empíricos concretos en espacio y tiempo, bien documentados, dejando a un lado las grandes “teorías generales” sobre el personaje y su obra, no será posible desmontar la “verdad oficial” creada por la Prelatura personal Opus Dei, ya consolidada en actos canónicos de la Iglesia Católica, aunque el derecho canónico nunca sea capaz de sustituir la verdad de la realidad porque a Dios nadie le engaña.

 

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La Venus Capitolina, admirada por monseñor Escrivá de Balaguer.- Josef Knecht

En las últimas semanas estamos escribiendo en Opuslibros acerca de las “películas del Padre” y, sobre todo, acerca de la censura, es decir, cortes de escena o retoques a que han estado y están sometidas por parte de los directores de la Obra de Escrivá con el fin de dar siempre buena imagen, esto es, falsa imagen del santo fundador.

En mi cabeza he unido esta circunstancia de Opuslibros a la noticia reciente, muy curiosa, sobre la visita del presidente de Irán, Hassan Rohani, a Italia y la ocultación de las estatuas desnudas de los Museos Capitolinos de Roma a la mirada de Rohani y su séquito de ayatolas. Aún no comprendo cómo el Gobierno italiano haya podido cometer un error tan estrepitoso despreciando su maravilloso patrimonio artístico y dando a entender que los iraníes y, en general, los musulmanes no deberían visitar los museos italianos: un ejemplo de antipublicidad y de lanzarse piedras contra el propio tejado. En cualquier caso, la suma de ambas circunstancias me ha traído a la memoria una escena de las películas de monseñor Escrivá cuando estaba de tertulia con sus hijas e hijos de Argentina, en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, el 23 de junio de 1974.

Se trata de una escena digna de rememorarse, aunque cabe la posibilidad de que la censura interna del propio Opus la haya eliminado de la circulación, por desgracia; de hecho, en youtube se encuentra un resumen de la tertulia del 26 de junio de 1974 en aquel mismo lugar, pero no de la tertulia del día 23. ¡Qué lástima! Escrivá se atrevió en aquella reunión familiar y catequética, la del día 23, a abrir el corazón ante sus hijas e hijos para explicarles con qué extrema delicadeza vivía la castidad. Y, presentándose como modelo ejemplar de virtud, les contó que, en cierta ocasión, visitó los Museos Capitolinos de Roma, en los que se detuvo a contemplar la famosa estatua de Venus:

 

Los comentarios de Escrivá se centraban en que aquel desnudo femenino no le causó la más mínima tentación contra la “santa pureza”, sino que él se limitó a contemplar con mirada casta la belleza del cuerpo femenino plasmado en aquella estatua de mármol. En la mencionada tertulia de Buenos Aires (23 de junio de 1974), una joven artista le preguntó qué podía hacer para que sus colegas artistas comprendieran que debían llevar una vida honesta, y monseñor Escrivá le respondió:

“Hija mía, ellos lo saben. Yo no tengo inconveniente en decirte que a mí el desnudo clásico me gusta mucho y me lleva a Dios. Hay una Venus, la Venus Capitolina, que está en el Capitolio, en Roma. Y no la ha recogido Satanás… la recogieron los Papas, y la pusieron allí, en ese museo. Y está en una sala, sola y sin ningún vestido. Yo la miré, en su desnudez casta, y bendije a Dios, porque las mujeres sois tan hermosas. Ningún mal pensamiento, ningún mal deseo. Y ellos [tus colegas artistas] lo saben. Saben que tienen que envilecer sus pinceles y sus lápices, para convertirlos en cosas brutales y obscenas. Hija mía, tú sé artista. ¡Artista del alma y artista de los colores! Y diles con cariño que no sean toscos. Que pudiendo ser criaturas de Dios, no se hagan bestias. Y que has oído a un sacerdote que quiere mucho a la Santísima Virgen, que es Madre Castísima y Virgen Inmaculada, decir que ha admirado, con agradecimiento a Dios Nuestro Señor, nada menos que… a una Venus: la Venus Capitolina”.

Ahora bien, lo más sobresaliente de la escena no fueron sus palabras, sino el lenguaje no verbal, esto es, su gesticulación y tono de voz: cómo monseñor Escrivá, vestido con sotana, movía los brazos y las manos pretendiendo trazar el contorno curvilíneo de la Venus, cómo agudizaba la mirada como si la viera entonces ruborizado, cómo redondeaba los labios para que su voz exaltara la púdica y, a la vez, coqueta belleza de aquel cuerpo desnudo de mujer . . . En fin, no es una lección autobiográfica de castidad (¿castidad ante una estatua?), sino de ridículo autobombo y de sobreactuación que no tiene desperdicio.

Debo confesar que aquella película me suscitaba, siempre que nos la proyectaban, vergüenza ajena por monseñor Escrivá. Merecería la pena que la escena en cuestión no desapareciera de la circulación, porque proporciona un testimonio excelente de la psicología, bien peculiar, del fundador del Opus y de su formación cultural, bastante distinta del presidente Hassan Rohani, y también deja entrever, como bien apuntó Ramón (29.01.2016), su visión acerca de la mujer.

Por último, el hecho de que los desnudos paganos del Capitolio romano hayan sido objeto de la atención del sacerdote católico Escrivá (1974) y del ayatola musulmán Rohani (2016) merecería ser estudiado detenidamente por especialistas en historia de las religiones. También podía ser estudiado por promotores de publicidad de obras de arte: no sé qué pensaría el director o la directora de los Museos Capitolinos acerca de la conveniencia de usar la escena de Escrivá para publicitar su Museo, pues así se podría compensar el error cometido por el Gobierno italiano de ocultar los desnudos ante la mirada de Rohani.

Josef Knecht





Escrivá en su contexto histórico.- JaraySedal

Estaba leyendo tanto sobre el uso de los pantalones en la mujer dentro del Opus que tuve tentaciones de escribir algo sabido y similar a lo que afirma Ramón en su acertada colaboración “Monseñor no era el único” del 29 de enero. Acertada, sobre todo, porque lejos de disculpar las opiniones de Escrivá sobre la mujer, pone en cuestión el origen sobrenatural de su inspiración en esta materia: es hijo del nacionalcatolicismo imperante en España en la época sin más. También pone sobre aviso al lector desconocedor de la Historia de España, pues los de aquí y de cierta edad lo sabíamos de sobra. Por eso, buceando en internet tenía intención de transcribir este texto de 1952, que no refleja más que el pensamiento imperante en la época acerca del tema de los pantalones...



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CÓMO DEJAR EL OPUS DEI SIN SECUELAS.- Pepgrass 31 de enero de 2016

CÓMO DEJAR EL OPUS DEI SIN SECUELAS Y SIN APENAS DAÑOS DESPUÉS DE 30 AÑOS DENTRO, o los que fueran… y no morir en el intento.

Me gustaría que mi testimonio pudiera ayudar a todos aquellos miembros de la Prelatura que se encuentran o que pasan por dificultades para poder decidirse a abandonar el lugar donde han vivido o al que han pertenecido durante décadas. Yo he sido un miembro activísimo delopus como decía mi tío, durante casi 30 años, tres décadas de sueños y de poco dormir, de adoctrinamientos infinitos y repetitivos hasta la saciedad, de luchas contra uno mismo y contra el mundo mundano, de obediencia ciega sin contrastar con nada ni con nadie, de autocontrol y desgraciadamente de innumerables desengaños propios y ajenos. (También de muchas cosas buenas pero con infinidad de sinsabores, de renuncias y de negación de la propia identidad, de la familia de verdad y hasta del…, “sorpresa”, propio trabajo profesional!!!!)...  



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Escritos recomendados.- Agustina

Comunicación al Opus Dei. Sergio Dubrowsky

Mi experiencia con el Opus. Andrés, sacerdote.

El Opus Dei o el paradigma de la necedad. Isabel Sala

Los sapos que San Escrivá nunca soltó. Atomito

¿Qué le debo al Opus Dei?. E.B.E.




 

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