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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 11 de Octubre de 2017



Los falsos hermanos.- Nachof/ElCanario

El 22 de noviembre próximo hará un año que tuve el ataque del ictus. Estoy casi repuesto de la enfermedad. Lo malo es que el pasado 30 de junio me caí en el portal de mi casa en Madrid y se me rompió la cadera. Ha sido un "annus horribilis", como diría la Reina de Inglaterra. En estas circunstancias me ha quedado claro los "falsos hermanos" que son algunos del Opus Dei. Me explicaré a continuación.

Yo me fui de la Obra después de casi treinta y cuatro años dentro. Solo me quedaba un amigo que seguía perteneciendo a la Prelatura. Pues bien, tras el período de convalecencia he llegado a la conclusión de romper totalmente, después de producirse unos hechos que quiero sepáis. El pasado mes de junio le comuniqué la enfermedad que he tenido. La reacción suya fue decir que inmediatamente venía verme. Añadió que solo podía venir por la mañana, pues en su residencia estaban de obras con minúscula. Yo le puse como condición no hablar del Opus Dei ni de un asunto de mi familia.

La respuesta de este numerario fue recordarme que éramos "amigos" cuando yo era agregado. De eso han pasado más de dieciocho años. Pues bien, me mantuve en las citadas condiciones. El respondió que de acuerdo y que ya me llamaría. A primeros de agosto me comunicó que había tenido mucho trabajo y muchos enfermos de la Obra. ¿Era esto correcto? Yo creo que no.

Pasó el mes de septiembre y hora estamos en octubre. No ha habido novedad. De ello deduzco que sigue habiendo mucho trabajo y continúan los enfermos del Opus Dei en los hospitales de Madrid. Como me he ido de la Obra, pienso, ya no le intereso. ¿Esos son mis antiguos hermanos? Cuando yo pité el 19 de marzo de 1965, al día siguiente de escribir la carta de solicitud de admisión, se me dijo que el numerario que me había tratado ya no era mi amigo, pues en la Obra no cabían las "amistades particulares". En su lugar se me decía que el Opus Dei era una gran familia. ¿Cuál de las dos cosas? La realidad es que en la obras hay muchos falsos hermanos.

Si lee esto el que yo creía que era mi amigo, ¿qué pensará? No me extrañará que algún día pida perdón el actual prelado del Opus Dei por el daño que se nos ha hecho a los que, ilusionados, entramos en esa supuesta familia y nos separó de nuestras familias de sangre, que si respondían a la calificación de familia.

Gracias a todos los que me habéis hecho llegar vuestro cariño en este "annus horribilis" y en especial a Agustina. Un abrazo muy fuerte

NACHOF





Oldfashioned.- Manzano

Pasado de moda, anticuado, el Opus Dei, ese movimiento socio-religioso se prolonga y se proyecta actualmente como una mera institución en regresión y superviviente después de unos años de cierto éxito. Como muchas otras organizaciones y fundaciones a lo largo de la historia de la humanidad -también al pairo en el mar de la Iglesia Católica- tuvieron su auge y ocaso.

Supo vender, supo convencer en su época, también la fortuna de estar en el lugar justo en el momento adecuado. Convenimos que en otro tiempo y país su marketing no habría obtenido ni un pequeño porcentaje de lo que fue. Un mensaje que caló pero quedó fosilizado, naturaleza casi muerta a día de hoy a tenor de su falta de vitalidad, sin apenas atractivo comparada con antaño.

 

Sin embargo, a muchos nos sigue interesando saber para dar sentido y respuestas a los pocos o muchos años que vivimos bajo la opacidad de su imperante crédito. Recorrimos un camino muy estrecho, con tan altas cunetas que nos impedían ver el paisaje y nuestra inquietud nos lleva ahora a querer descubrir qué hubo realmente a nuestro alrededor.

 

En algunos casos  -muy a pesar nuestro- sigue coleando alguna influencia, residuos del pasado que afortunadamente languidecen sea en el entorno familiar, social o laboral.

 

Coincido con los comentarios de intervenciones recientes en que, en el fondo, el Opus Dei sigue imperturbable en su corebusiness a pesar de sus comunicaciones y muestras externas queriendo dar a entender que evolucionan o se adaptan a los tiempos. Este éxito, sin embargo, ya no lo van a obtener jamás pues su praxis interna es incapaz de mutar por mucho empeño que le pongan en las nuevas formas. Dejarían de ser ellos mismos, por tanto, daría lugar a una versión desnaturalizada e inhabilitada para mantener su espíritu fundacional.

 

Bastante tienen con mantener lo que se construyó, a duras penas retienen sus estructuras apostólicas, sabemos que la reducción, reconversión o cierre de muchos de sus centros no cesa. No es fácil seguir jugando, ahora sin las cartas marcadas.

 

Podemos comprobar que su denominación -a excepción por razón de la reciente extinción de su insigne banco- apenas aparece en los medios. Incluso, no es de extrañar que en aniversarios importantes de alguna de sus obras corporativas se publican páginas enteras del motivo en periódicos locales sin mención alguna al Opus Dei. Antes no perdían ocasión, ahora parece como que si se quieran esconder. Quizás ya no se considere relevante. De hecho, muchos de ellos incluso funcionan a pesar de la Obra, ésta ya no controla, les representa más un lastre que una ventaja para desarrollar sus trabajos.

 

En definitiva, para que me entiendan las actuales generaciones y usando sus propios términos tan cool y globalizados: es evidente que los del Opus Dei han pasado de ser unos influencers a ser unos loosers.  

 

Manzano

(apple tree)




 

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