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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 17 de Enero de 2018



El poder de Escrivá.- Thelonius Monk

Escrivá fue un hombre de poder que, además, buscó el poder. Esa búsqueda partía de cierto autoconvencimiento de ser un personaje único y estar en la historia para cumplir una función única. Latía fuertemente en Escrivá esa intención de cualquier poderoso: ser único.

El mismo proclamaba que había conocido a varios papas, cientos de obispos y todo tipo de autoridades eclesiásticas pero fundador del Opus uno solo: él mismo.

Escrivá logró su propósito al fundar el Opus. En la institución su poder fue absoluto y, además, divinizado. De allí que quienes le seguían estaban y están sujetos a una regla suprema: “obedecer o marcharse”.

El Padre, como lo denominan internamente, considera a su obra como algo rodeado de características excepcionales por lo que Escrivá, llevado por un acalorado entusiasmo, gritaba que el Opus es “el mejor lugar para vivir y para morir”. Si uno repite en voz alta la frase no puede salir de un cierto estado de estupefacción.

Desde esta percepción es coherente que Escrivá prometiera las mayores calamidades para quienes abandonaran nada menos que “su” institución como lo afirma en la meditación que se ha dado a conocer.

El discurso de Escrivá forma parte del abuso psicológico que sufren las personas de la Obra de un modo lento pero persistente. En esta oportunidad el abuso consiste en la amenaza de una vida fracasada.

Carezco de una sociología rigurosa pero pocos sentimientos son tan profundos y reparadores  como recuperar la libertad expropiada y abrazar el catolicismo sin las prótesis del Opus.

Bien vistas las cosas, la condena de Escrivá se vuelve en su contra. Si los numerarios y numerarias que hacen la fidelidad gozan de buena salud psíquica ¿por qué con el decurso del tiempo un buen porcentaje padece de problemas psicológicos propios de alguien cuya personalidad ha sido saboteada? Eso sin recordar los casos extremos de suicidios documentados o bien de personas que optaron por dejarse morir.

El Opus, como proyección de su fundador, mantiene el poder y un fuerte control sobre los numerarios y numerarias. Ya es hora de que las autoridades se pregunten: ¿Para qué?

Thelonius Monk





Ser supernumerario no es patente de corso.- Mediterráneo

En los centros de supernumerarias se quería, se intentaba (y, lamentablemente, muchas veces se conseguía) casarlas a costa de lo que fuera, con quien fuera, de preferencia supernumerario.

 

Ser supernumerario no es patente de corso. Se puede ser supernumerario y buena persona, o supernumerario y estúpido, o supernumerario y mala persona, o supernumerario y gilipollas integral. Es como ser blanco, o negro, o asiático, y ser buena, o mala, o mediocre persona. Nada tiene que ver lo uno con lo otro.

 

Volviendo a lo que nos ocupa: a las supernumerarias que ya pasaban de una cierta edad (rondando la treintena) había que casarlas cuanto antes. Y para ello y con la mediación de los sacerdotes, se buscaban supernumerarios (mejor que exnumerarios, aunque, si convenía, también salían a subasta), se les presentaba, se aconsejaba un noviazgo corto y al altar corriendo.

 

Recuerdo a una supernumeraria a la que llamaré Eva: se ganaba medianamente bien la vida, muy buena persona, incapaz de pensar mal de nadie, incapaz de ver la maldad en nadie, incapaz de encontrar segundas intenciones en nadie. Le presentaron a un supernumerario viudo, con seis hijos, le sacaba bastantes años. Centro y sacerdote acordaron que era su mejor opción, con los años que tenía… os imagináis el resto. Se casaron tras un noviazgo corto en el que, como era de suponer, no hubo nada más que besos castos y rápidos para evitar las tentaciones. No me lo invento, lo decía ella.

 

La vi al cabo de un año escaso. Era de noche, la calle no estaba especialmente bien iluminada y al principio dudé de si era ella. Encorvada, la mirada apagada, las comisuras de los labios hacia abajo, la sonrisa llevaba meses sin visitar aquella cara. “¿Qué tal, Eva?”, pregunté, por decir algo. “Bueno, bien… bueno, es que... Tengo que irme, a ver si nos vemos otra vez”. Abrió el portal, entró y desapareció. No he vuelto a verla. Recuerdo que seguí caminando hacia mi parada del autobús, sin saber si llorar de lástima por la Eva que conocía, por la mirada brillante, alegre y viva que había desaparecido, por aquella chica joven y guapa que ya no existía, o rugir de rabia por la labor de celestina de gente que, sin tener ni idea de nada y del matrimonio menos que de nada, se permitían actuar y disponer sin que las consecuencias, ni las personas, les importaran una maldita M.

 

Recuerdo a otra supernumeraria, la llamaré Carolina. Se casó con un muchacho que no regía bien y el matrimonio fue anulado. Pasaron los años y nuestra Carolina conoció a un numerario en la universidad. Las cosas suceden, ambos se enamoraron y como no era de recibo intimar sin haber pasado antes por el altar, el numerario pidió la dispensa, se casaron bien casados por la iglesia y empezaron a convivir. La convivencia se reveló un tal desastre que, como tampoco era de recibo separarse, decidieron que la profesión de él le llevara a trabajar fuera de la ciudad entre cuatro y cinco días a la semana. Y así siguen a fecha de hoy. Eso sí, cuando intimaron estaban recasadísimos.

 

Recuerdo a una tercera supernumeraria, la llamaré Teresa. Joven, bonita, con un trabajo bastante bueno. El consejo local y el sacerdote muy empeñados en casarla a como diera lugar, claro está. Teresa, niña de buen colegio, detestaba quedar mal, al principio decía muy cortésmente que no, gracias, a todos los intentos. Hasta que un buen día se hartó y, con educación y firmeza, dijo que o la dejaban en paz o al siguiente 19 de marzo ella no renovaba. Que estaba harta de tanto “acoso y derribo” (fueron sus palabras) y que se casaría cuando le diera la gana y con quien le diera la gana, y que ni el sacerdote ni el consejo local tenían vela en el entierro, mucho menos voz o voto. Dejó de ser supernumeraria al poco tiempo. Conoció a alguien, vivieron juntos una temporada antes de casarse. Es mamá felicísima de tres niños.

 

Sé que las cosas han cambiado, sé que actualmente hay menos celestineo por parte de los sacerdotes y de los consejos locales. También han cambiado los tiempos. Lo que digo a continuación es mi opinión y muy libre es el lector de estar de acuerdo o no. ¿Es solución sine qua non convivir antes del matrimonio? NO. ¿Es recomendable, para saber a qué atenerse? En mi opinión, SÍ, teniendo en cuenta que en muchos casos se ha vivido en una burbuja, tan alejada del mundo real como Marte de la Tierra. ¿Pueden sacerdotes y consejos locales predicar, y dar clases, y pontificar sobre el matrimonio? No, no pueden, ni deben. ¿Qué sabe una numeraria que pidió la admisión a los catorce años y medio, de la convivencia, de sexo, de la intimidad de dos personas, de los problemas de la vida diaria de una pareja? ¿Y un sacerdote? Ya os lo diré: NADA, no saben nada, y, por lo mismo, es temerario que aconsejen y que impartan doctrina. Y es demencial, y denunciable, lo que se ha venido haciendo durante décadas y décadas, haciendo que personas que no tenían nada más en común que haber escrito una carta de admisión, se ennoviaran, y se casaran, y ya suplirá la gracia de estado,  sea eso lo que sea. Por favor.

 

Mediterráneo





¿Por qué ocurre lo que ocurre en el Opus Dei?.- Merak

Estimado Hondo,

Me alegro mucho de que me hayas respondido y de la prontitud con que lo has hecho. Me gusta la manera en que has escrito, ya que, a mi juicio, mejor que las ideas queden claras a expensas de un poco de brusquedad que no perder el significado de lo que se quiere decir entre tanto refinamiento y palabrería.  Sé que Opuslibros lleva funcionando mucho tiempo y que hay una inmensa cantidad de escritos entre estas páginas. ¡Claro que he leído pocos! Me estaría la vida si quisiese leer todo lo que hay aquí publicado, y nunca hubiese contribuido si me hubiese esperado a leer ni siquiera la mitad de lo que hay.

Tengo entendido que en Opuslibros puede escribir quien quiera y aún más leer, sé que parece que la mayoría sois exmiembros de la Obra o miembros que quieren irse, pero no todos. No todos piensan como tu Hondo, no todos tienen esas cicatrices. Yo no las tengo, quizá por eso no entiendo de verdad lo que habéis sufrido y los sentimientos que guardáis y que os mueven a escribir todo el infierno que vivisteis. Pero quiero comprender, por eso leo, pregunto, me informo y trato de contrastar con lo que veo en la realidad. Sin duda no es lo mismo que vivirlo, pero es cuanto puedo hacer. Y de este modo me formo mis ideas y, si puedo, las comparto a quien quiera escucharme y por supuesto en Opuslibros.

Lo único que creo importante que sepa quién me vaya a leer es que todo lo que digo tiene un fondo y un contexto, que no sale de la nada. Yo tengo una manera de ser, unas experiencias vividas, una información limitada sobre el Opus Dei, etc. Y por lo tanto todo lo que digo viene de eso, no poseo la Verdad. Por eso habrá temas de los que no tendré ni idea y otros en que sabré algo o al menos habré vivido la experiencia. Por eso, también tengo intención de colgar un texto contando mi relación (positiva y negativa) con el Opus Dei y así que se pueda juzgar el contexto desde el cual hablo.

Estoy bastante de acuerdo con casi todo lo que dices, de las prácticas destructivas. La ausencia de autocrítica, el fanatismo a San Josemaría, las relaciones con la familia, los menores, etc. Estoy de acuerdo que son cosas que ocurren, mi duda es si ocurren tanto como tú, y muchísimos más, lo sé, decís. Si está tan arraigado, si es tan frecuente, si es consciente y deliberado, si ha sido así desde la fundación y muchas otras preguntas. Pero de que estas cosas pasan no tengo ninguna duda. La idea de los “Errores personales y errores institucionales” no es más que una reflexión de mi experiencia comentando y criticando la Obra, me da la impresión de que mucha gente cree que Todo está hecho para mantener a las personas dentro y explotarlas al máximo y esa creencia está tan arraigada en algunos que cualquier acción que saben que ha hecho un numerario o quien sea, la interpretan inconscientemente según su idea y la ajustan a su marco de conspiración, deformándola según les interese un aspecto u otro. Esa impresión fue la que me llevó a escribir.

Me da la impresión de que tú eres uno de los que cree que todo es una farsa, y yo respeto tu opinión (o si lo prefieres tu “certeza”) pero no pienso igual. Eso no significa que yo sea el Defensor del Opus Dei contra Viento y Marea, no, simplemente no pienso que sea todo tan radical, bueno o malo. Quiero descubrir la verdad sobre este grupo y creo que no lo voy a conseguir si desde el principio acepto que todo lo que me digan y escriban en Opuslibros es cierto y lo que me digan desde la Obra es una mentira. La vida no me parece tan sencilla.

Por último, quería aclarar que cuando escribí por primera vez, mi intención era meter, o más bien recordar, esta variable a la crítica al Opus Dei: que lo que uno ha vivido y le ha hecho daño no es todo culpa de la organización y que hay que distinguir eso. Mi posición personal respecto al tema es que en el Opus Dei existen bastantes prácticas que no se llevan a cabo bien, que proceden de ideas cristianas buenas, pero que por una deformación excesiva acaban generando más daño que beneficio. Algunas son muy graves y otras no tanto. Y que, por otro lado, los supernumerarios, los agregados y los numerarios se equivocan continuamente, pero eso es normal, todos caemos continuamente. No me parecen tan graves los fallos personales.

Gracias por tu interés Hondo,

Merak




La Historiae Domus.- Haenobarbo

Cada vez me convenzo más de que el fundador no solo que no inventó nada, sino que apenas se tomó la molestia de anotar en alguna "octavilla" las cosas que luego hizo vivir a sus hijos, haciéndoles creer que eran "novedades" adecuadas a la vida de laicos en medio del mundo. Desde luego que normalmente no decía, "esto lo inventé yo para ustedes", pero tampoco aclaraba de dónde lo había tomado. Se podría escribir un libro con la historia de cada una de las cosas que copió.

Veía hace un momento en el canal oficial de la TV chilena, una entrevista que le hacían al Provincial de la Compañía de Jesús en Chile, en relación con la visita que el papa había hecho a sus hermanos jesuitas.

Todo sonaba a una especie de tertulia con el padre, pero bueno es natural que una visita de este tipo se parezca a una tertulia con el padre. Le preguntaron por los regalos que le habían hecho. El Provincial dijo que habían sido dos: una cruz que perteneció al padre Hurtado (entiendo que es un jesuita chileno, beatificado o canonizado, y - aquí viene lo bueno, un libro preciosamente encuadernado, con la edición facsimilar de la "Historiae Domus" correspondiente a los años en que el joven estudiante jesuita Jorge Bergoglio, había pasado estudiando en Chile.

El sacerdote explicó que la "Historiae Domus" era el diario de la casa, una costumbre que los jesuitas vivían en todas las casas del mundo, ¡¡de llevar un diario, día a día de las cosas que acontecían y acontecen en cada comunidad!!... así que los jesuitas también llevan el "diario del centro", ¡solo que ellos lo llaman "Historiae Domus"! Un nombre que solo de milagro el fundador no le dio al diario del centro, porque la verdad suena muy bien: "Historiae Domus"

Haenobarbo





Ocariz, un año ya si que le hayan hecho obispo.- Compaq

Ocariz cumple un año al frente del Opus Dei sin haber sido consagrado obispo

El silencio del Vaticano sobre su elevación a la dignidad episcopal genera incertidumbre en la Obra, que ha tenido que recurrir a otros obispos para ordenar a sus presbíteros. En el Opus Dei se considera “conveniente” que el prelado sea elevado a la dignidad episcopal. 

 

Gabriel Ariza

15 enero, 2018

El prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, cumple el próximo lunes un año al frente de la Prelatura, pero nada se sabe sobre su consagración episcopal. InfoVaticana ha tratado de obtener una explicación de la Santa Sede pero los responsables de la Oficina de Prensa han optado por el silencio sobre si se prevé, en el corto plazo, que el Papa consagre obispo a Fernando Ocáriz como hizo San Juan Pablo II con sus dos predecesores -el Beato Álvaro del Portillo fue nombrado obispo de la diócesis de Vita y Javier Echevarría, fallecido el 12 de diciembre de 2016, obispo de Cilibia pocos meses después de haber sido elegido prelado- y como se esperaba hiciera Francisco a lo largo de 2017.

El Opus Dei afirma ahora que su prelado no necesita en absoluto ser consagrado obispo para tener las facultades plenas de su cargo al frente de una asociación de fieles con una personalidad canónica hasta ahora única. Sin embargo, tal nombramiento sería plenamente congruente y no solo por el hecho de que los anteriores dos prelados formales de la institución lo han sido, sino por lo que explica la propia prelatura y  puede leerse aún en su página web:

“Que el prelado reciba la plenitud del sacerdocio ministerial no sólo es congruente, sino que también es conveniente porque introduce sacramentaliter al titular de un oficio de gobierno, con función y potestad vere episcopales y ejercitadas ad instar Episcopi, en el órgano específico de la communio hierarchica de los pastores de la Iglesia, es decir, el Colegio de los Obispos; y porque el obispo prelado se sitúa en relación sacramental de communio con los obispos diocesanos de las iglesias locales en las que la prelatura desarrolla la propia misión pastoral”.

El propio Fernando Ocáriz, por su parte, escribía hace años un artículo en la revista Palabra en el que comentaba la ordenación episcopal de Álvaro del Portillo y, citando la nota de prensa de la Prelatura, afirmaba que “la consagración de Mons. Del Portillo pone en evidencia de modo más claro aún la naturaleza jurídica de la Prelatura” y añadía que “el Prelado ha sido ordenado Obispo porque el episcopado es conveniente a su función eclesial en cuanto Prelado”.

Sin embargo, el silencio del Vaticano sobre su ordenación trae a la memoria la vieja disputa teológica sobre la naturaleza -carismática vs. jerárquica- de las prelaturas personales, disputa en la que se encontraron hace años el propio Ocáriz y el actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Luis Ladaria. Un Ladaria sobre cuya obra Teología del pecado original y de la gracia advertía la propia Prelatura por contener, doctrinalmente, “elementos discutibles importantes”.

Mientras tanto, para las ordenaciones sacerdotales, la Obra ha tenido que recurrir al auxilio de algún obispo o cardenal, como Jaume Pujol o Giuseppe Bertello.

Publicado en Infovaticana





De nuevo la fidelidad.- Pepito

Muy oportuna la cita de Ruiz Retegui que Agustina hacía el pasado lunes. Y es que, en efecto, las periódicas amenazas institucionales a quienes intentaran bajarse de la barca siempre me parecieron motivadas por la sospecha de que los tales no eran pocos.

A veces, a solas conmigo mismo, tal práctica me han recordado la de de esos pastores brutos que cuando ven que una oveja se le descarría, sacan la honda y empiezan a lanzarle pedradas; pedradas pensadas para hacerla volver al redil, pero que también pueden servir para quebrarle una pata o descalabrarle la cabeza.

Pepito





La presión sobre la conciencia.- Class

No llego a entender cómo se puede llegar a una manipulación tan grande de la conciencia. Supongo que este hecho no atiende a razones. No va por vía de la razón. Hay millones de testimonios aquí… pero no lo llego a entender cómo se encadenan tan fuertemente, yo buscaría la liberación… Si alguien me lo pudiera explicar para que lo pudiera entender, soy duro de mollera. Agustina tiene mi contacto.

Claro que hubo momentos que me secuestraron mi conciencia, pero como cualquier preso busqué mi liberación. Cuando veía mi ser el punteante secuestro, el callejón sin salida, en este instante llegaba el momento de que prevaleciera la razón. Me sentaba tranquilamente, sin miedos, se analizaba el contenido, se analizaba la esencia, se analizaban las intenciones, había un desbroce bestial del mensaje… Una vez diseccionado, se rechazaban las partes malas y me quedaba con lo bueno, así yo lo filtraba todo.

Sin miedos, ejemplos tenemos de encíclicas totalmente desfasadas: como la “DIVINI ILLIUS MAGISTRI” del Sumo Pontífice Pío IX sobre la educación cristiana de la juventud, 31 de diciembre de 1929. Un ejemplo desfase de ésta de esta encíclica es: “d) Coeducación 21. Igualmente erróneo y pernicioso a la educación cristiana es el método llamado de la "Coeducación", también fundado, por muchos, en el naturalismo negador del pecado original, y además, por todos los sostenedores de este método, en una deplorable confusión de ideas que trueca la legítima convivencia humana en la promiscuidad e igualdad niveladora.” Con esta simple regla de tres el 99,99% de los niños de España y de Europa, tienen una hoguera preparada en el infierno, sólo para ellos.

Bajo mi modo de ver, todo esto es deplorable. Pero en aquel tiempo quien dijera lo contrario era un hereje de máximo nivel. Por suerte las encíclicas no estaban a la mano del pueblo fiel y llegaban muy pasadas de mano en mano, si es que llegaban. Y así se pueden poner miles de ejemplos de miedos superados a lo largo de la historia de la Iglesia.

Esta idea me ayudó mucho a relativizar los mensajes absolutos y amenazantes promovidos por los "superiores". Esto no significa que la Iglesia sea mala y que tenemos que hacer lo que nos dé la gana. Lo que quiero comunicar es que entre todos hacemos Iglesia, con nuestros pecados y virtudes y hay que apretar a los signos de los tiempos, y entre todos hacemos avanzar el lento carro de la Iglesia. La Jerarquía no es Dios es una pieza más del engranaje. Los errores de la Iglesia no son para reprochárselos, sino para aprender de ellos y hacerla más compresiva, caritativa y universal.

Los miedos son cosa del pasado, no podemos construir el Pueblo de Dios con miedos. Y todas cosas se pueden hablar sin que te machaquen y te hundan.

Una organización que se basa en el secuestro de la conciencia, a los primeros síntomas, se debe de huir de ella o controlar/filtrar el mensaje.

La cosa no es fácil pero la vida tampoco es fácil, que nadie se lo piense. Hay que equivocarse una y otra vez pero también acertamos un montón de veces.

Class





Castigo al infiel.- Rocaberti

Estos días he leído algunos escritos en los que se pone de relieve el tema de la infidelidad.

La única posible infidelidad de una persona es no serlo a sí misma. Todos lo demás es humo y ganas de ofuscar las mentes. Nuestra cercanía a Dios no nos permite ir dando recetas de comportamiento como si fuéramos sus apoderados. Dios es Dios y los hombres son los hombres, y aquí hay una frontera que nadie puede atravesar, y si alguien lo hace es un falso y perverso, ya que ocupa un lugar que no le pertenece, y sus palabras son mentiras y falsedades, aunque se manifiesten con el humo del incienso.

No nos dejemos engañar, sólo nuestra conciencia nos señalará el camino a seguir, y lo del infierno está sólo en las manos de Dios, y, en general, mi experiencia es que la idea del infierno hace más mal que bien en la vida de las personas, ya que se ha de ser bueno, por amor a la bondad, no por miedo a algo que no sabemos ni si existe, y que sólo sirve para crear un mal rollo. El infierno es cosa de curas, muy aficionados a situar allí a quienes no les hacen caso.

La Obra no es una entidad sólo religiosa, tiene una naturaleza múltiple: es una empresa hotelera, con escuelas de servicios de hostelería, y unas asociadas dedicadas a las finalidades de cualquier servicio de hostelería; también tiene una estructura de poder para que se sigan las directrices marcadas por el mando; tiene unos objetivos políticos, tanto en el poder eclesiástico, como en el social; es un entramado económico, que funciona como cualquier estructura financiera; también es una organización pedagógica. O sea es muchas cosas, a parte de una entidad orientada a fomentar la santidad. Supongo que son estos intereses divergentes lo que le impiden centrarse en la caridad y en buscar sólo el bien de las almas.

Un abrazo. Rocaberti





Bajo estricto secreto...- Crespo

Leo en el ABC una nota con ocasión del centenario del cardenal Marcelo González Martín y me encuentro con la perlita que les copio. Los del Opus se cuentan hasta los secretos del Consejo de Ministros y eso que el ministro Alfredo Sánchez Bella no era del Opus pero le cuenta el secreto a su hermano Florencio, consiliario del Opus en España, para que gane puntos ante el cardenal. González Martín era en ese momento arzobispo de Barcelona.

 

Me he quedado pensando en todo lo que hay ahí: el ministro Sánchez Bella contándole en el más estricto secreto a su hermano lo que había resuelto el Consejo de Ministros, violando con ello el secreto de oficio. Contándoselo además, sin la menor duda, para que su hermano se anote un punto con el Cardenal González. Florencio, aprovechándose de información privilegiada, dolosamente trasmitida por su hermano bajo estricto secreto para trasmitírsela al Cardenal, evidentemente con la intención de generar una deuda de agradecimiento... Pero además diciéndole que había obtenido la información bajo secreto estricto... ¡No hay moralista que avale nada de todo esto!

 

Crespo

 

[…]

"De cómo los movimientos y equilibrios entre el Vaticano y el Gobierno de España retrasan su nombramiento para Toledo. Entre otros factores, a algún político del Ministerio de Asuntos Exteriores le venía muy bien tener un obispo castellano en Barcelona y que los primeros golpes de los catalanistas fueran contra el arzobispo y no contra el gobernador. Además, por medio surgió la posibilidad de ser nombrado como arzobispo de Madrid, tras la muerte en 1971 de monseñor Morcillo, algo que se llegó a plantear.

Pero fue el 15 de agosto de 1971 cuando el consiliario nacional del Opus Dei, Florencio Sánchez Bella, hermano de un ministro, le dijo a Marcelo González: «me ha dicho mi hermano, con todo el secreto, porque lo han tratado el pasado viernes en el Consejo de Ministros, que ya le han dado el plácet para que usted venga a Toledo». Pero pasaron los meses y no fue hasta el 20 de noviembre cuando el Nuncio le comunica que «el santo Padre ha decidido nombrarle arzobispo de Toledo y pide su consentimiento y aceptación». Don Marcelo dijo que lo pensaría y que daría la contestación por escrito, carta que aún se conserva y que copió el propio Santiago Calvo para entregar a la Nunciatura. En esa carta su planteamiento fundamental era conocer si el nombramiento era voluntad expresa del Papa y no había intervención del Gobierno. «Si soy moneda de cambio y es más voluntad del gobierno que del Santo Padre, no acepto. Y estoy dispuesto a dejar el episcopado y marcharme a casa. A lo que no estoy dispuesto es a que el gobierno me traiga y me lleve», planteó tajante."

[…]




 

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