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CORRESPONDENCIA

Lunes, 26 de Febrero de 2018

SUPERNUMERARIOS: Vivir en la calle de la amargura (VIII)

Los dineros de los supernumerarios.

Primero que nada, pido una disculpa por la tardanza en seguir escribiendo esta serie. Apenas me estoy reintegrando a la rutina normal y tengo los tiempos todos descuadrados y no me da tiempo de nada.

El tema económico en las supernumerarias casi siempre es motivo de quebraderos de cabeza. La excepción de ello es cuando la supernumeraria es millonaria y esposa de supernumerario. En caso contrario, el tema de los dineros suele ser motivo de angustias y pleitos...

Hola Novaliolapena,

He leído tu artículo “Libertad en la Obra” y me ha brotado un bombazo de ira con buena leche, cómo decía mi querido Forges, que tengo que comentar.

Lo que cuentas es pura esclavitud, que se abolió en 1879 en España, pero nosotros con nuestro buen espíritu y afán de servicio a la iglesia no nos dimos cuenta.

No es que yo no lo haya vivido (llevo cuarenta y pico en esta "querida familia"), pero el tema que me trae es otro.

En el último círculo que estuve, la semana pasada, la ponente (la conozco desde los 12 años), nos lo dio con ardor guerrero. Comentó que la habían invitado a hablar de no sé qué en el centro de estudios, y se quedó de piedra porque solo había 22 numerarias, y ella cuando lo hizo ¡eran 122!

Se planteaba -así lo dijo- que si ahora que éramos mujeres maduras (una media de 65) y que en Casa podíamos hacer lo que "quisiéramos" teníamos que ponernos las pilas y volver a las 122.

Efectivamente, no sé cómo viven en Roma, pero soy testigo que actualmente el lema es "vive y deja vivir", eso sí con discreción. Se va a todo: bodas, petición de mano, bautizos, y demás sacramentos. Reuniones de todo tipo, por ejemplo esto qué es tan habitual en las empresas: hacer un fin de semana con todos los compañeras/os, que lo pasan bárbaro, y algunos beben hasta perder el conocimiento, pues hay que ir no vaya a ser que no salgas en la fotografía... ¿Que estás muy estresada/do pues con la tía, prima (póngase todo en masculino también) pero no al pueblo de al lado; si hay que cruzar el charco se cruza. Que lo que me gusta es el aerobic, el tenis o el golf, pues a por ello, tienes la oportunidad de conocer a gente influyente, pero eso sí, sin ser deficitaria porque a lo mejor no puedes ir al dentista porque no hay dinero aunque hayas sido una perfecta esclava toda tu vida.

Otro aspecto: la presencia en la vida de familia, que en bastantes casos es la no presencia durante días, pero siempre muy bien justificados y más si tienes la dicha de ser del consejo local. Los fines de semana no quedan en el centro más que las que ya no pueden salir por edad o enfermedad, es una soledad brutal.

Sí se pudiera hablar con libertad, a la ponente le aconsejaría que ese ardor guerrero se lo transmita a las 22 del Centro de Estudios y que sean ellas, sin llegar al grado de esclavitud que llegamos nosotros, quienes traigan un aire renovado y juvenil, con el deseo de seguir las enseñanzas del evangelio viviendo la caridad cristiana cómo Cristo nos enseña y sin el fariseísmo (es muy fuerte decir esto) en el que vive el Opus Dei.

Espe

Me dio la gana leer la carta que mencionaba Novaliolapena y su lectura me recordó unas cuantas anécdotas estremecedoras. Sólo escribiré una.

"La formación en la Obra se basa en la confianza." - Centro de Estudios, sábado por la noche. La propuesta era "peliculón", no recuerdo cual. A mí no me apetecía el plan. Subo a mi habitación y me siento a leer (no se me habría ocurrido hacerlo tirado en la cama) cuando de golpe se abre la puerta: era el secretario de grupo, al que llamaré Adolf.

_¿Qué se supone que haces, Hondo?

_Pues leo, Adolf.

_¿Y quién te ha dado permiso?

_¿...?

_ O bajas ya mismo a la sala de estar o te acuestas de inmediato y a dormir.

Portazo.

Unos minutos después (tres Avemarías, agua bendita, etc.) ya estaba en la cama, con la luz apagada, recostado sobre el lado izquierdo. Desde esa posición pude ver cómo se entreabría la puerta y un ojo me observaba. Era Adolf, uno de los apasionados por la libertad, patrullando.

Hondo

Una historia más (VI)

Lupe, 26/02/2018

No pude tapar el sol con la mano (y conste que lo intenté)

¿Qué te sucede? Es que hace ya varias semanas que te encuentro rara. Aunque me digas que estás bien yo te siento cambiada. ¿Estás enferma? Con estas palabras, o similares, se dirigió a mí Eduardo una noche. Era viernes y me había invitado a salir. Había estado toda la semana de viaje y quería que cenáramos juntos fuera y platicáramos. Le dije que no, no tenía ganas. Me sentía cansada y sin apetito. Solo quería dormir. Me preguntó si estaba embarazada y le dije que no. ¡Qué bueno! respondió…

¡Muchas gracias Luciana por tus palabras el viernes! Es verdad, no es nada fácil abrir el baúl de los recuerdos; hay cosas que siguen doliendo a pesar del paso del tiempo. Que por momentos te identifiques conmigo no sé si es bueno o malo; yo por lo pronto no me siento el perro verde de Opuslibros : -)

Salypimienta, cariño, no había visto hasta ayer que me habías dado la bienvenida. Muchas gracias a ti también. Es que el poco tiempo libre que tengo lo uso en escribir mi historia y casi no leo otra cosa (escribo miles de cosas, un pensamiento entrelaza a otro... Le mando a Agustina sólo el 30 por ciento de lo que escribo; date una idea). Por este motivo no pude agradecerte antes. Un abrazo

Novaliolapena: he ido al diccionario a buscar "resopón". He participado de muchas actividades en los centros pero no he tenido el gusto de un resopón. Espero no haberme perdido de mucho ;-)

Lupe

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