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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 11 de Junio de 2018



La carta de Ocáriz sobre libertad.- Gervasio

La carta de Ocáriz sobre libertad

Gervasio, 11/06/2018

 

            La primera parte de la carta versa sobre el buen uso y el mal uso de la libertad. Por eso habla de la “verdadera libertad”, como contrapuesta a la “falsa libertad”, de “aparentes libertades, que en realidad son cadenas”, de “una libertad que, antes o después, se revela vacía” y por ahí p’alante. No puedo estar más de acuerdo. Hay personas que en sus memorias —o en una entrevista con un periodista— afirman que no se arrepienten de nada de lo que han hecho: de nada. Tal cantaba Edith Piaf a grito herido en su famosa chanson: Non, rien de rien, non, je ne regrette rien… con una magnífica erre muy nasal y gutural. El menda, a diferencia de la Piaf, se arrepiente de muchas de las cosas que libremente ha decidido a lo largo de su vida. Sin ir más lejos, el otro día, en un restaurante solicité fritos de merluza rebozados. Una equivocación. La merluza, estaba pasada y me resultaba incomible. Hubiese sido mejor haber pedido cualquier otra cosa: un filete, unos huevos fritos, otro platillo… En fin, que me he equivocado muchas veces. Por supuesto lo de menos es lo de la merluza…



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O me compro YO SOLA la ropa o no me compro ropa.- Mediterráneo

“Al leer lo difícil que era comprar un auto en la antigua República Soviética recordé lo aun más complejo que era tramitar la solicitud de compra en el Opus Dei” Mar de la Plata

No lo sabe nadie. Nadie puede imaginar lo que era comprar algo en el Opus Dei.

Dos veces al año, otoño y primavera, había que hacer listas de ropa con lo que teníamos, lo que había que desechar, lo que todavía servía, lo que proponíamos comprar. No se llevaban pantalones, así que la lista se limitaba a falda y camisa, o camisa y falda. Por ahí pasaba la ropa interior, los zapatos, las zapatillas de estar por casa, el pijama, la bata (no se podía ir en pijama por casa, era faltar al pudor)… por ahí pasaba todo. La lista se entregaba a la celadora/a la persona con quien hacías la charla, de ahí pasaba al consejo local, que la analizaba (¿no tenían nada más que hacer que contar mis bragas? ¿En serio?) y decidía que en temporada una se compraba un jersey, una falda y unos zapatos, y de rebajas, dos faldas, un sujetador, una camisa y unos zapatos de verano. En verano, o en invierno, no podían enseñarse los dedos de los pies en el oratorio, así que no había diferencia alguna entre los zapatos de invierno y los de verano, excepto en el color, en invierno negros, en verano azules, o rojos. Blancos ya no, blancos ya cantaban mucho en la España postFranco de los años 80.

Luego, el consejo local decidía con quién iba a comprar cada una, dependiendo del “buen criterio” de cada fulanita. El “buen criterio” era una mezcla de saber encontrar buen precio, buen material y buena apariencia. Si tenías suerte, te caía alguien resolutivo, si no la tenías, te caía alguien indeciso, de esas personas que necesitan ver mil cosas antes de decidirse por ninguna de ellas. Recuerdo un sábado por la tarde, acompañando a una persona, en un Corte Inglés de Barcelona, de las 15:30 a las 19:30, sin hacer nada más que mirar. Dos pasos adelante, tres hacia atrás, dos hacia delante, tres hacia atrás, hasta las 19:30, cuando nos fuimos a la muy cercana iglesia de Santa Ana, a hacer la oración. Yo no recé, le pregunté a Dios qué había hecho para merecer aquello. Le pedí, por favor, que me lo dijera muy claro, porque yo no lo veía.

Después de comprar había que ir al centro y, como señal de desprendimiento, había que dejar lo comprado en el despacho de la directora, que le daba un último visto bueno. Si la directora no estaba, se dejaba la compra allí hasta que volviera. Si la directora era buena, o medio normal, echaba una ojeada rápida, decía “muy bonito, muy buena compra”, y te lo llevabas. Si la directora tenía mala leche (¿verdad, CB?), lo retenía en el despacho y después decía que te hicieran una corrección fraterna porque su despacho se veía desordenado a causa de tus bolsas.

Cuando mi época de “basta, no necesito esto en mi vida” empezó, dejé de pasar listas. Y la celadora, evidentemente, preguntó que qué pasaba. Dije que se había terminado. Que antes de pasar otra P*** lista, yo iría durante diez años con la misma ropa y bien igual me daba, pero que yo por ahí no volvía a pasar, que era inhumano, obsesivo, nazi, y que yo no volvería a hacerlo. Punto. “Bueno, no te lo tomes así…” “No me lo tomo de ninguna manera, es lo que hay, o me compro YO SOLA la ropa o no me compro ropa”. Y a partir de entonces, me la compré sola.

No exagero. Ojalá exagerara. No exagero nada, y no he mencionado lo que era comprar un triste jersey para la madre, porque eso daría para una serie completa de artículos. Tampoco voy a mencionar nombres, pero todas las agregadas que habéis escrito aquí podéis dar fe de que, no solo no miento, sino que no hago más que plasmar la verdad pura y dura.

Soy consciente de que las cosas han cambiado. Ahora no hay listas, no hay acompañantes para compras, ahora cada quien hace un poco lo que le parece. Pero esta realidad de 2018, mil veces bendita sea y ojalá hubiera llegado antes, no quita lo que sufrimos las personas de mi quinta. Y sufrir es la palabra, porque a mí me quedó una fobia a las compras que dura hasta el día de hoy. FO-BIA, con sus cinco preciosas letras. Si quieres verme de mal humor, dime que hay que ir de compras. Es lo que hay.

Mediterráneo

“Las cosas que aquí se ven, ni los diablos las pensaron” – José Hernández, “Martín Fierro”.





Jaula con barrotes de oro.- Neo

Hace unos días, me desplacé a visitar a una Numeraria que realizaba su curso anual, lo primero que quedé impactada fue el lujazo de casa, que barbaridad de jardines, piscina, mobiliario, artesonado y demás ornamentaciones; lo primero que se me pasó por la cabeza fue:

-El dinero que costará mantener esa edificación.

-Dónde está la pobreza evangélica.

-Si es necesario vivir unos días en esa opulencia para descansar.

Yo tengo que trabajar para poder mantener mi apartamento de 60m2, y aún teniendo un sueldo por encima de la media me resultaría difícil de imaginar que pudiera costearme unas vacaciones de 20-25 días en una casa como las que tienen para los cursos anuales.

Lo segundo que me impactó fue el ambiente que se respiraba allí, comentar que la media de edad que yo vi era de 60 para arriba, limitaciones físicas y un aislamiento brutal: una leyendo el periódico en la sala de estar, otra paseando con muletas, otra leyendo en el porche, otra con el móvil en el parking… es decir cada una a lo suyo. Puedo decir que íbamos dos que no éramos de la obra, y me vi hablando entre susurros para no contaminar ese silencio sepulcral que me heló el corazón, percibí una gran soledad en aquellas mujeres, algo difícil de describir, había leído en algún testimonio de esta web lo de las jaulas de barrotes de oro, que gran verdad!!.

No exagero cuando digo que cuando saqué mi coche de aquella casona, inspiré una bocanada de aire que llenó mis pulmones, clarificó mi mente y me alegré de volver al mundo real.

Neo





Los escritos del fundador, objeto de fe teologal.- Amado Argento

Me impresionó la frase de Antonio Moya Somolinos en el artículo publicado   que reproduce Opuslibros. Concretamente <<El problema de muchos miembros del Opus Dei es que piensan que "lo necesario" es mucho y "lo opinable" es poco; y dan valor de fe teologal a lo que son meras opiniones de su fundador y de los sucesores de este.>>.

Mi memoria se remontó a principio de los años 80 del siglo pasado, cuando era un alegre y aplicado alumno en el Colegio Romano de la Santa Cruz, que cuando el Opus Dei fuera erigido en Prelatura Personal pasó a ser uno de los dos seminarios de la Prelatura. De hecho, fungía como centro de formación de los futuros sacerdotes del opus desde hacía unas cuantas décadas. Más concretamente, a una clase de Teología que nos impartiera don Ramón García de Haro, quién además de haber sido catedrático de alguna Universidad en España –revistaba entonces como catedrático en estado de excedencia-  y de una Pontificia Universidad Romana por entonces, era una de los intelectuales destacados de la institución. Quiero aclarar que guardo un muy buen recuerdo de don Ramón, con quién me unió una profunda empatía recíproca, fundamentada también en intereses y aficiones comunes que cultivábamos, por ejemplo jugar al tenis y cultivar la expresión coloquial en lengua italiana y francesa, que como buenos hispanoparlantes, nos costaba un poco. Digo empatía recíproca y no amistad (creo que cabría esa tipificación para nuestra relación, al margen de la común pertenencia al opus) porque entonces –y no creo que hayan cambiado demasiado las cosas en la actualidad, aunque no lo sé porque llevo más de 20 años absolutamente desvinculado del opus-  estaba prohibido tener amistades con los “hermanos” en el opus… Uso la terminología políticamente correcta al uso del opus, porque llamemos las cosas como las llamemos, los fenómenos de mayor o menor afinidad, empatía, afecto, etc., con unos y con otros se dan naturalmente en todas las relaciones humanas.

Don Ramón era buen orador, y persona que sabía transmitir contenido con convicción y vehemencia. Por eso alguna de sus clases las recuerdo muy bien. En concreto, en una de esas clases, que no puedo precisar ni recordar si correspondía a la materia de Teología Moral, Teología Pastoral o Teología Espiritual (en parte por el paso del tiempo, y en parte por la falta de rigor científico y de sistemática de los estudios de teología: si bien he alcanzado el grado de Bachiller y de Licenciado en esa materia, al menos como la estudié y se me enseñó, todo parecía girar siempre alrededor de lo mismo: el catecismo de primera comunión con mayor extensión en cada uno de sus puntos).  Voy al grano. Nos enseñaba que lo que dejó escrito el Fundador del Opus Dei, era objeto para nosotros de fe teologal… Así se formaba a los sacerdotes, encargados de la formación del resto… Por eso, además del recuerdo, me impactó el comentario con que comienzo lo que escribo.

Amado Argento.





En un jet podemos hablar con Dios.- Manzano

Al leer este reporte que transcribo literal a continuación, me vino la risa. Me "teletransportó" a revivir ciertos recuerdos de un conocido nuestro. El de aquel predicador que nos enseñó a vivir la pobreza mientras él se desplazaba en coches de ministro con chofer, entre otras muchas excentricidades, caprichos y lujos a lo largo de su santa vida...

Jesse Duplantis, tan elegante como siempre, se disponía a presentar una vez más su programa 'This Week With Jesse', donde el telepredicador comenta, ante más de 100 millones de espectadores potenciales, la obra y gracia de Dios. Pero esta vez, el pastor evangelista de Luisiana (EEUU) dejó de lado la palabra del Señor para pedir a sus feligreses un acto de fe: que entre todos le paguen un Falcon 7X, uno de los mejores jets privados del mercado con un valor de 54 millones de dólares (46 millones de euros).

No vayamos a pensar que comprarse una aeronave es un capricho personal de Duplantis. Al contrario, fue una petición desde arriba. Pero no del director del programa, sino del mismísimo Dios

Como apunta el pastor evangélico, el Todopoderoso contactó con él y le pidió que cambiara su actual avión por uno nuevo, que sería el cuarto en su haber. Al comentarle que no podía permitírselo, la respuesta divina fue: "De eso no te preocupes". En ese momento, apunta Duplantis, le vino a la memoria una conversación parecida que tuvo con el Señor en 1978, en la que de nuevo le exigió comprarse algo inalcanzable para el telepredicador. "Jesse, no te pedí que pagues por ello, sino que creyeras en ello", le espetó Dios, del que desconocíamos este nivel de avaricia.

Duplantis, poniendo en común ambas revelaciones, ha dado con la respuesta: el dinero se lo tienen que aportar sus seguidores a través de donaciones. Por si todavía queda algún escéptico, nuestro protagonista tiene el argumento definitivo: "Realmente creo que si Jesús estuviera en la Tierra hoy, no estaría montado en un burro. Piensen en eso por un minuto. Él estaría en un avión predicando el evangelio por todo el mundo". Ante este razonamiento no queda más que coger la tarjeta de crédito y pagarle los aviones que necesite.

Bien es cierto que el jet privado que tiene en la actualidad el pastor funciona correctamente. Sin embargo, no puede hacer frente a viajes largos sin repostar en mitad del trayecto. Y eso le enerva a Duplantis, porque pierde un tiempo que podría estar dedicando a evangelizar a cualquier raza que se le presente. Afortunadamente para el mundo no cristianizado, el Falcon 7X solventaría cualquier obstáculo de estas características.

Parece que el gusto por los jets privados va ligado a ser telepredicador. Si no que se lo pregunten a Kenneth Copeland, otro de los profesionales del sector y amigo de Duplantis, con quien comparte vídeos defendiendo el uso de aviones de estas características. 

En el último de ellos, Copeland, de Texas, aseguraba que no les quedaba otra opción que adquirir estas aeronaves, pues las aerolíneas comerciales corrientes están llenas de demonios" que les impiden predicar la palabra del Señor por el resto del mundo. Además, los jets privados deben de tener algo especial, porque, como atestigua el propio Copeland, "en ellos podemos hablar con Dios".

Lástima que la mayoría nunca vayamos a tener la opción de un encuentro divino de tal magnitud...

Manzano





No se va de mi memoria (II).- Dax

Aquellas Jornadas Técnicas supusieron un antes y un después en mi vida. Desde entonces, la idea de la "vocación" se convirtió en obsesiva y recurrente, en un laberinto. Una trampa que solo admitía como salida la entrega obligatoria a un camino que, en mi caso, me generaba más rechazo que atracción. Es en esos términos como, al menos no hace tanto, se proponía a los adolescentes la vocación al Opus Dei. Ver ayer, en la Feria del libro de Madrid, el libro de Jorge Miras "Fidelidad a Dios", me mueve a pensar que las cosas no han cambiado en estos cuatro años, desde que me fui. [Nota al margen: ¿Por qué no exhibía Rialp en su puesto de la Feria ningún libro de Escrivá? Misterios del AOP]...  



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Sobre el tabaco y el oratorio.- Pouis

Estoy leyendo los correos antiguos (solo hace una semana que os leo) y hace un par de años se hablaba de tabaco en este foro. Dos anécdotas al respecto que hoy serían impensables (supongo)

1º.- La primera vez que comencé a fumar fue en Torre 2, cuando ya vivía allí, con 16 años (mediados los 70). Obviamente le tuve que dar cuentas del dinero al secretario y NINGÚN PROBLEMA. La única advertencia que me hizo es que no fumase mucho y mejor negro (que era más barato) que rubio.

2º.- Se podía fumar en la sala de estudios, que estaba separada del oratorio por con una de esas puertas que se recogían a modo de acordeón. Cuando se abría la puerta se ventilaba previamente la sala de estudios para que el oratorio no oliese (demasiado) a humo.

Un saludo a todos!!!

Pouis

PD.- Hace unas semanas, en un correo, un antiguo residente de la Torre 2 de hace unos pocos años se preguntaba sobre la leyenda de un túnel que unía Torre 1 y Torre 2 en el Colegio Mayor Belagua de Pamplona. Es cierto, existía... pero no tenia ningún misterio. Era muy muy pequeño, estaba cerrado con una pequeña puerta con candado ubicado a la espalda de la entrada del cuarto de calderas en el sótano y no tenía ningún uso ni se transitaba por él.

En ocasiones buscamos morbo (y no me extraña), pero en este caso no lo hay.





Diario Público.- Pepito

Desde un punto de vista simple y llanamente católico, no me parece afortunada la publicación de esa “información” de diario Público, cuya línea editorial en cuestiones religiosas nadie calificaría de imparcial. Y no me parece razón suficiente para difundirlo el que también, o sobre todo, hable del Opus Dei y se meta con él.

Por de pronto, nos cuenta una serie de obviedades sobre la moral católica (o, al parecer, “ultracatólica”), como que la manera de vestir y otros aspectos de la vida cotidiana tienen implicaciones en la psicología de los demás sobre las que la Iglesia mantiene un cierto ideario (es decir, que pueden inducir a lo que ella llama “pecado”). Naturalmente, allá cada cual con su alma y su palma con lo que haga y no haga a tal respecto; pero ahí el código moral de la Iglesia es claro y sencillo. Y ese es naturalmente el ideario que los colegios católicos transmiten.

Se añade la acusación –realmente tremenda- de que en esos colegios se enseña a los niños a rezar al levantarse por la mañana. Y luego, claro, como hay que mezclar las churras con las merinas, como de costumbre, viene el asunto de la educación diferenciada, recientemente respaldado por el TS, y de los conciertos educativos, que responden a los derechos proclamados en la Constitución. Naturalmente, ese modelo educativo no es el que le gusta a “Público” ni al todopoderoso Sr. Roures; pero es el que muchos ciudadanos católicos, tan ciudadanos como cualesquiera otros, han elegido para sus hijos. Creo, pues, que nuestro amigo Casimiro podía haber bebido en una fuente menos turbia.

Pepito





No saber o no querer pedir perdón.- Salypimienta

Sigo sorprendida con lo que hemos comentado últimamente aquí en lo que se refiere a la ‘repesca’ de los miembros.

Creo que, o en la Obra ya están absolutamente obnubilados, o las cosas van tan mal y que se les han salido tanto de las manos que ya no saben qué hacer para conseguir fieles, o que las altas instancias eclesiásticas ya están revisando los movimientos de la prelatura con lupa. El caso es que están actuando de una manera tan opuesta a como siempre ha sido, que a todos nos tienen realmente con el ojo cuadrado.

La verdad es que el 50% de los problemas del Opus Dei se resolverían si hicieran una limpieza profunda de todas las cochinadas que han escondido debajo de la alfombra por casi 100 años y pidieran perdón público por todas las arbitrariedades, injusticias, faltas a la caridad, atropellos y abusos que han cometido.

El problema es que el perdón es algo que dentro del Opus Dei nunca ha sido comprendido cabalmente. Su definición de perdón es muy subjetiva ya que piensan que ellos deben ser perdonados nada más porque sí, así sin más.

Quiero pensar que se les ocurrió que haciendo como que no había pasado nada e invitando a los ex miembros a reintegrarse a sus medios de formación las cosas quedarían completamente solucionadas.

Así no funcionan las cosas en ningún sitio. Para obtener el perdón, PRIMERO HAY QUE PEDIRLO. No hay de otra.

La misma Iglesia ya se atrevió a pedir perdón público por varias arbitrariedades cometidas por ella a lo largo de su historia, el Opus Dei debería de seguir su ejemplo.

Desafortunadamente la soberbia institucional que padece la prelatura en forma exacerbada ha demostrado que es capaz de pasar por encima de todo antes de reconocer sus faltas y pedir perdón por ellas. Un ejemplo más o menos reciente es la carta que Javier Echevarría envió a María del Carmen Tapia urgiéndola a acusarse de unas faltas que nunca cometió e incluso amenazándola veladamente si no lo hacía con tal de que la Obra quedara libre de toda mancha.

Definitivamente, el Opus Dei como TODAS las instituciones de la Iglesia lo han hecho, necesita reformarse, y lo necesita hacer con urgencia. Quizá así se pueda rescatar ‘algo’ bueno si es que aún quedan cosas buenas, nobles y santas dentro de la Obra. Y lo primero que hay que hacer para hacer una reforma es reconocer las faltas y resolverlas y eso se hace pidiendo perdón. Y no sólo a los ex miembros, también a los que están en activo, en su mayoría empastillados hasta el límite para poder seguir viviendo una vocación que no es de ninguna manera para servir a Dios y a las almas. Al contrario, es una vocación sometida a las peores bajezas para servir al Opus Dei y sus intereses particulares.

Besos a todos

Salypimienta.





Desconocimiento de la realidad eclesial.- Joine

Tuve la oportunidad de estar en Taizé la víspera de Pentecostés, junto a más de 3.000 personas, casi todos jóvenes. El ambiente de fraternidad fue extraordinario entre chicos y chicas de diferentes edades, nacionalidades y pertenencia a ramas diversas dentro del cristianismo. Compartían habitaciones, baños, comida, voluntariado, conversaciones y oraciones. Taizé es una comunidad de monjes que, desde hace decenas de años, congrega a miles de jóvenes del mundo entero en sus actividades ecuménicas.

Al regresar lo comenté con mi sobrina, quinceañera de colegio de Fomento y asidua de un club del Opus desde que era una niña. Está muy integrada en la iglesia, porque participa activamente en las actividades apostólicas de su club. En vacaciones creo que ha ido con su club a Polonia, a Lituania, ha hecho el camino de Santiago con sentido apostólico y otras cosas similares. No me extrañaría que ya estuviese integrada en el Opus, aunque nunca me he atrevido a preguntárselo porque pienso que eso originaría problemas familiares y no sé si me diría la verdad.

Mi sobrina no tenía ni idea de lo que era Taizé ni de lo que era el ecumenismo. No me ha extrañado. 

 

¿Cuántas chicas y chicos de los clubs del Opus saben que miles de jóvenes de sus mismas edades, comprometidos con Cristo, se reúnen en Taizé y cuántos chicos y chicas de esos clubs del Opus habrán participado en esas actividades de Taizé o en otras actividades religiosas que no sean las promovidas por el Opus?

 

Joine





Comentario crítico a una carta III, IV y V.- PlasticOnoBand

Opus Dei: Comentario crítico a una carta (III)

Los laicos no forman parte de las prelaturas personales. Por tanto, en el Opus Dei, tampoco

No perdamos de vista que estamos examinando una de las dos COORDENADAS que, entiendo, hay que tener en cuenta para entender el contexto de la carta de 9 de enero de 2018, enviada por el prelado del Opus Dei a los que dependen pastoralmente de él.

 

Hemos hablado en la entrega anterior que cuando Juan Pablo II promulgó el vigente Código de Derecho Canónico en enero de 1983, dejó las prelaturas personales fuera del capítulo destinado a tratar acerca de la estructura jerárquica de la Iglesia, lo cual fue un revés muy fuerte a las pretensiones de poder que el Opus Dei quería tener dentro del seno de la Iglesia.

 

Articulo completo en Diario Siglo XXI

 

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Opus Dei: Comentario crítico a una carta (IV)

Ellos creían que pertenecen a la prelatura del Opus Dei. Pues no

A la vuelta del tiempo, (el Opus Dei) ha terminado siendo algo totalmente distinto a lo que pudo y debió ser, desde el punto de vista jurídico: una organización de curas, la prelatura, con un "longa manus", el Opus Dei en donde los laicos son pastoreados por los sacerdotes, organizados monárquicamente como una congregación religiosa masculina).

 

Veíamos ayer algo que habrá resultado sorprendente a la mayoría de los miembros del Opus Dei. Ellos creían que pertenecen a la prelatura del Opus Dei. Pues no.

 

Artículo completo en Diario Siglo XXI

 

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Opus Dei: Comentario crítico a una carta (V)

"La verdad os hará libres"

 

No solo no se conoce la verdad cuando se sufre una mentira, sino cuando se oculta la verdad. Esto último es más grave, porque quien sufre una ocultación de la verdad, no la echa de menos.

 

En la entrega anterior, nos quedamos tratando el anacronismo de la forma jurídica institucional del Opus Dei, y apuntábamos que dicho anacronismo terminaba generando comportamientos sectarios y afectando a la misma vida personal de los miembros.

 

Artículo completo en Diario Siglo XXI

 

Comentario crítico a una carta (I)

Comentario crítico a una carta (II)




 

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