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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 12 de Noviembre de 2018



Paquidermos emocionales.- Hondo

Nos cuenta E.B.E su experiencia al ser visitado sorpresivamente por uno de esos directores eternos. Resume así ese encuentro: "En ningún momento él dejó emerger su subjetividad. Eso es algo que en el Opus Dei no se permite."

Y yo recordé -conexiones extrañas que hace el cerebro- aquel cuento de Poe, "la carta robada".

El narrador está con su amigo Dupin cuando ve "abrirse la puerta para dejar paso a nuestro viejo conocido G…, el prefecto de la policía de París. Lo recibimos cordialmente, pues en aquel hombre había tanto de despreciable como de divertido, y llevábamos varios años sin verlo."

Se trata de una carta robada entre ministros. Se sabe quien la robó. Pero aunque los policías emplean los métodos más avanzados para encontrarla, no pueden dar con ella, ya que sólo pueden ver lo que queda delimitado dentro de las reglas del mismo método.

Estos métodos son ciegos ante los casos que no están contemplados bajo su previa regularidad. Sólo una forma de pensar que sale de estos límites podrá encontrar la carta en el lugar más obvio. Dupin la halla fácilmente. Le basta con ponerse en el lugar del que se la ha llevado.

Pero esta empatía es imposible para nuestros "aristócratas de la inteligencia." En la ¿conversación? a lo sumo el director puede observar que "el mundo ha cambiado mucho" y eso porque la tienen difícil con los residentes.

Más tarde arroja una frase de guión: «¿No te parece que el Opus Dei tiene algo para ofrecerte, algo para ayudarte?» Cuando E.B.E. le sugiere compensar a los ex económicamente, solo recibe el silencio como respuesta. La mente del director habrá procesado: "En el Catecismo de la Obra está escrito que el que se va no puede reclamar nada en compensación", pero no lo dijo porque suena muy feo.

Cuando E.B.E. hace referencia a la triste muerte de don Danilo (uno de los sacerdotes que figuran en aquella "Guía de curas con encanto" que escribió Olaizola), el director desliza que sobre las causas de la terrible decisión "tiene otros datos."

Reflexiona E.B.E: "No solamente no se han hecho cargo de nada sino que además le han tirado m.. al muerto, que es la forma de usarlo de chivo expiatorio, muy perverso, por cierto (pese a todo, el padre Danilo dejó en claro que el problema estaba en el Opus Dei, en cómo él se había sentido rechazado por la organización)."

Ya comenté como un sacerdote-burócrata me llamó para hablar de los "viejos tiempos" y de paso, hacerme rellenar una ficha de cooperador. No tuvo éxito.

Pero, ¿por qué hacen esto?

No es algo novedoso este modus operandi en la prelatura. Primero se afirma algo dudoso o falso (por ejemplo, la devoción popular a Josemaría Escrivá) y después se pone a trabajar a la peña para que esa afirmación se convierta en verdadera (y así, se armaban febriles campañas para repartir cada día estampas a quien fuera -"salgo con, vuelvo sin"-, o se rellenaban, con datos conseguidos a base de pillería santa, miles de solicitudes para la Hoja Informativa, etc.) ¡Fuimos parte de una institución pionera en la creación de la hoy llamada posverdad!

En la entrevista que El País le hizo a don Mariano Fazio, este responde a una pregunta sobre los ex: "la mayoría de las personas que han pasado por esta situación siguen bajo el calor espiritual de la Obra, aunque no pertenezcan ya jurídicamente, y para mí es un gran consuelo que muchas de esas personas vuelven a pedir la admisión pasados unos años".

Supongo que ahora los numerarios mayores tendrán que trabajar para que estas declaraciones dudosas se vuelvan reales. Por eso la campaña de repesca.

¿Alguno morderá el anzuelo y dará un gran consuelo al prelado y su vicario?

Hondo





La beatificación de Chiara Lubich en suspenso.- Aloevera

Jesuitas contra Focolares. La beatificación de Chiara Lubich en suspenso

Por Sandro Magister

Desde que está a la cabeza de la Congregación vaticana para la Causa de los Santos el cardenal Giovanni Angelo Becciu, focolar de antigua data, va en aumento la opinión que la beatificación de Chiara Lubich, quien fue fundadora y jefa del Movimiento de los Focolares hasta su muerte en el 2008, pronto se convertirá en realidad.

 

O quizás no. Porque los opositores a su beatificación no son para menospreciar. En la Compañía de Jesús, la misma a la que pertenece el papa Francisco, tienen personalidades emblemáticas, entre ellas un cardenal de primer nivel y de relevante influencia también “post mortem”, casi coetáneo de Lubich, como Carlo Maria Martini.

 

Artículo completo en L’Espresso

 




 

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