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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 07 de Enero de 2019



Cambiar o no cambiar: he aquí la cuestión.- Gervasio

Cambiar o no cambiar: he aquí la cuestión

Gervasio, 7/01/2019

 

            Como dejé la Obra hace más de treinta años, no sé muy bien si posteriormente, a lo largo de esos treinta y tantos años, ha cambiado mucho o poco: si sólo ha cambiado superficialmente o también en profundidad, si ha crecido o más bien, como la luna, se encuentra en fase menguante. Al respecto tengo versiones distintas y no coincidentes. Estas navidades esas dos versiones distintas y no coincidentes llegaron casualmente a mis oídos en el mismo día...



(Leer artículo completo...)




Grito de denuncia y fanatismo.- Manzano

Leo en los medios que en un año se presentan en España más de 4.000 denuncias por abusos sexuales a menores. Y eso que el 80% de las víctimas no llegan nunca a dar ese paso. Son cifras frías, pero son realidades.

 

Me permito sintetizar a través del testimonio del pianista James Rhodes: "de pequeño me pasaron cosas, me hicieron cosas que me llevaron a gestionar mi vida desde una posición según la cual yo, y sólo yo, soy culpable de todo lo que desprecio de mi interior".

 

Rhodes publicó hace tres años Instrumental, convertido en best seller. En el libro se recuerda como un chaval inteligente, alegre, confiado y con un íntimo anhelo de ser querido, hasta que fue violado por quien debía ser guía y referencia. Su vida se convirtió en un infierno en el que no faltaron las drogas o el paso por un psiquiátrico. Describió su calvario con descarnada crudeza para ayudarse a sí mismo y a otros como él.

 

En la voz de entidades y de activistas como Rhodes, así como de padres de niños abusados que combaten esa lacra, han influido en el proyecto de ley que aprobó el Gobierno español hace pocos días. El texto prevé que esos actos no prescriban hasta que la víctima cumpla 30 o 40 años, no 18 como ahora. Porque suelen tardar mucho en atreverse a explicarlo. La mayoría nunca lo hace, atenazados por la vergüenza, ese sentimiento que se identifica como el más opresivo: "Era evidente que una persona sólo podía hacerme cosas así si yo era intrínsecamente malo a nivel celular", dice Rodhes en el libro que logró escribir a los 38 años, cuando sólo quería hablar de música pero le salió un grito de denuncia.

 

La ley en cuestión no erradicará el abuso, pero debe amparar a las víctimas, para que puedan abrazar una esperanza. 

 

Y digo todo eso para salir al paso en defensa de la víctima en el caso Gaztelueta y por su vinculación a la Prelatura del Opus Dei. Ésta no quiso jamás estar afrontar el tema, es más, quisieron orgánicamente maniobrar, desprestigiar, tapar y borrar cualquier vestigio que lo anexara. Y siguen en sus trece -como buena organización con tics sectarios y fanáticos- a través de la vergonzosa intervención del mismo colegio, obra corporativa de dicha prelatura, después de la sentencia condenatoria en primera instancia.

 

El presunto (?) abusador, un numerario, o sea, miembro célibe del Opus Dei, ha sido el gran defendido de la corporación sin atisbo de conciencia y atención para el perjudicado. Un menor cuando los hechos, que ha tenido y tiene una dura vida por delante para intentar superar el trauma. De su incuestionable sufrimiento -y el de toda su familia- poco o nada por parte de la institución aprobada por la Iglesia Católica.

 

Con esta reflexión me viene al pelo el hecho que hace muy poco nos dejó el reconocido escritor israelí Amos Oz, ya que sus escritos me suenan más atinados e irrebatibles que nunca. Una de esas mentes preclaras capaces de describir con sencillez las pasiones más incomprensibles del ser humano.

 

Entre ellas las que nos convierte a veces en fanáticos, individual o colectivamente, cada día más, en fábricas de polarización para enardecer a sus militantes y mantenerlos secuestrados sentimentalmente. Formando parte de organizaciones o aún cuando las hayamos abandonado hace muchos años. En deporte, política o religión principalmente.

 

Convertidos en hinchas, en idólatras ideológicos, confundimos la defensa de las propias convicciones con la aversión a cualquier cambio de criterio. Sea en el ámbito doméstico que a gran escala. La "santa intransigencia" de Escriba es un buen ejemplo.

 

Amos Oz nos recuerda que el fanatismo brota por doquier, incluso con buenos modales. Hay gradaciones de fanáticos y no serlo también consiste en apreciarlas, ya que es un mal que se puede contraer incluso al intentar combatirlo. Identifica al fanático por su entusiasmo por pertenecer a algo y pretender que el resto se una, por el afán en convertir al prójimo. Por su propio bien, claro. Afirmaba socarronamente que los fanáticos "son sentimentales sin remedio".

 

En fin, que la persistente ceguera evangélica del Opus Dei se caracteriza por la insensibilidad y el desprecio a quienes se sienten perjudicados por la institución, auto convirtiéndose ella misma en víctima por encima de las personas. La presunción de culpa y responsabilidad es para el agredido - la víctima, el débil, resulta ser el verdugo- siendo una muestra inequívoca de su sectarismo, afirmándose en su estúpida premisa fundacional incontrovertible. 

 

El Evangelio al revés. Es lo que tiene el fanatismo.

 

¡Feliz 2019!

 

Manzano





Investigación abusos sexuales cura numerario en Andalucía.- Guillermo

Queridos Agustina y equipo, feliz Año Nuevo. 

 

Acaba de llegarme una información de enorme interés, y me gustaría que fuera publicada en la web. Creo que es conveniente, pues ayudaría mucho a otras personas que puedan estar pasando por la misma situación.

 

Según mi fuente (de total confianza), en estos momentos se encuentra sobre la mesa del Prelado la documentación referida a un caso de abusos sexuales cometidos por un sacerdote numerario en España. El proceso de instrucción ha terminado, para el que se ha estado tomando testimonio a varias personas, en distintas ciudades del país. Ocáriz ha dictado medidas cautelares para este sacerdote, restringiendo su labor pastoral por el momento. 

 

La gravedad de este caso radica en que la/s victima/s (mi fuente no ha precisado si fue una o varias) serían alumnos de uno de los Centros de Estudios que el Opus tiene en Andalucía, en los primeros años de este siglo, siendo este sacerdote el capellán del mismo en aquel momento. De este modo, nos encontramos ante un caso de abusos sexuales en el interior de la Prelatura, entre personas que en ese momento eran miembros de ella. 

 

Por lo que he estado investigando, hasta el momento no ha trascendido nada a los medios de comunicación, por lo que el Opus estaría tratando de que todo quedara "en casa", sin informar públicamente de nada al exterior. 

 

¿Alguien tiene más información? 

 

Guillermo 





El Opus Dei adora al Opus Dei.- Orange

En primer lugar os deseo de corazón a todos y a todas que el 2019 venga mejor que el 2018 en todos los aspectos.

Vaya por delante que yo no soy teólogo ni filósofo ni nada por el estilo. Mi profesión se relaciona con las ciencias empíricas.

No obstante, y dentro de la sana y feliz vida espiritual de la que gracias a Dios disfruto actualmente, en los últimos tiempos se me ha metido una idea persistente en mis meditaciones, que nunca antes había oído ni leído y quisiera compartirla con vosotros a ver qué opináis.

Se trata de la idea de que EN EL OPUS DEI NO SE ADORA A DIOS, SINO QUE EN REALIDAD, A QUIEN SE ADORA ES A LA MISMA ESTRUCTURA DEL OPUS DEI Y A SU FUNDADOR, utilizando a Dios como simple instrumento para conseguir tal fin. (Definiendo ADORAR como el acto de rendir culto y amar extremadamente a la persona o cosa que se considera divina). Para ellos, El Opus Dei y Escrivá ocupan en la práctica el lugar del mismísimo Dios.

Pienso esto porque en los años que estuve dentro , siempre me hicieron más hincapié en el rígido cumplimiento de las normas y costumbres de la estructura, aún las más nimias , peregrinas y ridículas , que en el cumplimiento de las Obras de Misericordia o en el seguimiento de las enseñanzas del Sermón de la Montaña o en la práctica del amor a los enemigos o del Mandatum Novum o en el apostolado basado en la atracción del buen ejemplo de vida cristiana y no en las triquiñuelas coercitivas para pescar incautos que pitaran.

Jamás ningún "director espiritual" de los muchos que tuve me puso de examen particular el enseñar a muchachos desescolarizados o analfabetos; ni aconsejar o corregir en profundidad a nadie (salvo las superficiales correcciones fraternas o los consejos exclusivamente encaminados a que la gente pitara). Tampoco recuerdo que me insistieran en perdonar las injurias y desprecios que recibiera, ni en desvivirme por consolar a algún amigo o hermano de la Obra que me constara que estuviera triste. Lo de sufrir con paciencia los defectos del prójimo me lo colocaron dentro de la lista de mortificaciones. Sin embargo, nunca me dijeron que hiciera una lista de actos de amor a mis enemigos, que es lo que se supone que hay que hacer si se intenta imitar a Cristo. Lo de rogar a Dios por vivos y difuntos, era algo difuminado de lo que no se hablaba específicamente.

Nunca me indicaron la importancia de estar pendiente e ir a visitar y cuidar a personas enfermas , salvo las patéticas visitas a los que llamaban "pobres de la Virgen", usando a estos desgraciados y faltándoles al respeto (regalito de pasteles incluido), con total desfachatez, solo para conseguir pitajes. Nunca se me dijo que me dedicara a descubrir personas hambrientas y sedientas, o sea, a gentes necesitadas, sin un duro o arruinadas y que los ayudara. Y nada de hacer algo por la gente que no tenía una casa donde meterse o comprarle ropa a algún pobre desarrapado y ayudarle a su rehabilitación. Jamás me enviaron, ni vi a nadie de la obra acercarse a ninguna cárcel a hacer un rato de compañía a algún preso. Lo de enterrar a los muertos sí se hacía (...ya hubiera sido el colmo).

No recuerdo que se profundizara en los medios de formación sobre la trascendencia del Sermón de la Montaña para la vida cristiana, con auténtico espíritu evangélico: ni en los círculos de San Rafael, ni en el programa de formación inicial del numerario, ni en toda la formación del centro de estudios, ni en los círculos breves o en los cursos de retiro o las estereotipadas meditaciones, salvo esporádica y superficialmente, como de refilón... y siempre para apoyar algún aspecto de la estructura opusdeistica.

Toda doctrina era predicada bajo el estricto "espíritu" del "profeta" Escrivá y su Nueva Ley del Opus Dei, recibida de manos de Dios (...cual nuevo Moisés). La actitud de adoración sumisa de Portillo cuando dijo aquello de que "hay que imitar a Jesucristo, pero por el conducto reglamentario" apoya mucho esta idea. Además, no hay más que ver la página web oficial: es un patético ghetto (cerrado incluso a los miembros), que continuamente rezuma loas, alabanzas y adoración a la deidad opusdeística por los cuatro costados.

Mis exámenes particulares (claro índice de lo que en aquel entonces instituto secular, perseguía en el fondo), eran del estilo de: puntualidad en las normas, vivir el minuto heroico y la ducha fría, preparar las tertulias para que no resultaran un muermo, no hablar en el tiempo de la tarde ni en el de la noche, hacer una romería a la semana en el mes de Mayo, hacer al menos 2 correcciones fraternas a la semana, remover Roma con Santiago para "caldear" la Novena de la Inmaculada, mantener ordenados mi cuarto y la sala de estudio, dejando los ceniceros relucientes, manga larga en el comedor, hablar de Dios a la gente aunque no viniera a cuento, forzando conversaciones a veces imposibles, invitar a gente sin ton ni son para rellenar un curso de retiro o una meditación , etc. etc. etc.... todo a mayor gloria del dios-Opus.

Yo, (aunque ahora lo veo estomagante), en aquel tiempo vivía contentísimo pensando que cumplía la Voluntad de Dios y me dirigía hacia la santidad. Aún hoy no me explico lo imbécil que fui y me entran rabia y vergüenza cuando lo recuerdo.

Es decir, que el máximo interés de quienes "dirigían" mi alma no era mi bien personal ni el progreso individual de mi vida cristiana sino el conseguir que yo me ahormara a todo lo que dictaba el "espíritu de la obra" (la Nueva Ley revelada a Escrivá por la divinidad). Por todo ello pienso que en el Opus Dei se adora al Opus Dei y a Escrivá, utilizando maquiavélicamente para ello la doctrina de Cristo a conveniencia.

Ruego me deis opiniones sobre estas ideas que os he expuesto, porque no sé si son una exageración o una simpleza o estoy en lo cierto. Aún pasados muchos años, me parecen un asunto muy fuerte y muy grave y me aterra el pensar que aún haya tantos incautos de buena fe (como yo lo fui), que lo sigan practicando. Muchas gracias a todos.

Orange




 

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