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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 06 de Febrero de 2019



¿Vocación a la Obra?.- Castalio

¿Vocación a la Obra?

 

“Con que piten 10 y queden 2… con esos 2 sacamos adelante las labores… Así se hace en España… y créeme que funciona

Don Florencio Sánchez Bella, México, 1992

 

Las palabras con las que inicio este escrito no son mías. Son de don Florencio Sánchez Bella que, para quien no sepa, fue el cura-jefe del Opus Dei durante muchos (muchos) años en España, y luego lo enviaron a México para que se apaciguara o -según él creía- para que revolucionara el proselitismo, aunque en realidad no vino más que a forzar pitajes de personas que, sin deberla ni temerla, de repente se vieron envueltos en la historia de una dizque vocación sobrenatural...



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Recauchuta que algo queda.- Zartan

No se si habéis entrado alguna vez a un taller de recauchutados, esos lugares donde llevas la rueda pinchada de tu “vículo” y te la dejan news, pero news-news que mas news no hay. Recuerdo haberlo hecho alguna vez y siempre me ha divertido ver que la decoración de estos talleres es, en todos lo países en que he vivido, la misma: un montón de calendarios con fotos de señoritas con poca ropa y bastante prosperosas y exuberantes.

Pues en el tema de justicia civil creo que ha pasado algo similar, se han recauchutado un poco o bastante. En los juicios de divorcio, si alguien quiere fastidiar a la otra parte, basta con decir que, además de lo tacaña y rara que es la contraparte, ha violado a los niños. Con ese procedimiento tienes asegurado que la contraparte (normalmente el marido) va a pasar varios años mas negros que sobaco de grillo, lo van a echar del trabajo, los amigos dejarán de saludarlo, no podrá ver a sus hijos o lo hará vigilado, pasará por cuanto psiquiatra existe y va a hacer varias veces el test de Rochard y el de Suchard y el del gil bajo la lluvia, se convertirá en un paria social y -a veces- años después puede que sea absuelto pero ya no hay quien le quite lo bailado.

Pues en la justicia canónica hay también ahora unas palabras mágicas que hace que se pongan nerviosos: “abuso sexual”. Con la que está cayendo, esas palabras hacen que los medios de comunicación social se lancen a la carnaza, los obispos se les caigan los anillos y el báculo se les atraviese en el gaznate. Y, hasta la misma oficina de información del opus, se atreva a decir que hay en curso una investigación por posible comportamiento que desdice del cargo y posición. ¡¡Lo nunca visto!!

Conocí a don Patricio Astorquiza cuando estaba terminando su estancia en Kenia y hemos mantenido un cierto trato posterior y, la verdad, me cuesta creer que haya tenido comportamiento “rarito” de índole sexual. Todo es posible pero… me cuesta creerlo, de verdad.

Mas bien me quedo literalmente con la acusación “acoso persistente en el tiempo y a un abuso de conciencia, ambas con posible connotación sexual”. Para mi que esto último puede que sea de puro relleno. ¿Qué repercusión mediática hubiera tenido una simple acusación de abuso de conciencia? Ninguna. El periodista de turno lee eso y piensa “este prohibió escuchar canciones de Madona o algo así” y no hay repercusión en la prensa. Pero si se le da el morbo de “posible connotación sexual”, la cosa cambia radicalmente.

Pero, dejando claro que todo es posible y que la gente de la prelatura es tan gente como el resto de los mortales, quiero que cada uno de vosotros piense por un momento si en su centro o donde fuera, ha visto alguna vez a alguien metiendo mano a otro o a otra. Las respuestas afirmativas serán pocas o ninguna. Pero si pregunto ¿quien de vosotros ha visto acosar persistente y pertinazmente a alguien para que pite o para que suelte un buen fajo de leuros? Seguramente la inmensa mayoría levantará la mano. O si la pregunta es ¿alguna vez has sentido que estaban intentando manipular tu conciencia o la de alguien cerca? Seguramente los únicos que no levantaran la mano serán los mancos. Seamos serios o va a resultar que el único que ha escuchado algo como “si das ese paso no doy ni un céntimo por tu alma y casi seguro que vas a la perdición eterna” o “si dejas de hacer la oración estás pecando y te lo digo yo que soy el oráculo divino” en el caso de ellas “… que soy la Sibila”.

A lo que voy, que estoy rezando mucho y hasta he encendido una vela a san Doménico de Cuculo (quien por un tiempo pensé que era el patrón de los tartamudos) para que eso de “posible connotación sexual” se quede en nada y entren a lo de verdad, al abuso de conciencia y al acoso persistente.

Si la acusación prospera y la justicia canónica (la civil no hará nada ya que lo sexual habrá prescrito y lo de conciencia le importa un rábano) dice que efectivamente hubo un indebido acoso persistente y abuso de conciencia, a quien estarán dando el capón será a la misma praxis de la obra ya que don Patricio siempre ha sido súper-cumplidor del espíritu y las normas. Empezaría a quedar al descubierto que ese acoso y ese abuso son la manera en la que, normalmente, se comportan los presbíteros de la prelatura y sus colaboradores orgánicos (salvo honrosas excepciones en las dos categorías, que de todo hay en la viña del Señor).

Desde mi selva muchos abrazos y que el frío no os deje entumecidos.

Zartán de los Nomos



El editor de Father McCloskey.- Cyrano

La última nota acerca de Father McCloskey, publicada en la web institucional del Opus Dei, me parece fantástica (ver “January 29, 2019 Statement”). Sale al paso de que hayan aparecido artículos firmados por McCloskey cuando ya padecía un avanzado Alzheimer.

Copio la explicación textualmente: “Father McCloskey had an editor who helped him with his writing. As his condition declined the editor did more and more and eventually was writing the articles completely.”

Y copio también la traducción de Google: “El padre McCloskey tenía un editor que lo ayudó con su escritura. A medida que su condición declinaba, el editor hacía más y más y finalmente estaba escribiendo los artículos por completo.”

O sea, que el editor terminó suplantando al que firmaba los trabajos. Es fabuloso que se admita tan ingenuamente algo así. Quizá se nos quiere dar a entender que la actuación del editor es compasiva pero opino que la suplantación es un fraude por mucho que se aleguen motivos humanitarios.

Me pregunto, ¿ante quién responde el editor de Father McCloskey? Es más, ahora que se admite candorosamente este fraude en la web institucional del Opus Dei, podríamos preguntarnos por la autoría de otras publicaciones de miembros de la Obra o por las mismísimas cartas del Padre. La duda es razonable, ¿no?

Me parece que el Opus Dei actúa como si el fin justificara los medios y así, si creen que un escrito firmado por Father McCloskey puede hacer el bien y llegar a mucha gente, se dicen: “¿qué más da que lo haya escrito él o su editor?”.

Ciertamente, el Opus Dei es propenso a crear personajes. Recuerdo aquellos ejemplos públicos de santidad (los “muy de casa”) que pululaban por centros y delegaciones. Puede que el mismo Father McCloskey haya sido víctima de su personaje. Y en esta misma web hemos podido leer interesantes trabajos que señalan como la vida del fundador ha sido adornada excluyendo las opiniones de historiadores independientes.

Esta tendencia a suscitar prototipos artificiales se acerca al modo de funcionar de las sociedades secretas. En esas sociedades lo importante es el grupo, no el individuo. Y entonces, ese “hacer el bien” no es favorecer a otros sino aparentar excelencia. ¡Puro artificio!

Pero se equivocan. Lo importante es el individuo no la institución. Jesús sale al encuentro de cada persona porque la ama y punto. Y las instituciones, las organizaciones, las labores, los personajes, los fundadores y demás aparato de nada sirven.

Cyrano





Otro reportaje sobre pedofilia.- Ana Azanza

Hola, me alegro de que interese el debate de Drewermann y Hertel con el numerario. Estoy muy sorprendida porque con esa claridad de términos y reproches al Opus Dei jamás hemos visto un programa en la televisión española. Opus Dei forma parte de una manera o de otra de las vidas de miles de españoles hace décadas y sin embargo es un tema prohibido, ni para bien ni para mal. No se sabe pública y abiertamente más que la propaganda del Opus Dei sobre sí mismo...



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