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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 03 de Junio de 2019



Un mundo feliz.- El Cid Campeador

“Paradójicamente, cuando llegó en la Iglesia el acontecimiento renovador del Concilio Vaticano II, y elaboró documentos que para algunos contenían enfoques que concordaban notablemente con el enfoque y estilo original del Opus Dei, éste había experimentado un notable alejamiento, según nuestro entender, de la idea original.  De esta forma, en lugar de acoger con júbilo las reformas e innovaciones del Vaticano II en el estilo de la praxis y pensamiento cristiano -como lo vivíamos una minoría de miembros-, las recibió con recelo” (Ramón Rosal Cortés: “Naufragio y rescate de un proyecto vital”)

 

Un mundo feliz

El Cid Campeador, 3/06/2019

 

El papel de la mujer en el Opus Dei durante la posguerra no me parece que sea algo específico de la Obra. En mi reflexión me pregunto qué es lo específico del Opus Dei, algo que no sea común con ‘los signos de los tiempos’. Intento abstraer en la medida de lo posible.

 

He llegado a dos conclusiones acerca de lo específico...



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LA MAGNA OBRA.- Ramana

Que nadie se asuste, no me refiero a nuestra secta predilecta (perdón por la rima), sino al trabajo de los alquimistas, al que luego volveré, si quiera de pasada.

Se ha escrito mucho, y bien, últimamente de vocación en estas páginas (nunca está de más agradecerle a Agustina sus desvelos y animar a todos a un pequeño esfuerzo económico para que siga adelante la web: hace mucho bien a mucha gente rota, desorientada, ciega, posible víctima en ciernes, mediopensionistas; hasta a los AOP que nos leen les hace bien).

Quiero aportar al respecto una modesta reflexión desde fuera de la Iglesia y de la fe, que no de la espiritualidad (aunque esto, lo sé, a muchos rechina, paciencia). Siempre me ha sorprendido lo ligeros de cuerpo (homenaje al desaparecido periodista MP) que usan el nombre de Dios (en vano, ¡segundo mandamiento!) casi todos los cristianos. Como si se desayunaran con él o tuvieran línea directa con el Altísimo para conocer sus inescrutables designios. Insisto, tamaña objetivación, cosificación de la divinidad siempre me ha espeluzado (santa Teresa) y me hace exclamar aquello tan hermoso y profundo de Meister Eckardt: “No hay que comprender a Dios ni considerarlo como algo ajeno a mí... Alguna gente simple se imagina que deberían ver a Dios como si estuviera allí y ellos aquí. Pero esto no es así. Dios y yo somos uno." El fruto de la nada, ed. Siruela (1998). O cuando proclama, lleno de sabiduría: “Oh Dios, libérame de ti”, es decir, de tu imagen cosificada.

Pensar en Dios como un superego juzgador, que toma decisiones en el tiempo, aparte de una necedad y, supongo, una blasfemia, es un contradiós teológico que nos hace pensar en Feuerbach y su idea de que no nos ha creado dios, sino nosotros a él. Ese dios ni es ni se le espera. No existe, sublimación de nuestros miedos y deseos, arquetipo maligno (sí, maligno) de nuestro lado más oscuro. Por eso, toda esta idea de si Dios desde la eternidad nos ha elegido para ser numerarios, etc., me parece sencillamente una logomaquia infantil y ridícula que manipula a “Dios” y lo identifica con una suerte de presidente de una empresa multinacional que hace cálculos en pos de un mayor rendimiento.

Hay dos cosas que no entiendo de los que se dicen católicos, uno, por qué toman el nombre de dios en vano, cuando es un mandamiento, una prohibición bien clara del decálogo, en vez de buscarlo en el “interior secreto” de su alma, haciendo silencio. Y dos, en qué basan su fe, esa que dicen tener, si ni siquiera conocen a duras penas la Biblia, ni la historia de la Iglesia. Hace poco, con motivo de un viaje, expliqué a un grupo qué era el arrianismo y cómo en el Concilio de Nicea se armó “la de Dios es Cristo”. Ninguno de los que me escuchaban, algunos proclamados católicos, y sin duda bellísimas personas, tenían ni idea de lo que les estaba contando. Cuando llegué al Cisma con la Ortodoxia y cité el “filioque”, menos aún. Entonces, ¿en que basan su fe? En mi opinión, no creen, creen que creen. Por hábito, porque se lo trasmitieron sus padres, por emociones confusas que se organizan en esa dirección y vale. Ni siquiera recapacitan en que si hubieran nacido un poco más al norte o al sur, serían devotos luteranos, o fidelísimas sunitas, con su hijab y todo.

Lo de buscar a Dios en el interior, eso sí que es Opus Dei, Obra magna. Convertir tu cuerpo-mente, tu organismo psicofísico, en un templo y contemplar, con infinita paciencia y amor, lo que ahí acontezca. Silencio creador, alquimia. Hacer de tu plomo, plata y de tu plata oro. Darte cuenta de que entre Dios y tú no hay dos y que ahí radica el misterio del Hombre y de Dios, y de Dios hecho Hombre, a quien llamamos el Cristo. La verdadera Vocación es esa, y a eso hemos venido a este planeta. Qui audies audiat. Y pido perdón si he podido molestar a alguien. No era mi intención. Como dicen los franciscanos, Pax et Bonum Om shanti.

Ramana





Caminante, se hace camino al andar.- JuanchoR

Querido Daneel:

Gracias por tu comentario. Quisiera reproducir aquí unas letras de tu escrito:La vocación no está escrita en un papel: "tener vocación [no] es una especie de “hecho verificable”, como si uno pudiera mirar un papel dentro de un sobre, donde consta los que tienen o no tienen determinada vocación. Y, de esta manera, antes de mirar dentro del sobre hay que hacer una apuesta sobre lo que hay en él, de tal manera que el que acierta gana la apuesta, y el que se equivoca la pierde. Pienso que esta forma de pensar es un grave error espiritual." Yo también pienso que eso es un error. Y añado otras de tus líneas: "Dios habla con nosotros durante toda nuestra vida, nos llama una y otra vez, en los acontecimientos, en las personas que nos rodean. La vocación no es un molde en el que uno tiene que esforzarse por encajar, sino un continuo diálogo vital con Dios, que no termina nunca, en el que siempre se descubren nuevos matices. La vida no es un laberinto que ya está trazado, sino un camino que hacemos al andar."...



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Al hilo del escrito de Ana Azanza.- Mediterráneo

Vaya por delante, una vez más, una frase del Martín Fierro: “Aquí no hay razón de más / más bien las puse de menos”, por si alguien piensa que Ana Azanza exagera, o que esto no era así, o que se ha pasado un pelo. Repito: “aquí no hay razón de más / más bien las puse de menos”.  

Dicho esto, como muy bien dice Ana, en el 92 se autorizó que numerarias y agregadas pudieran vestir pantalones, aunque se recomendó que fuera gradualmente, que no se cambiaran todas las faldas por pantalones, y que no fuese un cambio de hoy para mañana. Y fue en el 97 cuando se empezó a decir que no hacía falta que las auxiliares trataran a las numerarias de usted y las llamaran “señoritas”. Si se recomendó que la incorporación de los pantalones fuera gradual, el cambio de trato a las numerarias fue a ritmo de estalactita, de manera que no fue hasta muy entrada la primera década del 2000 cuando se hizo general y se consolidó.

También fue en esos años (finales de los 90, principio de los 2000) cuando empezaron las obras en los centros, para acondicionarlos a las necesidades de personas cada vez más mayores y, con dichas obras, desaparecieron los comedores de auxiliares y con ellos, a su vez, las vajillas y cuberterías diferenciadas. También por esa época dejaron de heredar ropa de las numerarias. A partir del 2005 o 2006, quizá un poco más tarde, las numerarias auxiliares pudieron tener móvil propio, quienes quisieron se sacaron el carnet de conducir, y empezaron a llevar una vida más parecida a las de las numerarias, trabajo aparte.

A día de hoy hay muchas numerarias auxiliares, más de las que nos imaginamos, desencantadas, decepcionadas y desilusionadas con lo que ha sido su vida. Y no pueden ni siquiera plantearse irse, porque no tienen ni un solo céntimo de euro a su nombre. No cobran, cobra la secretaria por ellas, ellas solo firman conforme han cobrado. Tampoco tienen a dónde ir, ni mucho menos posibilidad alguna de encontrar un trabajo fuera.

No contentas con esto, debido a la falta de vocaciones, tienen que seguir trabajando hasta los 70 y muy largos, los 80 en bastantes casos, a las órdenes de una numeraria relativamente joven. Si tienen suerte, la numeraria será de las que darían la vida por las auxiliares, porque existen, y yo las he conocido. Si no tienen suerte, será de las que llega, dice buenos días, se va a hacer un recado, vuelve, reza el Ángelus, se va a Misa y se va a comer a su casa, dejando todo el trabajo a las numerarias auxiliares. Estos ejemplares existen a día de hoy, y no doy más detalles para que no pueda identificarse a nadie.

Se han conseguido algunas cosas: ya no se limpian las residencias los fines de semana y los festivos, se limpia el oratorio, los baños y las habitaciones, pero la limpieza general de la residencia se hace solo de lunes a viernes. Las cenas se dejan dispuestas y las calientan los numerarios, por turno. Si pensamos que hace nada las cenas se servían en comedor, y las auxiliares se quedaban a dormir en la administración de la residencia, reconoceremos que algo se ha adelantado.

Lejos estamos, sin embargo, de lo que debiera ser una mínima normalidad. En un mundo donde bastarse a sí mismo es básico, la administración hace inútiles, incapacita, a tíos hechos y derechos, capaces de meterse dos y tres horas de deporte seguidas entre pecho y espalda. ¿Qué pasaría si cada fin de semana, por turnos, dos residentes fueran al mercado, compraran y cocinaran para la residencia? El primer fin de semana igual no saldría bien, pero aseguro yo a quien quiera oírme que, al tercer fin de semana, la residencia comería genial, y habría unos tíos a quienes no asustaría la logística de una casa. Y ahora, hay numerarios que no se atreven a irse porque, en sus palabras, “no sé hacer nada y se me hace muy cuesta arriba”.  

Y una no puede por menos de preguntarse si no es este uno más de los matices sectarios de la institución: incapacitar a las personas para que no puedan irse. “Somos libérrimos” decía escrivá. “Somos familia”, decía también. Y capaz que lo decía en serio, el muy menguado.

“Las cosas que aquí se ven / ni los diablos las pensaron” - Martín Fierro. 

Mediterráneo





FAZIO EN EL VALLE DE LOS HUESOS SECOS.- Pinsapo

“La mano del Señor vino sobre mí, y me sacó en el Espíritu del Señor, y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos. Y Él me hizo pasar alrededor de ellos, eran muchísimos huesos sobre la superficie del valle, y estaban muy secos. He aquí, ellos dicen: “nuestros huesos se han secado y nuestra esperanza ha perecido. Estamos completamente destruidos.” Entonces me dijo: profetiza sobre estos huesos y diles: “huesos secos, oíd la palabra del Señor. Y pondré tendones sobre vosotros, haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y viviréis, y sabréis que yo soy el Señor. Profeticé como me fue mandado y hubo un ruido y luego un estremecimiento, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.” Ezequiel, Capítulo 37.

 

 

 El decano de la prensa digital española al informar sobre el nuevo cargo de Mariano Fazio, inserta un llamativo titular: “un argentino amigo de Francisco se prepara para ser el nuevo prelado del Opus Dei.” Añade que como Ocáriz cumplirá 75 años el próximo mes de octubre, “lo previsto es que abandone el bastón de mando y lo ceda a Fazio, que se convertirá en el primer prelado no español. Será la primera vez que una sucesión de la prelatura se produce antes de la muerte del prelado.” Sin razonar tal conclusión, dice que de confirmarse en 2019 el nombramiento de Fazio como prelado, “Francisco le concedería el obispado.” Explica que Ocáriz lleva dos años y medio al frente del Opus Dei y el Papa “aún” no le ha nombrado obispo. Tal aseveración la adereza con una “maldad” extendida por los pasillos de los centros: “Juan Pablo II nos entendía y nos quería, Benedicto XVI nos entendía pero no nos quería, y Francisco ni nos entiende ni nos quiere.”...



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