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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 20 de Marzo de 2019



Contestando a Lucía Giménez.- Mediterráneo

Lucía, por lo poco que sé, todo lo tocante a las numerarias auxiliares venía directamente de escrivá (esta minúscula, y las que siguen, son conscientes). Es sabido que la limitación de horas de sueño, la extenuación física y el control de la mente en forma de no disponer ni de un solo minuto libre al día, son mecanismos de control de las sectas. ¿Leyó escrivá algo sobre esto? No lo sé, diría que no, porque ni era tan listo como quisieron hacernos creer ni creo que se lo planteara jamás.

Lo que sí se planteó, y lo repitió hasta la saciedad, fue que las auxiliares eran la base sobre la que se edificaría todo lo demás, algo en lo que tenía toda la razón, porque a buenas horas, en aquella España, un niño de buena familia iba a plancharse una camisa, o a hacerse el desayuno. Vamos, sin las auxiliares, esa peña hubiera durado menos que el agua en un cesto, y eso escrivá sí lo vió, vaya si lo vió. Que después lo disfrazara de “llamada”, de “visión”, de “moción divina”, o del gato con botas, me da igual. La realidad es que vió que las necesitaba, y mucho, y con urgencia. Y no podían ser las niñas de la aristocracia que pedían la admisión como numerarias, porque a ver de qué una niña que había tenido servicio en su casa desde la cuna, iba a ponerse a servir, materialmente, a unos caballeros a los que no conocía, llamada de Dios o no llamada de Dios. Había que crear una base de personal de servicio y, una vez conseguida dicha base, había que consolidarla porque no podía permitirse que una sola de ellas fallara.Y qué mejor manera de atarlas que hacerlas dependientes, programarles el horario 24/7, y tenerlas siempre, eternamente, vigiladas y controladas.

Y como era “el servicio”, tenían vajilla distinta, heredaban la ropa, no comían lo mismo, no tenían habitaciones propias, se las trataba como si estuvieran mentalmente incapacitadas, se las explotaba hasta la extenuación, y trataban de usted y de “señorita” a las numerarias. Los horarios venían dados por el tipo de casa, o por los residentes de cada momento, y de la distribución de tareas y de la organización de los turnos se encargaba el consejo local; cómo tenían que vivir, cómo había que tratarlas y la consigna de no tener un solo minuto libre porque el ocio es el padre y origen de todos los vicios, eso sí venía de escrivá: “nuestropadre lo vió así”, “así fue como Dios se lo hizo ver a nuestropadre”, se repetía hasta la sinrazón.

Y claro, cuando te pones a pensar, lo primero que te viene a la cabeza es “¿qué le hizo ver Dios, que las auxiliares heredaran la ropa? ¿que no tuvieran habitación propia? ¿que había que tratarlas como inferiores? ¿eso le hizo ver Dios, en serio?”

Mediterráneo

“Las cosas que aquí se ven, ni los diablos las pensaron” – José Hernández, “Martín Fierro”.





¿Qué había en vuestra oración personal?.- cafeconsal

Estimad@s ex-opus,

Con muchísimo cariño quiero haceros una pregunta. La duda me ha estado rondando varios días y ahora os la lanzo: Algunos 10, otros 20 o 30 (años)... sentimientos diarios incómodos de estafa, de mentiras... ¿qué surgía en vuestra oración personal? 1hora diaria... el Señor os habrá dicho algo en algún momento, ¿no?...

De verdad que me cuestiono esto con curiosidad sana...

Saludos,

Cafeconsal



Mi primo el Salesiano.- Orange

Hace pocos días escuché una estupenda entrevista realizada al actual Arzobispo de Rabat, que es Salesiano, en Radio María. Ello me trajo a la memoria un recuerdo casi olvidado que deseo compartir con vosotros.

Cuando yo era un recién pitado (llevaba 5-6 meses en la Obra), en una reunión de mi familia de sangre con motivo de un velatorio, me encontré con un primo mío que me dijo que había entrado en el noviciado de los Salesianos, lo cual me sentó como un tiro.

Era de tal calibre el lavado de cerebro que yo tenía entonces, que he recordado los sentimientos que la noticia me produjo:

Pensé que mi primo era un pobre desgraciado que se había metido a religioso, donde viviría una vida anodina, triste y medieval en los Salesianos, que eran unos seres como de una categoría muy inferior. Que mi primo era un pobre imbécil por no haberse dado cuenta de la enorme importancia que la Obra tenía en la Iglesia y que debía haberse metido en ella para estar "en medio del mundo", que es donde hay que estar, en lugar de irse con los insignificantes y desfasados Salesianos a dar clases para niños. Pensaba que mi primo estaba tan ciego que no veía que la Obra era lo moderno, el no va más, la auténtica Voluntad Imperativa de Dios para estos tiempos. Que se perdía la maravilla de ser hijo del Padre (Escrivá), quien era, con mucho, el hombre de mayor importancia en la Historia de la Iglesia después de San Pablo. Miraba a mi primo por encima del hombro como si él fuera una cucaracha y yo un tipo fantástico que pertenecía a la más trascendente y selecta legión apostólica de la Historia. Lo despreciaba en mi interior como si se tratara de un individuo que iba a contribuir a la languidez de una Iglesia arcaica y rutinaria, mientras yo sería un gran innovador espiritual, un Superman apostólico. Casi llegué a negarle el saludo.

Esos fueron mis pensamientos y sentimientos en aquella ocasión... así tenía yo mi cabeza. En fin amigos, os aseguro que he conocido a muchos tipos verdaderamente estúpidos, imbéciles y petulantes a lo largo de mi vida, pero a ninguno como yo mismo lo era en aquellos tiempos.

Después de tantos años, deseo que mi primo y todos los Salesianos me perdonen, pues son gente estupenda y hacen una maravillosa labor.

Orange.




 

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