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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 02 de Septiembre de 2019



El Opus Dei visto desde lejos.- Orange.

A veces me pregunto cómo vería desde lejos al Opus Dei una persona que no hubiera tenido contacto alguno con él , sin prejuicios ; pero que tuviera al menos una formación y información básicas.

Pues si esta persona aplicase el criterio de "por sus frutos los conoceréis" , lo primero que vería es que el Opus Dei constituye una muy pequeña institución de la Iglesia Católica, situada en el ala más conservadora y recalcitrante de la misma. Que está dedicado preferentemente a las élites económicas e intelectuales y que en las últimas décadas sufre una lenta e inexorable decadencia. 

 También vería que sus miembros viven extremadamente aferrados a cumplir, por encima de todo, con un exagerado ritualismo religioso que la institución les impone. Consideran muy secundariamente otros temas vitales del cristianismo como son la cercanía a los pobres, la atención a los desamparados y a los presos, la preocupación por los discapacitados, la ayuda a los imigrantes, la atencion a los ignorantes sin dinero, el ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio, etc, etc. En suma, que son poco cercanos al núcleo y esencia de la moral de Jesucristo : las enseñanzas del Sermón de la Montaña. 

Observaría también que son indiferentes o ignoran a los que no pertenecen a su cerrado ghetto , salvo para intentar hacerlos prosélitos. Son poco dados a sentirse hermanos de otros miembros de la propia Iglesia Católica ,a los que por lo general evitan o solapadamente desprecian, salvo si esperan conseguir alguna ventaja suculenta para la Obra, en cuyo caso los tratan de maravilla para conseguir su beneficio. Asimismo son impermeables a cualquier tipo de crítica que se les pueda hacer desde el exterior, aún con buena voluntad y fraternidad.

Vería que tratan de forma despegada a los disidentes o a los que abandonan el grupo, con los que pasan en un instante, de decirles que les profesan un amor "más fuerte que la sangre" a la frialdad y la indiferencia más heladoras.

Que entre ellos, no existe el verdadero amor al hermano de la propia casa sino más bien la vigilancia de reojo para que el hermano nunca deje de hacer lo establecido ; y si observa alguna desviación, lejos de interesarse por el problema de la persona, acuden a los jefes para que estos apliquen el correctivo necesario. Y si el desviado persiste en su punto de vista prefieren expulsarlo sin reconocerle la labor realizada ni prestarle la mínima ayuda, antes de acogerlo e intentar comprenderlo y ayudarlo.

Mas que adorar a Dios, parecen adorar en primer lugar, a sus propias normas y costumbres. La intolerancia con el desviacionismo es radical y tajante, cerrada a cal y canto al diálogo, propia del que se cree custodio de la verdad única e intocable. En caso de discrepancia , el equivocado siempre es el otro. 

Tienen un escasísimo sentido del humor salvo las risotadas ante comentarios de cosas que están "bien vistas" entre ellos y siempre llevan una sonrisa "oficial" , a modo de "máscara" en el rostro para tratar de dar hacia fuera la impresión de que siempre van felices y contentos por la vida, aunque por dentro la verdad sea muy distinta, escondiendo , en muchas ocasiones, estados anímicos trágicos y amargos.

Todo ello proyecta la imagen de que el Opus Dei es un grupo afín a los ricos y poderosos en el que hay muchos rasgos se sectarismo y pocos de cristianismo.

Orange




 

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