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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 29 de Junio de 2020



El caso es que es difícil escribir.- Plutone

Cuando ya se ha dicho todo.
Cuando nadie hace nada.
Cuando los de dentro no quieren corregir sus errores.
Cuando la Iglesia, desde fuera, no quiere oír.
Cuando la Iglesia todo esto lo permite.

Cuando los directores saben que tú no tienes un carácter adecuado para lo que se te va a pedir.
Cuando saben que no eres más que un niño, inmaduro y sin experiencia, pero necesitan que pites para hacer números.
Cuando el numerario de turno lo que quiere es quedar bien, darse una alegría o darle una alegría a su director o al que vaya a venir de delegación.
Cuando, para acallar su conciencia, se amparan en que tú ahora pitas y “ya se verá”.
Cuando lo único que les importa es que les cuadren las cuentas.
Cuando, para conseguirlo, juegan con tu vida, tu inocencia y tu confianza en ellos.
Cuando te llevan engañando desde que tenías tres años con un único fin.
Cuando te dicen que Dios no te va a querer si no te haces numerario.
Cuando te piden que no les digas nada a tus padres.
Cuando te enseñan a mentir.
Cuando te dicen que les digas a tus padres que vas “al centro”, porque vas al centro de la ciudad.
Cuando te dicen que les digas que vas “a una convivencia con los niños de tu clase”, porque en el retiro de los adscritos se convive con niños de tu clase.
Cuando mientes durante años convencido de que no estás mintiendo.
Cuando sabes que les estás mintiendo a tus padres, pero te convencen de que eso es lo que Dios quiere de ti.
Cuando la manipulación es infinita.
Cuando el numerario te mete en esa situación porque él también está convencido, también está engañado, también está manipulado; cuando, por su parte, hay buena voluntad.
Cuando el que te lleva “al centro” es otro niño de tu clase, ese que cree que es numerario y, sin embargo, aún no lo es; ese al que los adultos del “centro” también le están mintiendo.
Cuando a ese mininumerario lo están utilizando para llegar hasta ti y a ti te utilizarán para llegar a otros.
Cuando tu familia te da la espalda porque tú se la has dado a ellos, porque los has engañado, porque te has aprovechado de su confianza.
Cuando eres tú el engañado y del que se han aprovechado.
Cuando ese “ya se verá” empieza a verse.
Cuando, aún así, siguen insistiendo, mintiéndote y manipulándote.
Cuando lo único importante sigue siendo que les cuadren las cuentas.
Cuando esas cuentas son aún más importantes, porque ahora no es un alta sino una baja.
Cuando la insistencia, la mentira y la manipulación es lo único que has conocido.
Cuando empiezas a decir que no puedes y te enseñan que eso es soberbia.
Cuando pasas años y años confesándote de esa soberbia.
Cuando aún así no puedes.
Cuando te llevan al psicólogo supernumerario.
Cuando empiezan las pastillas.
Cuando te cambian de director espiritual, de sacerdote y de centro.
Cuando todos son copias del anterior, las mismas palabras, los mismos gestos.
Cuando todos te conocen y saben qué decir antes de que tú puedas decir nada.
Cuando pretenden que les cuentes sin querer oír.
Cuando tú no sabes ni qué decir.
Cuando no se puede volver a empezar porque no hay nada que empezar.
Cuando eres incapaz de hablar y te acusan de falta de sinceridad.
Cuando tu vida es un laberinto sin salida.
Cuando te revuelves contra ti, porque la Obra es la única que tiene razón.
Cuando dejas de comer y empiezas a vomitar a escondidas.
Cuando te obligan a comer pero no te pueden obligar a no vomitar.
Cuando no sabes por qué lo haces y sigues confesándote de soberbia.
Cuando no puedes, no puedes, no puedes, y eso es soberbia, soberbia, soberbia.
Cuando te das asco y aún puedes menos, y eso es más soberbia y más vómitos.
Cuando no te quedan fuerzas y es culpa tuya.
Cuando es la Obra la que te da la espalda “porque tú se la has dado a ella”.
Cuando descubres que “darle la espalda a la Obra” es simplemente irte.
Cuando te vas sabiendo que para la Obra eso es alta traición.
Cuando te han enseñado a identificar a Dios con la Obra desde que tenías tres años.
Cuando no consigues separar una cosa de la otra e irte es traicionar a Dios.
Cuando, a pesar de todo, no puedes seguir adelante.
Cuando decides traicionar a Dios.

Cuando el único modo de no traicionar a Dios es dejar de creer en Él.
Cuando tus padres se han hecho mayores y nunca has podido explicarles por qué los dejaste.
Cuando ya no están y nunca podrás explicárselo.
Cuando eres tú el que tienes un hijo.
Cuando lo apuntas a Valores porque no eres capaz de apuntarlo a Religión.
Cuando no sabes lo que será para él vivir sin Dios.
Cuando se cae de la bici y tú piensas “por favor, Señora…”
Cuando te da miedo no enseñarle que tiene una Madre más allá de la suya.
Cuando intentar pensar en esa Madre es volver a vomitar.
Cuando no hay más salida que no pensar.

Plutone
Cuando has visto morir allí dentro a una persona que, como tú, dejó de comer.
Cuando sabes que SAN Josemaría prefería verte morir que marchar.
Cuando sus hijos actúan en consecuencia.




SIEMPRE ALEGRES.- Pepgrass

Iba andando por la calle y me encontré el lema de la fotografía en la fachada de un colegio concertado. ¿Os suena?

Este lema de Josemari siempre me ha llamado la atención. Como casi todos los lemas del "barbastrino" o "barbastrense", como ya hemos visto en los diferentes escritos publicados en la página, fueron copiados o adquiridos de las distintas instituciones que rodeaban al personaje.

Tengo que reconocer que yo le tenía un gran respeto, estuve en la beatificación y en la posterior canonización. Fue leer el testimonio de Carmen Tapia y todo lo sucedido con ella y se me fue, primero las ganas de quedarme en la cosa y después todo respeto a la que después vine a llamar de la única manera que puede llamarse a esa institución, secta. Qué lástima que los hombres y mujeres estropeemos las cosas de Dios, yo, que siempre he defendido la labor tan excelente que hace en muchas cosas y personas el opus... Ahora tengo claro que no. Basta que una sola persona haya sufrido gravemente y de manera injusta o que haya un solo suicidio provocado por la presión psicológica en cualquiera de los miembros, o no miembros, de la cosa para que YA NO SEA DE DIOS.

Hasta hace poco tiempo no he sido verdaderamente consciente de lo grave que es ese control que ejercen sobre las conciencias de las personas. Yo me daba cuenta de manera inconsciente cuando empezaba a convivir con ellos; formas de hacer, actitudes, faltas de caridad, graves e injustificadas injusticias, solo Dios sabrá el daño que se ha hecho a tanta gente. ¡Qué pena! !No valió la pena! Qué razón tiene Novaliolapena. En fin, ayudemos lo que podamos a los que quedan para que no se vuelvan locos.

Tengo la intuición siguiente sobre la cosa: los móviles y ordenadores van a terminar con ella antes de lo que pensamos, puesto que algo que se supone que es divino, se sustenta en lo humano, en el fundador. Necesariamente tiene fecha de caducidad siempre y cuando no se den cuenta que tienen que corregir los graves errores de raíz que hacen tanto daño a las almas. O puede ser que surja algún "manglanito" que, por inspiración divina, cambie totalmente el rumbo de la cosa, fundando otra con libertad verdadera, nunca se sabe. Os deseo que estéis siempre alegres de verdad.

Pepgrass





Mi experiencia con los EX.- Orange

Tras vivir 15 años en la Obra, llevo ahora 35 años fuera de la ella. Después de mi paso por esta institución conocida en todos los lugares donde trabaja por su marcado carácter sectario y transcurrido tanto tiempo, puedo decir que las secuelas que me dejó, actualmente son de tipo anecdótico y ya no afectan para nada a la estructura profunda de mi vida. Es más, veo al opus cada vez más estrecho y ridículo. Llegar hasta este punto no me ha sido fácil. He pasado por varias costosas y largas etapas que progresivamente han ido borrando su influencia nociva en mi, cada una de ellas con sus luces y sus sombras.

Afortunadamente, he recorrido un largo camino sin ayuda de nadie y he llegado a una situación de estabilidad, especialmente en los ultimos años, en los que me he reincorporado a vivir un cristianismo más auténtico y sencillo, muy diferente del superficial y sectario del que viví en en la Obra. Solo puedo decir que mi relación con Dios es ahora más realista, sincera y sentida, aunque siempre doy la razón a Escrivá, cuando decia: solo soy un pecador que ama a Jesucristo.

A lo largo de todos estos años, he tenido la oportunidad de contactar con numerosos ex, de diversas partes, tanto de mi etapa en la Obra como de tiempos posteriores. En general he detectado que la influencia negativa de esta secta es mucho más profunda de lo que a primera vista pudiera parecer. Muchos ex, al salirse, con su mejor buena voluntad, pretenden asimilarse a lo que es la vida normal, creándose por cuenta propia, una nueva y precipitada mentalidad de adaptación a la sociedad normal.

Pero ese nuevo, digamos, traje que los asemeja a lo normal, suelen ponérselo encima del que traen puesto de la Obra, a modo de camuflaje, iniciandose asi un peligroso proceso que puede conducir al desarrollo de una inconsciente doble personalidad, pero que por el momento les sirve para disimular ante los demás lo que verdaderamente llevan por dentro. Y, lo que es más grave, muchas veces inconscientemente, lo incorporan tambien para camuflarse ante si mismos. Llegan a creerse que todo está así arreglado, cerrando los ojos y procurando no mirar hacia su más íntima realidad interior. Pero su vida no está normalizada aunque se empeñen en pensar lo contrario. Tienen un cadáver en el armario, que en situaciones límite de la vida, siempre asoma.

Y asoma en forma de estados de ánimo inexplicablemente cambiantes, en reacciones exageradas o paradójicas ante estímulos normales de la vida, en complejos o desenfrenos sexuales, en la falta de una personalidad firme que les lleva a poner diferentes caras ante diferentes personas en un afán miedoso de agradar a todos, en cambios de actitud inesperados y bruscos ante personas allegadas que éstas no alcanzan a comprender, en tener dificultades para las relaciones sociales o laborales normales, en sufrir marcados altibajos en las relaciones de pareja o matrimonio, en mostrar una agresividad desmedida contra la Obra a la que culpan de todos los males de su vida, con razón o sin ella, y, en fin, en multitud de complejos, obsesiones y miedos alejados de la realidad que a ojos ajenos les hacen parecer personas inmaduras e inestables, pese a ser muchos de edad avanzada.  Cuanto más tiempo han permanecido dentro de la institución y cuanto mayor ha sido su dedicación a la ella, más profundas son las raices de la mala hierba sectaria con la que salen.

Esa influencia es muy difícil de desarraigar, especialmente si lo intentan solos, como fue mi caso, o con la ayuda de consejeros espirituales que escogen a su gusto para regalarse el oido. Pero la mayoría de estos consejeros ignoran la verdad nefasta y profunda de la Obra y por más buena voluntad que empleen,suelen ser poco ineficaces.  Cada enfermedad tiene su tratamiento. Y como la enfermedad de los ex consiste en haber vivido en una secta, pienso, a estas alturas, que una de las cosas más adecuadas para resolver el problema seria acudir a la ayuda profesional. Es decir, que en cuanto alguien se saliese o lo expulsaran de la Obra, le recomendaría acudir a un buen psiquiatra solvente, que esté especializado en tratar a personas que han pertenecido a estructuras sectarias. Así, la transición hacia la normalidad se haría más corta y de mejor calidad que si no se acude a esta ayuda, y se mitigaria en gran parte el sufrimiento que el desenganche provoca.

No son muchos los ex que acuden a este tipo de ayuda. Muchos se limitan a formar grupos de amigos o amigas, la mayoría también ex, que son los únicos que comprenden el argot propio que emplean, buscando consuelo en esa comprensión. Otros inician relaciones peculiares de pareja o matrimonio que raramente llegan a ser normales, dada la rareza de la historia personal que llevan consigo con la consecuente dificultad de encontrar pareja compatible. Hay un pequeño grupo cuyas raices son tan profundas que no pueden deshacerse de ellas y se adhieren a otras instituciones de la Iglesia en las que trabajan con ahínco pero siempre sin cambiar un ápice su estructura mental de numerarios o numerarias. Y asi vemos (no hay más que leer los testimonios que aqui se publican), una gran cantidad de ellos que aún con el paso de los años siguen sufrienfo porque conservan casi intactos los complejos, los miedos, las inestabilidades y los desgarros interiores con los que salieron.

Si retrasan el acudir a este tipo de ayuda, más tiempo sufriran las consecuencias.

En el orden práctico, como no es fácil encontrar este tipo de profesionales, se puede pedir información en los diferentes Colegios Profesionales de Médicos. Por supuesto, hay que asegurarse de que el psiquiatra elegido no tenga relación alguna con el opus, ni positiva ni negativa. La persona debe acudir sola, sin el acompañamiento de familiares, amigos o allegados de cualquier tipo que con su sola presencia podrían entorpecer el desarrollo de la terapia. Es algo que recomiendo vivamente desde mi experiencia como médico que alcanza ya los 45 años de duración.

Mi deseo es que la transición de los ex hacia la normalidad sea lo mas corta y lo menos traumática posible y que cada vez veamos menos esos testimonios sufridores, inveterados, estancados y repetitivos que hasta el momento vemos por aquí. 

Orange





Huye con suavidad, discreción y silencio.- Antonio Moya Somolinos

Bueno, Anita, parece que aquí todo el mundo te quiere ayudar. Prueba de que, aunque no te conocemos, te queremos porque vemos que podemos aliviarte un mal que se cierne sobre ti.

Para empezar, piensa en un detalle: Hablas desde el anonimato, ocultándote y ocultando nombres reales. Motivo: porque piensas, y con razón, que desde el Opus Dei van a leer tu caso y ya bastante te están amargando la vida como para que encima te la amarguen más. Mal comienzo es ese, objetivamente hablando.

Yo a estas alturas de la vida ya no me oculto de nadie. En el año 2018 escribí y firmé 77 artículos críticos sobre una carta de Ocáriz, publicados en DiarioSigloXXI que también están publicados aquí. Ahí cuento un montón de cosas acerca del Opus Dei y de su progresiva corrupción en el seno de la Iglesia.

Créeme: lo que tenemos en común quienes nos hemos ido del Opus Dei es que hemos dejado de ser seguidores de san Josemaría para pasar a ser simplemente cristianos, discípulos de Cristo. Quizá tú, a tus 21 años tienes la oportunidad de seguir a Cristo sin pasar previamente por un camino tan tortuoso.

La clave del consejo que yo te doy está en el propio san Josemaría, quien al referirse a los primeros que le siguieron dice que se le fueron “como las anguilas”.

Ahí está el secreto y eso es lo que te aconsejo: que desaparezcas como las anguilas.

¿Cómo actúan las anguilas? Con suavidad, discreción y silencio.

Mi consejo es este: huye de las malas compañías, como decían los antiguos libros de moral. El Opus Dei es una mala compañía por las razones que todos sabemos.

Si hay algo que caracteriza lo que es de Dios es la paz. Todo cuanto es de Dios da paz. El día en que me fui del Opus Dei encontré una gran paz, y eso parece que les ha pasado – inmediatamente o en diferido – a quienes han abandonado esa institución.

De la misma manera que no es bueno dialogar con lo que nos aparta de Dios, entiendo que no es bueno que dialogues con los del Opus Dei (ojo a ese cura numerario, es un actor más de la obra de teatro; cumple su papel de bueno, como Mariana el suyo), sino que debes desaparecer como las anguilas.

Mi consejo es este: Bloquea a Mariana y a todas o todos los del Opus Dei relacionados con ella en WhatsApp. No borres su contacto de tu teléfono, para que sepas quien te llama cuando te llamen.

Si por el WhatsApp no logran contactar contigo, te llamarán. No les cuelgues. Espera a que deje de sonar el teléfono por sí solo para que tengan la duda de si no has querido cogerlo o lo tenías en silencio o no lo tenías cerca en el momento de la llamada.

Si te llaman entonces desde el teléfono de otra chica y al cogerlo resulta que es Mariana, sin dar absolutamente ninguna explicación, cuelga.

Si te van a ver a casa, dile a tu madre que diga que no estás.

Si quien abre la puerta eres tú, al ver delante de ti a la tal Mariana, sin hacer ningún comentario, ciérrale la puerta.

Si te espera en la calle y se pone a tu lado cual moscón “musitando palabras de amor”, como Nat King Cole, ni la mires y sigue andando como si fueras una actriz a quien se le pega un moscón de periodista con preguntas provocadoras.

Borra tus referencias de Facebook en las que aparezcas con alguien del Opus Dei (fotos, amigos comunes, etc.).

No des jamás ni una sola explicación y ni un solo saludo a esas personas.

Por puro aburrimiento terminarán viendo que no es rentable el tiempo que te dedican y terminarán dejándote en paz.

Yo, afortunadamente, puedo actuar de modo distinto al que te aconsejo. Varios amigos míos numerarios del Opus Dei vienen de vez en cuando a comer a mi casa porque saben perfectamente que su proselitismo no tiene absolutamente nada que hacer conmigo y porque saben que yo se distinguir perfectamente a las personas de las instituciones, y tenerles a ellos por buenos amigos a la vez que, si llega el caso, les digo que san Josemaría era un canalla y lo fue con determinadas personas como Carmen Tapia, Miguel Fisac, María Angustias Moreno y otros que sufrieron lo indecible de parte de él, simplemente porque san Josemaría no tenía ni la menor idea ni el menor respeto por la libertad ajena. Otra cosa es que estuviera tronado, como Marcial Maciel, cuestión de fuero interno en la que no entro, pues no me es dado juzgar el interior de nadie. Pero desde luego, ya podían haberse dado cuenta a estas alturas de los desequilibrios de Escrivá y separar la institución del seguimiento a un posible perturbado. Sobre esta cuestión, como digo, que juzgue Dios.

Pero tú no estás en mi caso. Tú corres el peligro de no ser feliz. Tú tienes que poner pie en pared de modo decidido y sin el más mínimo diálogo, ni una sola palabra. Silencio total.

Ten en cuenta que la felicidad no es solo meta, sino camino. Dios nos quiere felices en esta tierra, porque de lo contrario no podremos hacer felices a los demás, ni en esta tierra ni en la bienaventuranza.

¿Quieres seguir a Cristo? Pues síguele. No necesitas constreñirte a un camino estrecho lleno de rigideces que todos los días reciben la reprobación del Papa. La Iglesia es maravillosa e inmensa. No vueles como ave de corral cuando puedes volar como las águilas (¿te suena?). En la Iglesia puedes encontrar quien te quiera, quien te comprenda, quien te respete, quien no ejerza violencia con tu libertad y con tu conciencia.

Hazle caso al cura de tu parroquia, no seas tonta. Que se nota que sabe de qué va la fiesta.

Ensancha el corazón. Enamórate de Jesucristo y el Señor te puede preparar un futuro maravilloso lleno de felicidad. Tienes toda la vida por delante. No la eches a perder.

Perdona el rollo. Debes estar hasta los pelos de tanto consejo. Esto parece el consultorio de la señorita Francis pero al revés: en vez de miles de preguntas y una consejera, aquí aparecen los consejeros como hongos y es una sola quien hace las preguntas. Así es la vida.

Un afectuoso saludo y mis mejores deseos para ti y para tu futuro.

Antonio Moya Somolinos.




 

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