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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 16 de Noviembre de 2020



La última carta.- Albedrío

La última carta
Albedrío, 16/11/2020

 

Tras un sincero serviam de enamorado, aquella mañana, FJ se sentía feliz, pero no con la felicidad de un animal sano, que lo era (él pensaba de sí mismo y así lo decía en la charla fraterna y en alguna que otra tertulia, que era un fiel burrito servidor de la Obra y por tanto de la Iglesia), aquella felicidad era algo mucho más profundo, provenía de su filiación divina, de sentirse amado por Dios y querer a los demás pero quererlos santos, estando dispuesto a corregirles si se desvían de su camino de santidad.

Por esos derroteros transitaba su oración de aquella mañana en el oratorio del centro mientras alguien leía el libro de Meditaciones, el tema era la corrección fraterna y el propósito (siempre sacaba uno de cada rato de oración) estaba claro: un par de correcciones fraternas, una al director y otra al secretario por dos detalles de la noche anterior que le habían resultado llamativos, los dos tenían que ver con su faltas de exigencia hacia los del centro. No podemos bajar la guardia, se decía, bueno, lo comentaba con el Señor, el demonio no se toma vacaciones, quizá nos estamos dejando llevar por estos tiempos de cambio y nos estamos olvidando del espíritu que tan perfectamente esculpido nos dejó nuestro Padre…

 

Artículo completo

 





Finjamos que la OD funciona, triste pensamiento, un rato.- E.B.E.

Intercambiando opiniones sobre la última carta del prelado y su idealización de la organización que preside, se me vino a la cabeza esa maravillosa poesía de sor Juana Inés de la Cruz (https://albalearning.com/audiolibros/delacruz/finjamos.html ahí está la poesía entera y muy bien leída).  Dice la primera estrofa, realmente profunda:

Finjamos que soy feliz,
triste pensamiento, un rato;
quizá podréis persuadirme,
aunque yo sé lo contrario,
que pues sólo en la aprehensión
dicen que estriban los daños,
si os imagináis dichoso
no seréis tan desdichado.

Pues esa es la impresión: fijamos, al menos por un rato, mientras dura la lectura de la carta del prelado. Si os imagináis dichoso, no seréis tan desdichado.

Saludos,
E.B.E.





Reflexiones sobre un libro.- Raimon

Quería escribir unas reflexiones sencillas sobre el libro de "Anhelo por vivir" y comentaros dos puntos que me han llamado más la atención:

 

- En el libro habla la autora sobre el momento en el que se plantea dejar el opus. Me llevaba a hacer una reflexión sobre alguien que se plantea dejar el opus y no tiene un trabajo, puede perderlo por hecho de dejarlo, no tiene nada de dinero ahorrado para irse a vivir, no tiene una familia detrás que le apoya, su familia no le paga ningún gasto ni en el presente ni se lo va a pagar en el futuro, etc. ¿Creéis que esa persona es libre? Libre, me refiero, de verdad. Creo que cualquier persona que decide entrar en algo así, debería tener todas las posibilidades y decidir seguir perteneciendo. Pienso que cuando esto deja de ser así, deja de ser libre de verdad. ¿Cuánta gente de dentro si tuviese un trabajo fuera de una obra corporativa, una labor personal, un trabajo interno, etc. se iría? ¿Es igual de “libre” alguien que trabaja en algo relacionado con el opus que alguien que tiene un trabajo totalmente externo?

 

 

- No entiendo muy bien la situación de llevar a tu hijo a un cole de Fomento después de vivir lo que vivió. Comenta que destacaba el buen nivel académico y que sabe qué le tiene que decir. Me parece que en un cole de Fomento o en una obra corporativa el problema no es lo que dejan de escuchar sino lo que escuchan y lo que le supone a un niño desde pequeño vivir ciertas cosas. Sería incapaz de llevar a un hijo a un cole así y he estado 8 años dando clase en uno de ellos. Es un concepto de conciencia, de moral, de piedad, de forma de vida que no quiero cerca de alguien a quien quiero. Respeto a quién lo quiera. Cada persona decide lo que tiene del opus en cuanto sale y supongo que no hay dos maneras iguales.

 

¡Un abrazo a todos!

Raimon





Mi abducción.- Yomerita

MI ABDUCIÓN

Así veo los 15 años dentro de la Obra, porque así me sentí cuando salí (hace ya 21 años) e intenté encajar en la vida de las personas de las que el opus me había alejado durante esos años.

Analizando las cosas que me hacen re-enojarme con el opus creo que esa sensación de “ya regresé pero ya no vengo al caso” es la principal. Me salí de mis ciudad, mi casa, para ir a estudiar la carrera a los 18, regresé 15 años después y mi relación con mis hermanas estaba fría, ya no había de qué platicar. Había fallado a bodas, nacimientos, defunciones, bautizos, primeras comuniones, de familia y amigos. Mis amigas casadas y comadres entre sí. Fue como ir a una fiesta enorme y no conocer a nadie...



(Leer artículo completo...)




Hay dos sentencias declarándole culpable.- Carmen Charo

Alvaro C., ¿Cómo se te ocurre hablar y juzgar sobre lo que no tienes ni idea, y tratándose de algo tan delicado como la vida de un chico y de su familia? Haces daño.

Te diré que ha habido un juicio, la víctima pasó por seis peritos (repitiendo cada vez todo tipo de burradas vividas) independientes y de parte, y todos afirmaron que no mentía ni inventaba. Los hechos quedaron probados.

Hay una sentencia de la Audiencia Provincial de Bizkaia y otra posterior del Tribunal Supremo que dicen alto y claro que el numerario del Opus Dei José María Martínez Sanz, Chema para los amigos, es un delincuente, en concreto un pederasta, abusador de niños. Eso no lo digo yo sino la Justicia. Aunque la Madre Guapa tiene sus modos de presionar y ahogar y le ha conseguido no hacerle la foto entrando en el centro penitenciario. Ahora defiende al delincuente, no porque él le importe. Solo le importa en buen nombre de la organización. Si andamos atentos veremos como a este delincuente más pronto que tarde la darán la patada.

¿En 29 años no te ha dado tiempo de ver cómo trabaja esta secta y qué le mueve?

A ver si la Vida te regala una experiencia similar en ti o en tu entorno y vas cayendo en la cuenta de las veces que podemos meter la pata y hacer daño gratuitamente.

Carmen Charo





Alvaro C., pide disculpas.- Ramón

 

Hola amigos,

 

He vuelto a leer OpusLibros, tras unas semanas ausente. Me he sorprendido gratamente porque sigue vivo el nivel de participación (¡ojalá no fuera necesario!), pero me he dado de morros con un post de Alvaro C., comentando los abusos sexuales del Gaztelueta de manera bastante inapropiada.

 

A ver, Alvaro, no te conozco por lo que no puedo juzgar tus intenciones. Juzgo lo que escribes, que me parece un despropósito. Te has pasado cuatro pueblos, cuando estamos ante un hecho juzgado, y si al final dudas de la víctima, y encima denigras su respuesta, eso no tiene pase. Te sugiero que pidas disculpas.

 

Primero, te parece mal que el padre del chico se haya metido en política "qué bien le viene para medrar" ¿Te parece que esa persona está ahí para medrar? ¿O de verdad crees que él estaba deseando que abusaran de su hijo para llegar al parlamento? Si leyeras un poco, sabrías que ese hombre tenía su empresa, vivía de su trabajo, no de ser político como otros líderes de los que no vamos a hablar. ¿De verdad te parece mal que esté ahí una persona que ha vivido en su familia el abuso? Hace unos años, un asesino salió de la cárcel y mató a la niña MariLuz. Su padre rápidamente fue fichado por un partido político para reforzar su imagen de Ley y Orden. ¿De verdad crees que el padre de MariLuz aprovechó que mataran a su hija, para "medrar en política"? ¿O también te parece mal que una víctima de ETA esté en el Congreso? Te has pasado cuatro pueblos, la verdad.

 

Otra cosa es que te parezca mal la política en general o en la política de izquierdas en particular. Pues recuerda que según el Papa, es la más alta forma de expresión de la caridad y el compromiso con la humanidad de los cristianos. Tú dices que la obra no debería haber existido. ¿No te parecería mejor que alguien desde las instituciones políticas por fin investigara al Lado Oscuro, sus tejemanejes financieros? ¿Que en su día se hubiera puesto coto a su expansión? ¿Que alguien de una vez haga pagar a la Iglesia Católica por los abusos  (sexuales, niños robados, apropiación de la educación, inmatriculaciones, tejemanejes financieros...) que ha realizado y luego encubierto?

 

Dices que no se puede demostrar que hubiera abuso. Tiene narices. Por definición, los abusos no dejan huella. Quizás perteneces a esa línea de pensamiento tan extendida últimamente cuya idea es denigrar a las víctimas, dudar de su testimonio, y por casualidad favorecer al perpetrador, sea éste una empresa (grandes petroleras, la iglesia, etc), una persona famosa o simplemente una institución social (el patriarcado, la familia tradicional o el orden público). Pues mira, por desgracia para las víctimas, de eso se valen los perpetradores: de la difícil demostración de los hechos en el caso de los abusos, y de la presencia de gente que como tú duda sistemáticamente del sufrimiento de esas personas.

 

Por último, aunque parezca paradójico, lamento que esto haya pasado en Gaztelueta. Tengo buenos amigos que han pasado por allí. Es más, cuando empezó en los años 50 era un colegio modélico. Se conoce que al Opus Dei no le gusta eso. Lo siento por los padres, que tendrán siempre encima algo de miedo. Y lo lamento por la gente buena que queda en el Opus Dei, nadie se merece ese baldón. Todo ello sin que mi opinión sobre el Lado Oscuro como institución cambie un ápice.

 

En resumen: Alvaro, has tenido una intervención desafortunada. Has estirado los límites de la libertad de expresión. Una disculpa no estaría mal.

 

Que Dios os guarde

 

Ramón





El peligro de juzgar.- MGF

Querido Álvaro C.:

De nuestros años en la Obra nos queda indefectiblemente la costumbre de juzgar. No es culpa nuestra, es que nos educaron así. Quién es bueno, quién malo, dónde se equivoca Fulanito o causas para una corrección fraterna. Y eso durante innumerables charlas, círculos y confidencias. Fue así nuestra formación: convertirnos en verdaderas máquinas de dar consejo a diestro y siniestro, oportuna e inoportunamente.

Por eso te disculpo internamente de tu artículo. Viste una situación, leíste (te "formaste") al respecto, y ahora toca emitir el veredicto. No puede ser de otra forma, estabas llamados a catequizar el mundo enseñando a todos cómo ser mejores, y de eso algo queda.

Con el tema de los abusos sexuales pasa una cosa bien curiosa. Si robo en una casa, siempre hay cámaras que puedan haberme grabado; si evado impuestos, seguro que quedaron rastros bancarios con que incriminarme... ¿Pero cómo se prueban los abusos sexuales? Probablemente sea el tema más peliagudo de todos. Es como una violación: sólo hay dos personas, dos testigos, queda la palabra de uno contra la del otro. Es por eso que hay que buscar pruebas más allá, indicios, rastros, huellas psicológicas, elementos con que los EXPERTOS puedan calibrar. Repito la palabra: EXPERTOS. Creo que ni tú ni yo lo somos.

En los años que llevo luchando por mi caso he podido conocer a muchas víctimas de abusos sexuales y participar en varios estudios. De hecho, en unos meses saldrá uno de la Universidad Católica de Chile, con quienes tuve el placer de colaborar. Ayuda bastante conocer las historias de cada una. La inmensa mayoría se da cuenta de lo que sufrió a edades tardías, más allá de los 40. No es que antes lo desconocieran, es que no querían verlo. Es entonces cuando comienza el verdadero proceso: hablar con las autoridades, denunciarlo, contar una y otra vez lo mismo, sortear obstáculos,... Pero siempre aparece alguien que se atreve a opinar sin que nadie le pregunte. "¿Cómo es que no lo denunció antes?", "Si era mayor de edad, ¿es que no se daba cuenta?", "¿Lo habrá hecho por dinero?", "¿No le da vergüenza a sus años?".

Conozco personalmente a Ana y Juan, los padres del caso Gaztelueta. Dudo que haya habido recientemente en España un matrimonio que haya peleado más por su hijo que éste. Y es que no es para menos. Aparte de los hechos ocurridos, han sufrido lo indecible con la actuación del colegio, los alumnos, los profesores y la sociedad en general. Si te sirve de muestra, Álvaro C, pregúntate por qué la familia tuvo que abandonar San Sebastián para acabar viviendo en Logroño. Te aseguro que no fue "para medrar en política".

Puedo asegurar -por conocimiento de causa- que no hay nada más desagradable que dar testimonio una y otra vez sobre lo más íntimo de uno: la sexualidad. Y eso que yo tengo 36 tacos, figúrate un chico que entonces no llegaba a los 18. Imagínate ocultar la historia por años con vergüenza, tratar de suicidarte varias veces, ver como la vida se te escapa entre depresiones... y a la vez tener que estar al 100% para la declaración, no vaya a ser que a alguien no le convenza. Y lo que es peor, gente a la que ni le va ni le viene opinando sobre tu caso "porque no terminan de verlo claro".

Amigo Álvaro C., remítete a los hechos. Si no hubiera pasado nada, ni la Audiencia de Bizkaia hubiera condenado al abusador a 11 años, ni el Tribunal Supremo lo hubiera hecho a 2. Será poco o mucho, pero en España no se sanciona a nadie por haber rezado padrenuestros y avemarías.
Queridos amigos, por comentarios como el texto de Álvaro C. hay niños y niñas que se suicidan cada año. Al trauma que es exponer las vergüenzas ante un tribunal, se suma la maledicencia de la gente ignorante, que se atreve a hablar cuando sólo debería estar acompañando a la víctima. Puedo asegurarles que no he conocido a ni una sola que haya denunciado por gusto o por despecho. No hay nada más horrible que estos procesos.

Ojalá practiquemos más aquello que decía el Señor: "no juzguéis... y no seréis juzgados".

Un abrazo,

MGF




 

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