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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 23 de Octubre de 2020



Me han llamado de la Delegación y te tienes que ir.- La Lectora

 

Acabo de leer el relato de Clic – Clac y quiero aportar alguna idea por si sirve de algo.

 

No es cierto que el Opus no eche a nadie sin razón o no pueda si no hay una causa grave que justifique. En mi caso lo hicieron con estas palabras de la directora, un buen día, en un pasillo del centro donde vivía: “me han llamado de la Delegación y te tienes que ir.” Y me apremiaron a que tenía que ser rápido porque había muchos cambios en el centro en ese momento. En quince días me busqué una casa donde vivir y me fui. El último año había estado enferma y no vengo de una familia de dinero. Siempre cumplí y tenía muy buenas intenciones aunque no me cuadraban las ideas del Opus, ni de cabeza ni emocionalmente, por mucho que me esforzaba. Y mi esfuerzo me llevó a enfermar. Era un bicho raro dentro de aquella locura de normalidad estandarizada y sistema represivo que llevaban. Un año antes había comenzado a exponer que no veía claro mi continuidad y las dudas que tenía, nunca llegué a hacer la fidelidad. No hubo más razones. Yo no les servía, estaba claro. Con signos de enfermedad, un poco rarita por mis pretensiones profesionales, no encajaba y sin dinero, a la calle.

 

Mi historia es lo de menos. Para mí es agua pasada y superada. Integré ese periodo años más tarde y continué. Lo importante era mi vida, no ellos. En cuanto al caso del hijo o hija de tu amiga, le aconsejo que busque asesoramiento psicológico ella. Su hijo o hija lo necesita, pero creo que las personas que se enfrentan a un caso así también. Que busque un buen psicólogo, mejor que un psiquiatra, para afrontar la situación de un hijo que vuelve muy tocado después de haber pasado por una secta. Suena duro, pero es así. La presión psicológica a la que ha estado expuesto es muy fuerte. Seguro que necesita medicación, pero mucho más importante tratamiento con un buen psicólogo. Un profesional que no tenga nada que ver con el Opus.

 

Por mi experiencia te diré que después de marcharme necesité buscar ayuda. Y lo primero que piensas en una situación como esa es que cómo vas a acudir a un psicólogo que no sea del Opus, porque quién te va a entender después de vivir algo semejante. Yo me dejé llevar por familiares y busqué una psicóloga del Opus. La peor experiencia de mi vida. Transmitía tan poca energía, era tan seria y rígida que estoy convencida de que ella era la que tenía depresión y necesitaba ayuda. Creo que no fui más de cinco o seis sesiones. Después de un encontronazo con ella porque llegué minutos tarde (no por gusto sino porque era incapaz de subir a la consulta debido al estado en el que me encontraba y necesitaba tranquilizarme), me levanté, me despedí y pensé “nunca más, nunca más actuar por miedo ni dejarme maltratar”. El miedo es lo que me llevó a elegir a una psicóloga del Opus. Esta experiencia me dio la primera lección: tenía que buscar aquello que yo consideraba bueno para mí según mi forma de ser y de pensar, sin miedo.

 

Años después acudí a un psicólogo diferente y lo primero que pregunté fue: “tengo que hacerte una pregunta, ¿perteneces o tienes alguna relación con el Opus?” Su respuesta me encantó: “No y haces bien en preguntarlo porque si yo fuese del Opus o cercano en ideas a esa institución, no te podría tratar, ¿lo sabes verdad? ¡Ole!, pensé. Mi experiencia ha sido muy buena con profesionales que no tienen nada que ver con el Opus, ni con ningún movimiento religioso de ningún tipo, pero tienen herramientas, conocimientos y la experiencia necesaria para ayudarte. Cuesta encontrar al psicólogo adecuado, pero no es misión imposible.

 

Le aconsejo a tu amiga leer mucho sobre el tema a nivel psicológico y buscar asesoramiento, aunque ella esté bien, necesitará armas para buscar la mejor solución familiar. Es muy difícil ayudar a otro desde el propio ámbito familiar como persona implicada y afectada sin ayuda externa. La familia puede tener muy buenas intenciones, pero la mayoría de las veces no están capacitados para hacerlo, ni tienen que asumir ese papel, y a su vez se convierten en víctimas con su propia problemática.

 

La vida de una persona no se puede cortar en fragmentos. Lo habitual es que lo vivido en la infancia determine muchas de nuestras decisiones futuras. Con esto no quiero decir que los padres y el entorno de nuestros primeros años sean culpables, no se trata de señalar culpables ni de situarse en una postura de víctima o de verdugo, pero cada persona necesita hacer su propia relectura de su historia para encontrar las respuestas que necesita y afianzar su personalidad y su individualidad integrando sus experiencias y sanando las heridas. Que el Opus ha destrozado a gente, lo sabemos todos menos ellos que lo seguirán negando. Lo importante es buscar siempre salidas, no cruzarse de brazos, ni tirar la toalla. Seguro que en este foro le pueden recomendar libros, hay muchos en los que apoyarse.

 

Un saludo a todos,

La Lectora.





Leeros me da mucha fuerza.- Antonia

Buenas tardes a todos, lo primero de todo quería decir para Nacho Fernández, que descanse en paz, he leído  creo casi  todos sus escritos, una persona agradable simpática y muy asequible, desde allí pienso que nos ayudará, le pedimos que nos eche una mano. Nos hace mucha falta.

 

Deciros también que hacía mucho tiempo que no  escribía os leo cada día o sigo pero no es un momento fuerte para mí, no es nada grave pero sí que son circunstancias serías, días intensos. Y desorden. Por eso leeros me da mucha fuerza, aunque os lea a las 11 de la noche. Gracias a todos los que escribís y aportáis tanto pues nos abren la mente y los ojos.

 

Hoy me quedé perpleja leyendo el segundo escrito de este hij@ que llega destrozado a su casa, me imagino cómo estará esa familia, es como para volverse loco, es una pena tremenda que haya gente que haya enfermado tanto y que luego se lavan las manos ahí dentro. Todo mi apoyo y cariño para esos padres para esa familia en general que no sabrán ni para dónde tirar con la actitud de este hij@.

 

También quería comentar lo del escrito de cómo es la confesión del numerario aunque aquí parezca  versión chiste, pero que te  haces  una idea el control tan absoluto que hay de la  intimidad de la persona y así es más fácilmente manipulable. Hace poco nos dijeron en una charla sobre la confesión que éramos muy libres de confesarnos con quién queramos pero eso  es  con la boca pequeña porque si se enteran de que te has confesado con otro sacerdote, se te cae la peluca: “eso es de muy mal espíritu y está tomando el camino de la perdición” dijeron. ¡Toma ya! ¡Viva la libertad!

 

El otro día leyendo a Pareto sobre que le negaron el cambio de director espiritual pienso que esto es otra forma de marear y de hacer sufrir a la gente, ¿dónde está la libertad ? porque debe ser tremendo que una persona te caiga mal porque te  lo   está demostrando  con   frialdad,  indiferencia, mala cara y qué encimas tengas que hablar con ella y contarle de arriba abajo todo lo que te ha sucedido esa semana, vamos eso sí que es para pasarse al enemigo, o salir huyendo.

 

Penoso, lo que he leído también de monseñor Beccio, que como bien dice Guillermez   es para una telenovela y yo pienso cuánta responsabilidad tiene esta gente que está tan arriba y confunden a los de abajo por su mal ejemplo por su vida deshonesta y por su afán de acaparar dinero. Antes de llegar tan lejos, en el mal me refiero, era mejor que se fueran, y dejaran de ser un escándalo para los que creen de verdad.

 

Solo deciros  ya  que otro día con más calma hablaré sobre mí.  Ahora no me encuentro en condiciones de remover cosas pero si qué es cierto que hay mucha incoherencia dentro. Se muestra a las personas de fuera que todo maravilloso pero no es así. Hay acepción de personas,  amor al dinero, rigidez, etc., aunque no todos sean así como he dicho alguna vez. Hay gente muy buena y muy santa... Pero llega un momento en la vida que te toca una de carácter irascible, seca, fría, y con mucho mando sin saber hacer nada, (del hogar me refiero)  y entonces ya se te cae la venda de los ojos porque si al menos ves una disculpa… Saber pedir perdón, rectificar, eso se agradece mucho. Pero hay gente orgullosa que no reconocen que se han equivocado, que no reconocen que han mentido, que no reconocen que han engañado, porque yo con una palabra lo doy todo por perdonado pero no existe esa palabra porque no se rebajan a nadie.  (Aunque es cierto que hay excepciones, pero yo hablo de lo que me ha tocado,  por desgracia, en mi última ciudad).

 

Cómo leí hace unos días en un escrito de  EBE    qué dice... la víctima de Manuel Cociña, Dios es  más grande que está panda de mediocres, y de inútiles diría yo, qué queremos ser como los demás que somos los demás y creo que estamos bastante lejos. Muy lejos.

 

Os dejo por hoy gracias por vuestra paciencia y  por haberme leído.

 

Antonia




 

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