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CORRESPONDENCIA

Viernes, 08 de Enero de 2021

Buenas tardes a todos:

En primer lugar, desearía desearos un nuevo año interesante, ya que las cosas no pintan muy bien, pero seguro que superaremos los obstáculos. También quiero agradecer a quienes han ayudado económicamente para mantener viva esta página que tanto ha ayudado.

Querría hacer una pequeña reflexión sobre la pertenencia a la Obra, especialmente de los célibes, ya que la vida de los casados se desenvuelve con mayor autonomía. Al pitar, se inicia un proceso muy peligroso, con sus ventajas: gran seguridad, ayuda mutua, pero también se entra en proceso que congela la mente, ya no se puede discrepar, sólo la obediencia es camino seguro, debes adaptarte a las ideas y costumbres dictadas por el fundador, que a él le parecieron interesantes, pero al nuevo qué. O sea un mal rollo. La vida ha de vivirse con sus riesgos, no con seguridades. Según mi opinión, la conciencia es el fundamento de la personalidad, y la obediencia un estorbo.

Un saludo.

Rocaberti.

Estimadísima Lgracem,

Solo puedo responderte a lo que preguntas: ¿Qué pensaríamos los numerarios? Lo cual supongo que ya otros te lo habrán dicho en privado.

Puedo decirte lo que pensaba yo, como numerario que era. Intuía todo ese trabajo. Intuía tú, vuestro, esfuerzo. Intuía vuestro cariño, esmero, cuidado. Intuía vuestra entrega (a ese menester... no hablo ahora de la entrega general). Intuía vuestro ajetreo y cansancio. Conocía vuestro horario...

Veía tú, vuestro, buen hacer. Veía ese cuidado y esmero. Me maravillaba. Me enamoraba (literalmente). Me resultaba casi increíble. Atribuía lo sobrenatural de la obra a ese esfuerzo sobrehumano que ahora nos muestras con tanta nitidez, veracidad y sinceridad.

Me preguntaba por qué no podíamos agradecerlo. Por qué no podíamos mostrar esa maravilla en público. Por qué no podíamos decirlo... casi ni siquiera pensarlo. Por qué no podíamos devolverlo más allá del frío cauce telefónico (y del consabido ''rezar por ellas''). Y me resistía a ello. Pero lo consentía.

Tu esfuerzo me alimentó, me cuidó, me limpió y me lavó; me sostenía y por eso te doy gracias. Unas gracias que nunca podrán agradecer todo eso. Porque fuiste tú, con todas las demás, lo único valioso y veraz. Tu esfuerzo, tu entrega a ''eso''. Te pido perdón por no habértelo podido decir en alto, en claro, en fuerte, en viva voz, en medio de todos. Te pido perdón por haber contribuido a ese abuso laboral, vital y personal.

Fuiste la única razón por la que me dio pena irme (aunque en toda lógica no lo impidió). Pero eres también, con lo que ahora expresas como verdadera voz de todas las que fueron -supongo- tus hermanas silenciadas, también una de las principales razones por las que mi marcha es más válida. Eras un regalo de la vida que yo no creo haber merecido, pero que tuve. Por eso solo cabe decirte Gracias de todo corazón.

Has volado como yo -espero- libre como el pájaro que eres y que somos. Solo puedo dedicarte, figuradamente, esta canción que no es mía:

Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no se me habría escapado.
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no se me habría escapado.

Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Y yo...
yo lo que amaba era el pájaro.
Y yo...
yo lo que amaba era el pájaro.

Joxean Artze en Txoria Txori

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