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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 03 de Febrero de 2021



¡¡Estaban verdes!!.- Zartan

Eso es lo que decía la zorra de la fábula de Hisopo o de Esopo al ver que no alcanzaba las uvas. Es lo primero que se me ha venido a la mente al leer la carta del señor Prelado fechada 30 de enero de este año.

Hace ya bastante pasé por fuera de un centro donde viví unos años y me sorprendió ver las ventanas sin cortinas y los vidrios sucios, pensé que lo habrían trasladado de lugar ya que vivir en ese lugar era mas bien sobrevivir. Me alegré.

Después, hace un par de años, un amigo IN me comentó que el centro donde vivía se cerraba y se marcharía a vivir a otro. Me dio un poco de pena porque comprar la casa y arreglarla para convertirla en centro llevó mucho trabajo, en parte también mio.

Como hace un año un sacerdote nume que vive en mi ciudad, me comentó que ya no vivía cerca de mi casa porque los que vivían en dos centros se habían ido a lo que, hasta hacía poco, era un centro de san Rafael. Empecé a escamarme, ni pena ni alegría pero era índice de que las cosas se estaban contrayendo.

La última vez que pasé por la ciudad donde nací, me encontré con un viejo amigo, IN patanegra, viviendo en un club de bachilleres y no era el único ya que todo su centro (gente mas que provecta, casi todos jubilados) se habían ido a morar a este mega-centro. Y la sospecha se había convertido en certeza.

No mantengo un frecuente trato con la Prelatura, no me interesan mucho sus estadísticas pero, a pesar de mi despiste general y lo que proclamen sus páginas güeb, me he dado cuenta de que ya estamos al otro lado del vértice de la parábola: pasó el tiempo de subir y ahora toca bajar como en toda parábola que se precie.

Pero, mi querido señor Prelado (y lo de querido va en serio), la afirmación de
“Esa reducción del número de estructuras -estudiada en la Asesoría Central y en el Consejo General- permitirá mayor agilidad y eficiencia en el trabajo y, también, más atención al cuidado de las personas, al apostolado de cada uno…” es un poco difícil de entender o, para mi es inentendible, ¿cómo es posible que si hay menos personas cuidando de otras, estas últimas estarán mejor y mas cuidadas? O ¿cómo, si un “alguien” en una circunscripción territorial, tiene el doble de personas o iniciativas que dependan de él va a ser mas ágil y eficiente? Muy bruto soy, mi no entender.

Y como no lo entiendo (soy una persona de vida desordenada y a veces poco ejemplar y por eso no entiendo nada de nada), he pensado que -tal vez- lo que se quiere decir, sin decirlo, es que con los numes que tengo no me cuadran los números y hay que reducir el número de montajes mandantes y aterrizar poco a poco en la realidad. Esto es casi como el chiste de la trainera con doce patrones y un remero que, al final, es sustituido porque no rema bastante o no lo hace bien.

Los que pitamos en los dorados sesenta nos estamos volviendo gagá, pero en esos años veíamos que la cosa crecía a ritmo constante, ahora parece que ha cambiado la marea y aunque se repita hasta la saciedad eso de mayor eficiencia y mas atención de las personas… pues que me parece que no hay quien se lo crea. Otra cosa muy distinta hubiese sido un llamado general a amarrarse los machos y gritar que ahora pintan bastos, que hay que apretar todos y en la misma dirección y que, aunque nos estén moliendo a palos, al final vamos a triunfar, vamos a reducir la superestructura, vamos a pasarle la pelota mas a los supers y... esto lo hubiese entendido mejor y hasta me pudiera haber movido a ayudaros (no preocuparse, se me hubiera pasado pronto la idea). Pero ya no es necesario cuidar la coherencia de pensamiento, que los de los años sesenta o estamos ya gagá o nos estamos muriendo o estamos fuera y -los que están dentro- les da igual lo que se les diga, total una mas o una menos qué mas les da.

Mientras no se reconoce el problema no hay manera de solucionarlo, pero esto sé que lo sabéis, lo demás es propaganda de que aquí no pasa nada y estamos mejor que antes, ya que antes no sabíamos que ahora estamos peor y ahora si que lo sabemos, así que estamos mucho mejor (la idea es de Cantinflas pero no la recuerdo literalmente).

En definitiva, que “sus” vaya muy bien con estos cambios, ese es mi deseo (tengo mas).

Un fuerte abrazo desde mi selva aunque rodeado del maldito virus que seguramente está animado por los mandriles.

Zartán de los Nomos

Para los no conocedores de los dichos taurinos o tipicamente españoles:
-amarrarse los machos: prepararse para algo difícil y jodidillo.
-ahora pintan bastos: cuando la suerte ha dejado de sonreirte.
-patanegra: genuino, auténtico, de los de verdad.




Recuerdos.- Maripaz

Queridos amigos de Opuslibros: aunque ya no escribo con regularidad en la Web, la leo siempre, y os tengo muy presentes a cada uno. 

El pasado siempre está ahí con mayor o menor fuerza. 

Personalmente atravieso una etapa de serenidad y sosiego. Después de haber compartido con vosotros mi historia, hace tiempo, y haber hecho borrón y cuenta nueva, creo que he encontrado la paz interior.

Es más; a veces me ocurre que apenas recuerdo nada de lo vivido allí dentro. 

Han pasado 23 años de mi salida y mis recuerdos son difusos, como si los viera a través de una niebla que los hace menos perceptibles. 

Quizá sea una opción que acusa mi mente, como medio de sanación interior.

 

Bien es verdad que viviendo en Navarra, se acrecienta mi posibilidad de reencontrarme con mi pasado por las esquinas. A veces me encuentro con antiguas compañeras de cursos anuales, por ejemplo. Algunas son bastante naturales. Incluso, con una de ellas, me he tomado un chocolate con churros en el mítico Café Iruña. Ambas celebramos el cumpleaños en Enero. Su intención era buena, pero medida y pesada, por la obediencia debida, que mata la naturalidad de la amistad de la manera más cruel.

Nunca más he vuelto a saber de ella. 

Quizá les hayan dicho que deben tratarnos de manera natural, pero siempre desde la óptica de la caridad seca y fría. 

Por mi parte no tengo ningún interés en tratarlas, ni que me traten. 

 

Una  vez en los grandes almacenes, me topé con una numeraria de mis tiempos en Sevilla. La vi con otra chica, ojeando unos vestidos. Al principio tuve la idea de saludarle, pero me dio una enorme pereza y las seguí a lo lejos sin darme a conocer. 

 

Lo último que he observado en el Corte Inglés, a raíz de las rebajas, es ver como las numerarias van de dos en dos, o de tres en tres a comprar.

Mujeres entradas en años, con las mismas características en su vestimenta, y donde una de ellas marca el criterio del dinero que debe gastar cada cual. 

Se les ve comedidas en sus expresiones, tímidas, indecisas... como si estuvieran deseando algo malo.

No he visto en ellas la complicidad de las mujeres que juntas van de rebajas. En general, las féminas, cuando van de compras, ríen felices, se prueban una y otra vez, comprueban precios con enorme bullicio. Incluso bromean ante la posibilidad de no poder comprarse un modelito que vale una pasta gansa.

Las mujeres opus tienden a no mostrar sus sentimientos cuando van de compras. No vaya a ser que se note demasiado la frivolidad de desear cosas terrenas. 

He escuchado cada cosa...

 

También me he reencontrado después de muchos años con numerarios a los que atendí durante mis largos dentro, y que ahí siguen...

Toda una vida dentro con cerca ya de ochenta años. 

Os contaría más chascarrillos de este tipo, pero por hoy ya es bastante.

 

Leyendo a Lgracem en su último escrito, me vienen a la memoria las noches en las que un enamorado venía a cantar debajo de la ventana del dormitorio de su amada. 

Era en Galicia en mi Centro de Estudios.

Por entonces estaba de moda el cantante Raphael y uno de sus éxitos se titulaba: "Yo soy aquel". Bueno, pues cada noche, una voz varonil cantaba: "Yo soy aquel, que cada noche te persigue, yo soy aquel que por quererte ya no vive. El que espera, el que te sueña, el que quisiera ser el dueño de tu amor".

Debía de ser un pobre muchacho de Santiago de Compostela al que le habían birlado  la novia y la intentaba recuperar con aquellas serenatas. Cuando lo comentábamos con las numerarias, no le daban importancia a nuestros ojos, pero estoy segura estarían preocupadas de que la galleguiña en cuestión pudiera darse por enterada.

 

En fin, agradecer, por la parte que me toca, las muestras de agradecimiento de los lectores por los años de dedicación de las numerarias auxiliares. 

Un abrazo para cada uno.

 

Maripaz





Comentario a dos cartitas.- Antonio Moya Somolinos

Hace tiempo prometí en este medio hacer un comentario sobre esa carta de Ocáriz a sus chicos explicándoles lo que son, o lo que él dice que son, o lo que ellos dicen que son, o lo que ellos creen que son. Me refiero a la carta de 28 de noviembre pasado en la que Ocáriz va exponiendo lo que son los distintos tipos de socios-miembros. Ahora sale Ocáriz con un mensaje el 30 de enero sobre una reestructuración territorial de sus efectivos. Como tengo tendencia a enrollarme demasiado, comentaré las dos cartas a la vez, a ver si de esa manera sintetizo un poco.

La carta de 28 de noviembre no pasa de ser un panfletillo en donde aparentemente se dice “más de lo mismo”. Digo aparentemente, porque en OpusLibros no han pasado desapercibidos dos detalles interesantes a los que el propio Ocáriz o los directores del Opus se acogerán cuando haya numerarios sorprendidos por lo que se les avecina sin que ellos lo hayan notado.

Una de las ideas es que los numerarios no tienen por qué vivir en centros (hacer “vida de familia”, como se dice eufemísticamente de puertas para adentro)…



(Leer artículo completo...)



 

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