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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 01 de Abril de 2024



Del trabajo y otros cuentos.- Azulmar

 

DEL TRABAJO Y OTROS CUENTOS

Azulmar, 1/04/2024

 

En el último zoom de Ágora Coloquios, el P. Adelardo nos ha dicho algo que podemos considerar muy serio, y es qué él ha dicho que trabajó sin remuneración para la delegación de la Obra en España, trabajó sin recibir un salario por esa tarea. Esto es algo que todos sabemos sucede, por lo menos así ha sucedido desde que existe el Opus Dei, entiendo que ahora ya se paga por ese trabajo, aunque no se sabe si se paga a todos incluidos oficiales, etc.

El P. Adelardo indicó que no cobró por ese trabajo, que decidió no hacerlo, es claro por este comentario, que las personas de la Obra no conocen de derechos laborales, por que si lo supiera no haría esa declaración, esto muestra también el desconocimiento en que se encuentran algunas personas en la obra, algo que cualquier persona mayor de edad que ha laborado alguna vez sabría.

Artículo completo

 





Zoom del viernes 29 de marzo con Antonio Moya.- Carmen Charo


Entre los temas tratados el viernes 29 de marzo, se comenta que, en la reunión de la semana pasada de los 28 vicarios con el prelado en Roma, “alguno o algunos” no están de acuerdo con la postura de Fernando Ocáriz de no obedecer al Papa ante el cambio que se avecina. Optan, como es lógico, por obedecer a la Iglesia antes que a la institución. 
 

 

 





Ágora Coloquios también en Podcast.- Claudia Carrero

 

Estamos subiendo podcasts a la plataforma Spotify

Hablamos con la periodista Paula Bistagnino

  

También en YouTube

“El Opus Dei y la comunicación institucional”





Entrevista ex numeraria auxiliar irlandesa.- Agustina

 

Habla la mujer irlandesa que participó en la investigación del Financial Times

 

 Entrevista original en inglés, en RTE, radio irlandesa

 

Transcripción en español  

Ann Marie Allen tenía 15 años cuando se inscribió en un curso de formación en una escuela de restauración dirigida por el Opus Dei. A los 16 años se había convertido en "numeraria auxiliar" dentro de la organización. Durante sus años en el Opus Dei, trabajó desde primera hora de la mañana hasta última hora de la tarde en lugares como la residencia de estudiantes de la organización en Galway, cocinando y sirviendo comidas, lavando ropa y limpiando habitaciones....



(Leer artículo completo...)




Situaciones dolorosas y poco sanas en el seno de la Iglesia.- Aloevera


Orquestados en torno al culto al fundador, es el caso de algunos de los nuevos movimientos eclesiales fundados en el siglo XX

¿Fracasan las intervenciones religiosas y movimientos por situaciones de abuso?

30.03.2024| Pbro. Juan Manuel Ribeiro

“Expongo aquí algunas apreciaciones y sugerencias que espero puedan colaborar para repensar caminos que ayuden a remediar situaciones dolorosas y poco sanas que se han generado en la comunidad de la Iglesia en estas instituciones que, buscando preservar la Fe, terminaron ideologizándola y tomaron formas sectarias más que eclesiales”.

Estas comunidades religiosas, describe Ana Lourdes Suárez (2022), se caracterizan por ser espacios de “control, sumisión, pérdida de autonomía, arbitrariedad, son algunos de los aspectos que emergen en cada una de las narrativas. Relatos de órdenes absurdas acatadas bajo el mantra “el que obedece nunca se equivoca”. Abusos de poder y de conciencia que generan sumisión emocional y afectiva. Pérdidas de autonomía que llevan a la infantilización.

 

Artículo completo en Religión Digital

 





Traducción del reportaje del Financial Times.- Carlos Olivares

 

LOS DIARIOS DEL OPUS DEI

Por Antonia Cundy

Reportera de investigaciones especiales del Financial Times

 

Cómo se obligó a niñas de todo el mundo a prestar décadas de extenuante servicio a la secta católica secreta Opus Dei.

Habían pasado más de 40 años desde que Anne Marie Allen vivía y trabajaba en Ballyglunin Park, pero todavía tomaba el camino de servicio hasta la casa.

Aparcamos a la sombra de la gran mansión gris y un joven salió para llamarnos desde el fuerte viento irlandés. Anne Marie me dedicó una pequeña y tensa sonrisa.

La familia del hombre compró la propiedad hace unos años y poco a poco la fue restaurando a su antiguo esplendor. Pero todavía no habían tocado los sótanos ni el ruinoso patio anexo del establo. Eso es lo que habíamos venido a ver. Nos condujo escaleras abajo, hacia un laberinto de habitaciones que olían como si estuvieran bajo tierra. “Aquí abajo era como una película de terror”, dijo.

Reportaje completo

 





Yo estuve con Gómez, pero no en Colombia.- Pez

Me refiero al artículo en que Gómez relata sus experiencias en el Opus Dei colombiano años ha, y a los comentarios que ha suscitado por parte de Mediterráneo. Creo que yo estuve en el mismo Opus Dei que Gómez, aunque en España años 70. Me explico. Tras pedir la admisión (ver mi reciente escrito “Acoso y derribo: historia de un infanticidio”) pasé dos años como adscrito al Centro de Estudios y otros dos como residente del mismo, que externamente, ya se sabe, era un Colegio mayor-Residencia de estudiantes patrocinada de algún modo por la Universidad. La verdad es que había buen ambiente cultural y se procuraba potenciar actividades de nivel para atraer así a los universitarios. Conferencias con prestigiosos empresarios, científicos de primer orden, catedráticos de universidad y hasta incluso cantantes de relumbrón como la mismísima Mª Dolores Pradera, (que santa gloria haya). Había los sábados noche un cine-club con películas muy bien escogidas y de amplia temática: “Queimada”, “El Séptimo sello” (un buen peñazo…) Casablanca… Romeo y Julieta (de Zeffirelli) y -lo siento, Mediterráneo- “Lejos del mundanal ruido” (que creo que, efectivamente, tocó la fibra romántica a más de uno, yo entre ellos), otras más ligeras como “El baile de los vampiros” de Polanski o la famosa ”Hello Dolly”. Y muchas otras que acompañadas de un buen coloquio eran formativas y atractivas apostólicamente.

Anexa a la sala de estudio había una buena biblioteca, básicamente de buenos clásicos españoles y extranjeros, antiguos y modernos: recuerdo haber leído allí a todo Delibes, Cela, Lorca… y muchos otros. Eso sí, no había marxistas ni existencialistas ni similares. Entre los numerarios (casi ochenta, eso eran tiempos gloriosos) éramos muchos los lectores empedernidos, aunque no todos, y las consultas al encargado, que era el cura, eran fructíferas y nada ñoñas. En el centro se recibía un cierto número de periódicos y revistas prestigiosas, al alcance de cualquiera, residente o no, numerario o no. Igualmente había una sala de música bien dotada, aunque era muy difícil usarla porque siempre estaba usándose para otras cosas, pero recuerdo ponernos de acuerdo varios numerarios para ocuparla a determinada hora en fines de semana para oír jazz, los días laborables no se debía usar. Todo este ambiente de cultivo intelectual era potenciado por un Consejo local de alto nivel también, con sus doctorados simples o dobles, como el cura.

Cuando fui después a un centro de san Rafael el ambiente cultural era acorde al público adolescente, bastante más sencillito todo, pero la menguada biblioteca no era mala. Siempre me sentí libre para leer libros, consultando antes claro, en el salón u oyendo música clásica. No me faltaron correcciones fraternas por poner el Watermusic de Haendel en aquellos cassetes mientras arreglaba mi cuarto el sábado (no había administración) o por pasar demasiado tiempo leyendo el periódico (¿para qué se compraba?) cuando empleaba en ello los veinte minutos de espera al comedor, desde que llegaba de mi trabajo. Me especificó mi fraterno corrector que ese tiempo lo podía emplear en hacer la lectura espiritual y del Evangelio… Yo pensé que esas normas las haría cuando me viniera bien. Sí que fui a museos siempre que pude o quise, solo o acompañado. Y no estaba mal visto, al contrario. Respecto a la belleza de los centros que he conocido… ninguno me pareció lujoso, quizás de casa bien, con cierta elegancia algo pasada de moda. Mi casa actual, un adosado de tres plantas con un jardín no muy grande, me parece mucho más bello que muchos centros. Las casas de retiro en cambio sí me aparecieron casi siempre exageradamente ostentosas, a la vez que incómodas muchas de ellas. Castelladaura Mas… ufff, Can Nadal… Y el edificio de la Delegación de Barcelona eso sí era un palacio con jardín enorme, arboleda y piscina en el barrio más caro de Barcelona, muy cerca de dónde vivió la Hija del rey de España. Aunque los muy cucos hacían entrar a la gente desde una calle lateral (Monederos) a través del garaje, a unas pequeñas salitas de recepción, con fotos antiguas de unos señores que resultaban ser los padres de Escrivá. (viva la humildad del curita aragonés).

Lo que sí fue cambiando con los años fue el personal, los numerarios. Empecé a notar la desaparición de muchos de los que creían en que el Opus Dei iba a cristianizar el mundo de la cultura así como la progresiva dominación del espíritu clerical y de los prelatureitors, las notas de Roma cada vez más cortantes y estrictas… la clericalización del Opus Dei y el descenso raudo del número de vocaciones, hasta que me empezaron a impedir leer libros fundamentales para mi profesión: mal mirado por leer escritos de Newton en público (La “Óptica”, ¡por Dios!), corrección fraterna por leer libros de Galileo, (justo cuando Juan Pablo II acababa de entonar el mea culpa de la Iglesia por el “affaire Galileo “)y la prohibición de leer a Einstein “porque es ateo”. A mí, doctor en Ciencias… Con eso, otras cositas y la falta total de cariño… duré poquito.

Respecto a la Admón-Sección femenina, nada puedo decir. Ignorancia total del mal trato que se daba a las nax: sólo en alguna ocasión el secretario del centro nos dijo que había que recortar gastos y entre otras razones nos contó que a la Administración se le pasaba una cantidad muy considerable de dinero porque estaban muy bien pagadas. Tal cual… aunque suene asombroso eso es lo que nos decían. Parece que todo era mucho más duro para ellas. Siempre estuve muy contento con la comida que nos servían, aunque no era lujosa sino la normal; salvo los días grandes, que se “soltaban el pelo” (y muy bien). Por eso cuando afirma Gómez: “ya ven ustedes que el Opus Dei que me tocó a mí en los años 70 en Colombia era un Opus Dei lleno de belleza, poesía, literatura, música, arquitectura, pintura, moda y comportamiento elegante y sofisticado. Tal vez hoy no sea así, pero en esos tiempos lo fue.” Yo lo suscribo, para la sección de varones y para aquellos años en España. Y me lo avala el testimonio de un famoso ingeniero catalán, de los primeros que fueron a Colombia, regresado a España a mediados de los 80.

Acabo con anécdota risible. Nos convocó el director del Centro de estudios para anunciarnos que iríamos por riguroso turno a que nos hiciera examen médico un prestigioso médico agregado. Que no olvidáramos decirle que nos mirara si pensábamos que podríamos tener fimosis (anomalía del prepucio que si es demasiado estrecho no permite asomar el glande y puede producir determinados problemas). Eso es muy adecuado en chavales jóvenes y lo hacían también en la Mili, como es lógico. Pues muy bien. Al acabar se hicieron circulitos en torno a los encargado de hacer los turnos. Un recién incorporado al centro de estudios preguntó a unos cuantos que estábamos allí, qué era eso de la fimosis. Un estudiante de medicina se lo explicó en términos médicos y el chaval no entendió nada. Yo, medio muerto de risa le dije a lo bestia: “Pues te mirará el pito a ver si descapullas bien“ (capullo es el término vulgar español, no especialmente obsceno, para el glande). Al día siguiente corrección fraterna por obscenidades… Empecé a ver la corrección fraterna con otros ojos.

Pez.





Belleza y poesía en el Opus Dei de los 70.- Gómez

Agradezco a Mediterráneo y a Desde-las-Quintas que me hayan puesto al día en asuntos de belleza en el Opus Dei. Creo que no me equivoqué de institución. Me hicieron dudar y sospeché que tal vez había sido jesuita o carmelita descalzo. O mejor, Caballero de la Virgen, que son los que se llevan hoy el puesto número uno en belleza de sus templos, seminarios, uniformes, bandas militares y jardines.

Fui numerario del Opus Dei entre 1968 y 1979, con etapa previa como chico de san Rafael y posterior como cooperador. Hoy no tengo ninguna relación con la Obra. En cuanto al wiski sí hablo del Johnnie Walker Sello Negro. El Azul no se conocía en este tiempo. Del caviar no tengo los pormenores de marca ni de precio. Solo sé que era caviar en galletas saltinas. Y en cuanto a que la media no diera, les aclaro que no tenía nada que ver con lo que administraba la Administración, sino con lo que nuestro director, que se codeaba con la aristocracia de la inteligencia y que anulaba matrimonios de millonarios, conseguía como obsequio. Cuando yo viví en esa Ingará que ustedes ven como una estancia de la Tierra de la Fantasía, el mismo director consiguió por el mismo camino tres bicicletas. Alguna vez me quejé por algo, y él me dijo «¿para quién crees que conseguí las bicicletas?». Eran para que yo pudiera practicar mi deporte favorito, el ciclismo, sin necesidad de pedir prestados los caballitos de acero o pagar alquiler, como lo venía haciendo.

Para completar mi lista, hablaré un poco más del numerario David Mejía. Era director de la revista «Arco», cuyo formato recordaba a «Nuestro Tiempo», pero cuyo contenido era más de literatura y poesía que de asuntos filosóficos o teológicos. Por allá pasaron los escritores más importantes de la época. Una de sus amigas era la cantante lírica Carmiña Gallo, que grabó seis discos de música clásica y de música folclórica colombiana, con la Orquesta Filarmónica de Bogotá y con el patrocinio de la OEA, y fue docente en el Conservatorio de la Universidad Nacional. Con su esposo, Alberto Upegui, uno de los mejores amigos del numerario poeta Mejía, creó las Clásicas del Amor, compañía coral que difunde la música latinoamericana incluidos los boleros, la cumbia y el vallenato en versiones sinfónicas. Pues bien, para que ustedes lo sepan, no pocas veces la cantante Carmiña Gallo llevó su bella voz de soprano a las tertulias de san Rafael en Ingará, y no pocas veces formó parte de los actos académicos y culturales de la Universidad de la Sabana.

Los estudiantes de la década del 80 enloquecían en esas presentaciones en el Teatro Ástor Plaza, una suerte de auditorio provisional de esa obra corporativa, en la que el numerario poeta Mejía era decano. La tradición de la música lírica se ha conservado y puede verse en los actos académicos actuales. Mejía escribió y publicó varios libros y artículos de poesía, literatura e historia; fue columnista del periódico «El Mundo», de Medellín; tenía carro con chofer; vestía como dandi; olía a Old Spice de Shulton; oía música clásica; recitaba; cantaba «Cuando salí de Cuba, dejé mi vida, dejé mi amor / Cuando salí de Cuba, dejé enterrado mi corazón…», y aparte de lo dicho en mi entrega anterior, era miembro del PEN Club, en el que se relacionó con algunos premios Nobel, Príncipe de Asturias y Cervantes. Todo ello, combinado con sus cargos internos, como director regional y local y, en sus últimos años (murió en el 2002), como decano en la Universidad de la Sabana.

Las películas «Dos mujeres» y «Lejos del mundanal ruido» realmente fueron proyectadas en Ingará, para los numerarios que allí vivían, siendo director el poeta Mejía. Cuando había alguna película bella, culturalmente interesante, en los cines de Bogotá, que algún numerario quería ver, podía fácilmente recibir autorización para hacerlo. Cuando algún numerario quería leer un libro del que aún no se tenía calificación interna ni reseña, podía hacerlo, con la recomendación de pasar por escrito cualquier inquietud. Si se trataba de un libro como «El Capital», de Marx, que estaba en el Index, se le facilitaba la recensión, que incluía el texto original y las llamadas a pie de página con las aclaraciones correspondientes. No había tanta hostilidad hacia la lectura, como dicen ustedes que hubo luego.

Y sin ánimo de agotar el tema, nada tan bello como el «Adorote devote» que cantábamos los numerarios en Navidad, durante los cursos anuales en Guaycoral. Era un coro de entusiastas y afinados barítonos que proyectaban sus voces perfectamente sincronizadas para que la cámara sonora constituida por la altura del techo del oratorio hiciera las veces de foso teatral y permitiera ese revoloteo del vientre que transmiten las más bellas experiencias de la vida. Justamente en esa época de Navidad, rezábamos la Novena de Aguinaldo, una bella pieza poética compuesta por el ecuatoriano fray Fernando de Jesús Larrea (¿les suena?) en el siglo XVIII y completada en años posteriores por la poeta Bertilda Samper Acosta, conocida como la madre Ignacia, de La Enseñanza. Es una tradición cultural que se repite cada diciembre en todos los hogares y empresas del país. Tan bella que la rezan por igual creyentes, agnósticos y ateos, bien como experiencia religiosa, bien como experiencia cultural. En Guaycoral hacíamos lo propio, con coro acompañado de guitarra, maracas y panderetas. ¡Qué belleza!

En la repartición de regalos de Navidad, lo que sucedía, como es costumbre en el país, el 24 de diciembre por la noche, cada regalo era acompañado de un poema que recitaban don Quijote y Sancho Panza, de tal manera que la repartición constituía una suerte de teatro con diálogos perfectamente construidos en estrofas de cuatro versos octosílabos con rima del segundo con el cuarto, no como las canciones de Shakira, en las que todo rima con todo sin métrica ni medida. Los actores hacían su trabajo perfectamente caracterizados como el Caballero de la Triste Figura y su fiel escudero. Solo hacían falta Rocinante y el Rucio, que no se conseguían por ahí a esas horas.

Como dice alguno de ustedes, creo que me estoy divirtiendo demasiado, pero todo lo que digo aquí es verdad, y si las cosas ya no son así, qué lástima.

Gómez





Acoso y derribo: historia de un infanticidio.- Pez

 

Acoso y derribo: historia de un infanticidio

Pez, 1/04/2024

 

Hace uno meses, mirando el calendario de junio, de repente he visto la fecha aniversario del día en que pedí la admisión ¡hace cincuenta años! (sí, soy madurito, sí). Nunca se me olvidó ese día, aunque tampoco me he dedicado a recordarlo. Pero creo que es interesante contaros como fue.

1.Detección de la presa. Mi primer contacto con el "lado oscuro" fue a través de unos cursillos de "Técnicas de estudio" que organizaba la "Asociación de amigos de la Universidad de Navarra" en mi pequeña ciudad de provincias. En un pequeño pisito bien arreglado, unos rozagantes y exóticos universitarios procedentes de Aralar-Pamplona impartían las charlas y actividades a siete chavales como yo, en el último curso de Bachillerato. Consiguieron nuestras referencias a través de algún contacto en nuestros colegios. La verdad es que poco debíamos necesitar esas "técnicas" pues al conocernos nos dimos cuentas que todos éramos buenos estudiantes con muy buenas calificaciones…



(Leer artículo completo...)




La Obra está en nuestras manos.- Ana Azanza

Estimados amigos,

felices Pascuas a todos. Me dirijo a Gómez, ¡claro que te leo!, narras hechos históricos, das fechas, nombres, lugares. lo que oficialmente nunca harán. Curiosamente "la obra está en nuestras manos", me refiero a la verdadera historia, la triste, la dramática, la trágica historia del invento en el que dejamos media vida y la conciencia. Nunca van a reconocer que fue una estafa quienes de ella viven.

Así que te leo con interés y me alegro cada vez que salen intervenciones con color y realismo como la tuya.

Lo que apuntas sobre el gobierno colombiano, corrupción y narcotráfico, no te creas que en España andamos muy alejados de ambas lacras. Mucho consumidor de sustancias entre las élites y mucho robo de dinero público, ambas son tendencia. No sé si la diferencia con tu país es solo de grado y que alguna que otra vez hay quien pisa la cárcel.

En cuanto a los tiempos dorados que relatas del Opus tropical del altiplano, sería interesante para contrastar completar que alguna ex numeraria colombiana de la misma época relatara sus impresiones. No creo que hubiera ministras ni aprendizas de Frida Kahlo en los centros femeninos. Más bien administradoras, directoras, buscadoras de niñas para los internados que favorecieran ese mundo tuyo que nos describes, culto, selecto, intelectual de políticos y artistas.

Siendo idéntica melodía, culto al líder y obediencia rendida, hay variaciones sobre el mismo tema. Gracias a Opuslibros.org he aprendido en estos 22 años que no es lo mismo haber sido numerario que numeraria. Las diferencias se agrandan cuando retrocedemos en la historia.

Las primeras en su mayoría no tenían carrera universitaria. Pamplona, años 90: las numes mayores de 50 habían sido todas directoras, también de Asesoría, y administradoras. Punto. De esa edad para abajo empezaban a menudear las licenciadas en teología, filosofía, Derecho, enfermeras, científicas...y de esas muchas lo habían dejado para dedicarse a "trabajos internos". De esos que no perciben sueldo ni cotizan a la seguridad social. Delitos todos en nombre de Dios, a Dios no le vas a reclamar sueldos, horarios, estatuto de los trabajadores. En 2012 una jueza española estimó que afirmar esto que es vida de nuestra vida porque todos servimos gratis hipotecando nuestro futuro, son calumnias y aquí se publicó. Son realidades, pero da igual, la verdad jurídica va por un lado, el del poder, y la verdad histórica por el suyo, el de nuestras desgracias que afectaron esa parte de nuestra vida y posterior.

Lo que ya no me cabe en la cabeza es que habiendo acumulado montaña de tropelías gracias a la puesta en común realizada, sigan defendiendo el "carisma". ¿Carisma de qué? ¿de estafar a la gente en nombre de la divinidad? truco tan viejo como el género humano. Una vez más y bajo otros ropajes volvemos a caer en él. No aprendemos.

A estas alturas ellos continúan en su track, el de las public relations y salvar los muebles. Me cuesta aceptar y así lo expreso que nosotros apoyemos el lavado de cara una vez comprobado que no caben más desgracias ni más mentiras en un cuerpo.

Por ello bienvenidas tus contribuciones que levantan los velos, alejan las leyendas y mitos "ad hoc" y nos ayudan a poner los pies en la tierra.

Gracias Gómez.

Saludos

Ana Azanza




 

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