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Dos Sacerdotes Contemporaneos: Agua y Aceite

A. L., 10-2-2003

 

Hace tiempo que me fui del Opus Dei y quisiera compartir en este espacio algunas reflexiones sobre lo distinto que se puede ser dentro mismo de la Iglesia Católica. La etiqueta de “Santidad”, después de san Escribá, para muchos católicos será un título nobiliario eclesial con poco asidero en una vida de santidad regida por el Amor cristiano.

Hacia el año 1987, un año después de haberme ido del Opus - decisión que tardé en tomar por inmadurez psicológica y verdadero terror a la condenación eterna -, sentí la necesidad de vincularme espiritualmente con algún grupo de mentalidad Abierta - normal - dentro de la Iglesia.

Asi fue como a través de un pariente conocí al movimiento de Schoensttat donde participe durante un año de distintas charlas y sacramentos. Luego por cuestiones de la vida deje de frecuentarlos y es bueno aclarar que durante ese año me senti muy a gusto con ellos; nadie me molesto para que me comprometiera con el grupo, ni para que fuera o dejara de ir.

En aquellos días pude leer la vida del Fundador de Schoensttat y eso me dio vuelta la cabeza ya que se trataba de un cura más viejo que Escribá pero con una historia de vida totalmente diferente. Esto me golpeó mucho porque recuerdo que me lamenté durante un tiempo de no haber conocido en su momento Schoensttat en lugar del Opus. El enojo se me fue cuando advertí que Dios me amaba más que antes y que el paso por el Opus había sido necesario para que yo pudiera valorar el aspecto amoroso y misericordioso de Dios Padre.

Sólo quiero compartir con ustedes aspectos muy positivos que recuerdo del Padre Kentenich.

1. Nació en una familia muy humilde. Nunca se preocupó por borrar esta circunstancia de su historia ni comprar títulos nobiliarios.

2. Durante su época de Seminario, tuvo una fuerte crisis de fe que somatizó con una enfermedad física prolongada. Escrivá decía que el nunca había dejado de dudar, como si esto fuera un mérito propio.

3. Nunca aludió haber tenido “revelaciones extraordinarias ” y mucho menos “apariciones”. Escrivá y su entorno desparramaban estas “versiones” para fortalecer la convicción de que el opus era obra de Dios...

4. En 1914, junto a un grupo de seminaristas funda Schoensttat y habla de "nosotros" como primum Inter Pares. Escribá “vio” el opus dei, él solito.

5. Durante la segunda guerra mundial, estuvo prisionero 3 años en Alemania en el campo de concentración de Dachau por haber hablado claramente contra terrorismo de estado implantado por el nazismo y cualquier método de manipulación personal. Mientras tanto su colega Escribá ya disfrutaba de la cercanía de poder con el general Franco.

6. Los grupos de religiosas y laicos, fueron iniciativas de la misma gente que iba al Santuario y gestaron - con su apoyo - sus propias reglas. Luego son ellos mismos los que confirman a Kentenich en su rol de Padre espiritual del Movimiento. Escribá impuso lo que “vio”: la sección femenina, masculina, los curas y las obras corporativas....

7. Hacia el año 47 varios sacerdotes del movimiento se opusieron a ciertos lineamientos de kentenich y le presentaron su renuncia. El se las rechazó y les pidió ayuda para que juntos pudieran resolver las diferencias. Igual que Escriba, que cuando alguien elegía un salero diferente a su capricho era eyectado automáticamente a su pueblo natal....

8. Cerca del año 1950 Pio XII le pide que abandone el Movimiento y es exiliado en USA. El largo exilio de 14 años tuvo como razón principal la visión que Kentenich tenía sobre el rol activo de la mujer en la sociedad y en la Iglesia. Mientras Escribá se las pasaba chupándole la medias a Pio XII y sometiendo a toda su prole a una actitud permanente de pleitesía virreinal.

9. Murió en 1968, tres años después en que Juan XXIII y Pablo VI le levantaran la pena. No tuvo resentimiento contra la jerarquía ni habló nunca mal de nadie. Escrivá decía que Pablo VI era el mismo demonio y lo insultaba diariamente en la época del vaticano II.

10. Todas las personas individualmente y cada grupo –o seccion– de Schoenstatt pueden elegir que los dirijan sacerdotes del Movimiento o no. De hecho, las monjas de ese movimiento hace años que eligieron curas que no son del mismo palo. Escrivá prohibió -y así continua siendo actualmente- que cualquier miembro del opus se confiese con curas que no sean del opus. Si un numerario lo hiciera, le estaría prohibido comulgar por una semana.

11. Este hombre –que yo sepa– ni fue Beatificado por el Vaticano. Escriba ya es “santo”.

Seguramente Kentenich habrá tenido muchas cosas criticables que desconozco, pero su talante siempre fue el de una persona noble que nunca quiso imponer su voluntad a martillazos.

Dos hombres contemporáneos tan distintos. Uno siguió el modelo de la Libertad y el otro el de la Esclavitud. Uno nos llena de Esperanza, el otro de consternación.

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