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EN DEFENSA DE ALGUNOS PSIQUIATRAS DEL OPUS

FISCHER, 29 de junio de 2005

 

En el último correo que enviamos Brian y yo se incluía una referencia del Vademecum de Consejos locales que describe cómo habrá que poner los medios para que el psiquiatra del Opus informe a los directores de todo lo que se ha tratado en la consulta a la que acuda un agregado, supernumerario o numerario (perdonad que haya cambiado el orden habitual de miembros al que nos acostumbraron a todos...)

Hará ya unos años, me cambiaron de centro y me asignaron a una persona para que hiciera su confidencia conmigo. No voy a dar más detalles para salvaguardar su intimidad. El hecho es que en ese momento, esta persona acudía a un psiquiatra de prestigio del Opus en nuestra ciudad. Un día, me agarra uno de los directores de más arriba y me pide -"por favor"- que, en la siguiente charla, le pregunte al individuo en cuestión acerca de todo lo que le contó al psiquiatra. Transcribo más o menos la conversación (por cierto: como en lo de los resúmenes de las tertulias con el padre, "nada es literal"):

Director - Oye, Fischer, necesitamos saber si XXX le ha contado al psiquiatra algún detalle en concreto del tema WWW, ya sabes... necesitamos la información para la delegación.

Fisher - Si ya me lo ha contado, pero es que son cosas de fuero interno. Hablad con el psiquiatra. Es el doctor YYY, supernumerario de toda la vida...

Director- Ya le hemos preguntado. Pero se ha puesto "borde" con el rollo ese del secreto profesional y no quiere decirnos nada tampoco.

Fischer- pues yo mucho menos, tío

Director- pues la dirección de almas es colegial. Tienes que informarnos.

Fischer- lo siento. no voy a hacerlo

Director- pues así no puedes seguir llevando charlas de gente de casa

Fischer- haz lo que creas que debes hacer. Pero antes pasaréis todos por encima de mi cadáver, ¿queda claro u oscuro?

En resumen: desobedecí. No les conté nada. No me removieron del CL... por un tiempo. Más adelante sí. Pero a ese pobre hombre le asignaron ensiguida a otro numerario "más fiel" para hacer su "confidencia".

Tengo que reconocer públicamente que yo no habría tenido "arrestos" para decirle a ese director lo que le dije si no me hubiera animado el ejemplo de ese psiquiatra, supernumerario sí, pero honrado y profesional también, que tuvo la fuerza para superar la presión de la delegación y negarse a romper el secreto profesional con uno de sus pacientes.

Quede esto dicho para descargo de algunos pocos psiquiatras de la obra que conozco los cuales, renunciando a los beneficios que les proporcionaría un mercado cautivo de gente de la obra enferma, se siguen negando a romper el secreto profesional. Lo puedo corroborar. Mientras, -y también lo puedo corroborar-, otros psiquiatras de la obra están literalmente amasando fortunas personales gracias a su falta de escrúpulos y a su fiel connivencia con los directores.

Y que les quede clarísimo a todos los que se rasgan las vestiduras estos días por los comentarios que hacemos en relación al affaire Polaino, esa información médica, compuesta de confidencias intimas hechas a un médico colegiado en la consulta psiquiatrica, queda perfectamente recogida en fichas personales con gran lujo de detalles.

Esas fichas, que no se destruyen ni siquiera tras la salida de la obra de todos nosotros, siguen siendo leídas y consultadas en oscuros archivos accesibles a unos pocos mandamases del establishment opusino. Sin ningún derecho legal. Sin ningún derecho médico. Sin ningún derecho espiritual.

Y no os quede ninguna duda, a los que pasasteis por las manos de uno de esos psiquiatras chivatos, que esos oscuros personajes van a utilizar la información de esas fichas contra vosotros si tienen la ocasión. Sobran testimonios en esta web y en varios libros que se incluyen en el apartado de publicaciones prohibidas.

 

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