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PARA DAR CIRUELAS, PREFIERO SER CIRUELO

JAVIER-Ottokar, 9 de julio de 2004

 

Me ha parecido excelente el escrito de Melqui, "¿Qué es lo fundamental?" (8-jul-04), porque constituye un paso adelante muy importante en la labor de desenredar la madeja socio-jurídico-teológica que ha ido liando el Opus Dei a lo largo de su historia. Creo que entre todos en esta web comenzamos a desentrañar la paradoja instrínseca que subyace a la supuesta "peculiaridad" del Opus Dei. Efectivamente, si ya tenemos ciruelos, el olivo lo querremos para dar olivas. ¿Tiene sentido un olivo que reclame un trato especial en una huerta de ciruelos... para dar también ciruelas...?!!

Que el asunto no es baladí lo reconoce el mismísimo Pedro Rodríguez, decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Reflexionando sobre el Opus Dei como realidad eclesiológica, escribe lo siguiente:

"Después del Concilio Vaticano II especialmente, puede decirse que la Iglesia uiversal y las Iglesias particulares han quedado comprometidas de una manera aún más explícita con ese mensaje de santidad y apostolado. Podría pensarse -hipotéticamente- que la proclamación tan formal y pública por parte de la Iglesia, de este núcleo del mensaje del 2 de octubre de 1928 hace ya superfluo el Opus Dei en la Iglesia." ("El Opus Dei en la Iglesia", Ed.Rialp, pag.35)

O sea, que "podría pensarse...". (Siempre que uno esté dispuesto a pensar, claro...).

A continuación Pedro Rodríguez justifica porqué eso no es así, porqué el Opus Dei no resulta superfluo:

"Pero sería ésta una manera abstracta de pensar, que al desententenderse de lo real, se le escapa la realidad de la Iglesia histórica, el modo propio de la Iglesia de Cristo, que no es "racionalista", sino comunional y diversificado. Por eso, más bien sucede lo contrario: que esa proclamación por el Concilio y la apertura de la Iglesia toda al mensaje de que hablamos confiere a esa parte de la Iglesia que es el Opus Dei - y a cuantos han contribuido a que esa verdad se difundiera y proclamara - una especial responsabilidad respecto de la totalidad de la "communio", en el orden de la ejemplaridad y de la dedicación a la misión" (op.cit., pag.35)

Es decir, que a dar ciruelas, pero siendo un olivo. Porque pensar otra cosa sería "desentenderse de lo real", y pretender que el modo propio de la Iglesia fuera "racionalista".

¿Queda claro?

Y, entonces como se pregunta Melqui, ¿qué es lo que constituye la "peculiaridad", lo específico de este "olivo que da ciruelas"?. Pues nos responde en esta ocasión otro peso pesado de la teología de la Obra, el vicairo general de la prelatura y número dos, Mons. Fernando Ocáriz:

"Son muy clarificadores los conceptos usados aquí por el Beato Josemaría: la vocación al Opus Dei recoge, acoge, encauza la entrega o dedicación a Dios y a los demás que es reclamada por la vocación cristiana; lo único que se añade de peculiar es, precisamente, el cauce: que esa dedicación se lleva a cabo formando parte de una concreta institución de la Iglesia (el Opus Dei): con una determinada espiritualidad y con unos precisos medios formativos y apostólicos, adecuados a la condición de fieles corrientes o sacerdotes seculares de los miembros; medios por los que se encauzan peculiares fuerza y auxilio para el cumplimiento de la misión" (op.cit., pag.172)

Concluimos, pues, que lo peculiar es el "cauce". Si además de la "espiritualidad y medios formativos y apostólicos" forma parte o no del "cauce" todas las normas, reglas, criterios, etc. recogidos en glosas y vademecums, no lo sabemos...

¿Es lo fundamental el "cauce", entonces? Las cosas no son tan simples... Sigamos leyendo al vicario general:

"La diversidad de miembros en el Opus Dei, es decir su diversa disponibilidad para dedicarse a las actividades institucionales del Opus Dei, no deriva de una diversidad de vocación peculiar, pues participar de un modo u otro en esas actividades no es lo más importante -ni lo sustancial - de la pertenencia al Opus Dei, del ser Opus Dei. Lo más importante en el Opus Dei - por decirlo de algún modo - no es lo institucional, sino aquello a cuyo servicio está lo institucional: la vida cristiana, libre y responsable, de cada uno de sus miembros" (op.cit., pag.197)

De todo lo anterior concluyo:

- La específicidad de la "vocación" al Opus Dei la constituye "el cauce"
- Sin embargo, lo fundamental no es lo "institucional", sino aquello a cuyo servicio está lo institucional: la vida cristiana, libre y responsable de cada uno.

Pues saben lo que les digo: que por mí pueden tirar a la basura vademecums, glosas y criteriologías varias, porque para este viaje no hacían falta alforjas. Para dar ciruelas prefiero ser ciruelo.


 

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