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 Tus escritos: Lucha de clases en el Opus Dei.- E.B.E.

040. Después de marcharse
ebe :

 

A riesgo de meterme en donde no me han llamado, quería hacer una reflexión sobre el correo de Mercy, la respuesta de Agustina y también el correo de Azofaifa.

Uno de los signos de superación de la experiencia «Opus Dei» es la «no identificación» con quienes fuimos en el pasado. En parte fuimos un personaje y en parte fuimos nosotros mismos que creímos de buena fe. Digo «un personaje» porque en muchos casos fuimos lo que no queríamos ser e hicimos cosas que iban contra nuestra conciencia en razón de la «santa obediencia».

Cada uno hace lo que puede y nadie progresa a fuerza de voluntad (Dios nos libre de más voluntarismos...). Pero también se puede contribuir como también se puede obstaculizar ese progreso.

Hoy a mí no me molesta en absoluto si alguien de «adentro» o de afuera (ex o no ex) dijera que los numerarios son todos unos señoritos, soberbios, caprichosos o estúpidos. Ya no me identifico más con el numerario que fui, lo cual no quiere decir que no reconozca mi pasado. ¿Y con el «ex-n» que soy? Bueno, aquí está el problema más importante...



Diferencio entre lo que hice a conciencia y lo que hice en razón del personaje que es todo numerario (aunque no lo quiera reconocer el numerario en cuestión). ¿Tengo algún mérito por ello, soy acaso «superior» a quienes se siguen identificando con su «clase» o categoría de miembro pasada, ya fuera agregado, supernumerario o numerario? En absoluto.

Como una fiebre que se pasa, como una alergia que desaparece. No hay méritos ni superioridades. Pero a la fiebre se la puede empeorar o se la puede tratar (a su causa, más que a su efecto, claro).

Creo que las dos cosas que ayudan más en esta superación es la vida de todos los días, tan distinta de la vida en «la Obra» y una buena psicoterapia.

***

Pero, ¿qué es una «ex-nax»? ¿qué es un «ex-n»? La verdad es que no lo sé, porque para mí las categorías de «nax» o «n» hoy no significan nada, y hablar de «ex-n» no es una referencia que me sirva de nada ni que me oriente en mi vida.

Dicho de otra forma, «ex-nax» y «ex-n» es una categoría vital (viva, actual) sólo para quienes ser «nax» o «n» sigue siendo algo válido. En la medida en que el Opus Dei tenga un valor referencial en la propia vida. Son categorías que no significan nada para quien considera que el Opus Dei no tiene ningún valor actual en su vida.

Como no me considero «ex-n», entonces tampoco las críticas que alguien dirigiera hacia los «ex-n» me influyen en algo. No me considero «ex-n», pero tampoco niego el pasado. Estuve en el Opus Dei, pero ya no estoy. Y no me considero «ex-n» porque para eso el Opus Dei debería tener un valor, una entidad real, que le diera cuerpo a esa referencia. Si no actual, al menos un valor en el pasado. Pero ni eso.

No soy «ex-n». Soy de nuevo el mismo.

He recuperado quien era, antes de llevar el disfraz de numerario. ¿Considero entonces que nunca tuve vocación? No, considero que el Opus Dei nunca fue una institución genuina. Fue un fraude.

¿Soy totalmente de nuevo el mismo? No del todo. Hay mucho por recuperar y mucho por deshacer, mucho lastre. Eso se logra con psicoterapia, no veo otra solución, porque el problema es psicológico, no espiritual.

***

La ridiculización de las «ex-nax», de los «ex-n», etc. no es un asunto de uno sino un problema de dos: de quien critica y de quien se identifica con la crítica.

Por eso, Mercy, creo que lo que más te puede hacer daño no es lo que alguien diga acerca de las «nax», y menos aún de las «ex-nax», sino que tú te identifiques con las nax y con las «ex-nax» todavía. Y lo mismo para el caso de quienes fueron supernumerarios o agregados o numerarios. Da lo mismo, la «clase social» dentro del Opus Dei es lo de menos, el problema es general.

Quien critica a las «nax» o «ex-nax» lo hace con la mentalidad propia de quien sigue «adentro», aunque sea «ex». ¿Que había numerarios que criticaban a las nax? Por supuesto (aunque la mayoría no era así). Pero para seguir criticando a las nax como entonces (el ex que critica a las «ex-nax» es el mismo que antes criticaba a las «nax»), hay que seguir identificándose con (por ejemplo) el numerario que se era entonces. Ese que critica a las nax nunca se ha ido y sigue siendo el mismo de siempre. Pobre infeliz.

Otro ejemplo: si yo siguiera pensando y expresando que «los supernumerarios no se enteran de nada» y lo dijera con el mismo sentido con que «la elite» (desde consiliarios, directores, hasta numerarios y agregados comunes) criticaba a «la tropa» (como así llama Escrivá a los supernumerarios en su libro «Camino»), entonces seguiría siendo el numerario que en algún momento fui. El aspecto clasista dentro del Opus Dei lo impulsó Escrivá y a él se debe la «lucha de clases» que pueda existir entre los diferentes tipos de miembros. Pero esa crítica se da dentro de una sociedad muy particular: en el Opus Dei y en ningún lugar más.

Las superioridades e inferioridades que son propias de la «estratificación social» del Opus Dei deberían quedar allí y no llevarlas dentro de uno mismo nunca más, si es que uno quiere realmente superar la experiencia fraudulenta que es el Opus Dei.

Y lo mismo se aplica en sentido contrario.

Estaban quienes criticaban a las «nax» (como verás, Mercy, la terminología interna trato de ponerla entre comillas porque no quiero incorporarla más a mi vocabulario como palabras de uso corriente) pero también estaban quienes las trataban como si fueran seres de otro planeta, cosa que es irse al otro extremo. Entonces, si siguiera identificándome con la mentalidad de «la Obra» me dispondría a escribir este mail con una artificiosidad y unos cuidados «ya que Mercy fue nax». ¿Y eso qué tiene que ver ahora? Exactamente. Si hiciera eso, sería un signo de mi continuidad dentro de la mentalidad de numerario: seguiría «adentro».

Para mí, sin conocerla para nada, Mercy es una mujer que habla de su experiencia pasada como «nax» pero que hoy no es para nada «nax» ni yo soy «n».

Si se quiere ver lo penoso que es el personaje que encarna sus miembros, basta leer los mails de quienes escriben en estos días en defensa del Opus Dei. En cuanto se toma conciencia de ello, la «no identificación» surge más fácil, porque ese personaje no es más atractivo como era entonces. Al contrario, es repelente, es raro, es extraño.

Para hablar y dar testimonio del fraude sufrido gracias al Opus Dei, no es necesario reencarnar el personaje pasado. Basta con tener buena memoria y mantener la distancia, no sea que uno quede atrapado nuevamente, aunque se haya salido hace muchos años.

E.B.E.




Publicado el Monday, 25 February 2008



 
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