Bienvenido a Opuslibros
Inicio - Buscar - Envíos - Temas - Enlaces - Tu cuenta - Libros silenciados - Documentos Internos

     Opuslibros
¡Gracias a Dios, nos fuimos
Ir a la web 'clásica'

· FAQ
· Quienes somos
· La trampa de la vocación
· Contacta con nosotros si...
· Si quieres ayudar económicamente...
· Política de cookies

     Ayuda a Opuslibros

Si quieres colaborar económicamente para el mantenimiento de Opuslibros, puedes hacerlo

desde aquí


     Cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para obtener datos estadísticos de la navegación de nuestros usuarios y mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información aquí

     Principal
· Home
· Archivo por fecha
· Buscar
· Enlaces Web
· Envíos (para publicar)
· Login/Logout
· Ver por Temas

     Login
Nickname

Password

Registrate aquí. De forma anónima puedes leerlo todo. Para enviar escritos o correos para publicar, debes registrarte con un apodo, con tus iniciales o con tu nombre.

     Webs amigas

Opus-Info

NOPUS DEI (USA)

ODAN (USA)

Blog de Ana Azanza

Blog de Maripaz

OpusLibre-Français

OpusFrei-Deutsch


 Tus escritos: La fe-en-espera.- Heraldo

040. Después de marcharse
heraldo :

Mi escrito La fe después de la Obra está redactado desde mi propia experiencia de fe y va dirigido principalmente a quienes se mantienen en ella después de haber dejado la Obra tras un largo periodo. Comprendo que no resulte comunicativo a quienes han abandonado la fe cristiana y mantienen ahora una postura agnóstica o atea. Para unos y otros mi más profundo respeto por el misterio del hombre que cada uno representa.

 

En ese escrito formulé el concepto de fe-en-espera, que ha suscitado comentarios que aconsejan una ampliación de mi punto de vista. Como se ha puesto de manifiesto, la problematicidad de este concepto deriva de su desvinculación con la práctica sacramental... 



 
  1. Entiendo la fe-en-espera como una situación esencialmente provisional. Ciertamente, la espera se refiere principalmente al juicio de Dios, que se resolverá en la ultimidad de nuestra vida. Se trata de una fe fundida con la esperanza. Pero la fe-en-espera no puede excluir de suyo ni positivamente la práctica sacramental, pues atentaría contra su integridad y no podría mantenerse como tal. Ocurre más bien a la inversa: al abandonar la práctica sacramental, la fe adquiere la modalidad de fe-en-espera. Es aquella modalidad de la fe que se resiste a desaparecer aún cuando se deje de acudir a la principal fuente de la gracia, pues en cuanto tal (como fe) no puede dejar de estar abierta y abocada a la plenitud de la vida cristina que se expresa de modo eminente, en esta vida, en la práctica sacramental. Por tanto, aunque la fe-en-espera se refiere principalmente al definitivo juicio de Dios sobre nuestra vida, se abre y refiere también a la práctica sacramental, aunque sólo sea de modo implícito o indeterminado. Es evidente que si sigo creyendo en Jesucristo eucarístico, no puedo excluir positiva ni definitivamente la comunión sacramental. Por otra parte, la provisionalidad es coherente con la naturaleza misma de la fe y la esperanza, virtudes esencialmente provisionales que desaparecerán en la otra vida.

 

  1. ¿Qué circunstancia puede dar lugar a la suspensión de la práctica sacramental sin renunciar a la fe? Existen por lo menos dos motivos generales comunes. El primero de ellos es el simple bloqueo psicológico que experimentan algunos ex miembros por todo lo religioso que tenga que ver con la institucionalidad de la Iglesia (Misa, confesión, etc.). Tal bloqueo puede llegar a ser muy prolongado. Por psicológico que sea, no por ello deja de tener manifestaciones virulentas. Para algunos, por ejemplo, la asistencia a Misa puede convertirse en una verdadera tortura.

 

El otro motivo es haber abrazado alguna situación de vida con la que se contraviene la moral aceptada; situaciones de vida que no se quiere o no se pueden abandonar, y que impiden la recepción de los sacramentos, en concreto la confesión y la comunión. Son los casos de la unión libre, la unión con una persona divorciada y la práctica homosexual. En todos estos casos cabe conserva la fe íntegramente, viéndose como en un callejón sin salida, en una disyuntiva rotunda entre la felicidad terrena y la práctica sacramental a la que la fe aboca.

 

  1. ¿Qué “espera” quien está en la situación de fe-en-espera? Ante todo la misericordia de Dios, la salvación, pero también una eventual “solución” intrabiográfica del problema, como pueden ser la disolución del bloqueo psicológico, alcanzar una declaración de nulidad, la muerte del cónyuge legítimo, etc. Para el caso de personas que viven en pareja homosexual la situación es algo más complicada pero no imposible.

 

  1. La situación de fe-en-espera tiene antecedentes claros en la doctrina de la Iglesia. Por ejemplo, Juan Pablo II, hacia el final de la Carta Apostólica Familiaris Consortio, se dirige a los fieles en situaciones “irregulares”, que no pueden ser recibidos en la práctica sacramental, con las siguientes palabras: que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida. Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la Misa, a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, a educar a los hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios. La Iglesia rece por ellos, los anime, se presente como madre misericordiosa y así los sostenga en la fe y en la esperanza.

 

  1. El pasaje citado pone de manifiesto dos cosas importantes. Por una parte, practicar la fe no se concreta sólo en la vida sacramental; tiene otras dimensiones, entre las que destacan la oración y los actos de amor al prójimo. La fe-en-espera no es enteramente una fe sin obras. La fe es vivida entonces en oración y con señalados actos de justicia y fraternidad. Pero ese pasaje manifiesta, además, que la Iglesia mira con amor y esperanza esa situación imperfecta de la fe en cuanto apertura a la posibilidad de un triunfo final de la fe misma.

 

Es evidente que para muchos la experiencia de la Obra ha estado revestida de condiciones traumáticas que impactan en todas las dimensiones de la vida: la salud física y psíquica, las dimensiones profesional y social de la persona, la integridad espiritual. Las consecuencias en cada uno son muy variables, y parecen depender más de las condiciones de cada uno que en la objetividad de ciertos hechos y del tiempo que se permaneció en la Prelatura. Me ha sorprendido, por ejemplo, el efecto devastador en lobisome, que dejó la Obra a la temprana edad de 20 años.

 

Por desgracia, el Opus Dei no se ocupa (a veces ni siquiera mínimamente) de quienes han dejado la Prelatura, salvo que tengan dinero que aportar. Tales situaciones de desamparo, inestabilidad y crisis no pocas veces dan lugar a intentos de solución apresurados y equívocos, debido a las dudas que en esos momentos de confusión ensombrecen las más profundas convicciones. Esos momentos se convierten a veces en largas temporadas y pueden prolongarse hasta el final de la vida. El grado de perplejidad suele ser proporcional al grado de importancia que se le concedía al vínculo con la Obra. Por ejemplo, yo dejé la Obra pensando que mi vida había terminado, y que sólo intentaba sobrevivir. No había ni el menor asomo de ilusión por nada distinto. Y aunque parezca paradójico, no sólo no me sentí deprimido sino que fui superando a gran velocidad una empecinada depresión que venía arrastrando por décadas. No obstante, mi situación existencial estaba completamente en el aire y no sabría decir si ya ha comenzado a tomar tierra.

 

Desde esta perspectiva, es invaluable la ayuda que ha representado y continúa representando Opuslibros, y otras iniciativas como vuelalibre.org, como iniciativas que suplen en parte tanta irresponsabilidad e ingratitud. La Obra se refugia en la cómoda idea de que los culpables, sin concesiones, fuimos nosotros, y que ella es la buena madre abandonada. En definitiva, para un observador neutral no es difícil comprender que la separación de la Obra da lugar frecuentemente a situaciones de difícil valoración moral en las que la fe se ve obligada a quedar en situación de fe-en-espera, cuando se ha tenido la suerte de superar la tentación del agnosticismo.

 

No quiero terminar sin añadir que no pretendo erigirme en maestro o guía de nadie, sino simplemente ofrecer mi punto de vista, derivado de mi personal experiencia y de largas conversaciones con personas que han atravesado o atraviesan circunstancias semejantes. Es más, escribir en Opuslibros es algo que hago principalmente para ayudarme a mí mismo, aunque también con el deseo de ayudar a otros, precisamente a quienes puedan encontrar eco en mis palabras. Yo también he recibido una ayuda enorme de otros escritos. Mi nick “heraldo” es completamente casual y no obedece en modo alguno a que me considere un mensajero de nada ni de nadie.

 

Heraldo




Publicado el Wednesday, 03 December 2008



 
     Enlaces Relacionados
· Más Acerca de 040. Después de marcharse


Noticia más leída sobre 040. Después de marcharse:
El arte de amargarse la vida.- Paul Watzlawick


     Opciones

 Versión imprimible  Versión imprimible

 Respuestas y referencias a este artículo






Web site powered by PHP-Nuke

All logos and trademarks in this site are property of their respective owner. The comments are property of their posters, all the rest by me

Web site engine code is Copyright © 2003 by PHP-Nuke. All Rights Reserved. PHP-Nuke is Free Software released under the GNU/GPL license.
Página Generada en: 0.221 Segundos